Área de Supervivencia para el Alma
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2ª parte Capítulo 1. El Caballero de la Armadura Oxidada
EL DILEMA DEL CABALLERO (SEGUNDA PARTE)
De mala gana, el caballero intentó
quitarse el yelmo pero, ¡no se movió!. Tiró con más fuerza. Estaba muy
enganchado. Desesperado, intentó levantar la visera pero, por desgracia,
también estaba atascada. Aunque tiró de la visera una y otra vez, no consiguió
nada.
El caballero caminó de arriba abajo con
gran agitación. ¿Cómo podía haber sucedido esto? Quizá no era tan sorprendente
encontrar el yelmo atascado, ya que no se lo había quitado en años, pero la
visera era otro asunto. Lo había abierto con regularidad para comer y beber.
Pero bueno, ¡si la había abierto esa misma mañana para desayunar huevos
revueltos y cerdo en su salsa!.
Repentinamente, el caballero tuvo una
idea. Sin decir adónde iba, salió corriendo hacia la tienda del herrero, en el
patio del castillo. Cuando llegó, el herrero estaba dándose forma a una
herradura con sus manos.
- Herrero - dijo el caballero - tengo
un problema.
- Sois un problema, señor - dijo
socarronamente el herrero, con su tacto habitual.
El caballero, que normalmente gustaba
de bromear, arrugó el entrecejo.
- No estoy de humor para tus bromas en
estos momentos. Estoy atrapado en esta armadura - vociferó, al tiempo que
golpeaba el suelo con el pie revestido de acero, dejándolo caer accidentalmente
sobre el dedo gordo del pie del herrero.
El herrero dejó escapar un aullido y,
olvidando por un momento que el caballero era su señor, le propinó un brutal
golpe en el yelmo. El caballero sintió tan sólo una ligera molestia. El yelmo
ni se movió.
- Inténtalo otra vez - ordenó el
caballero, sin darse cuenta de que el herrero le había golpeado porque estaba
enfadado.
- Con gusto - dijo el herrero,
balanceando un martillo en venganza y dejándolo caer con fuerza sobre el yelmo
del caballero. El yelmo ni siquiera se abolló.
El caballero se sintió muy turbado. El
herrero era, con mucho, el hombre más fuerte del reino. Si él no podía sacar al
caballero de su armadura, ¿quién podría?.
Como era un buen hombre, excepto cuando
le aplastaban el dedo gordo del pie, el herrero percibió el pánico del caballero
y sintió lástima.
- Estáis en una situación difícil,
caballero, pero no os deis por vencido. Regresad mañana cuando yo haya
descansado. Me habéis cogido el final de un día muy duro.
Aquella noche, la cena fue difícil.
Julieta se enfadaba cada vez más a medida que iba introduciendo por los
orificios de la visera del caballero la comida que había tenido que triturar
previamente. A mitad de la cena, el caballero le contó a Julieta que el herrero
había intentado abrir la armadura, pero que había fracasado.
-¡No te creo, bestia ruidosa! -Gritó al
tiempo que estrellaba el plato de puré de estofado de paloma contra su yelmo.
El caballero no sintió nada. Sólo
cuando la salsa comenzó a chorrear por los orificios de la visera, se dio
cuenta de que le habían dado en la cabeza. Tampoco había sentido el martillo
del herrero aquella tarde. De hecho, ahora que lo pensaba, su armadura no le
dejaba sentir apenas nada, y la había llevado durante tanto tiempo que había
olvidado cómo se sentían las cosas sin ella.
El caballero se entristeció mucho
porque Julieta no creía que estaba intentando quitarse la armadura. El herrero
y él lo habían intentado, y lo siguieron intentado durante días, sin éxito.
Cada día el caballero se deprimía más y Julieta estaba cada vez más fría.
Finalmente, el caballero admitió que
los esfuerzos del herrero eran vanos.
-¡Vaya con el hombre más fuerte del
reino! ¡Ni siquiera puedes abrir este montón de lata! - gritó con frustración.
Cuando el caballero regresó a casa,
Julieta le chilló:
- Tu hijo no tiene más que un retrato
de su padre, y estoy harta de hablar con una visera cerrada. No pienso volver a
pasar comida por los agujeros de esa horrible cosa nunca más. ¡Este es el
último puré de cordero que te preparo!
- No es mi culpa si estoy atrapado en esta
armadura. Tenía que llevarla para estar siempre listo para la batalla. ¿De qué
otra manera, si no, hubiera podido comprar bonitos castillos y caballos para ti
y para Cristóbal?
- No lo hacías por nosotros - argumentó
Julieta, ¡Lo hacías por ti!.
Al caballero le dolió en el alma que su
mujer pareciera no amarlo más. También temía que, si no se quitaba la armadura
pronto, Julieta y Cristóbal realmente se marcharían. Tenía que quitarse la
armadura, pero no sabía cómo.
El caballero descartó una idea tras otra
por considerarlas poco viables. Algunos planes eran realmente peligrosos. Sabía
que cualquier caballero que se plantease fundir su armadura con la antorcha de
un castillo, o congelarla saltando a un foso helado, o hacerla explotar con un
cañón, estaba seriamente necesitado de ayuda. Incapaz de encontrar ayuda en su
propio reino, el caballero decidió buscar en otras tierras.
“En algún lugar debe de haber alguien
que me pueda ayudar a quitarme esta armadura”, pensó.
Desde luego, echaría de menos a Julieta,
Cristóbal y el elegante castillo. También temía que, en su ausencia, Julieta
encontrara el amor en brazos de otro caballero, uno que estuviera deseoso de
quitarse la armadura y de ser un padre para Cristóbal. Sin embargo, el
caballero tenía que irse, así que, una mañana, muy temprano, montó en su
caballo y se alejó cabalgando. No osó mirar atrás por miedo a cambiar de idea.
Al salir de la provincia, el caballero
se detuvo para despedirse del rey, que había sido muy bueno con él. El rey vivía en un grandioso
castillo en la cima de una colina del barrio elegante. Al cruzar el puente
levadizo y entrar en el patio, el caballero vio al bufón sentado con las
piernas cruzadas, tocando la flauta.
El bufón se llamaba Bolsalegre porque
llevaba sobre su hombro una bolsa con los colores del arco iris, llena de
artilugios para hacer reír o sonreír a la gente. Había extrañas cartas que
utilizaba para adivinar el futuro de las personas, cuentas de vivos colores que
hacía aparecer y desaparecer y graciosas marionetas que usaba para divertir a
su audiencia.
- Hola, Bolsalegre - dijo el caballero
- He venido a decirle adiós al rey.
El bufón miro hacia arriba.
- El rey se acaba de ir.
No hay nada que él os pueda decir.
- ¿Adónde ha ido? - preguntó el
caballero.
- A una
cruzada ha partido.
Si lo esperáis, vuestro tiempo habréis
perdido.
El caballero quedó decepcionado por no
haber podido ver al rey y perturbado por no poder
unirse a él en la cruzada.
- Oh - suspiró. Podría morir de
inanición dentro de esta armadura antes de que el rey llegara. - quizás no le
vuelva a ver nunca más.
El caballero sintió ganas de dejarse
caer de su montura pero, por supuesto, la armadura se lo impedía.
- Sois una imagen triste de ver.
No con todo vuestro poder, vuestra
situación podéis resolver.
- No estoy de humor para tus
insultantes rimas - ladró el caballero, tenso dentro de su armadura - ¿No
puedes tomarte los problemas de alguien seriamente por una vez?.
Con una clara y lírica voz, Bolsalebre
cantó:
- A mí los problemas no me han de afectar.
Son oportunidades para criticar.
- Otra canción cantarías si fueras tú
el que estuviera atrapado aquí - gruñó el caballero.
Bolsalegre continuó:
- A todos, alguna armadura nos tiene
atrapados.
Sólo que la vuestra ya la habéis
encontrado.
- No tengo tiempo de quedarme y oír tus
tonterías. Tengo que encontrar la manera de salir de esta armadura.
Y dicho esto, el caballero se dispuso a
partir, pero Bolsalegre le llamó:
- Hay alguien que puede ayudaros,
caballero, a sacar a la luz vuestro yo verdadero.
El caballero detuvo su caballo
bruscamente y, emocionado, regresó hacia Bolsalegre.
- ¿conoces a alguien que me pueda sacar
de esta armadura? ¿Quien es?
- Tenéis que ver al mago Merlín, así
lograréis ser libre al fin.
- ¿Merlin? El único Merlin del que he
oído hablar es el gran sabio, el maestro del Rey Arturo.
- Si. Si, el mismo es.
Merlín solo hay uno, ni dos ni tres.
- ¡Pero no puede ser! -Exclamó el
caballero - Merlin y el rey Arturo vivieron hace muchos años.
Bolsalegre replicó:
- Es verdad, pero aún vive ahora. En
los bosques el sabio mora.
- Pero esos bosques son tan grandes...
dijo el caballero - ¿cómo lo encontraré ahí?
Bolsalegre sonrió.
- aunque muy difícil ahora os parece.
Cuando el alumno está preparado, el maestro aparece.
- Ojalá Merlín apareciera pronto. Voy a
buscarlo a él - dijo el caballero.
Estiró el brazo y le dio la mano a
Bolsalegre en señal de gratitud, y por poco le tritura los dedos del bufón con
el guantelete.
Bolsalegre dio un grito. El caballero
soltó rápidamente la mano del bufón.
- Lo siento.
Bolsalegre se frotó los magullados
dedos.
- Cuando la armadura desaparezca y
estéis bien. Sentiréis el dolor de los otros también.
- ¡Me voy! - dijo el caballero.
Hizo girar su caballo y, abrigando
nuevas esperanzas en su corazón, se alejó galopando.
De mala gana, el caballero intentó
quitarse el yelmo pero, ¡no se movió!. Tiró con más fuerza. Estaba muy
enganchado. Desesperado, intentó levantar la visera pero, por desgracia,
también estaba atascada. Aunque tiró de la visera una y otra vez, no consiguió
nada.
El caballero caminó de arriba abajo con
gran agitación. ¿Cómo podía haber sucedido esto? Quizá no era tan sorprendente
encontrar el yelmo atascado, ya que no se lo había quitado en años, pero la
visera era otro asunto. Lo había abierto con regularidad para comer y beber.
Pero bueno, ¡si la había abierto esa misma mañana para desayunar huevos
revueltos y cerdo en su salsa!.
Repentinamente, el caballero tuvo una
idea. Sin decir adónde iba, salió corriendo hacia la tienda del herrero, en el
patio del castillo. Cuando llegó, el herrero estaba dándose forma a una
herradura con sus manos.
- Herrero - dijo el caballero - tengo
un problema.
- Sois un problema, señor - dijo
socarronamente el herrero, con su tacto habitual.
El caballero, que normalmente gustaba
de bromear, arrugó el entrecejo.
- No estoy de humor para tus bromas en
estos momentos. Estoy atrapado en esta armadura - vociferó, al tiempo que
golpeaba el suelo con el pie revestido de acero, dejándolo caer accidentalmente
sobre el dedo gordo del pie del herrero.
El herrero dejó escapar un aullido y,
olvidando por un momento que el caballero era su señor, le propinó un brutal
golpe en el yelmo. El caballero sintió tan sólo una ligera molestia. El yelmo
ni se movió.
- Inténtalo otra vez - ordenó el
caballero, sin darse cuenta de que el herrero le había golpeado porque estaba
enfadado.
- Con gusto - dijo el herrero,
balanceando un martillo en venganza y dejándolo caer con fuerza sobre el yelmo
del caballero. El yelmo ni siquiera se abolló.
El caballero se sintió muy turbado. El
herrero era, con mucho, el hombre más fuerte del reino. Si él no podía sacar al
caballero de su armadura, ¿quién podría?.
Como era un buen hombre, excepto cuando
le aplastaban el dedo gordo del pie, el herrero percibió el pánico del caballero
y sintió lástima.
- Estáis en una situación difícil,
caballero, pero no os deis por vencido. Regresad mañana cuando yo haya
descansado. Me habéis cogido el final de un día muy duro.
Aquella noche, la cena fue difícil.
Julieta se enfadaba cada vez más a medida que iba introduciendo por los
orificios de la visera del caballero la comida que había tenido que triturar
previamente. A mitad de la cena, el caballero le contó a Julieta que el herrero
había intentado abrir la armadura, pero que había fracasado.
-¡No te creo, bestia ruidosa! -Gritó al
tiempo que estrellaba el plato de puré de estofado de paloma contra su yelmo.
El caballero no sintió nada. Sólo
cuando la salsa comenzó a chorrear por los orificios de la visera, se dio
cuenta de que le habían dado en la cabeza. Tampoco había sentido el martillo
del herrero aquella tarde. De hecho, ahora que lo pensaba, su armadura no le
dejaba sentir apenas nada, y la había llevado durante tanto tiempo que había
olvidado cómo se sentían las cosas sin ella.
El caballero se entristeció mucho
porque Julieta no creía que estaba intentando quitarse la armadura. El herrero
y él lo habían intentado, y lo siguieron intentado durante días, sin éxito.
Cada día el caballero se deprimía más y Julieta estaba cada vez más fría.
Finalmente, el caballero admitió que
los esfuerzos del herrero eran vanos.
-¡Vaya con el hombre más fuerte del
reino! ¡Ni siquiera puedes abrir este montón de lata! - gritó con frustración.
Cuando el caballero regresó a casa,
Julieta le chilló:
- Tu hijo no tiene más que un retrato
de su padre, y estoy harta de hablar con una visera cerrada. No pienso volver a
pasar comida por los agujeros de esa horrible cosa nunca más. ¡Este es el
último puré de cordero que te preparo!
- No es mi culpa si estoy atrapado en esta
armadura. Tenía que llevarla para estar siempre listo para la batalla. ¿De qué
otra manera, si no, hubiera podido comprar bonitos castillos y caballos para ti
y para Cristóbal?
- No lo hacías por nosotros - argumentó
Julieta, ¡Lo hacías por ti!.
Al caballero le dolió en el alma que su
mujer pareciera no amarlo más. También temía que, si no se quitaba la armadura
pronto, Julieta y Cristóbal realmente se marcharían. Tenía que quitarse la
armadura, pero no sabía cómo.
El caballero descartó una idea tras otra
por considerarlas poco viables. Algunos planes eran realmente peligrosos. Sabía
que cualquier caballero que se plantease fundir su armadura con la antorcha de
un castillo, o congelarla saltando a un foso helado, o hacerla explotar con un
cañón, estaba seriamente necesitado de ayuda. Incapaz de encontrar ayuda en su
propio reino, el caballero decidió buscar en otras tierras.
“En algún lugar debe de haber alguien
que me pueda ayudar a quitarme esta armadura”, pensó.
Desde luego, echaría de menos a Julieta,
Cristóbal y el elegante castillo. También temía que, en su ausencia, Julieta
encontrara el amor en brazos de otro caballero, uno que estuviera deseoso de
quitarse la armadura y de ser un padre para Cristóbal. Sin embargo, el
caballero tenía que irse, así que, una mañana, muy temprano, montó en su
caballo y se alejó cabalgando. No osó mirar atrás por miedo a cambiar de idea.
Al salir de la provincia, el caballero
se detuvo para despedirse del rey, que había sido muy bueno con él. El rey vivía en un grandioso
castillo en la cima de una colina del barrio elegante. Al cruzar el puente
levadizo y entrar en el patio, el caballero vio al bufón sentado con las
piernas cruzadas, tocando la flauta.
El bufón se llamaba Bolsalegre porque
llevaba sobre su hombro una bolsa con los colores del arco iris, llena de
artilugios para hacer reír o sonreír a la gente. Había extrañas cartas que
utilizaba para adivinar el futuro de las personas, cuentas de vivos colores que
hacía aparecer y desaparecer y graciosas marionetas que usaba para divertir a
su audiencia.
- Hola, Bolsalegre - dijo el caballero
- He venido a decirle adiós al rey.
El bufón miro hacia arriba.
- El rey se acaba de ir.
No hay nada que él os pueda decir.
- ¿Adónde ha ido? - preguntó el
caballero.
- A una
cruzada ha partido.
Si lo esperáis, vuestro tiempo habréis
perdido.
El caballero quedó decepcionado por no
haber podido ver al rey y perturbado por no poder
unirse a él en la cruzada.
- Oh - suspiró. Podría morir de
inanición dentro de esta armadura antes de que el rey llegara. - quizás no le
vuelva a ver nunca más.
El caballero sintió ganas de dejarse
caer de su montura pero, por supuesto, la armadura se lo impedía.
- Sois una imagen triste de ver.
No con todo vuestro poder, vuestra
situación podéis resolver.
- No estoy de humor para tus
insultantes rimas - ladró el caballero, tenso dentro de su armadura - ¿No
puedes tomarte los problemas de alguien seriamente por una vez?.
Con una clara y lírica voz, Bolsalebre
cantó:
- A mí los problemas no me han de afectar.
Son oportunidades para criticar.
- Otra canción cantarías si fueras tú
el que estuviera atrapado aquí - gruñó el caballero.
Bolsalegre continuó:
- A todos, alguna armadura nos tiene
atrapados.
Sólo que la vuestra ya la habéis
encontrado.
- No tengo tiempo de quedarme y oír tus
tonterías. Tengo que encontrar la manera de salir de esta armadura.
Y dicho esto, el caballero se dispuso a
partir, pero Bolsalegre le llamó:
- Hay alguien que puede ayudaros,
caballero, a sacar a la luz vuestro yo verdadero.
El caballero detuvo su caballo
bruscamente y, emocionado, regresó hacia Bolsalegre.
- ¿conoces a alguien que me pueda sacar
de esta armadura? ¿Quien es?
- Tenéis que ver al mago Merlín, así
lograréis ser libre al fin.
- ¿Merlin? El único Merlin del que he
oído hablar es el gran sabio, el maestro del Rey Arturo.
- Si. Si, el mismo es.
Merlín solo hay uno, ni dos ni tres.
- ¡Pero no puede ser! -Exclamó el
caballero - Merlin y el rey Arturo vivieron hace muchos años.
Bolsalegre replicó:
- Es verdad, pero aún vive ahora. En
los bosques el sabio mora.
- Pero esos bosques son tan grandes...
dijo el caballero - ¿cómo lo encontraré ahí?
Bolsalegre sonrió.
- aunque muy difícil ahora os parece.
Cuando el alumno está preparado, el maestro aparece.
- Ojalá Merlín apareciera pronto. Voy a
buscarlo a él - dijo el caballero.
Estiró el brazo y le dio la mano a
Bolsalegre en señal de gratitud, y por poco le tritura los dedos del bufón con
el guantelete.
Bolsalegre dio un grito. El caballero
soltó rápidamente la mano del bufón.
- Lo siento.
Bolsalegre se frotó los magullados
dedos.
- Cuando la armadura desaparezca y
estéis bien. Sentiréis el dolor de los otros también.
- ¡Me voy! - dijo el caballero.
Hizo girar su caballo y, abrigando
nuevas esperanzas en su corazón, se alejó galopando.
Natha- Buen usuario
Re: Área de Supervivencia para el Alma
Si sigo asi acabarè poniendo un ramo de rosas en mi avatar.
JAJAJAJAJAJ que gracia .....pues si te apetece pon el ramo de rosas, o solo a las mujetes nos gustan las flores?????
yo te regalo un LOTO
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luztransparente- Buen usuario
Re: Área de Supervivencia para el Alma
luztransparente escribió:subí ayer un video pero parece q paso algo lo vuelvo a subir es de pablo neruda me encanta
Gracias Luz, me encantan todos tus aportes!! :flower:
Natha- Buen usuario
Re: Área de Supervivencia para el Alma
Nathalia escribió:Poemas poemas poemas... haaaaaa...
La Loba (Gonzalo Rojas)Unos meses la sangre se vistió con tu hermosa
figura de muchacha, con tu pelo
torrencial, y el sonido
de tu risa unos meses me hizo llorar las ásperas espinas
de la tristeza. El mundo
se me empezó a morir como un niño en la noche,
y yo mismo era un niño con mis años a cuestas por las calles, un ángel
ciego, terrestre, oscuro,
con mi pecado adentro, con tu belleza cruel, y la justicia
sacándome los ojos por haberte mirado.
Y tú volabas libre, con tu peso ligero sobre el mar, oh mi diosa,
segura, perfumada,
porque no eras culpable de haber nacido hermosa, y la alegría
salía por tu boca como vertiente pura
de marfil, y bailabas
con tus pasos felices de loba, y en el vértigo
del día, otra muchacha
que salía de ti, como otra maravilla
de lo maravilloso, me escribía una carta profundamente triste,
porque estábamos lejos, y decías
que me amabas.
Pero los meses vuelan como vuelan los días, como vuelan
en un vuelo sin fin las tempestades,
pues nadie sabe nada de nada, y es confuso
todo lo que elegimos hasta que nos quedamos
solos, definitivos, completamente solos.
Quédate ahí, muchacha. Párate ahí, en el giro
del baile, como entonces, cuando te vi venir, mi rara estrella.
Quiero seguirte viendo muchos años, venir
impalpable, profunda,
girante, así, perfecta, con tu negro vestido
y tu pañuelo verde, y esa cintura, amor,
y esa cintura.
Quédate ahí. Tal vez te conviertas en aire
o en luz, pero te digo que subirás con éste y no con otro:
con éste que ahora te habla de vivir para siempre
tú subirás al sol, tú volverás
con él y no con otro, una tarde de junio,
cada trescientos años, a la orilla del mar,
eterna, eternamente con él y no con otro.
Saludos!
Gracias por compartir este poema Nathalia, no lo conocía... Me pareció arrebatado, pero me gustó... Besos
Natha- Buen usuario
Re: Área de Supervivencia para el Alma
sandokan escribió:Camaradas:Creo que serà un campo de azucenas.
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Gracias Sandokan, y ya que estamos... pues vamos a empacharnos de románticismo con esta preciosísima canción de Ricardo Montaner.
Pd.Contraindicaciones: no apta para nostálgicos
Sandokan si tuvieses que ser una flor, cual elegirías?
Natha- Buen usuario
Re: Área de Supervivencia para el Alma
Camarada Natha:Pues la azucena es una flor aromatica que crece en agosto aqui en Chihuahua si consigo una foto te la envio,es blanca de unos 5cm de diametro tiene 6 petalos en forma de estrella pareciera que estan plastificados y un aroma parecido al nardo pero mas fascinante,cuando corro en la sierra al amanecer su olor es inconfundible y gratificante,caray,si sigo asi voy a acabar pidiendole matrimonio a admin.
esta es la foto:
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esta es la foto:
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sandokan- Usuario destacado
Re: Área de Supervivencia para el Alma
sandokan escribió:Camarada Natha:Pues la azucena es una flor aromatica que crece en agosto aqui en Chihuahua si consigo una foto te la envio,es blanca de unos 5cm de diametro tiene 6 petalos en forma de estrella pareciera que estan plastificados y un aroma parecido al nardo pero mas fascinante,cuando corro en la sierra al amanecer su olor es inconfundible y gratificante,caray,si sigo asi voy a acabar pidiendole matrimonio a admin.
esta es la foto:
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Gracias Sandokan, pero dificil concentrarse en tu sensibilidad con eses avatar... ponle algo de ropita al niño que se resfría.... Cuando lo cambies te contesto mas centrada, jejejej,
Natha- Buen usuario
Re: Área de Supervivencia para el Alma
Camarada Natha:Es hora de que Rambo se detenga a oler las florecitas del campo:
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Despues de ser maquinas de guerra en la mañana.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Despues de ser maquinas de guerra en la mañana.
sandokan- Usuario destacado
Re: Área de Supervivencia para el Alma
sandokan escribió:Camarada Natha:Es hora de que Rambo se detenga a oler las florecitas del campo:
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Despues de ser maquinas de guerra en la mañana.
Sandokan, guapo camarada de post, que bueno que te quedaste... gracias por compartir, por la hermosa canción del momento de oler florecillas.
Un abrazo.
Natha- Buen usuario
En los bosques de Merlin. II Capitulo. 1ªParte
Primera parte del Segundo capítulo, de "El Caballero de la Armadura Oxidada".
EN LOS BOSQUES DE MERLÍN
No fue tarea fácil encontrar el astuto
mago. Había muchos bosques en los que buscar, pero sólo un Merlín. Así que el
pobre caballero cabalgó día tras día, noche tras noche, debilitándose cada vez
más.
Mientras cabalgaba en solitario a
través de los bosques, el caballero se dio cuenta de que había muchas cosas que
no sabía. Siempre había pensado que era muy listo, pero no se sentía tan listo
ahora, intentando sobrevivir en los bosques.
De mala gana, se reconoció a sí mismo
que no podía distinguir una baya venenosa de una comestible. Esto hacía del
acto de comer una ruleta rusa. Beber no era menos complicado. El caballero
intentó meter la cabeza en un arroyo, pero su yelmo se llenó de agua. Casi se
ahoga dos veces. Por si eso fuera poco, estaba perdido desde que había entrado
en el bosque. No sabía distinguir el norte del sur, ni el este del oeste. Por
fortuna, su caballo sí lo sabía.
Después de meses de buscar en vano, el
caballero estaba bastante desanimado. Aún no había encontrado a Merlín, a pesar
de haber viajado muchas leguas. Lo que le hacía sentirse peor aún era que ni
siquiera sabía cuánto era una legua. Una mañana, se despertó sintiéndose más débil
de lo normal y un tanto peculiar. Aquella misma mañana encontró a Merlín. El
caballero reconoció al mago enseguida. Estaba sentado en un árbol, vestido con
una larga túnica blanca. Los animales del bosque estaban reunidos a su
alrededor, y los pájaros descansaban en sus hombros y brazos.
El caballero movió la cabeza
sombríamente de un lado a otro, haciendo que rechinase su armadura. ¿Cómo
podían estos animales encontrar a Merlín con tanta facilidad cuando había sido
tan difícil para él?.
Cansinamente, el caballero descendió de
su caballo.
-Os he estado buscando - le dijo al
mago - He estado perdido durante meses.
-Toda vuestra vida - le corrigió
Merlín, mordiendo una zanahoria y compartiéndola con el conejo más cercano.
El caballero se enfureció.
-No he venido hasta aquí para ser
insultado.
-Quizá siempre os habéis tomado la
verdad como un insulto - dijo Merlín, compartiendo la zanahoria con algunos de
los animales.
Al caballero tampoco le gustó mucho
este comentario, pero estaba demasiado débil de hambre y sed como para subir a
su caballo y marcharse. En lugar de eso, dejó caer su cuerpo envuelto en metal
sobre la hierba. Merlín le miró con compasión.
-Sois muy afortunado - comentó - Estáis
demasiado débil para correr.
-¿Y eso qué quiere decir? - preguntó
con brusquedad el caballero.
Merlín sonrió por respuesta.
-Una persona no puede correr y aprender
a la vez. Debe permanecer en un lugar durante un tiempo.
-Sólo me quedaré aquí el tiempo
necesario para aprender cómo salir de esta armadura - dijo el caballero.
-Cuando hayáis aprendido eso - afirmó
Merlín - nunca más tendréis que subir a vuestro caballo y partir en todas
direcciones.
El caballero estaba demasiado cansado
como para cuestionar esto. De alguna manera, se sentía consolado y se quedó
dormido enseguida.
Cuando el caballero despertó, vio a
Merlín y a los animales a su alrededor. Intentó sentarse, pero estaba demasiado
débil. Merlín le tendió una copa de plata que contenía un extraño líquido.
-Bebed esto - le ordenó.
-¿Qué es? - preguntó el caballero,
mirando la copa receloso.
-¡Estáis tan asustado! - dijo Merlín -
Por supuesto, por eso os pusisteis la armadura desde el principio.
El caballero no se molestó en negarlo,
pues estaba demasiado sediento.
-Está bien, lo beberé. Vertedlo por mi visera.
-No lo haré. Es demasiado valioso para
desperdiciarlo.
Rompió una caña, puso un extremo en la
copa y deslizó el otro por uno de los orificios de la visera del caballero.
-¡Ésta es una gran idea! - dijo el
caballero.
-Yo lo llamo pajita - replicó Merlín.
-¿Por qué?
-¿Y por qué no?
El caballero se encogió de hombros y
sorbió el líquido por la caña. Los primeros sorbos le parecieron amargos, los
siguientes más agradables, y los últimos tragos fueros bastante deliciosos.
Agradecido, el caballero le devolvió la
copa a Merlín.
-Deberías lanzarlo al mercado. Os
haríais rico.
Merlín se limitó a sonreír.
-¿Qué es? -preguntó el caballero.
-Vida.
-¿Vida?
-Si
-dijo el sabio mago. -¿No os pareció amarga al principio y, luego, a medida que
la degustabais, no la encontrabais cada vez más apetecible?
El caballero asintió.
-Sí, los últimos sorbos resultaron
deliciosos.
-Eso fue cuando empezasteis a aceptar
lo que estabais bebiendo.
-¿Estáis diciendo que la vida es buena
cuando uno la acepta? -preguntó el caballero.
-¿Acaso no es así? -replicó Merlín,
levantando una ceja divertido.
-¿Esperáis que acepte toda esta pesada
armadura?
-Ah - dijo Merlín - no nacisteis con
esa armadura. Os la pusisteis vos mismo. ¿Os habéis preguntado por qué?
-¿Y por qué no? - replicó el caballero,
irritado. En ese momento, le estaba empezando a doler la cabeza. No estaba
acostumbrado a pensar de esa manera.
-Seréis capaz de pensar con mayor
claridad cuando recuperéis fuerzas - dijo Merlín.
Dicho esto, el mago hizo sonar sus
palmas y las ardillas, llevando nueces entre los dientes, se alinearon delante
del caballero. Una por una, cada ardilla trepó al hombro del caballero, rompió
y masticó una nuez, y luego empujó los pequeños trozos a través de la visera
del caballero. Las liebres hicieron lo mismo con las zanahorias, y los ciervos
trituraron raíces y bayas para que el caballero comiera. Este método de
alimentación nunca sería aprobado por el ministerio de Sanidad, pero ¿qué otra
cosa podía hacer un caballero atrapado en su armadura en medio del bosque?
Los animales alimentaban al caballero
con regularidad, y Merlín le daba a beber enormes copas de Vida con la pajita.
Lentamente, el caballero se fue fortaleciendo, y comenzó a sentirse
esperanzado.
Cada día le hacía la misma pregunta a
Merlín:
-¿Cuándo podré salir de esta armadura?
Cada día Merlín replicaba:
-¡Paciencia! Habéis llevado esa
armadura durante mucho tiempo. No podéis salir de ella así como así.
Una noche, los animales y el caballero
estaban oyendo al mago tocar con su laúd los últimos éxitos de los trovadores.
Mientras esperaba que Merlín acabara de tocar Añoro los viejos tiempos, en que los caballeros eran valientes y las
damiselas eran frías, el caballero le hizo una pregunta que tenía en mente
desde hacía tiempo.
-¿Fuisteis en verdad el maestro del rey
Arturo?
El rostro del mago se encendió.
-Sí, yo le enseñé a Arturo - dijo.
-Pero ¿cómo podéis seguir vivo? ¡Arturo
vivió hace mucho tiempo! - exclamó el caballero.
-Pasado, presente y futuro son uno cuando
estás conectado a la Fuente - replicó Merlín.
-¿Qué es la Fuente? - preguntó el
caballero.
-Es el poder misterioso e invisible que
es el origen de todo.
-No entiendo - dijo el caballero.
-Eso se debe a que intentáis comprender
con la mente, pero vuestra mente es limitada.
-Tengo una mente muy buena - le
discutió el caballero.
-E inteligente - añadió Merlín - Ella
te atrapó en esa armadura.
El caballero no pudo refutar eso. Luego
recordó algo que Merlín le había dicho nada más llegar.
-Una vez me dijisteis que me había
puesto esta armadura porque tenía miedo.
-¿No es eso verdad? - respondió Merlín.
-No, la llevaba para protegerme cuando
iba a la batalla.
-Y temíais que os hirieran de gravedad
o que os mataran - añadió Merlín.
-¿Acaso no lo teme todo el mundo?
Merlín negó con la cabeza.
Natha- Buen usuario
2ª parte Capítulo 2. El Caballero de la Armadura Oxidada
2ª Parte Capítulo 2.
EN LOS BOSQUES DE MERLÍN.
-¿Y quién os dijo que teníais que ir a
la batalla?
-Tenía que demostrar que era un caballero
bueno, generoso y amoroso.
-Si realmente erais bueno, generoso y
amoroso, ¿por qué teníais que demostrarlo? - preguntó Merlín.
El caballero eludió tener que pensar en
eso de la misma manera que solía eludir todas las cosas: se puso a dormir.
A la mañana siguiente, despertó con un
pensamiento elevado en su mente: ¿Era posible que no fuese bueno, generoso y
amoroso? Decidió preguntárselo a Merlín.
-¿Qué pensáis vos? - replicó Merlín.
-¿Por qué siempre respondéis a una
pregunta con otra pregunta?
-¿Y por qué siempre buscáis que otros
os respondan vuestras preguntas?
El caballero se marchó enfadado,
maldiciendo a Merlín entre dientes.
-¡Ese Merlín! - masculló - ¡Hay veces
que realmente me saca de mi armadura!.
Con un ruido seco, el caballero dejó
caer su pesado cuerpo bajo un árbol para reflexionar sobre las preguntas del
mago.
¿Qué pensaba en realidad?
-¿Podría ser - dijo en voz alta a nadie
en particular - que yo no fuera bueno, generoso y amoroso?
-Podría ser - dijo una vocecita - Si no
¿por qué estáis sentado sobre mi cola?
-¿Eh? - el caballero miró hacia abajo y
vio a una pequeña ardilla sentada a su lado. Es decir, a casi toda la ardilla.
Su cola estaba escondida.
-¡Oh perdona! - dijo el caballero,
moviendo rápidamente la pierna para que la ardilla pudiera recuperar su cola -
Espero no haberte hecho daño. No veo muy bien con esta visera en mi camino.
-No lo dudo - replicó la ardilla sin
ningún resentimiento en la voz - Por eso siempre estáis pidiendo disculpas a la
gente por haberles hecho daño.
-La única cosa que me irrita más que un
mago sabelotodo es una ardilla sabelotodo. - gruñó el caballero - No tengo por
qué quedarme aquí y hablar contigo.
Luchó contra el peso de la armadura en
un intento de ponerse de pie. De repente, sorprendido, balbuceó:
-¡Eh... tu y yo estamos hablando!
-Un tributo a mi buena fe - replicó la
ardilla - teniendo en cuenta que os habéis sentado sobre mi cola.
-Pero si los animales no pueden hablar
- dijo el caballero.
-Oh, claro que pueden - dijo la ardilla
- Lo que sucede es que la gente no escucha.
El caballero movió la cabeza perplejo.
-¿Me has hablado antes?
- Claro, cada vez que rompía una nuez y
la empujaba por vuestra visera.
-¿Cómo es que te puedo oír ahora si no
te podía oír entonces?
-Admiro una mente inquisitiva - comentó
la ardilla - pero ¿nunca aceptáis nada tal como es, simplemente porque es?
-Estás respondiendo a mis preguntas con
preguntas - dijo el caballero - Has pasado demasiado tiempo con Merlín.
-Y vos no habéis pasado el tiempo
suficiente con él.
La ardilla le dio un ligero golpe al
caballero con su cola y trepó a un árbol corriendo. El caballero la llamó.
-¡Espera! ¿Cómo te llamas?
-Ardilla - replicó ella simplemente, y
desapareció en la copa del árbol.
Aturdido, el caballero movió la cabeza.
¿Se había imaginado todo esto? En ese preciso instante, vio a Merlín acercarse.
-Merlín - dijo Tengo ganas de salir de aquí. He empezado a
hablar con las ardillas.
-Espléndido - replicó el Mago.
El caballero le miró preocupado.
-¿Cómo puede ser espléndido? ¿Qué queréis
decir?
-Simplemente eso. Os estáis volviendo
lo suficientemente sensible como para sentir las vibraciones de otros.
El caballero estaba obviamente
confundido, así que Merlín continuó explicando:
-No hablasteis con la ardilla con
palabras, sino que sentisteis sus vibraciones, y tradujisteis esas vibraciones
en palabras. Estoy esperando el día en que empecéis a hablar con las flores.
-Eso será el día que las plantéis en mi
tumba. ¡Tengo que salir de estos bosques!
-¿Adonde irías?
- Regresaría con Julieta y Cristóbal.
Han estado solos durante mucho tiempo. Tengo que volver y cuidar de ellos.
-¿Cómo podéis cuidar de ellos si ni
siquiera podéis cuidar de vos mismo? - preguntó Merlín.
- Pero les echo de menos - se quejó el
caballero - quiero regresar con ellos. Aún en el peor de los casos.
-Y es exactamente así como regresaréis
si vais con vuestra armadura - le previno Merlín.
El caballero miró a Merlín con
tristeza.
-No quiero esperar a quitarme la
armadura. Quiero volver ahora y ser un marido bueno, generoso y amoroso para
Julieta y un gran padre para Cristóbal.
Merlín asintió comprensivo. Le dijo al
caballero que regresar para dar de sí mismo era un maravilloso regalo.
-Sin embargo - añadió - un don para ser
un don, debe ser aceptado. De no ser así es como una carga para las personas.
-¿Queréis decir que quizá no quieran
que regrese? - preguntó el caballero sorprendido - Seguramente me darían otra
oportunidad. Después de todo, yo soy uno de los mejores caballeros del reino.
-Quizás esta armadura sea más gruesa de
lo que parece - dijo Merlín con suavidad.
El caballero reflexionó sobre esto.
Recordó las eternas quejas de Julieta porque él se iba a la batalla tan a
menudo, por la atención que le prestaba
a su armadura, y por su visor cerrado y su costumbre de quedarse dormido para
no oír las palabras. Quizá Julieta no quisiera que él volviese, pero Cristóbal
sí querría.
-¿Por qué no mandarle una nota a
Cristóbal y preguntárselo? - sugirió Merlín.
El caballero estuvo de acuerdo en que
era una buena idea, pero ¿cómo podía hacerle llegar una nota a Cristóbal?
Merlín señaló a la paloma que estaba
posada sobre su hombro.
-Rebeca la llevará.
El caballero estaba perplejo.
-Ella no sabe donde vivo. Es sólo un
estúpido pájaro.
-Puedo distinguir el norte del sur y el
este del oeste - respondió secamente Rebeca - lo cual es más de lo que se
podría decir de vos.
El caballero se disculpó rápidamente.
Estaba completamente pasmado. No sólo había hablado con una paloma y una
ardilla, sino que además las había hecho enfadar a las dos en el mismo día.
Como era un pájaro de gran corazón,
Rebeca aceptó las disculpas del caballero y partió con la nota para Cristóbal
en el pico.
-No arrulles con palomas extrañas o
dejarás caer mi nota - le gritó el caballero.
Rebeca ignoró este comentario
desconsiderado. El caballero estaba cada vez más impaciente, temiendo que
hubiera caído presa de alguno de los halcones de caza que él y otros caballeros
habían entrenado. Se estremeció, preguntándose cómo había podido participar en
un deporte tan sucio, y se arrepintió otra vez de su horrible equivocación.
Cuando Merlín terminó de tocas su laúd
y de cantar Tendrás un largo y frío
invierno, si tienes un corto y frío corazón, el caballero le expresó sus
preocupaciones con respecto a Rebeca.
Merlín le dio confianza con un alegre
verso:
-La paloma más lista que jamás haya
volado, no puede ir a parar a ningún guisado.
En ese momento, un gran parloteo se
levantó entre los animales. Todos miraban al cielo, así que Merlín y el
caballero miraron también. Muy alto, sobre sus cabezas, dando círculos para
aterrizar, estaba Rebeca.
El caballero se puso de pie con gran
esfuerzo, el tiempo que Rebeca se posaba en el hombro de Merlín. Cogiendo la
nota de su pico, el mago la miró y le dijo al caballero con gravedad que era de
Cristóbal.
-¡Déjamela ver! - dijo el caballero,
quitándole el papel... ¡Está en blanco! Exclamó- ¿qué quiere decir esto?
-Quiere decir - dijo Merlín suavemente
- que vuestro hijo no os conoce lo suficiente como para daros una respuesta.
El caballero permaneció quieto un
momento, pasmado, luego lanzó un gemido y lentamente cayó al suelo. Intentó
retener las lágrimas, pues los caballeros de brillante armadura simplemente no
lloran. Sin embargo, pronto su pena le venció. Luego, exhausto y medio ahogado
en su yelmo por las lágrimas, el caballero se quedó dormido.
EN LOS BOSQUES DE MERLÍN.
-¿Y quién os dijo que teníais que ir a
la batalla?
-Tenía que demostrar que era un caballero
bueno, generoso y amoroso.
-Si realmente erais bueno, generoso y
amoroso, ¿por qué teníais que demostrarlo? - preguntó Merlín.
El caballero eludió tener que pensar en
eso de la misma manera que solía eludir todas las cosas: se puso a dormir.
A la mañana siguiente, despertó con un
pensamiento elevado en su mente: ¿Era posible que no fuese bueno, generoso y
amoroso? Decidió preguntárselo a Merlín.
-¿Qué pensáis vos? - replicó Merlín.
-¿Por qué siempre respondéis a una
pregunta con otra pregunta?
-¿Y por qué siempre buscáis que otros
os respondan vuestras preguntas?
El caballero se marchó enfadado,
maldiciendo a Merlín entre dientes.
-¡Ese Merlín! - masculló - ¡Hay veces
que realmente me saca de mi armadura!.
Con un ruido seco, el caballero dejó
caer su pesado cuerpo bajo un árbol para reflexionar sobre las preguntas del
mago.
¿Qué pensaba en realidad?
-¿Podría ser - dijo en voz alta a nadie
en particular - que yo no fuera bueno, generoso y amoroso?
-Podría ser - dijo una vocecita - Si no
¿por qué estáis sentado sobre mi cola?
-¿Eh? - el caballero miró hacia abajo y
vio a una pequeña ardilla sentada a su lado. Es decir, a casi toda la ardilla.
Su cola estaba escondida.
-¡Oh perdona! - dijo el caballero,
moviendo rápidamente la pierna para que la ardilla pudiera recuperar su cola -
Espero no haberte hecho daño. No veo muy bien con esta visera en mi camino.
-No lo dudo - replicó la ardilla sin
ningún resentimiento en la voz - Por eso siempre estáis pidiendo disculpas a la
gente por haberles hecho daño.
-La única cosa que me irrita más que un
mago sabelotodo es una ardilla sabelotodo. - gruñó el caballero - No tengo por
qué quedarme aquí y hablar contigo.
Luchó contra el peso de la armadura en
un intento de ponerse de pie. De repente, sorprendido, balbuceó:
-¡Eh... tu y yo estamos hablando!
-Un tributo a mi buena fe - replicó la
ardilla - teniendo en cuenta que os habéis sentado sobre mi cola.
-Pero si los animales no pueden hablar
- dijo el caballero.
-Oh, claro que pueden - dijo la ardilla
- Lo que sucede es que la gente no escucha.
El caballero movió la cabeza perplejo.
-¿Me has hablado antes?
- Claro, cada vez que rompía una nuez y
la empujaba por vuestra visera.
-¿Cómo es que te puedo oír ahora si no
te podía oír entonces?
-Admiro una mente inquisitiva - comentó
la ardilla - pero ¿nunca aceptáis nada tal como es, simplemente porque es?
-Estás respondiendo a mis preguntas con
preguntas - dijo el caballero - Has pasado demasiado tiempo con Merlín.
-Y vos no habéis pasado el tiempo
suficiente con él.
La ardilla le dio un ligero golpe al
caballero con su cola y trepó a un árbol corriendo. El caballero la llamó.
-¡Espera! ¿Cómo te llamas?
-Ardilla - replicó ella simplemente, y
desapareció en la copa del árbol.
Aturdido, el caballero movió la cabeza.
¿Se había imaginado todo esto? En ese preciso instante, vio a Merlín acercarse.
-Merlín - dijo Tengo ganas de salir de aquí. He empezado a
hablar con las ardillas.
-Espléndido - replicó el Mago.
El caballero le miró preocupado.
-¿Cómo puede ser espléndido? ¿Qué queréis
decir?
-Simplemente eso. Os estáis volviendo
lo suficientemente sensible como para sentir las vibraciones de otros.
El caballero estaba obviamente
confundido, así que Merlín continuó explicando:
-No hablasteis con la ardilla con
palabras, sino que sentisteis sus vibraciones, y tradujisteis esas vibraciones
en palabras. Estoy esperando el día en que empecéis a hablar con las flores.
-Eso será el día que las plantéis en mi
tumba. ¡Tengo que salir de estos bosques!
-¿Adonde irías?
- Regresaría con Julieta y Cristóbal.
Han estado solos durante mucho tiempo. Tengo que volver y cuidar de ellos.
-¿Cómo podéis cuidar de ellos si ni
siquiera podéis cuidar de vos mismo? - preguntó Merlín.
- Pero les echo de menos - se quejó el
caballero - quiero regresar con ellos. Aún en el peor de los casos.
-Y es exactamente así como regresaréis
si vais con vuestra armadura - le previno Merlín.
El caballero miró a Merlín con
tristeza.
-No quiero esperar a quitarme la
armadura. Quiero volver ahora y ser un marido bueno, generoso y amoroso para
Julieta y un gran padre para Cristóbal.
Merlín asintió comprensivo. Le dijo al
caballero que regresar para dar de sí mismo era un maravilloso regalo.
-Sin embargo - añadió - un don para ser
un don, debe ser aceptado. De no ser así es como una carga para las personas.
-¿Queréis decir que quizá no quieran
que regrese? - preguntó el caballero sorprendido - Seguramente me darían otra
oportunidad. Después de todo, yo soy uno de los mejores caballeros del reino.
-Quizás esta armadura sea más gruesa de
lo que parece - dijo Merlín con suavidad.
El caballero reflexionó sobre esto.
Recordó las eternas quejas de Julieta porque él se iba a la batalla tan a
menudo, por la atención que le prestaba
a su armadura, y por su visor cerrado y su costumbre de quedarse dormido para
no oír las palabras. Quizá Julieta no quisiera que él volviese, pero Cristóbal
sí querría.
-¿Por qué no mandarle una nota a
Cristóbal y preguntárselo? - sugirió Merlín.
El caballero estuvo de acuerdo en que
era una buena idea, pero ¿cómo podía hacerle llegar una nota a Cristóbal?
Merlín señaló a la paloma que estaba
posada sobre su hombro.
-Rebeca la llevará.
El caballero estaba perplejo.
-Ella no sabe donde vivo. Es sólo un
estúpido pájaro.
-Puedo distinguir el norte del sur y el
este del oeste - respondió secamente Rebeca - lo cual es más de lo que se
podría decir de vos.
El caballero se disculpó rápidamente.
Estaba completamente pasmado. No sólo había hablado con una paloma y una
ardilla, sino que además las había hecho enfadar a las dos en el mismo día.
Como era un pájaro de gran corazón,
Rebeca aceptó las disculpas del caballero y partió con la nota para Cristóbal
en el pico.
-No arrulles con palomas extrañas o
dejarás caer mi nota - le gritó el caballero.
Rebeca ignoró este comentario
desconsiderado. El caballero estaba cada vez más impaciente, temiendo que
hubiera caído presa de alguno de los halcones de caza que él y otros caballeros
habían entrenado. Se estremeció, preguntándose cómo había podido participar en
un deporte tan sucio, y se arrepintió otra vez de su horrible equivocación.
Cuando Merlín terminó de tocas su laúd
y de cantar Tendrás un largo y frío
invierno, si tienes un corto y frío corazón, el caballero le expresó sus
preocupaciones con respecto a Rebeca.
Merlín le dio confianza con un alegre
verso:
-La paloma más lista que jamás haya
volado, no puede ir a parar a ningún guisado.
En ese momento, un gran parloteo se
levantó entre los animales. Todos miraban al cielo, así que Merlín y el
caballero miraron también. Muy alto, sobre sus cabezas, dando círculos para
aterrizar, estaba Rebeca.
El caballero se puso de pie con gran
esfuerzo, el tiempo que Rebeca se posaba en el hombro de Merlín. Cogiendo la
nota de su pico, el mago la miró y le dijo al caballero con gravedad que era de
Cristóbal.
-¡Déjamela ver! - dijo el caballero,
quitándole el papel... ¡Está en blanco! Exclamó- ¿qué quiere decir esto?
-Quiere decir - dijo Merlín suavemente
- que vuestro hijo no os conoce lo suficiente como para daros una respuesta.
El caballero permaneció quieto un
momento, pasmado, luego lanzó un gemido y lentamente cayó al suelo. Intentó
retener las lágrimas, pues los caballeros de brillante armadura simplemente no
lloran. Sin embargo, pronto su pena le venció. Luego, exhausto y medio ahogado
en su yelmo por las lágrimas, el caballero se quedó dormido.
Natha- Buen usuario
Khalil Gibran... Pensamientos y meditaciones
Extracto del libro Pensamientos y Meditaciones de Khalil Gibran
MI ALMA ME HABLÓ.Mi alma me habló y me enseñó a amar lo que el pueblo aborrece y a proteger lo que
denigra.
Mi alma me mostró que el amor se enorgullece no sólo del ser que ama sino también
del amado.
Antes de que mi alma me hablara, en mi corazón el amor era como una delgada cuerda
ajustada entre dos clavijas. Pero ahora el amor se ha transformado en un halo
cuyo comienzo es su final y cuyo final es su comienzo. Rodea a todos los seres
y se difunde lentamente hasta abrazar todo lo que existe.
Mi alma me advirtió y me hizo percibir la belleza oculta de la piel, la forma y el
matiz. Me enseñó a meditar sobre lo que la gente llama feo hasta que aparece su
verdadero encanto y deleite.
Antes de que mi alma me aconsejara, para mí la belleza era una antorcha temblorosa
entre columnas de humo. Ahora que se desvaneció el humo no veo sino la llama.
Mi alma me habló y me hizo oír voces que no pronuncian la lengua, la laringe ni
los labios.
Antes de que mi alma me hablara yo no oía más que gritos y gemidos. Pero ahora,
ansiosamente, puedo oír el silencio y escucho sus coros cantando los himnos de
los tiempos y los cánticos del firmamento, que anuncian los secretos de lo
oculto.
Mi
alma me habló y me enseñó a beber el vino que no procede de lagares ni puede
escanciarse de copas que puedan levantar las manos ni tocar los labios.
Antes de que mi alma me hablara, mi sed era como una chispa confusa escondida bajo
las cenizas que pueda apagar un sorbo de agua.
Mi
alma me habló y me enseñó a tocar lo que aún no se ha encarnado; ella reveló
que todo lo qúe tocamos es parte de nuestro deseo.
Pero
ahora mis dedos se transformaron en bruma que penetra en lo que se ve del
universo y se confunde con lo invisible.
Mi alma me enseñó a aspirar el perfume que no emiten el mirto ni el incienso.
Antes de que mi alma me hablara yo deseaba aspirar la fragancia del perfume en
los jardines, en los frascos o en los incensarios.
Pero
ahora puedo gustar del incienso que no se quema como ofrenda en sacrificio. Y
lleno mi corazón con una fragancia que ninguna brisa condujo a través del espacio.
Mi
alma me habló y me enseñó a decir "Estoy listo" cuando lo desconocido
y el peligro me llaman.
Antes de que mi alma me hablara yo no respondía a ninguna voz, salvo a la del
pregonero que conocía, y sólo caminaba por el sendero cómodo y fácil.
Ahora lo desconocido es un corcel que puedo montar
para conocerlo, y la llanura se volvió escalera y por sus peldaños trepó a la
cima.
Mi alma me habló y me dijo: "No midas el tiempo
diciendo: Hubo un ayer y habrá un mañana."
Antes de que mi alma me hablara creía que el pasado
era una época que nunca volvería y que el futuro nunca podía ser alcanzado.
Ahora me doy cuenta de que el presente contiene a
todo tiempo y que en el se
encuentra todo lo que puede esperarse, todo lo realizado y todo lo cumplido.
Mi alma me habló exhortándome a no limitar el
espacio diciendo: "Aquí, allí, allá."
Antes de que mi alma me hablara yo sentía que por
cualquier parte que caminaba estaba lejos de todo otro espacio.
Ahora comprendo que en cualquier lugar que esté se
encuentran todos los lugares y que la distancia que camino abarca todas las
distancias.
Mi alma me enseñó a estar despierto mientras otros
duermen y a entregarme al sueño cuando otros están en movimiento.
Antes de que mi alma me hablara yo no distinguía sus
sueños al dormirse ni ellos advertían mis fantasías.
Ahora yo nunca zarpo en el buque de mis sueños a
menos que ellos me vigilen, y ellos nunca se remontan por el cielo de sus
fantasías a menos que yo las comparta en su libertad.
Mi alma me habló y dijo: "No te alegres con el
elogio y no te angusties con el reproche."
Antes de que mi alma me aconsejara yo dudaba del
mérito de mi trabajo.
Ahora me doy cuenta de que los árboles florecen en
primavera y dan sus frutos en verano sin esperar elogio, y dejan caer sus hojas
en otoño y quedan desnudos en invierno sin temor al reproche.
Mi alma me habló y me hizo ver que no soy más que el
enano ni menos que el gigante.
Antes de que mi alma me hablara yo veía a la
humanidad dividida en dos clases de hombres: una débil, de la que me compadecía,
y una fuerte, a la que seguía o resistía desafiante.
Pero ahora aprendí que soy como ambos y estoy hecho
de los mismos elementos. Mi origen es su origen, mi conciencia es su
conciencia, mi pretensión su pretensión y mi peregrinaje su
peregrinaje.
Mi alma me habló y me dijo: la linterna que llevas
no es tuya y la canción que cantas no fue compuesta en lo profundo de tu
corazón, porque aunque sostengas la luz no eres la luz, y aunque seas un laúd
con las cuerdas tensas no eres el ejecutante.
Mi alma me habló, hermana, y me enseñó muchas cosas.
Y tu alma también te ha hablado y también
te ha enseñado. Porque tú y yo somos uno y no hay diferencia entre nosotros,
salvo que yo haya proclamado lo que hay en mi ser íntimo, mientras tú lo
guardas como un secreto de tu intimidad. Pero en tu reserva hay una especie de
virtud.
MI ALMA ME HABLÓ.Mi alma me habló y me enseñó a amar lo que el pueblo aborrece y a proteger lo que
denigra.
Mi alma me mostró que el amor se enorgullece no sólo del ser que ama sino también
del amado.
Antes de que mi alma me hablara, en mi corazón el amor era como una delgada cuerda
ajustada entre dos clavijas. Pero ahora el amor se ha transformado en un halo
cuyo comienzo es su final y cuyo final es su comienzo. Rodea a todos los seres
y se difunde lentamente hasta abrazar todo lo que existe.
Mi alma me advirtió y me hizo percibir la belleza oculta de la piel, la forma y el
matiz. Me enseñó a meditar sobre lo que la gente llama feo hasta que aparece su
verdadero encanto y deleite.
Antes de que mi alma me aconsejara, para mí la belleza era una antorcha temblorosa
entre columnas de humo. Ahora que se desvaneció el humo no veo sino la llama.
Mi alma me habló y me hizo oír voces que no pronuncian la lengua, la laringe ni
los labios.
Antes de que mi alma me hablara yo no oía más que gritos y gemidos. Pero ahora,
ansiosamente, puedo oír el silencio y escucho sus coros cantando los himnos de
los tiempos y los cánticos del firmamento, que anuncian los secretos de lo
oculto.
Mi
alma me habló y me enseñó a beber el vino que no procede de lagares ni puede
escanciarse de copas que puedan levantar las manos ni tocar los labios.
Antes de que mi alma me hablara, mi sed era como una chispa confusa escondida bajo
las cenizas que pueda apagar un sorbo de agua.
Mi
alma me habló y me enseñó a tocar lo que aún no se ha encarnado; ella reveló
que todo lo qúe tocamos es parte de nuestro deseo.
Pero
ahora mis dedos se transformaron en bruma que penetra en lo que se ve del
universo y se confunde con lo invisible.
Mi alma me enseñó a aspirar el perfume que no emiten el mirto ni el incienso.
Antes de que mi alma me hablara yo deseaba aspirar la fragancia del perfume en
los jardines, en los frascos o en los incensarios.
Pero
ahora puedo gustar del incienso que no se quema como ofrenda en sacrificio. Y
lleno mi corazón con una fragancia que ninguna brisa condujo a través del espacio.
Mi
alma me habló y me enseñó a decir "Estoy listo" cuando lo desconocido
y el peligro me llaman.
Antes de que mi alma me hablara yo no respondía a ninguna voz, salvo a la del
pregonero que conocía, y sólo caminaba por el sendero cómodo y fácil.
Ahora lo desconocido es un corcel que puedo montar
para conocerlo, y la llanura se volvió escalera y por sus peldaños trepó a la
cima.
Mi alma me habló y me dijo: "No midas el tiempo
diciendo: Hubo un ayer y habrá un mañana."
Antes de que mi alma me hablara creía que el pasado
era una época que nunca volvería y que el futuro nunca podía ser alcanzado.
Ahora me doy cuenta de que el presente contiene a
todo tiempo y que en el se
encuentra todo lo que puede esperarse, todo lo realizado y todo lo cumplido.
Mi alma me habló exhortándome a no limitar el
espacio diciendo: "Aquí, allí, allá."
Antes de que mi alma me hablara yo sentía que por
cualquier parte que caminaba estaba lejos de todo otro espacio.
Ahora comprendo que en cualquier lugar que esté se
encuentran todos los lugares y que la distancia que camino abarca todas las
distancias.
Mi alma me enseñó a estar despierto mientras otros
duermen y a entregarme al sueño cuando otros están en movimiento.
Antes de que mi alma me hablara yo no distinguía sus
sueños al dormirse ni ellos advertían mis fantasías.
Ahora yo nunca zarpo en el buque de mis sueños a
menos que ellos me vigilen, y ellos nunca se remontan por el cielo de sus
fantasías a menos que yo las comparta en su libertad.
Mi alma me habló y dijo: "No te alegres con el
elogio y no te angusties con el reproche."
Antes de que mi alma me aconsejara yo dudaba del
mérito de mi trabajo.
Ahora me doy cuenta de que los árboles florecen en
primavera y dan sus frutos en verano sin esperar elogio, y dejan caer sus hojas
en otoño y quedan desnudos en invierno sin temor al reproche.
Mi alma me habló y me hizo ver que no soy más que el
enano ni menos que el gigante.
Antes de que mi alma me hablara yo veía a la
humanidad dividida en dos clases de hombres: una débil, de la que me compadecía,
y una fuerte, a la que seguía o resistía desafiante.
Pero ahora aprendí que soy como ambos y estoy hecho
de los mismos elementos. Mi origen es su origen, mi conciencia es su
conciencia, mi pretensión su pretensión y mi peregrinaje su
peregrinaje.
Mi alma me habló y me dijo: la linterna que llevas
no es tuya y la canción que cantas no fue compuesta en lo profundo de tu
corazón, porque aunque sostengas la luz no eres la luz, y aunque seas un laúd
con las cuerdas tensas no eres el ejecutante.
Mi alma me habló, hermana, y me enseñó muchas cosas.
Y tu alma también te ha hablado y también
te ha enseñado. Porque tú y yo somos uno y no hay diferencia entre nosotros,
salvo que yo haya proclamado lo que hay en mi ser íntimo, mientras tú lo
guardas como un secreto de tu intimidad. Pero en tu reserva hay una especie de
virtud.
Natha- Buen usuario
Re: Área de Supervivencia para el Alma
Gracias Natha, y a los amigos del foro que han posteado en éste apartado, en éstas últimas noches he entrado, he leído y escuchado, son como semillas, alguna palabra que se siente siempre hay algo...
Saludos!!
Saludos!!
Nathalia- Buen usuario
Re: Área de Supervivencia para el Alma
No cabe duda que la música puede mejorarlo todo.
morgana_sol- PIRULAS NIBIRUS
Re: Área de Supervivencia para el Alma
Muchas gracias Morgana por esa preciosa música. Les dejo un vídeo que me emocionó/enterneció.
Un abrazo.
Un abrazo.
Natha- Buen usuario
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