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Re: America Latina
viernes, 22 de junio de 2012
Mirá quien festeja el golpe franquista...
Muy buena la cobertura de los hechos que apareció en Artepolítica... Vayan pero vuelvan, ¿eh?. No se pierdan la nueva nota de Boot que estoy por subir...
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Muy buena la cobertura de los hechos que apareció en Artepolítica... Vayan pero vuelvan, ¿eh?. No se pierdan la nueva nota de Boot que estoy por subir...
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Última edición por lilian el Sáb Jun 23, 2012 7:47 am, editado 1 vez
lilian- Moderador Global
Re: America Latina
viernes, 22 de junio de 2012
La sublevación policial destituyente de Bolivia (y la necesidad de un escarmiento)
Opacado
por el golpe institucional que depuso al presidente Fernando Lugo en
Paraguay (se me hace que el eje Brasil-Argentina va a responder no
reconociendo a Franco y favoreciendo la entrada inmediata de Venezuela
al Mercosur), se ha registrado en las úlimas horas, casi sin cobertura
de la prensa, una sublevación policial destituyente contra el gobierno de Bolivia, muy parecido a la que abortó el presidente Correa en Ecuador. Rebelión que en las últimas horas, lejos de amainar, ha recrudecido, extendiéndose a todo el país. A través de Gloria Beretervide recibí este esclarecedor
artículo de Luis Oporto Ordóñez, docente de la UMSA y "servidor público
del Estado Plurinacional" de Bolivia. Los comentarios en azul son míos.
Destrucción de la memoria policial
La Paz y las principales ciudades de
Bolivia amanecieron con un motín policial declarado, protagonizado por
miembros de la Policía Nacional, llamados a sí mismos como "clase
subalterna", comprendidos de suboficiales hacia abajo. Estos efectivos
apoyan de esa manera las acciones de hecho que han ejecutado sus
esposas las que a tiempo de exigir la nivelación salarial respecto de
la misma clase en las FF.AA., se declararon en huelga de hambre y
tomaron instalaciones policiales, entre ellas la de la Unidad Táctica
de Operaciones Policiales y otros cuarteles.
Sus exigencias se refieren
esencialmente a la nivelación salarial, jubilación al 100% al último
salario, la derogación de la Ley 101 de Régimen Disciplinario Policial
de la Policía Boliviana (promulgado el 4 de abril de 2011) y la
renuncia del actual comandante de la Policía Nacional. En los canales
de televisión se oyeron las declaraciones de dirigentes ajenos a la
policía nacional, entre ellos el ex Mayor David Vargas (que
protagonizó el motín policial de febrero de 2003), que funge como
'vocero'. La implicancia política es más que evidente.
Lo que nos interesa denunciar es que la
jornada de hoy sumó un acto más de depredación planificada contra la
memoria institucional. La clase subalterna de la Policía Nacional
planeó una operación tipo comando, la que perfectamente instruida,
tomó por asalto las dependencias de la Dirección Departamental de
Investigación Policial Interna de la Policía Boliviana. Estos
efectivos de la Policía tomaron como objetivo el Tribunal
Disciplinario de la Policía Nacional, para asaltar su Archivo
institucional, sacar los expedientes a la calle desde las dependencias ubicadas en planta baja y planta alta, les prendieron fuego, esperando que las llamas consuman su contenido.
En las mismas instalaciones policiales
se encuentra el Archivo y Museo Histórico de la Policía Boliviana, la
que felizmente no sufrió daño alguno.
¿Qué clase de documentos fueron destruidos? Hemos tomado, de los restos calcinados, dos expedientes para analizar su contenido:
• Expediente relativo a investigaciones
impulsadas por la Dirección Departamental de Investigación Interna de
La Paz, relativos al Art. 57, inc. A de la Ley 101, contra un sargento
2° y un Suboficial 2° Administrativo.
• Auto de inicio de procesamiento, con
requerimiento fiscal, sobre transgresión al Art. 12° numeral 14 y
numeral 8 de la Ley de Régimen Disciplinario de la Policía Boliviana,
contra Teniente Coronel DEAP (Director de un penal) y un Suboficial 1°
(responsable de manejar correspondencia, elaborar oficios de atención,
registro y archivo de la documentación de esa Dirección).
¿Qué fechas cubren los documentos incendiados?
• En los dos casos vemos que se trata de
procesos en curso. El primero corresponde a 29 de marzo de 2012 y el
segundo a 23 de noviembre de 2011.
• Hemos constatado que existen también
expedientes de casos ya cerrados correspondientes a la década de los
80 y 90's y de la primera década del siglo XXI.
En base a los dos ejemplos podemos
evidenciar que el objetivo específico de esa operación comando de
suboficiales y clases de la Policía Nacional, era destruir los
procesos incoados en virtud de la Ley 101 de Régimen Disciplinario de
la Policía Nacional, en el que la Dirección de Asuntos Internos de la
Policía Departamental que investiga denuncias sobre transgresiones a
la citada Ley disciplinaria, y de otros procesos anteriores a dicha
Ley.
Un carro bombero llegó para apagar el
fuego, de esa inusual pira que levantaba densa humareda blanca, típica
de material que demora en consumirse.
La ciudadanía que transitaba por esas
inmediaciones, observó entre los restos calcinados de documentos,
computadoras consumidas por el fuego. "Se han pasado…", decían unos;
otros miraban incrédulos los restos de la hoguera: "no puede ser que la
propia policía haga esto…"
Poco a poco fueron llegando varios
docentes de la UMSA y directores de archivo de instituciones
estatales, que procedieron a recoger (cada cual lo que pudo) restos de
expedientes y correspondencia consumida por el fuego. Algunos todavía
con chispas encendidas y humeantes.
Los funcionarios del Archivo Policial
salieron a buscar entre los escombros expedientes para tratar de
rescatarlos. Al poco tiempo se retiraron afirmando que "es imposible
reconstruir los procesos, no hay caso".
Dos profesores universitarios convocaron
a sus alumnos para salvar los documentos. De súbito, aparecieron los
efectivos policiales esta vez en marcha de protesta, los que al pasar
por las inmediaciones de la repartición asaltada, repitieron la
actitud vandálica y depredadora de la memoria policial, volviendo a
prender fuego a los expedientes chamuscados, con lo que concluyeron su
misión.
Nuevamente un carro bombero llegó
oportunamente para apagar el fuego. Los expedientes fueron reducidos a
cenizas. Los profesores desistieron de continuar su labor de
salvataje.
Conclusiones:
• Como otras veces en la historia
archivística, en esta acción planificada y premeditada se fijó como
objetivo la destrucción de expedientes de procesos disciplinarios,
como un claro mensaje de la clase policial subalterna amotinada desde la madrugada del 22 de junio.
• Nuevamente la memoria institucional, esta vez de la Policía Nacional, fue destruida por fuego.
• La Ley 101, que puede ser calificada
draconiana, permite investigar denuncias de transgresiones y delitos
policiales, en un intento de limpiar al cuerpo policial de la lacra de
la corrupción.
• Siendo la Policía una entidad muy vulnerable a la presión de grupos de poder, buscan derogar o abrogar esta norma.
Sanciones penales:
Los efectivos policiales que han actuado
de manera premeditada y planificada para atentar contra su propia
memoria institucional, han incurrido en los cargos penales de
destrucción y supresión de documentos públicos (Art. 202 del Código
Penal), con las agravantes del Art. 223 (destrucción o deterioro de
bienes del Estado y la riqueza nacional), y el Art. 358 (Daño
calificado: cuando se realizare mediante incendio, destrucción o
deterioro de documentos de valor estimable).
La comunidad de archivistas e historiadores de Bolivia tiene el deber de pronunciarse.
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La sublevación policial destituyente de Bolivia (y la necesidad de un escarmiento)
Opacado
por el golpe institucional que depuso al presidente Fernando Lugo en
Paraguay (se me hace que el eje Brasil-Argentina va a responder no
reconociendo a Franco y favoreciendo la entrada inmediata de Venezuela
al Mercosur), se ha registrado en las úlimas horas, casi sin cobertura
de la prensa, una sublevación policial destituyente contra el gobierno de Bolivia, muy parecido a la que abortó el presidente Correa en Ecuador. Rebelión que en las últimas horas, lejos de amainar, ha recrudecido, extendiéndose a todo el país. A través de Gloria Beretervide recibí este esclarecedor
artículo de Luis Oporto Ordóñez, docente de la UMSA y "servidor público
del Estado Plurinacional" de Bolivia. Los comentarios en azul son míos.
Destrucción de la memoria policial
La Paz y las principales ciudades de
Bolivia amanecieron con un motín policial declarado, protagonizado por
miembros de la Policía Nacional, llamados a sí mismos como "clase
subalterna", comprendidos de suboficiales hacia abajo. Estos efectivos
apoyan de esa manera las acciones de hecho que han ejecutado sus
esposas las que a tiempo de exigir la nivelación salarial respecto de
la misma clase en las FF.AA., se declararon en huelga de hambre y
tomaron instalaciones policiales, entre ellas la de la Unidad Táctica
de Operaciones Policiales y otros cuarteles.
Sus exigencias se refieren
esencialmente a la nivelación salarial, jubilación al 100% al último
salario, la derogación de la Ley 101 de Régimen Disciplinario Policial
de la Policía Boliviana (promulgado el 4 de abril de 2011) y la
renuncia del actual comandante de la Policía Nacional. En los canales
de televisión se oyeron las declaraciones de dirigentes ajenos a la
policía nacional, entre ellos el ex Mayor David Vargas (que
protagonizó el motín policial de febrero de 2003), que funge como
'vocero'. La implicancia política es más que evidente.
Lo que nos interesa denunciar es que la
jornada de hoy sumó un acto más de depredación planificada contra la
memoria institucional. La clase subalterna de la Policía Nacional
planeó una operación tipo comando, la que perfectamente instruida,
tomó por asalto las dependencias de la Dirección Departamental de
Investigación Policial Interna de la Policía Boliviana. Estos
efectivos de la Policía tomaron como objetivo el Tribunal
Disciplinario de la Policía Nacional, para asaltar su Archivo
institucional, sacar los expedientes a la calle desde las dependencias ubicadas en planta baja y planta alta, les prendieron fuego, esperando que las llamas consuman su contenido.
En las mismas instalaciones policiales
se encuentra el Archivo y Museo Histórico de la Policía Boliviana, la
que felizmente no sufrió daño alguno.
¿Qué clase de documentos fueron destruidos? Hemos tomado, de los restos calcinados, dos expedientes para analizar su contenido:
• Expediente relativo a investigaciones
impulsadas por la Dirección Departamental de Investigación Interna de
La Paz, relativos al Art. 57, inc. A de la Ley 101, contra un sargento
2° y un Suboficial 2° Administrativo.
• Auto de inicio de procesamiento, con
requerimiento fiscal, sobre transgresión al Art. 12° numeral 14 y
numeral 8 de la Ley de Régimen Disciplinario de la Policía Boliviana,
contra Teniente Coronel DEAP (Director de un penal) y un Suboficial 1°
(responsable de manejar correspondencia, elaborar oficios de atención,
registro y archivo de la documentación de esa Dirección).
¿Qué fechas cubren los documentos incendiados?
• En los dos casos vemos que se trata de
procesos en curso. El primero corresponde a 29 de marzo de 2012 y el
segundo a 23 de noviembre de 2011.
• Hemos constatado que existen también
expedientes de casos ya cerrados correspondientes a la década de los
80 y 90's y de la primera década del siglo XXI.
En base a los dos ejemplos podemos
evidenciar que el objetivo específico de esa operación comando de
suboficiales y clases de la Policía Nacional, era destruir los
procesos incoados en virtud de la Ley 101 de Régimen Disciplinario de
la Policía Nacional, en el que la Dirección de Asuntos Internos de la
Policía Departamental que investiga denuncias sobre transgresiones a
la citada Ley disciplinaria, y de otros procesos anteriores a dicha
Ley.
Un carro bombero llegó para apagar el
fuego, de esa inusual pira que levantaba densa humareda blanca, típica
de material que demora en consumirse.
La ciudadanía que transitaba por esas
inmediaciones, observó entre los restos calcinados de documentos,
computadoras consumidas por el fuego. "Se han pasado…", decían unos;
otros miraban incrédulos los restos de la hoguera: "no puede ser que la
propia policía haga esto…"
Poco a poco fueron llegando varios
docentes de la UMSA y directores de archivo de instituciones
estatales, que procedieron a recoger (cada cual lo que pudo) restos de
expedientes y correspondencia consumida por el fuego. Algunos todavía
con chispas encendidas y humeantes.
Los funcionarios del Archivo Policial
salieron a buscar entre los escombros expedientes para tratar de
rescatarlos. Al poco tiempo se retiraron afirmando que "es imposible
reconstruir los procesos, no hay caso".
Dos profesores universitarios convocaron
a sus alumnos para salvar los documentos. De súbito, aparecieron los
efectivos policiales esta vez en marcha de protesta, los que al pasar
por las inmediaciones de la repartición asaltada, repitieron la
actitud vandálica y depredadora de la memoria policial, volviendo a
prender fuego a los expedientes chamuscados, con lo que concluyeron su
misión.
Nuevamente un carro bombero llegó
oportunamente para apagar el fuego. Los expedientes fueron reducidos a
cenizas. Los profesores desistieron de continuar su labor de
salvataje.
Conclusiones:
• Como otras veces en la historia
archivística, en esta acción planificada y premeditada se fijó como
objetivo la destrucción de expedientes de procesos disciplinarios,
como un claro mensaje de la clase policial subalterna amotinada desde la madrugada del 22 de junio.
• Nuevamente la memoria institucional, esta vez de la Policía Nacional, fue destruida por fuego.
• La Ley 101, que puede ser calificada
draconiana, permite investigar denuncias de transgresiones y delitos
policiales, en un intento de limpiar al cuerpo policial de la lacra de
la corrupción.
• Siendo la Policía una entidad muy vulnerable a la presión de grupos de poder, buscan derogar o abrogar esta norma.
Sanciones penales:
Los efectivos policiales que han actuado
de manera premeditada y planificada para atentar contra su propia
memoria institucional, han incurrido en los cargos penales de
destrucción y supresión de documentos públicos (Art. 202 del Código
Penal), con las agravantes del Art. 223 (destrucción o deterioro de
bienes del Estado y la riqueza nacional), y el Art. 358 (Daño
calificado: cuando se realizare mediante incendio, destrucción o
deterioro de documentos de valor estimable).
La comunidad de archivistas e historiadores de Bolivia tiene el deber de pronunciarse.
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Última edición por lilian el Sáb Jun 23, 2012 7:57 am, editado 2 veces
lilian- Moderador Global
Re: America Latina
viernes, 22 de junio de 2012
Paraguay, golpe institucional y agronegocios
Tal como lo recibí.
| ||||||||||
|
Jueves 21 de junio de 2012
Comunicado de BASE IS a la opinión pública sobre la situación política del país
[color:1d85=#999]Base IS
BASE Investigaciones Sociales, institución con más de 20 años de
trayectoria en investigación, difusión y elaboración de propuestas
sobre el mundo rural y los derechos humanos, comparte con la sociedad
nacional e internacional su parecer sobre la situación política actual
de Paraguay, marcada por el juicio político contra el Poder
Ejecutivo, basado en argumentos forzadamente ligados a los sucesos de
Curuguaty. Y por lo mismo:
-Exige una investigación integral
sobre lo sucedido en la finca Marina kue de YvyPyta, Curuguaty,, con
especial atención sobre la hipótesis que habla de infiltrados entre el
grupo de campesinos protagonistas de los hechos y la que sugiere que
los disparos se hicieron entre policías con la confusión de la
situación.
-Exhorta al Estado a que desarrolle sus
investigaciones ajustado al debido proceso y a todas las garantías
procesales y a los derechos humanos, especialmente en el tratamiento
de los detenidos del sector campesino y más aún cuando involucre a
menores de edad.
-Recuerda a la sociedad paraguaya que
lo sucedido en Curuguaty tiene como transfondo el conflicto por la
injusta distribución de la tierra en el país, que arrastramos desde la
posguerra de la Triple Alianza y que se agudizó con el régimen
stronista, teniendo como saldo una concentración de tierras en pocas
manos, que fue calificada por la FAO como la más desigual del mundo
-Condena que partidos políticos tradicionales hayan encontrado en el
trágico suceso de Curuguaty la excusa que venían buscando desde apenas
asumido el gobierno de Fernando Lugo, para realizar un golpe
institucional y volver a apoderarse del aparato Estatal, todo motivado
por sus intereses egoístas.
-Recuerda a la sociedad
paraguaya que los sectores políticos y económicos que hoy están
sumando votos para la figura del juicio político no lo hacen porque
buscan un presente mejor y más justo para nuestra sociedad, sino
exlusivamente para seguir protegiendo sus negocios, ligados al
latifundio y las mafias, muchos de ellos responsables directos de la
existencia de tierras malhabidas y de la degradación de la cultura
campesina e indígena en Paraguay y hasta la muerte de campesinos en
sus luchas por acceder a su derecho a la tierra.
-Destaca que
los sucesos acontecidos en Curuguaty se generaron ante la sensación
de injusticia social que viene sintiendo la población campesina,
alimentada por la completa inacción y falta de voluntad de los tres
poderes del Estado en la recuperación de las tierras en situación
irregular y su posterior redistribución en favor de la Reforma
Agraria. Como también de la misma inacción en torno a las denuncias de
fumigaciones, intoxicaciones y desalojos de las que son víctimas el
campesinado y los pueblos originarios especialmente a consecuencia de la
expansión del monocultivo dependiente de semillas transgénicas.
-Manifiesta su completo desacuerdo con el nombramiento de Rubén
Candia Amarilla al frente del Ministerio del Interior, debido a sus
antecedenes represivos durante su gestión como fiscal general del
Estado desde 2005 a 2011, periodo donde 21 compatriotas agricultores
fueron muertos en distintos operativos de desalojos encabezados por
agentes fiscales bajo orden de Candia Amarilla. Lo mismo sobre el
recientemente nombrado comandante de la Policía, Arnaldo Sanabria, que
comandó el confuso y trágico desalojo.
-Alienta a
los medios populares, comunitarios alternativos y ciudadanos a seguir
intensificando sus labores de informar, ayudar a entender la situación
y salir en defensa de los derechos humanos de las poblaciones más
desposeídas, en tiempos de desinformación y deformación informativa
por parte de ciertos medios empresariales de comunicación.
-Invita a todos los actores sociales del país a estar atentos al desarrollo de los hechos políticos.
FOTO: Sitio Oficial de la Cámara de Diputados
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lilian- Moderador Global
En Argentina tbm estan habiendo movimientos destituyentes...La derecha en America Latina esta comenzando a "enrarecer su clima"
viernes, 22 de junio de 2012
Imprescindible: Las razones de un paro
Impresionante.
Sin que nadie le pague, por amor a la verdad y a la justicia, Boot se
toma el trabajo de viviseccionar la incomprensible movida de los Moyano,
volviéndola transparente en su sinrazón, visibilizando sus motivaciones
inconfesables. Las mismas que Moyano debe explicar... Mientras Cecilia
Pando llama a ir a la plaza el próximo miércoles, me pregunto si la
simultaneidad entre el camionazo argentino, el golpe institucional de
Paraguay y la sublevación de los policías bolivianos fue pura
casualidad...
Las razones
de un paro
Por Teodoro
Boot
Mientras
exista una situación de injusticia siempre habrá razones para un paro de los
trabajadores. Este es un principio que no vamos a discutir ni del que vamos a
renegar, pero sí debe admitirse que el reclamo por la igualdad universal no
suele ser la razón esgrimida para la realización de la mayoría de los paros, de
manera que, para no extraviarnos, conviene concentrar nuestra atención en las
razones del paro realizado por orden de Pablo Moyano y también del convocado por
su padre para la semana próxima.
Las razones
de Pablo Moyano se vinculan a la discusión partidaria con la cámara empresaria
del sector, lo que en el caso particular de camioneros supone algunas
complicaciones. De acuerdo a la legislación laboral argentina, el
encuadramiento gremial de un trabajador es el derivado da la actividad
principal de la empresa en que desempeña su tarea, lo que facilita y da
racionalidad a la negociación paritaria que, recuérdese, no consiste únicamente
en la discusión de salarios: en las paritarias se discuten principalmente las
condiciones de trabajo.
Inspirado
en la legislación norteamericana y con el sigiloso pero obvio apoyo
gubernamental, y amparado en el proverbial amarillismo de algunos gremios
“competidores” –tal el caso de Comercio– así como en la tercerización de
servicios y la precarización de los trabajadores –como ocurre con los
distribuidores de diarios, los transportistas de combustible o los recolectores
de residuos– Hugo Moyano dio en considerar como encuadrado en su gremio a todo
trabajador que condujera un camión o camioneta transportando algo, cualquier
cosa.
En los hechos, esto
supuso que los encuadrados en el sindicato de
camioneros no fueran necesariamente los trabajadores de las empresas
nucleadas
en la cámara de transportistas de carga: en la novedosa interpretación
(recordémoslo: implementada de consuno entre Hugo Moyano y las
administraciones
kirchneristas) pertenecen a camioneros y afectados por la misma
negociación
colectiva quienes transportan cargas en general más aquellos que
transportan
combustible, bebidas, alimentos, caudales, automóviles, diarios,
residuos, etcétera, independientemente del rubro o rama de la industria a
que pertenezcan sus
empleadores. Tan sólo faltan los choferes de ambulancias y los
conductores de
coches fúnebres. ¿O no faltan?
El proceso
de crecimiento del sindicato de camioneros no se llevó a cabo en contra de la
voluntad de los trabajadores involucrados. Por el contrario: éstos se pasaron
con entusiasmo al sindicato de Moyano, cuyos salarios y condiciones de trabajo
son muy superiores a las fijadas por los convenios –de nuevo– de Comercio, el
gremio más depredado por Moyano. Por no mencionar los casos de los choferes de
las pequeñas empresas inventadas por los grandes conglomerados para tercerizar
sus servicios y precarizar al personal.
El
inconveniente de esta alteración del tradicional sistema de encuadramiento
sindical argentino radica en que en la negociación paritaria, la cámara del
sector (FADEEAC. Federación Argentina de Entidades Empresarias del
Autotransporte de Cargas) no puede representar, ni siquiera deficientemente, a
la totalidad de los empleadores involucrados o afectados por la negociación
salarial. En los últimos años esos inconvenientes se subsanaron con una suerte
de bendigo a tutti gubernamental que buscaba amortiguar los daños colaterales
del fulgurante ascenso de Hugo Moyano, así como apuntalarlo en su consolidación
como dirigente máximo del sindicalismo argentino. Cualquier sindicalista, aun
los moyanistas del MTA, solían murmurar entre dientes su despecho: “Los
aumentos que consigue el Negro para los camioneros los terminamos pagando todos
con los nuevos subsidios al combustible que, para compensarlas, el gobierno le da a las empresas transportistas”.
No viene al
caso en esta oportunidad, ni el autor conoce, entiende, ni mucho menos comprende las razones que
llevaron al progresivo distanciamiento entre Hugo Moyano y el gobierno de
Cristina Fernández, evidente no sólo en los hechos, que son los que cuentan, sino
también en los gestos y manifestaciones de ambas partes, que no carecen de
importancia. Lo que está claro es que, tanto por el distanciamiento como por
los riesgos económicos provocados por la interminable crisis internacional y el
cambio en algunos parámetros (por ejemplo, el de la disminución de subsidios a
numerosos servicios y también al transporte, que sería reemplazado por un
supuesto subsidio a los usuarios), Moyano no iba a concurrir a esta negociación
paritaria contando con el apoyo y, no menos importante, el reaseguro
gubernamental de que cubriría las espaldas de los empresarios para garantizar el
resultado de las paritarias.
La
negociación prometía desarrollarse conflictivamente, ya desde las primeras
declaraciones públicas del sindicato, que decía reclamaría un 40% de aumento, y
de la cámara empresaria, que parecía plantada en un 18%. Vistas así las cosas,
cualquier diría: es imposible que se llegue a un acuerdo.
Pero las cosas nunca
son así como parecen, menos aun en un regateo. Sin ir más lejos, los bancarios
decían reclamar un 39% y nadie se desmayó.
Tal vez sea
oportuna una digresión. En la experiencia, incluso personal, de la mayoría de
los dirigentes sindicales, centrar la puja distributiva en el monto de los
salarios es contraproducente, pues induce –o justifica– una carrera
inflacionaria en la que el salario de los trabajadores es la primera y
principal víctima. Los índices de inflación –oficiales u
extraoficiales– no son parámetros a tomar en cuenta: más conviene a la CGT llevar su propia
estadística, centrada en la canasta familiar, y sólo para su propio manejo,
para tratar de ganar poder adquisitivo en forma directa, cuando se pueda, y en
forma indirecta, por medio de la redistribución de los ingresos mediante obras
públicas y mejoramiento de las condiciones de vida y de los servicios que sea
capaz de ejecutar un gobierno, así como de los beneficios que la propia
organización gremial desarrolla para sus afiliados y familias.
Por otra
parte, sin mencionar aquellas ventajas que pueden obtenerse con imaginación y
un buen uso de la oportunidad, como la participación en las ganancias
empresarias que tienen los obreros y empleados del caucho, en las partidarias
se discuten también condiciones de trabajo. Sin disminuir la importancia del
incremento salarial, cualquier trabajador sabe que una mejora en las
condiciones de trabajo vale tanto como un aumento de sueldo, porque suele equivaler
a un aumento salarial indirecto.
Para
finalizar la digresión, ante una negociación paritaria se abre una
multiplicidad de opciones sobre las cuales pujar y regatear. Y ningún
gremialista se obcecará en ninguna de las opciones, por más que de la boca para
afuera y por razones de marketing o de precedencia política suela hacer
hincapié en el mágico “porcentaje”.
Volviendo a
la paritaria de camioneros, la alharaca mediática significó bien poco una vez
que, sentados a la mesa de negociaciones, trabajadores y empresarios pusieron
sus condiciones: 21%, dijeron los empresarios; 30 %, exigieron los
representantes obreros. A diferencia de las cifras manifestadas para consumo
mediático, estos dos extremos de la puja ya estaban dentro de la misma
dimensión.
Por lo
general una negociación paritaria es como un regateo entre comerciantes
armenios, lleno de idas, vueltas, lamentos, amenazas, promesas de
suicidio y desplantes que, en
prácticamente ningún caso llegan al punto de patearle la mercadería al
otro o
de prenderle fuego. No, al menos, mientras dure el regateo. Sin
embargo,
inopinadamente, apenas comenzada la paritaria y tras hacer diferentes
paros
parciales, que no obedecían a ningún conflicto en particular, el
sindicato conducido por Pablo Moyano lanzó un paro de transporte
de combustible que provocó numerosos y graves inconvenientes y algunos
ensañamientos
gratuitos que el más obtuso representante de los trabajadores debería
tratar
de evitar, como dejar sin gas y en pleno invierno a algunas localidades
del sur
bonaerense. La madre, la tía, la abuela y otras varias inocentes
integrantes femeninas
de la familia Moyano han sido muy recordadas en estos días en Guaminí.
Frente al
salvajismo del paro camionero cualquiera hubiera dicho que las negociaciones
estaban rotas y poco menos que para siempre, pero resultó ser, y se supo en
breve, por boca del propio presidente de
la cámara empresaria, que se encontraban muy encaminadas. Tanto, que el
acuerdo se firmó en horas de la mañana, a menos de 24 horas de iniciado el paro,
según dijo el dirigente empresario, quien afirmó que el acuerdo era del 25.5%,
a implementarse en tres tramos.
El
resultado fue un poco descorazonador ya que de jugarse alguna tómbola con los
porcentajes de aumento surgidos de las paritarias, seríamos muchos los que
habríamos acertado: un 24, 25% era lo lógico, partiendo desde donde
sindicalistas y empresarios lo habían hecho. Entonces ¿tanto lío para esto?
El 25.5% es
mucho, se dirá, más de lo obtenido por otros gremios.
¿Más?
Veamos:
Ese 25.5 %
se aplicará de la siguiente manera: un 12.5 a partir de julio, que se completará con
un 7 % a partir de noviembre y un 6 % recién en marzo de 2013. Es un
buen aumento. Partiendo de un sueldo hipotético de 100 bolitas, de julio del 2012 a junio del 2013 y sin
aguinaldos y extras, de no mediar este aumento, un camionero cobraría 1200 bolitas. Con
el aumento, la cifra ascendería a 1430.
Dicho sin considerar todas las demás
variables que inciden en el salario, como la antigüedad, el presentismo, etc.
Además, y puesto que no se ha informado lo contrario, el incremento es
remunerativo, vale decir que se aplica sobre el mínimo, por lo que incrementa
las distintas variables y forma parte del aguinaldo y las vacaciones.
No
es el
caso, por ejemplo, de Comercio, que convino un incremento del 24 por
ciento, en su suma mayor al de camioneros, toda vez que sobre la base
100, en un
año el empleado de comercio llegará a las 1461 bolitas, contra las 1430
de camioneros, pero
el acuerdo de Comercio desdobla ese porcentaje en un 15 % inicial, ya
cobrado,
pero no remunerativo y un 9 por ciento en octubre, que supuestamente
será
remunerativo e incrementará aguinaldo, vacaciones, antigüedad, etc. Vale
decir,
probablemente, de tomarse en cuenta todos los rubros, el acuerdo de
camioneros
sea algo mejor que el de comercio, pero no mucho
mejor. Téngase en cuenta que el escalonamiento de los aumentos produce un
resultado final menor cuando sumamos todos los salarios cobrados por un
trabajador a lo largo del año, de ahí
que la suma final de comercio es –insistimos, sin tomar en cuenta todos los
rubros– mayor que la de camioneros.
Pero veamos
otros gremios cuyos aumentos sí fueron remunerativos.
La UOCRA pactó un acuerdo del 24 % a
aplicarse de inmediato, lo que proyectado a lo largo de un año daría, siempre sobre
la base 100, una suma de 1488, cifra ya bastante superior a los 1430 de
camioneros. La UOCRA
pactó, además, unas sumas fijas a cobrar en abril y mayo de entre 546 y 1609
pesos, dependiendo de las categorías y, que, obviamente no tomamos en cuenta.
La UOM, por su parte, muy criticada por
los moyanistas en su momento, pactó un incremento del 23 por ciento, también a
aplicarse de inmediato. Sin tomar en consideración la suma fija de 1100
pesos en dos cuotas que cobrarán todos los metalúrgicos independientemente de
su categoría, la suma asciende a 1476, también muy superior a
los 1430 de camioneros.
Aceiteros,
con un 24 por ciento sin desdoblamientos, está también en los 1488 de los
obreros de la construcción. Y bancarios, por ejemplo, con un 19,5 % por ciento pactado en el primer
trimestre y un 24.5 para el resto del año, suma en un año, siempre sobre la
misma base 100, 1479, también muy por encima de los 1430 de camioneros.
Obsérvese
qué curioso: el incremento del salario bancario fue estimado por los
medios y voceros ministeriales y sindicales, en
un 23,1 por ciento, el de la UOM
en un 23, el de la UOCRA
en un 24 y el de camioneros en un 25,5, olvidando en todos los casos
considerar
la cifra anual que el trabajador cobrará una vez que se apliquen esos
incrementos. De hacerse esto, surge que el incremento de camioneros no
es del
25.5 sino de un menor pero nada desdeñable 20%, siempre sobre esa misma
base
cien y, repetimos, sin considerar el modo en que el aumento del mínimo
incide
en los diferentes rubros e incentivos, un componente esencial de la
negociación
paritaria que suele pasar desapercibido y que se aplica a todos los
gremios que hayan firmado acuerdos por porcentajes remunerativos.
Haciendo
las mismas consideraciones y sobre la misma base cien, el incremento pactado
por los molineros y obreros de la construcción es exactamente del 24 por ciento,
el de la UOM el 23
y el de bancarios 22%, todos superiores al 20 % de camioneros. Para el que
Pablo Moyano lanzó un paro de transporte de combustible que afectó brutalmente
la vida y el comercio. A pesar de que los demás gremios, para obtener más, no tuvieron
que recurrir a medidas de fuerza semejantes.
Los Moyano
y el conjunto de los activistas de camioneros movilizados para la ocasión,
festejaron ruidosamente el supuesto 25.5 %.
Las
preguntas al respecto son dos:
La primera saber
si los empresarios transportistas se mostraban tan irreductibles como para
tener que ablandarlos con semejante medida de fuerza, lo que no surgiría de las
declaraciones del sector patronal.
La segunda a quién le quiere vender Hugo Moyano ese 25.5 % que es en
realidad un 20m. No al resto de los dirigentes sindicales, que hacen al vuelo
estas cuentas que tantas sumas, multiplicaciones y divisiones me llevaron y que
a los lectores les habrá resultado aún más trabajoso comprender.
¿Se trató
nomás de encontrar una excusa para una demostración de fuerza, exhibiendo parte
del daño que el sindicato es capaz de provocar?
De ser ese el caso, ¿quiénes son los destinatarios
de ese aviso que, siempre, de una u otra manera, será una negociación?
En el mismo
momento en que anunciaba la finalización del “conflicto” –discúlpense las
comillas, que suenan inevitables– Hugo Moyano convocó a un nuevo paro, esta vez
general, y con movilización a Plaza de Mayo incluida.
Comenzamos
estas líneas justificando cualquier paro que se realice en tanto no
imperen la
igualdad y la justicia universales. Desde luego, no es éste el propósito
inmediato de Hugo Moyano quien, más allá de las consideraciones
políticas, a
gusto tanto de sus nuevos aliados de la ultraizquierda como de sus
nuevos y aun
más extraños amigos de la derecha económica, sostiene dos reclamos
centrales del movimiento obrero en los últimos tiempos: la eliminación
del impuesto a las
ganancias para los asalariados o, cuanto menos, la suba del mínimo no
imponible (que todos convienen en que se encuentra retrasado) y la
eliminación
del tope para el cobro de las asignaciones familiares.
Cada uno de
estos puntos merecería ser considerado en mayor detalle del que nos es posible,
tanto en el orden de los principios como en el de la viabilidad práctica,
aunque siempre conservando el sentido de
las proporciones, que suele extraviarse cuando uno se adentra en los cenagosos
terrenos de la moral, la filosofía política o la jurisprudencia.
Los
gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner han hecho hincapié en la elevación de
los ingresos y las condiciones de vida de los sectores más postergados, a
menudo posponiendo los reclamos, por lo general legítimos, de quienes se
encontraban en mejor condición relativa. Un ejemplo de ello fueron las
jubilaciones: durante los primeros años se incrementaron las mínimas y aun se
jubiló de oficio a casi dos millones de personas mayores que no habían aportado
lo suficiente, mientras las jubilaciones medias y altas parecían congeladas.
Desde un punto de vista, desde el de los derechos individuales de los
ciudadanos, hay una cierta injusticia en tal discriminación. Desde otro punto
de vista, el del derecho social, la justicia consiste en la progresiva
eliminación de las diferencias sociales o, cuando menos, en garantizar la
satisfacción de los derechos sociales de todos los ciudadanos, lo que requiere,
en primer lugar, reconocer la inequidad para luego proceder a una acción
reparadora, que deberá ser necesariamente discriminatoria. Los
ejemplos de esta clase de discriminación “positiva” los tenemos a mano, aun a
pesar de los recurrentes empeños reformistas de los blumbergs penales y
laborales, en la legislación de menores y en el derecho laboral, en el que la
ley y el sistema deben ser lo bastante discriminatorios como para ayudar a
nivelar la desigualdad inicial en la que se encuentran las distintas partes,
tanto si se trata de un niño en litigio con un mayor como de un trabajador en
conflicto con el empleador.
Por
tradición y naturaleza, las organizaciones obreras abonaron y se nutrieron de
los principios de, lo que llevado a su punto más alto, se conoce como
constitucionalismo social. Y en sus puntos más bajos y pedestres, al modo
discriminatorio en que se recaudan y gastan los recursos del Estado, cuya única
función no es atender a las necesidades de los postergados, pero que sí debe
tener a esa atención como una de sus mayores prioridades. Nadie duda de que el
movimiento obrero comparte este principio. Al menos, nunca se ha manifestado
públicamente ni a favor de los más ricos ni partidario de una igualdad
abstracta que sólo sirve para sancionar la desigualdad real.
Hechas
estas aclaraciones, debemos convenir en lo odioso y discriminatorio que resulta
el tope para el cobro de las asignaciones familiares y lo inusual, para nuestra
tradición en materia de legislación laboral e impositiva, de que los
asalariados paguen impuesto a las ganancias. “El sueldo no es ganancia”, dicen
algunos, seguramente con fundamento, aunque nunca se termina de explicar qué
diablos es ganancia y en consecuencia, qué no lo es. Porque ganar plata, el trabajador
gana. No trabaja de balde ni por amor al arte.
Para el
Frente Amplio uruguayo, y así lo ha sancionado en la legislación desde el
gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, el impuesto a las ganancias debe ser abonado
por todos, empresarios, profesionales y trabajadores, sin mínimo de ninguna
clase y, lógicamente, siempre de acuerdo al nivel de ingresos de cada quién, de
lo que puede deducirse que el principio universal según el que los trabajadores
no deben tributar ganancias, no es tan universal que digamos.
Pero yendo
a una faz más práctica del asunto, lo primero que puede advertirse de la
simultaneidad de ambos reclamos, es su naturaleza contradictoria, equivalente,
sin ánimo de establecer comparaciones odiosas, al reclamo de subsidios para la
sequía, la lluvia y la mar en coche de
los productores rurales simultáneo a su negativa a pagar impuestos. Muy
semejante también a la pretensión del 82 por ciento móvil para las jubilaciones
sin establecer el modo en que dichas jubilaciones podrían financiarse. Venimos, al Cieñp y la Tierratryu
Para el
caso, veamos que las asignaciones familiares son pagadas por el Anses, que
obtiene sus ingresos de los aportes de los trabajadores activos y de sus
empleadores, cifra que, habida cuenta los dos millones de adultos mayores que
recibieron el beneficio jubilatorio sin haber hecho los aportes que establece
la ley, es completada, duplicada en realidad, por el Tesoro a partir de fondos
que ingresan en concepto de IVA y de impuesto a las ganancias.
Vale decir,
simplificando, que mientras reclama la eliminación del tope para el cobro de
asignaciones familiares, al oponerse a que los trabajadores paguen impuesto a
las ganancias, Hugo Moyano le quita al beneficio que reclama para los que más
ganan, parte de la financiación que tiene ese beneficio que reciben quienes
menos ganan.
Hay una
contradicción en esto, en lo que además de las conveniencias monetarias,
intervienen
–o deberían intervenir, tratándose de la representación de los
trabajadores– consideraciones
de orden ideológico y moral. Pero uno no es quién para decirle a Moyano
lo
que Moyano ya sabe de sobra, ni menos sugerirle que, como representante
de los
trabajadores, debería serlo de todos ellos, en especial de los más
postergados,
por lo que tal vez fuera más adecuado que en vez de exigir la
eliminación del impuesto a
las ganancias, reclamara un incremento de las asignaciones universales
que
reciben los que no tienen nada. Uno no es quien para eso pero sí para
poner las cosas en situación y mostrar de qué hablamos cuando hablamos
de
principios abstractos.
Extrañamente, Hugo Moyano
no reclama por la actualización de las tasas según las que se establece el
impuesto a las ganancias, inalteradas desde hace por lo menos 20 años, ni
propone una razonable elevación del techo porcentual, establecido con bastante
arbitrariedad en el 35 por ciento de los ingresos siendo que en los países
desarrollados (que tal vez por estos mismos detalles sean desarrollados) supera
ampliamente el 50 por ciento y en casos como los de Escandinavia llega casi al
70 por ciento.
Vale decir, superado determinado nivel de
ingresos, el porcentaje de los mismos que los ricachones deben pagar en concepto
de impuesto a las ganancias en el “primer mundo” supera largamente el 50 %.
Y aquí es del 35%, con montos no actualizados desde la década del 90.
La facción
de la CGT
liderada por Hugo Moyano no propone la modificación de ninguno de estos
parámetros, que volverían al impuesto más “progresivo” sino que se limita a
exigir su eliminación para los asalariados (gerentes de banco, jueces, CEOs
multimillonarios, entre ellos) o la elevación del mínimo no imponible, reclamo
en el que, dicho sea de paso, es acompañado por el propio gobierno, a juzgar
por las declaraciones de la ministra de Trabajo Noemí Rial.
En la
opinión de Hugo Moyano, el acuerdo salarial pasa a segundo plano, es
secundario y “no sirve para nada si no se aumenta el mínimo no imponible”.
Para no
perdernos en vericuetos de porcentajes abstractos, veamos los ejemplos
concretos para tratar de entender de qué habla Hugo Moyano:
Un
trabajador que gana por planilla 12.000 pesos, que según los analistas sería un
salario promedio en las ramas industriales, y que una vez hechos los descuentos, percibe de
bolsillo unos 9.300 pesos, paga de impuesto a las ganancias… 227 pesos con
setenta centavos, cerca del 3 por ciento del total de su ingreso.
227 pesos con
setenta centavos sobre un ingreso de 9.300 pesos, proyectados al año, sin
aguinaldo ni vacaciones, equivalen a 2724 pesos de impuestos sobre un ingreso real de 111.600 (ciento once mil
seiscientos) pesos.
227 pesos
con setenta centavos.
¿De qué
diablos está hablando Hugo Moyano cuando afirma que el impuesto a las ganancias
se “come” el incremento que se obtiene en las paritarias? ¿En qué están
pensando todos los que repiten ese absurdo, sin razonarlo ni medio minuto?
227 pesos
con setenta centavos.
¿Un paro general por 227 pesos con setenta centavos?
A tenor de cómo han evolucionado algunos conflcitos, es evidente que
“el ingreso de los trabajadores ha pasado a segundo plano”.
Lo que Hugo Moyano
debe explicar es qué es lo que ha pasado a estar en primer plano.
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Imprescindible: Las razones de un paro
Impresionante.
Sin que nadie le pague, por amor a la verdad y a la justicia, Boot se
toma el trabajo de viviseccionar la incomprensible movida de los Moyano,
volviéndola transparente en su sinrazón, visibilizando sus motivaciones
inconfesables. Las mismas que Moyano debe explicar... Mientras Cecilia
Pando llama a ir a la plaza el próximo miércoles, me pregunto si la
simultaneidad entre el camionazo argentino, el golpe institucional de
Paraguay y la sublevación de los policías bolivianos fue pura
casualidad...
Las razones
de un paro
Por Teodoro
Boot
exista una situación de injusticia siempre habrá razones para un paro de los
trabajadores. Este es un principio que no vamos a discutir ni del que vamos a
renegar, pero sí debe admitirse que el reclamo por la igualdad universal no
suele ser la razón esgrimida para la realización de la mayoría de los paros, de
manera que, para no extraviarnos, conviene concentrar nuestra atención en las
razones del paro realizado por orden de Pablo Moyano y también del convocado por
su padre para la semana próxima.
Las razones
de Pablo Moyano se vinculan a la discusión partidaria con la cámara empresaria
del sector, lo que en el caso particular de camioneros supone algunas
complicaciones. De acuerdo a la legislación laboral argentina, el
encuadramiento gremial de un trabajador es el derivado da la actividad
principal de la empresa en que desempeña su tarea, lo que facilita y da
racionalidad a la negociación paritaria que, recuérdese, no consiste únicamente
en la discusión de salarios: en las paritarias se discuten principalmente las
condiciones de trabajo.
Inspirado
en la legislación norteamericana y con el sigiloso pero obvio apoyo
gubernamental, y amparado en el proverbial amarillismo de algunos gremios
“competidores” –tal el caso de Comercio– así como en la tercerización de
servicios y la precarización de los trabajadores –como ocurre con los
distribuidores de diarios, los transportistas de combustible o los recolectores
de residuos– Hugo Moyano dio en considerar como encuadrado en su gremio a todo
trabajador que condujera un camión o camioneta transportando algo, cualquier
cosa.
En los hechos, esto
supuso que los encuadrados en el sindicato de
camioneros no fueran necesariamente los trabajadores de las empresas
nucleadas
en la cámara de transportistas de carga: en la novedosa interpretación
(recordémoslo: implementada de consuno entre Hugo Moyano y las
administraciones
kirchneristas) pertenecen a camioneros y afectados por la misma
negociación
colectiva quienes transportan cargas en general más aquellos que
transportan
combustible, bebidas, alimentos, caudales, automóviles, diarios,
residuos, etcétera, independientemente del rubro o rama de la industria a
que pertenezcan sus
empleadores. Tan sólo faltan los choferes de ambulancias y los
conductores de
coches fúnebres. ¿O no faltan?
El proceso
de crecimiento del sindicato de camioneros no se llevó a cabo en contra de la
voluntad de los trabajadores involucrados. Por el contrario: éstos se pasaron
con entusiasmo al sindicato de Moyano, cuyos salarios y condiciones de trabajo
son muy superiores a las fijadas por los convenios –de nuevo– de Comercio, el
gremio más depredado por Moyano. Por no mencionar los casos de los choferes de
las pequeñas empresas inventadas por los grandes conglomerados para tercerizar
sus servicios y precarizar al personal.
El
inconveniente de esta alteración del tradicional sistema de encuadramiento
sindical argentino radica en que en la negociación paritaria, la cámara del
sector (FADEEAC. Federación Argentina de Entidades Empresarias del
Autotransporte de Cargas) no puede representar, ni siquiera deficientemente, a
la totalidad de los empleadores involucrados o afectados por la negociación
salarial. En los últimos años esos inconvenientes se subsanaron con una suerte
de bendigo a tutti gubernamental que buscaba amortiguar los daños colaterales
del fulgurante ascenso de Hugo Moyano, así como apuntalarlo en su consolidación
como dirigente máximo del sindicalismo argentino. Cualquier sindicalista, aun
los moyanistas del MTA, solían murmurar entre dientes su despecho: “Los
aumentos que consigue el Negro para los camioneros los terminamos pagando todos
con los nuevos subsidios al combustible que, para compensarlas, el gobierno le da a las empresas transportistas”.
No viene al
caso en esta oportunidad, ni el autor conoce, entiende, ni mucho menos comprende las razones que
llevaron al progresivo distanciamiento entre Hugo Moyano y el gobierno de
Cristina Fernández, evidente no sólo en los hechos, que son los que cuentan, sino
también en los gestos y manifestaciones de ambas partes, que no carecen de
importancia. Lo que está claro es que, tanto por el distanciamiento como por
los riesgos económicos provocados por la interminable crisis internacional y el
cambio en algunos parámetros (por ejemplo, el de la disminución de subsidios a
numerosos servicios y también al transporte, que sería reemplazado por un
supuesto subsidio a los usuarios), Moyano no iba a concurrir a esta negociación
paritaria contando con el apoyo y, no menos importante, el reaseguro
gubernamental de que cubriría las espaldas de los empresarios para garantizar el
resultado de las paritarias.
La
negociación prometía desarrollarse conflictivamente, ya desde las primeras
declaraciones públicas del sindicato, que decía reclamaría un 40% de aumento, y
de la cámara empresaria, que parecía plantada en un 18%. Vistas así las cosas,
cualquier diría: es imposible que se llegue a un acuerdo.
Pero las cosas nunca
son así como parecen, menos aun en un regateo. Sin ir más lejos, los bancarios
decían reclamar un 39% y nadie se desmayó.
Tal vez sea
oportuna una digresión. En la experiencia, incluso personal, de la mayoría de
los dirigentes sindicales, centrar la puja distributiva en el monto de los
salarios es contraproducente, pues induce –o justifica– una carrera
inflacionaria en la que el salario de los trabajadores es la primera y
principal víctima. Los índices de inflación –oficiales u
extraoficiales– no son parámetros a tomar en cuenta: más conviene a la CGT llevar su propia
estadística, centrada en la canasta familiar, y sólo para su propio manejo,
para tratar de ganar poder adquisitivo en forma directa, cuando se pueda, y en
forma indirecta, por medio de la redistribución de los ingresos mediante obras
públicas y mejoramiento de las condiciones de vida y de los servicios que sea
capaz de ejecutar un gobierno, así como de los beneficios que la propia
organización gremial desarrolla para sus afiliados y familias.
Por otra
parte, sin mencionar aquellas ventajas que pueden obtenerse con imaginación y
un buen uso de la oportunidad, como la participación en las ganancias
empresarias que tienen los obreros y empleados del caucho, en las partidarias
se discuten también condiciones de trabajo. Sin disminuir la importancia del
incremento salarial, cualquier trabajador sabe que una mejora en las
condiciones de trabajo vale tanto como un aumento de sueldo, porque suele equivaler
a un aumento salarial indirecto.
Para
finalizar la digresión, ante una negociación paritaria se abre una
multiplicidad de opciones sobre las cuales pujar y regatear. Y ningún
gremialista se obcecará en ninguna de las opciones, por más que de la boca para
afuera y por razones de marketing o de precedencia política suela hacer
hincapié en el mágico “porcentaje”.
Volviendo a
la paritaria de camioneros, la alharaca mediática significó bien poco una vez
que, sentados a la mesa de negociaciones, trabajadores y empresarios pusieron
sus condiciones: 21%, dijeron los empresarios; 30 %, exigieron los
representantes obreros. A diferencia de las cifras manifestadas para consumo
mediático, estos dos extremos de la puja ya estaban dentro de la misma
dimensión.
Por lo
general una negociación paritaria es como un regateo entre comerciantes
armenios, lleno de idas, vueltas, lamentos, amenazas, promesas de
suicidio y desplantes que, en
prácticamente ningún caso llegan al punto de patearle la mercadería al
otro o
de prenderle fuego. No, al menos, mientras dure el regateo. Sin
embargo,
inopinadamente, apenas comenzada la paritaria y tras hacer diferentes
paros
parciales, que no obedecían a ningún conflicto en particular, el
sindicato conducido por Pablo Moyano lanzó un paro de transporte
de combustible que provocó numerosos y graves inconvenientes y algunos
ensañamientos
gratuitos que el más obtuso representante de los trabajadores debería
tratar
de evitar, como dejar sin gas y en pleno invierno a algunas localidades
del sur
bonaerense. La madre, la tía, la abuela y otras varias inocentes
integrantes femeninas
de la familia Moyano han sido muy recordadas en estos días en Guaminí.
Frente al
salvajismo del paro camionero cualquiera hubiera dicho que las negociaciones
estaban rotas y poco menos que para siempre, pero resultó ser, y se supo en
breve, por boca del propio presidente de
la cámara empresaria, que se encontraban muy encaminadas. Tanto, que el
acuerdo se firmó en horas de la mañana, a menos de 24 horas de iniciado el paro,
según dijo el dirigente empresario, quien afirmó que el acuerdo era del 25.5%,
a implementarse en tres tramos.
El
resultado fue un poco descorazonador ya que de jugarse alguna tómbola con los
porcentajes de aumento surgidos de las paritarias, seríamos muchos los que
habríamos acertado: un 24, 25% era lo lógico, partiendo desde donde
sindicalistas y empresarios lo habían hecho. Entonces ¿tanto lío para esto?
El 25.5% es
mucho, se dirá, más de lo obtenido por otros gremios.
¿Más?
Veamos:
Ese 25.5 %
se aplicará de la siguiente manera: un 12.5 a partir de julio, que se completará con
un 7 % a partir de noviembre y un 6 % recién en marzo de 2013. Es un
buen aumento. Partiendo de un sueldo hipotético de 100 bolitas, de julio del 2012 a junio del 2013 y sin
aguinaldos y extras, de no mediar este aumento, un camionero cobraría 1200 bolitas. Con
el aumento, la cifra ascendería a 1430.
Dicho sin considerar todas las demás
variables que inciden en el salario, como la antigüedad, el presentismo, etc.
Además, y puesto que no se ha informado lo contrario, el incremento es
remunerativo, vale decir que se aplica sobre el mínimo, por lo que incrementa
las distintas variables y forma parte del aguinaldo y las vacaciones.
No
es el
caso, por ejemplo, de Comercio, que convino un incremento del 24 por
ciento, en su suma mayor al de camioneros, toda vez que sobre la base
100, en un
año el empleado de comercio llegará a las 1461 bolitas, contra las 1430
de camioneros, pero
el acuerdo de Comercio desdobla ese porcentaje en un 15 % inicial, ya
cobrado,
pero no remunerativo y un 9 por ciento en octubre, que supuestamente
será
remunerativo e incrementará aguinaldo, vacaciones, antigüedad, etc. Vale
decir,
probablemente, de tomarse en cuenta todos los rubros, el acuerdo de
camioneros
sea algo mejor que el de comercio, pero no mucho
mejor. Téngase en cuenta que el escalonamiento de los aumentos produce un
resultado final menor cuando sumamos todos los salarios cobrados por un
trabajador a lo largo del año, de ahí
que la suma final de comercio es –insistimos, sin tomar en cuenta todos los
rubros– mayor que la de camioneros.
Pero veamos
otros gremios cuyos aumentos sí fueron remunerativos.
La UOCRA pactó un acuerdo del 24 % a
aplicarse de inmediato, lo que proyectado a lo largo de un año daría, siempre sobre
la base 100, una suma de 1488, cifra ya bastante superior a los 1430 de
camioneros. La UOCRA
pactó, además, unas sumas fijas a cobrar en abril y mayo de entre 546 y 1609
pesos, dependiendo de las categorías y, que, obviamente no tomamos en cuenta.
La UOM, por su parte, muy criticada por
los moyanistas en su momento, pactó un incremento del 23 por ciento, también a
aplicarse de inmediato. Sin tomar en consideración la suma fija de 1100
pesos en dos cuotas que cobrarán todos los metalúrgicos independientemente de
su categoría, la suma asciende a 1476, también muy superior a
los 1430 de camioneros.
Aceiteros,
con un 24 por ciento sin desdoblamientos, está también en los 1488 de los
obreros de la construcción. Y bancarios, por ejemplo, con un 19,5 % por ciento pactado en el primer
trimestre y un 24.5 para el resto del año, suma en un año, siempre sobre la
misma base 100, 1479, también muy por encima de los 1430 de camioneros.
Obsérvese
qué curioso: el incremento del salario bancario fue estimado por los
medios y voceros ministeriales y sindicales, en
un 23,1 por ciento, el de la UOM
en un 23, el de la UOCRA
en un 24 y el de camioneros en un 25,5, olvidando en todos los casos
considerar
la cifra anual que el trabajador cobrará una vez que se apliquen esos
incrementos. De hacerse esto, surge que el incremento de camioneros no
es del
25.5 sino de un menor pero nada desdeñable 20%, siempre sobre esa misma
base
cien y, repetimos, sin considerar el modo en que el aumento del mínimo
incide
en los diferentes rubros e incentivos, un componente esencial de la
negociación
paritaria que suele pasar desapercibido y que se aplica a todos los
gremios que hayan firmado acuerdos por porcentajes remunerativos.
Haciendo
las mismas consideraciones y sobre la misma base cien, el incremento pactado
por los molineros y obreros de la construcción es exactamente del 24 por ciento,
el de la UOM el 23
y el de bancarios 22%, todos superiores al 20 % de camioneros. Para el que
Pablo Moyano lanzó un paro de transporte de combustible que afectó brutalmente
la vida y el comercio. A pesar de que los demás gremios, para obtener más, no tuvieron
que recurrir a medidas de fuerza semejantes.
Los Moyano
y el conjunto de los activistas de camioneros movilizados para la ocasión,
festejaron ruidosamente el supuesto 25.5 %.
Las
preguntas al respecto son dos:
La primera saber
si los empresarios transportistas se mostraban tan irreductibles como para
tener que ablandarlos con semejante medida de fuerza, lo que no surgiría de las
declaraciones del sector patronal.
La segunda a quién le quiere vender Hugo Moyano ese 25.5 % que es en
realidad un 20m. No al resto de los dirigentes sindicales, que hacen al vuelo
estas cuentas que tantas sumas, multiplicaciones y divisiones me llevaron y que
a los lectores les habrá resultado aún más trabajoso comprender.
¿Se trató
nomás de encontrar una excusa para una demostración de fuerza, exhibiendo parte
del daño que el sindicato es capaz de provocar?
De ser ese el caso, ¿quiénes son los destinatarios
de ese aviso que, siempre, de una u otra manera, será una negociación?
En el mismo
momento en que anunciaba la finalización del “conflicto” –discúlpense las
comillas, que suenan inevitables– Hugo Moyano convocó a un nuevo paro, esta vez
general, y con movilización a Plaza de Mayo incluida.
Comenzamos
estas líneas justificando cualquier paro que se realice en tanto no
imperen la
igualdad y la justicia universales. Desde luego, no es éste el propósito
inmediato de Hugo Moyano quien, más allá de las consideraciones
políticas, a
gusto tanto de sus nuevos aliados de la ultraizquierda como de sus
nuevos y aun
más extraños amigos de la derecha económica, sostiene dos reclamos
centrales del movimiento obrero en los últimos tiempos: la eliminación
del impuesto a las
ganancias para los asalariados o, cuanto menos, la suba del mínimo no
imponible (que todos convienen en que se encuentra retrasado) y la
eliminación
del tope para el cobro de las asignaciones familiares.
Cada uno de
estos puntos merecería ser considerado en mayor detalle del que nos es posible,
tanto en el orden de los principios como en el de la viabilidad práctica,
aunque siempre conservando el sentido de
las proporciones, que suele extraviarse cuando uno se adentra en los cenagosos
terrenos de la moral, la filosofía política o la jurisprudencia.
Los
gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner han hecho hincapié en la elevación de
los ingresos y las condiciones de vida de los sectores más postergados, a
menudo posponiendo los reclamos, por lo general legítimos, de quienes se
encontraban en mejor condición relativa. Un ejemplo de ello fueron las
jubilaciones: durante los primeros años se incrementaron las mínimas y aun se
jubiló de oficio a casi dos millones de personas mayores que no habían aportado
lo suficiente, mientras las jubilaciones medias y altas parecían congeladas.
Desde un punto de vista, desde el de los derechos individuales de los
ciudadanos, hay una cierta injusticia en tal discriminación. Desde otro punto
de vista, el del derecho social, la justicia consiste en la progresiva
eliminación de las diferencias sociales o, cuando menos, en garantizar la
satisfacción de los derechos sociales de todos los ciudadanos, lo que requiere,
en primer lugar, reconocer la inequidad para luego proceder a una acción
reparadora, que deberá ser necesariamente discriminatoria. Los
ejemplos de esta clase de discriminación “positiva” los tenemos a mano, aun a
pesar de los recurrentes empeños reformistas de los blumbergs penales y
laborales, en la legislación de menores y en el derecho laboral, en el que la
ley y el sistema deben ser lo bastante discriminatorios como para ayudar a
nivelar la desigualdad inicial en la que se encuentran las distintas partes,
tanto si se trata de un niño en litigio con un mayor como de un trabajador en
conflicto con el empleador.
Por
tradición y naturaleza, las organizaciones obreras abonaron y se nutrieron de
los principios de, lo que llevado a su punto más alto, se conoce como
constitucionalismo social. Y en sus puntos más bajos y pedestres, al modo
discriminatorio en que se recaudan y gastan los recursos del Estado, cuya única
función no es atender a las necesidades de los postergados, pero que sí debe
tener a esa atención como una de sus mayores prioridades. Nadie duda de que el
movimiento obrero comparte este principio. Al menos, nunca se ha manifestado
públicamente ni a favor de los más ricos ni partidario de una igualdad
abstracta que sólo sirve para sancionar la desigualdad real.
Hechas
estas aclaraciones, debemos convenir en lo odioso y discriminatorio que resulta
el tope para el cobro de las asignaciones familiares y lo inusual, para nuestra
tradición en materia de legislación laboral e impositiva, de que los
asalariados paguen impuesto a las ganancias. “El sueldo no es ganancia”, dicen
algunos, seguramente con fundamento, aunque nunca se termina de explicar qué
diablos es ganancia y en consecuencia, qué no lo es. Porque ganar plata, el trabajador
gana. No trabaja de balde ni por amor al arte.
Para el
Frente Amplio uruguayo, y así lo ha sancionado en la legislación desde el
gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, el impuesto a las ganancias debe ser abonado
por todos, empresarios, profesionales y trabajadores, sin mínimo de ninguna
clase y, lógicamente, siempre de acuerdo al nivel de ingresos de cada quién, de
lo que puede deducirse que el principio universal según el que los trabajadores
no deben tributar ganancias, no es tan universal que digamos.
Pero yendo
a una faz más práctica del asunto, lo primero que puede advertirse de la
simultaneidad de ambos reclamos, es su naturaleza contradictoria, equivalente,
sin ánimo de establecer comparaciones odiosas, al reclamo de subsidios para la
sequía, la lluvia y la mar en coche de
los productores rurales simultáneo a su negativa a pagar impuestos. Muy
semejante también a la pretensión del 82 por ciento móvil para las jubilaciones
sin establecer el modo en que dichas jubilaciones podrían financiarse. Venimos, al Cieñp y la Tierratryu
Para el
caso, veamos que las asignaciones familiares son pagadas por el Anses, que
obtiene sus ingresos de los aportes de los trabajadores activos y de sus
empleadores, cifra que, habida cuenta los dos millones de adultos mayores que
recibieron el beneficio jubilatorio sin haber hecho los aportes que establece
la ley, es completada, duplicada en realidad, por el Tesoro a partir de fondos
que ingresan en concepto de IVA y de impuesto a las ganancias.
Vale decir,
simplificando, que mientras reclama la eliminación del tope para el cobro de
asignaciones familiares, al oponerse a que los trabajadores paguen impuesto a
las ganancias, Hugo Moyano le quita al beneficio que reclama para los que más
ganan, parte de la financiación que tiene ese beneficio que reciben quienes
menos ganan.
Hay una
contradicción en esto, en lo que además de las conveniencias monetarias,
intervienen
–o deberían intervenir, tratándose de la representación de los
trabajadores– consideraciones
de orden ideológico y moral. Pero uno no es quién para decirle a Moyano
lo
que Moyano ya sabe de sobra, ni menos sugerirle que, como representante
de los
trabajadores, debería serlo de todos ellos, en especial de los más
postergados,
por lo que tal vez fuera más adecuado que en vez de exigir la
eliminación del impuesto a
las ganancias, reclamara un incremento de las asignaciones universales
que
reciben los que no tienen nada. Uno no es quien para eso pero sí para
poner las cosas en situación y mostrar de qué hablamos cuando hablamos
de
principios abstractos.
Extrañamente, Hugo Moyano
no reclama por la actualización de las tasas según las que se establece el
impuesto a las ganancias, inalteradas desde hace por lo menos 20 años, ni
propone una razonable elevación del techo porcentual, establecido con bastante
arbitrariedad en el 35 por ciento de los ingresos siendo que en los países
desarrollados (que tal vez por estos mismos detalles sean desarrollados) supera
ampliamente el 50 por ciento y en casos como los de Escandinavia llega casi al
70 por ciento.
Vale decir, superado determinado nivel de
ingresos, el porcentaje de los mismos que los ricachones deben pagar en concepto
de impuesto a las ganancias en el “primer mundo” supera largamente el 50 %.
Y aquí es del 35%, con montos no actualizados desde la década del 90.
La facción
de la CGT
liderada por Hugo Moyano no propone la modificación de ninguno de estos
parámetros, que volverían al impuesto más “progresivo” sino que se limita a
exigir su eliminación para los asalariados (gerentes de banco, jueces, CEOs
multimillonarios, entre ellos) o la elevación del mínimo no imponible, reclamo
en el que, dicho sea de paso, es acompañado por el propio gobierno, a juzgar
por las declaraciones de la ministra de Trabajo Noemí Rial.
En la
opinión de Hugo Moyano, el acuerdo salarial pasa a segundo plano, es
secundario y “no sirve para nada si no se aumenta el mínimo no imponible”.
Para no
perdernos en vericuetos de porcentajes abstractos, veamos los ejemplos
concretos para tratar de entender de qué habla Hugo Moyano:
Un
trabajador que gana por planilla 12.000 pesos, que según los analistas sería un
salario promedio en las ramas industriales, y que una vez hechos los descuentos, percibe de
bolsillo unos 9.300 pesos, paga de impuesto a las ganancias… 227 pesos con
setenta centavos, cerca del 3 por ciento del total de su ingreso.
227 pesos con
setenta centavos sobre un ingreso de 9.300 pesos, proyectados al año, sin
aguinaldo ni vacaciones, equivalen a 2724 pesos de impuestos sobre un ingreso real de 111.600 (ciento once mil
seiscientos) pesos.
227 pesos
con setenta centavos.
¿De qué
diablos está hablando Hugo Moyano cuando afirma que el impuesto a las ganancias
se “come” el incremento que se obtiene en las paritarias? ¿En qué están
pensando todos los que repiten ese absurdo, sin razonarlo ni medio minuto?
227 pesos
con setenta centavos.
¿Un paro general por 227 pesos con setenta centavos?
A tenor de cómo han evolucionado algunos conflcitos, es evidente que
“el ingreso de los trabajadores ha pasado a segundo plano”.
Lo que Hugo Moyano
debe explicar es qué es lo que ha pasado a estar en primer plano.
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lilian- Moderador Global
Re: America Latina
lilian escribió:viernes, 22 de junio de 2012
Muy buen artículo Lilian. Gracias !
Imprescindible: Las razones de un paro
Impresionante.
Sin que nadie le pague, por amor a la verdad y a la justicia, Boot se
toma el trabajo de viviseccionar la incomprensible movida de los Moyano,
volviéndola transparente en su sinrazón, visibilizando sus motivaciones
inconfesables. Las mismas que Moyano debe explicar... Mientras Cecilia
Pando llama a ir a la plaza el próximo miércoles, me pregunto si la
simultaneidad entre el camionazo argentino, el golpe institucional de
Paraguay y la sublevación de los policías bolivianos fue pura
casualidad...
Las razones
de un paro
Por Teodoro
BootMientras
exista una situación de injusticia siempre habrá razones para un paro de los
trabajadores. Este es un principio que no vamos a discutir ni del que vamos a
renegar, pero sí debe admitirse que el reclamo por la igualdad universal no
suele ser la razón esgrimida para la realización de la mayoría de los paros, de
manera que, para no extraviarnos, conviene concentrar nuestra atención en las
razones del paro realizado por orden de Pablo Moyano y también del convocado por
su padre para la semana próxima.
Las razones
de Pablo Moyano se vinculan a la discusión partidaria con la cámara empresaria
del sector, lo que en el caso particular de camioneros supone algunas
complicaciones. De acuerdo a la legislación laboral argentina, el
encuadramiento gremial de un trabajador es el derivado da la actividad
principal de la empresa en que desempeña su tarea, lo que facilita y da
racionalidad a la negociación paritaria que, recuérdese, no consiste únicamente
en la discusión de salarios: en las paritarias se discuten principalmente las
condiciones de trabajo.
Inspirado
en la legislación norteamericana y con el sigiloso pero obvio apoyo
gubernamental, y amparado en el proverbial amarillismo de algunos gremios
“competidores” –tal el caso de Comercio– así como en la tercerización de
servicios y la precarización de los trabajadores –como ocurre con los
distribuidores de diarios, los transportistas de combustible o los recolectores
de residuos– Hugo Moyano dio en considerar como encuadrado en su gremio a todo
trabajador que condujera un camión o camioneta transportando algo, cualquier
cosa.
En los hechos, esto
supuso que los encuadrados en el sindicato de
camioneros no fueran necesariamente los trabajadores de las empresas
nucleadas
en la cámara de transportistas de carga: en la novedosa interpretación
(recordémoslo: implementada de consuno entre Hugo Moyano y las
administraciones
kirchneristas) pertenecen a camioneros y afectados por la misma
negociación
colectiva quienes transportan cargas en general más aquellos que
transportan
combustible, bebidas, alimentos, caudales, automóviles, diarios,
residuos, etcétera, independientemente del rubro o rama de la industria a
que pertenezcan sus
empleadores. Tan sólo faltan los choferes de ambulancias y los
conductores de
coches fúnebres. ¿O no faltan?
El proceso
de crecimiento del sindicato de camioneros no se llevó a cabo en contra de la
voluntad de los trabajadores involucrados. Por el contrario: éstos se pasaron
con entusiasmo al sindicato de Moyano, cuyos salarios y condiciones de trabajo
son muy superiores a las fijadas por los convenios –de nuevo– de Comercio, el
gremio más depredado por Moyano. Por no mencionar los casos de los choferes de
las pequeñas empresas inventadas por los grandes conglomerados para tercerizar
sus servicios y precarizar al personal.
El
inconveniente de esta alteración del tradicional sistema de encuadramiento
sindical argentino radica en que en la negociación paritaria, la cámara del
sector (FADEEAC. Federación Argentina de Entidades Empresarias del
Autotransporte de Cargas) no puede representar, ni siquiera deficientemente, a
la totalidad de los empleadores involucrados o afectados por la negociación
salarial. En los últimos años esos inconvenientes se subsanaron con una suerte
de bendigo a tutti gubernamental que buscaba amortiguar los daños colaterales
del fulgurante ascenso de Hugo Moyano, así como apuntalarlo en su consolidación
como dirigente máximo del sindicalismo argentino. Cualquier sindicalista, aun
los moyanistas del MTA, solían murmurar entre dientes su despecho: “Los
aumentos que consigue el Negro para los camioneros los terminamos pagando todos
con los nuevos subsidios al combustible que, para compensarlas, el gobierno le da a las empresas transportistas”.
No viene al
caso en esta oportunidad, ni el autor conoce, entiende, ni mucho menos comprende las razones que
llevaron al progresivo distanciamiento entre Hugo Moyano y el gobierno de
Cristina Fernández, evidente no sólo en los hechos, que son los que cuentan, sino
también en los gestos y manifestaciones de ambas partes, que no carecen de
importancia. Lo que está claro es que, tanto por el distanciamiento como por
los riesgos económicos provocados por la interminable crisis internacional y el
cambio en algunos parámetros (por ejemplo, el de la disminución de subsidios a
numerosos servicios y también al transporte, que sería reemplazado por un
supuesto subsidio a los usuarios), Moyano no iba a concurrir a esta negociación
paritaria contando con el apoyo y, no menos importante, el reaseguro
gubernamental de que cubriría las espaldas de los empresarios para garantizar el
resultado de las paritarias.
La
negociación prometía desarrollarse conflictivamente, ya desde las primeras
declaraciones públicas del sindicato, que decía reclamaría un 40% de aumento, y
de la cámara empresaria, que parecía plantada en un 18%. Vistas así las cosas,
cualquier diría: es imposible que se llegue a un acuerdo.
Pero las cosas nunca
son así como parecen, menos aun en un regateo. Sin ir más lejos, los bancarios
decían reclamar un 39% y nadie se desmayó.
Tal vez sea
oportuna una digresión. En la experiencia, incluso personal, de la mayoría de
los dirigentes sindicales, centrar la puja distributiva en el monto de los
salarios es contraproducente, pues induce –o justifica– una carrera
inflacionaria en la que el salario de los trabajadores es la primera y
principal víctima. Los índices de inflación –oficiales u
extraoficiales– no son parámetros a tomar en cuenta: más conviene a la CGT llevar su propia
estadística, centrada en la canasta familiar, y sólo para su propio manejo,
para tratar de ganar poder adquisitivo en forma directa, cuando se pueda, y en
forma indirecta, por medio de la redistribución de los ingresos mediante obras
públicas y mejoramiento de las condiciones de vida y de los servicios que sea
capaz de ejecutar un gobierno, así como de los beneficios que la propia
organización gremial desarrolla para sus afiliados y familias.
Por otra
parte, sin mencionar aquellas ventajas que pueden obtenerse con imaginación y
un buen uso de la oportunidad, como la participación en las ganancias
empresarias que tienen los obreros y empleados del caucho, en las partidarias
se discuten también condiciones de trabajo. Sin disminuir la importancia del
incremento salarial, cualquier trabajador sabe que una mejora en las
condiciones de trabajo vale tanto como un aumento de sueldo, porque suele equivaler
a un aumento salarial indirecto.
Para
finalizar la digresión, ante una negociación paritaria se abre una
multiplicidad de opciones sobre las cuales pujar y regatear. Y ningún
gremialista se obcecará en ninguna de las opciones, por más que de la boca para
afuera y por razones de marketing o de precedencia política suela hacer
hincapié en el mágico “porcentaje”.
Volviendo a
la paritaria de camioneros, la alharaca mediática significó bien poco una vez
que, sentados a la mesa de negociaciones, trabajadores y empresarios pusieron
sus condiciones: 21%, dijeron los empresarios; 30 %, exigieron los
representantes obreros. A diferencia de las cifras manifestadas para consumo
mediático, estos dos extremos de la puja ya estaban dentro de la misma
dimensión.
Por lo
general una negociación paritaria es como un regateo entre comerciantes
armenios, lleno de idas, vueltas, lamentos, amenazas, promesas de
suicidio y desplantes que, en
prácticamente ningún caso llegan al punto de patearle la mercadería al
otro o
de prenderle fuego. No, al menos, mientras dure el regateo. Sin
embargo,
inopinadamente, apenas comenzada la paritaria y tras hacer diferentes
paros
parciales, que no obedecían a ningún conflicto en particular, el
sindicato conducido por Pablo Moyano lanzó un paro de transporte
de combustible que provocó numerosos y graves inconvenientes y algunos
ensañamientos
gratuitos que el más obtuso representante de los trabajadores debería
tratar
de evitar, como dejar sin gas y en pleno invierno a algunas localidades
del sur
bonaerense. La madre, la tía, la abuela y otras varias inocentes
integrantes femeninas
de la familia Moyano han sido muy recordadas en estos días en Guaminí.
Frente al
salvajismo del paro camionero cualquiera hubiera dicho que las negociaciones
estaban rotas y poco menos que para siempre, pero resultó ser, y se supo en
breve, por boca del propio presidente de
la cámara empresaria, que se encontraban muy encaminadas. Tanto, que el
acuerdo se firmó en horas de la mañana, a menos de 24 horas de iniciado el paro,
según dijo el dirigente empresario, quien afirmó que el acuerdo era del 25.5%,
a implementarse en tres tramos.
El
resultado fue un poco descorazonador ya que de jugarse alguna tómbola con los
porcentajes de aumento surgidos de las paritarias, seríamos muchos los que
habríamos acertado: un 24, 25% era lo lógico, partiendo desde donde
sindicalistas y empresarios lo habían hecho. Entonces ¿tanto lío para esto?
El 25.5% es
mucho, se dirá, más de lo obtenido por otros gremios.
¿Más?
Veamos:
Ese 25.5 %
se aplicará de la siguiente manera: un 12.5 a partir de julio, que se completará con
un 7 % a partir de noviembre y un 6 % recién en marzo de 2013. Es un
buen aumento. Partiendo de un sueldo hipotético de 100 bolitas, de julio del 2012 a junio del 2013 y sin
aguinaldos y extras, de no mediar este aumento, un camionero cobraría 1200 bolitas. Con
el aumento, la cifra ascendería a 1430.
Dicho sin considerar todas las demás
variables que inciden en el salario, como la antigüedad, el presentismo, etc.
Además, y puesto que no se ha informado lo contrario, el incremento es
remunerativo, vale decir que se aplica sobre el mínimo, por lo que incrementa
las distintas variables y forma parte del aguinaldo y las vacaciones.
No
es el
caso, por ejemplo, de Comercio, que convino un incremento del 24 por
ciento, en su suma mayor al de camioneros, toda vez que sobre la base
100, en un
año el empleado de comercio llegará a las 1461 bolitas, contra las 1430
de camioneros, pero
el acuerdo de Comercio desdobla ese porcentaje en un 15 % inicial, ya
cobrado,
pero no remunerativo y un 9 por ciento en octubre, que supuestamente
será
remunerativo e incrementará aguinaldo, vacaciones, antigüedad, etc. Vale
decir,
probablemente, de tomarse en cuenta todos los rubros, el acuerdo de
camioneros
sea algo mejor que el de comercio, pero no mucho
mejor. Téngase en cuenta que el escalonamiento de los aumentos produce un
resultado final menor cuando sumamos todos los salarios cobrados por un
trabajador a lo largo del año, de ahí
que la suma final de comercio es –insistimos, sin tomar en cuenta todos los
rubros– mayor que la de camioneros.
Pero veamos
otros gremios cuyos aumentos sí fueron remunerativos.
La UOCRA pactó un acuerdo del 24 % a
aplicarse de inmediato, lo que proyectado a lo largo de un año daría, siempre sobre
la base 100, una suma de 1488, cifra ya bastante superior a los 1430 de
camioneros. La UOCRA
pactó, además, unas sumas fijas a cobrar en abril y mayo de entre 546 y 1609
pesos, dependiendo de las categorías y, que, obviamente no tomamos en cuenta.
La UOM, por su parte, muy criticada por
los moyanistas en su momento, pactó un incremento del 23 por ciento, también a
aplicarse de inmediato. Sin tomar en consideración la suma fija de 1100
pesos en dos cuotas que cobrarán todos los metalúrgicos independientemente de
su categoría, la suma asciende a 1476, también muy superior a
los 1430 de camioneros.
Aceiteros,
con un 24 por ciento sin desdoblamientos, está también en los 1488 de los
obreros de la construcción. Y bancarios, por ejemplo, con un 19,5 % por ciento pactado en el primer
trimestre y un 24.5 para el resto del año, suma en un año, siempre sobre la
misma base 100, 1479, también muy por encima de los 1430 de camioneros.
Obsérvese
qué curioso: el incremento del salario bancario fue estimado por los
medios y voceros ministeriales y sindicales, en
un 23,1 por ciento, el de la UOM
en un 23, el de la UOCRA
en un 24 y el de camioneros en un 25,5, olvidando en todos los casos
considerar
la cifra anual que el trabajador cobrará una vez que se apliquen esos
incrementos. De hacerse esto, surge que el incremento de camioneros no
es del
25.5 sino de un menor pero nada desdeñable 20%, siempre sobre esa misma
base
cien y, repetimos, sin considerar el modo en que el aumento del mínimo
incide
en los diferentes rubros e incentivos, un componente esencial de la
negociación
paritaria que suele pasar desapercibido y que se aplica a todos los
gremios que hayan firmado acuerdos por porcentajes remunerativos.
Haciendo
las mismas consideraciones y sobre la misma base cien, el incremento pactado
por los molineros y obreros de la construcción es exactamente del 24 por ciento,
el de la UOM el 23
y el de bancarios 22%, todos superiores al 20 % de camioneros. Para el que
Pablo Moyano lanzó un paro de transporte de combustible que afectó brutalmente
la vida y el comercio. A pesar de que los demás gremios, para obtener más, no tuvieron
que recurrir a medidas de fuerza semejantes.
Los Moyano
y el conjunto de los activistas de camioneros movilizados para la ocasión,
festejaron ruidosamente el supuesto 25.5 %.
Las
preguntas al respecto son dos:
La primera saber
si los empresarios transportistas se mostraban tan irreductibles como para
tener que ablandarlos con semejante medida de fuerza, lo que no surgiría de las
declaraciones del sector patronal.
La segunda a quién le quiere vender Hugo Moyano ese 25.5 % que es en
realidad un 20m. No al resto de los dirigentes sindicales, que hacen al vuelo
estas cuentas que tantas sumas, multiplicaciones y divisiones me llevaron y que
a los lectores les habrá resultado aún más trabajoso comprender.
¿Se trató
nomás de encontrar una excusa para una demostración de fuerza, exhibiendo parte
del daño que el sindicato es capaz de provocar?
De ser ese el caso, ¿quiénes son los destinatarios
de ese aviso que, siempre, de una u otra manera, será una negociación?
En el mismo
momento en que anunciaba la finalización del “conflicto” –discúlpense las
comillas, que suenan inevitables– Hugo Moyano convocó a un nuevo paro, esta vez
general, y con movilización a Plaza de Mayo incluida.
Comenzamos
estas líneas justificando cualquier paro que se realice en tanto no
imperen la
igualdad y la justicia universales. Desde luego, no es éste el propósito
inmediato de Hugo Moyano quien, más allá de las consideraciones
políticas, a
gusto tanto de sus nuevos aliados de la ultraizquierda como de sus
nuevos y aun
más extraños amigos de la derecha económica, sostiene dos reclamos
centrales del movimiento obrero en los últimos tiempos: la eliminación
del impuesto a las
ganancias para los asalariados o, cuanto menos, la suba del mínimo no
imponible (que todos convienen en que se encuentra retrasado) y la
eliminación
del tope para el cobro de las asignaciones familiares.
Cada uno de
estos puntos merecería ser considerado en mayor detalle del que nos es posible,
tanto en el orden de los principios como en el de la viabilidad práctica,
aunque siempre conservando el sentido de
las proporciones, que suele extraviarse cuando uno se adentra en los cenagosos
terrenos de la moral, la filosofía política o la jurisprudencia.
Los
gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner han hecho hincapié en la elevación de
los ingresos y las condiciones de vida de los sectores más postergados, a
menudo posponiendo los reclamos, por lo general legítimos, de quienes se
encontraban en mejor condición relativa. Un ejemplo de ello fueron las
jubilaciones: durante los primeros años se incrementaron las mínimas y aun se
jubiló de oficio a casi dos millones de personas mayores que no habían aportado
lo suficiente, mientras las jubilaciones medias y altas parecían congeladas.
Desde un punto de vista, desde el de los derechos individuales de los
ciudadanos, hay una cierta injusticia en tal discriminación. Desde otro punto
de vista, el del derecho social, la justicia consiste en la progresiva
eliminación de las diferencias sociales o, cuando menos, en garantizar la
satisfacción de los derechos sociales de todos los ciudadanos, lo que requiere,
en primer lugar, reconocer la inequidad para luego proceder a una acción
reparadora, que deberá ser necesariamente discriminatoria. Los
ejemplos de esta clase de discriminación “positiva” los tenemos a mano, aun a
pesar de los recurrentes empeños reformistas de los blumbergs penales y
laborales, en la legislación de menores y en el derecho laboral, en el que la
ley y el sistema deben ser lo bastante discriminatorios como para ayudar a
nivelar la desigualdad inicial en la que se encuentran las distintas partes,
tanto si se trata de un niño en litigio con un mayor como de un trabajador en
conflicto con el empleador.
Por
tradición y naturaleza, las organizaciones obreras abonaron y se nutrieron de
los principios de, lo que llevado a su punto más alto, se conoce como
constitucionalismo social. Y en sus puntos más bajos y pedestres, al modo
discriminatorio en que se recaudan y gastan los recursos del Estado, cuya única
función no es atender a las necesidades de los postergados, pero que sí debe
tener a esa atención como una de sus mayores prioridades. Nadie duda de que el
movimiento obrero comparte este principio. Al menos, nunca se ha manifestado
públicamente ni a favor de los más ricos ni partidario de una igualdad
abstracta que sólo sirve para sancionar la desigualdad real.
Hechas
estas aclaraciones, debemos convenir en lo odioso y discriminatorio que resulta
el tope para el cobro de las asignaciones familiares y lo inusual, para nuestra
tradición en materia de legislación laboral e impositiva, de que los
asalariados paguen impuesto a las ganancias. “El sueldo no es ganancia”, dicen
algunos, seguramente con fundamento, aunque nunca se termina de explicar qué
diablos es ganancia y en consecuencia, qué no lo es. Porque ganar plata, el trabajador
gana. No trabaja de balde ni por amor al arte.
Para el
Frente Amplio uruguayo, y así lo ha sancionado en la legislación desde el
gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, el impuesto a las ganancias debe ser abonado
por todos, empresarios, profesionales y trabajadores, sin mínimo de ninguna
clase y, lógicamente, siempre de acuerdo al nivel de ingresos de cada quién, de
lo que puede deducirse que el principio universal según el que los trabajadores
no deben tributar ganancias, no es tan universal que digamos.
Pero yendo
a una faz más práctica del asunto, lo primero que puede advertirse de la
simultaneidad de ambos reclamos, es su naturaleza contradictoria, equivalente,
sin ánimo de establecer comparaciones odiosas, al reclamo de subsidios para la
sequía, la lluvia y la mar en coche de
los productores rurales simultáneo a su negativa a pagar impuestos. Muy
semejante también a la pretensión del 82 por ciento móvil para las jubilaciones
sin establecer el modo en que dichas jubilaciones podrían financiarse. Venimos, al Cieñp y la Tierratryu
Para el
caso, veamos que las asignaciones familiares son pagadas por el Anses, que
obtiene sus ingresos de los aportes de los trabajadores activos y de sus
empleadores, cifra que, habida cuenta los dos millones de adultos mayores que
recibieron el beneficio jubilatorio sin haber hecho los aportes que establece
la ley, es completada, duplicada en realidad, por el Tesoro a partir de fondos
que ingresan en concepto de IVA y de impuesto a las ganancias.
Vale decir,
simplificando, que mientras reclama la eliminación del tope para el cobro de
asignaciones familiares, al oponerse a que los trabajadores paguen impuesto a
las ganancias, Hugo Moyano le quita al beneficio que reclama para los que más
ganan, parte de la financiación que tiene ese beneficio que reciben quienes
menos ganan.
Hay una
contradicción en esto, en lo que además de las conveniencias monetarias,
intervienen
–o deberían intervenir, tratándose de la representación de los
trabajadores– consideraciones
de orden ideológico y moral. Pero uno no es quién para decirle a Moyano
lo
que Moyano ya sabe de sobra, ni menos sugerirle que, como representante
de los
trabajadores, debería serlo de todos ellos, en especial de los más
postergados,
por lo que tal vez fuera más adecuado que en vez de exigir la
eliminación del impuesto a
las ganancias, reclamara un incremento de las asignaciones universales
que
reciben los que no tienen nada. Uno no es quien para eso pero sí para
poner las cosas en situación y mostrar de qué hablamos cuando hablamos
de
principios abstractos.
Extrañamente, Hugo Moyano
no reclama por la actualización de las tasas según las que se establece el
impuesto a las ganancias, inalteradas desde hace por lo menos 20 años, ni
propone una razonable elevación del techo porcentual, establecido con bastante
arbitrariedad en el 35 por ciento de los ingresos siendo que en los países
desarrollados (que tal vez por estos mismos detalles sean desarrollados) supera
ampliamente el 50 por ciento y en casos como los de Escandinavia llega casi al
70 por ciento.
Vale decir, superado determinado nivel de
ingresos, el porcentaje de los mismos que los ricachones deben pagar en concepto
de impuesto a las ganancias en el “primer mundo” supera largamente el 50 %.
Y aquí es del 35%, con montos no actualizados desde la década del 90.
La facción
de la CGT
liderada por Hugo Moyano no propone la modificación de ninguno de estos
parámetros, que volverían al impuesto más “progresivo” sino que se limita a
exigir su eliminación para los asalariados (gerentes de banco, jueces, CEOs
multimillonarios, entre ellos) o la elevación del mínimo no imponible, reclamo
en el que, dicho sea de paso, es acompañado por el propio gobierno, a juzgar
por las declaraciones de la ministra de Trabajo Noemí Rial.
En la
opinión de Hugo Moyano, el acuerdo salarial pasa a segundo plano, es
secundario y “no sirve para nada si no se aumenta el mínimo no imponible”.
Para no
perdernos en vericuetos de porcentajes abstractos, veamos los ejemplos
concretos para tratar de entender de qué habla Hugo Moyano:
Un
trabajador que gana por planilla 12.000 pesos, que según los analistas sería un
salario promedio en las ramas industriales, y que una vez hechos los descuentos, percibe de
bolsillo unos 9.300 pesos, paga de impuesto a las ganancias… 227 pesos con
setenta centavos, cerca del 3 por ciento del total de su ingreso.
227 pesos con
setenta centavos sobre un ingreso de 9.300 pesos, proyectados al año, sin
aguinaldo ni vacaciones, equivalen a 2724 pesos de impuestos sobre un ingreso real de 111.600 (ciento once mil
seiscientos) pesos.
227 pesos
con setenta centavos.
¿De qué
diablos está hablando Hugo Moyano cuando afirma que el impuesto a las ganancias
se “come” el incremento que se obtiene en las paritarias? ¿En qué están
pensando todos los que repiten ese absurdo, sin razonarlo ni medio minuto?
227 pesos
con setenta centavos.
¿Un paro general por 227 pesos con setenta centavos?
A tenor de cómo han evolucionado algunos conflcitos, es evidente que
“el ingreso de los trabajadores ha pasado a segundo plano”.
Lo que Hugo Moyano
debe explicar es qué es lo que ha pasado a estar en primer plano.
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norma- PIRULAS NIBIRUS
Re: America Latina
Sábado, 23 de junio de 2012
El golpe “civilizado” de Paraguay
23 Junio 2012
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Por Iñigo Sáenz de Ugarte
Guerra Eterna
El mensaje de despedida de Fernando Lugo
ayuda a comprender algunas de las claves de su derrocamiento a través
de un juicio político aprobado por el Congreso. El presidente paraguayo
contaba con pocos apoyos entre los partidos de la oligarquía que han
controlado la vida política del país en las últimas décadas, incluido
los largos periodos en los que la defensa de sus intereses y el contexto
internacional permitían el establecimiento de una dictadura.
Cuanto más se acercó Lugo a esos grupos más cerca estuvo su
destitución. El desencadenante de la crisis fue el nombramiento de un
político del Partido Colorado como ministro de Interior. Ese gesto de
supuesta apertura fue entendido como de debilidad. Colorados y liberales
procedieron a dar las últimas puntadas legales a un golpe de Estado civilizado.
La derecha promovió la destitución de Lugo. Pero susLa matanza de Curuguaty -el desalojo de una finca ocupada donde
intereses no se vieron muy amenazados por Lugo. “Los exportadores de
soja en Paraguay solo pagan un 3% de impuestos, mientras que en
Argentina pagan más del 30%, sostiene Rodríguez. “No pudo hacer gran
cosa por la reforma agraria, pero consiguió implantar un sistema de
salud que permitió a la mayor parte de la población obtener medicina de
forma gratuita. También concedió subsidios para más de 20.000 familias
que viven en la extrema pobreza y llevó el desayuno y el almuerzo
gratuito a las escuelas públicas”, añade Óscar Rodríguez [economista y
profesor en la Universidad Católica de Asunción].
murieron once campesinos y seis policías- dio las razones políticas que
faltaban. Los policías estaban cumpliendo una orden judicial algo más
que polémica: estaba defendiendo los derechos de un empresario cuando en
realidad las tierras eran propiedad del Estado.
No debe extrañar mucho porque Paraguay es un país en el que un juez puede llegar mintiendo al Tribunal Supremo y alegar que fue presionado, sufrió un lapsus mental o estaba medicado.
El editorial
del diario ABC Color (antiLugo) deja patente que, para la oligarquía,
el único problema de violentar la decisión de las urnas es que se
produzcan disturbios en las calles. Si no es el caso, eso demuestra que
la ciudadanía “está cívicamente madura”. La lección que han aprendido
es: deberíamos haber expulsado antes a Lugo del poder. Ese es el mensaje
más llamativo de fuerzas políticas que se consideran democráticas.
El golpe es una pésima noticia para la democracia liberal en
Latinoamérica. Confirma a la izquierda la idea de que no hay
posibilidades allí de un cambio social profundo sin el control de las
instituciones judiciales y los medios de comunicación. No vale con ganar
unas elecciones. Y no es necesario, por ser hasta contraproducente,
llegar a acuerdos con partidos políticos de ideología diferente.
Hugo Chávez se sentirá reivindicado y utilizará a buen seguro lo
ocurrido en Paraguay en su campaña electoral. Ningún político querrá
acabar como Fernando Lugo.
-
13.30
Un detalle para nada irrelevante que había dejado fuera. El principal propulsor
del juicio político contra Lugo fue Horacio Cartes, empresario que
aspira a ser el candidato del Partido Colorado en las próximas
elecciones presidenciales. Temía que el presidente apoyara a su rival en
las primarias internas u ordenara al ministro de Interior que hiciera
públicas las muy extendidas sospechas sobre los vínculos de Cartes con
el contrabando y el narcotráfico. Aunque en realidad, más que sospechas,
se trata de hechos confirmados.
Cartes aparecía en los documentos diplomáticos norteamericanos distribuidos por Wikileaks. La DEA investigó al empresario por blanqueo de dinero.
Un presidente que ha hecho negocios con narcotraficantes sería un
gran paso adelante en la “institucionalidad” de Paraguay, tal y como la
han llamado los partidarios de poner fin a la presidencia de Lugo.
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lilian- Moderador Global
Re: America Latina
Sábado, 23 de junio de 2012
Situación en Paraguay afecta a democracia, declaró el secretario de Unasur
22 Junio 2012
5 Comentarios
El secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Alí Rodríguez Araque, afirmó hoy que todo lo ocurrido en Paraguay afecta a la democracia del bloque integracionista porque este país es presidente pro tempore de la organización.
Rodríguez Araque hizo declaraciones al terminar esta madrugada una
reunión de la delegación de 10 cancilleres de los países integrantes de Unasur con el jefe de Estado paraguayo, Fernando Lugo, para analizar la crisis existente aquí ante el intento del Congreso de destituir al mandatario mediante juicio político.
Informó que los presidentes de las naciones miembros se enteraron de
lo que ocurre en Paraguay y decidieron enviar una misión de cancilleres
para interiorizarse sobre la situación real.
Manifestó que durante las deliberaciones se habló de que uno de los
principales rectores de la democracia es la recta administración de
justicia y dento de ella, respetar el debido proceso con garantías para
defenderse un acusado, sobre todo si se trata de un presidente de
elección popular.
Igualmente, planteó que continuarán hoy las reuniones con partidos
políticos, con el Parlamento y quienes puedan contribuir a dar una
salida no cruenta a la actual crisis.
(Con información de Prensa Latina)
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lilian- Moderador Global
Re: America Latina
Sábado, 23 de junio de 2012
Paraguay: ¿conjura de la derecha?
22 Junio 2012
4 Comentarios
Fernando Lugo
Editorial de La Jornada, de México
La Cámara de Diputados de Paraguay aprobó ayer, casi por unanimidad y
en una sesión de apenas cinco horas, el inicio de un juicio político
contra el presidente de ese país, Fernando Lugo, por presunto mal
desempeño de sus funciones. El mandatario afirmó en un mensaje
televisivo que no va a presentar renuncia al cargo, dijo que se someterá
con absoluta obediencia a la Constitución y las leyes a enfrentar el
juicio político con todas sus consecuencias, y denunció que la voluntad
popularestá siendo objeto de un ataque inmisericorde por sectores que
siempre se opusieron al cambio para que el pueblo sea protagonista de su
democracia.
La crisis política que enfrenta el gobierno de Asunción tiene como
punto de quiebre los violentos sucesos ocurridos el pasado viernes en la
localidad de Curuguaty, donde murieron 17 personas -11 campesinos y
seis policías- tras el intento de invasión a una hacienda. Hasta ayer,
el episodio se había saldado con la dimisión de cinco ministros del
gobierno y del jefe de la Policía Nacional y con la entrega del
Ministerio del Interior al derechista Partido Colorado, que antes de la
llegada de Lugo al poder, en 2008, había gobernado Paraguay durante seis
décadas, incluida la cruenta dictadura militar de Alfredo Stroessner
(1954-1989).
Con todo lo condenable que pueda resultar el hecho de violencia
referido, resulta por principio improcedente la pretensión de atribuir
responsabilidad directa por el mismo al mandatario paraguayo, sin
aguardar a los resultados de las pesquisas judiciales correspondientes;
adicionalmente, la celeridad con que los legisladores de la oposición
resolvieron la solicitud de juicio político contra Lugo hace suponer que
se trata de una maniobra amañada de origen y que, más que a un afán de
justicia, obedece a la intención de derrocar a una autoridad nacional
democráticamente electa, a pocos meses de la realización de elecciones
generales en Paraguay, y de subvertir la institucionalidad democrática
en aquel país, en forma similar a como se ha intentado en otras naciones
de la región, como Venezuela, Ecuador y Bolivia, y como logró hacerlo
la oligarquía hondureña, aliada a sectores políticos y empresariales de
Washington, en junio de 2009.
El episodio es ilustrativo de las dificultades que enfrentan los
gobiernos progresistas en América Latina para hacer frente a los
remanentes de poderes oligárquicos que se niegan a perder sus
privilegios históricos y cuyas caras visibles son, en el caso de
Paraguay, los propios legisladores del Partido Colorado, que mantienen
control en ambas cámaras tras la reciente adhesión del Partido Liberal
Radical Auténtico -aliado del gobierno hasta la semana pasada- a los
intentos por destituir a Fernando Lugo. En los pasados tres años la
confrontación entre el gobierno popular de Paraguay y la oposición
derechista ha implicado no sólo recurrentes amagos de juicio político
contra el primero, sino también el bloqueo sistemático a las políticas
de transformación social, política y económica propuestas por el
mandatario para superar los inveterados rezagos que padece Paraguay, y
que lo mantienen como el segundo país más pobre del cono sur.
En tal circunstancia, y ante el previsible resultado de la votación
que se desarrollará hoy en el Senado de ese país, el respaldo a las
autoridades de Asunción y a las muestras de apoyo social que éstas han
recibido en horas recientes constituye un deber de todos los gobiernos y
las sociedades latinoamericanas, tanto por congruencia y solidaridad
democrática como con el propósito de preservar la institucionalidad
democrática y las soberanías nacionales de la región.
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lilian- Moderador Global
Re: America Latina
Sábado, 23 de junio de 2012
Ejecutan golpe parlamentario en Paraguay: Destituyen a Fernando Lugo
22 Junio 2012
12 Comentarios
Fernando Lugo
El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, fue destituido por el Congreso este viernes tras un juicio político público que se llevó a cabo en el Senado local.
En total, 39 de los 43 senadores presentes entendieron que el
mandatario es culpable de las acusaciones y quedó automáticamente
destituido, ya que alcanzaron los dos tercios (30 de 45 sin importar las
ausencias) que exige la Constitución del país.
El actual vicepresidente Federico Franco asumirá la presidencia en una ceremonia que se realizará en la próxima media hora.
Al conocer la sentencia, manifestantes en la plaza reaccionaron con
indignación y desbordaron las vallas de contención. Los policías
comenzaron a tirar gases lacrimógenos y los carros hidrantes arrojan
agua a la gente.
El Congreso Destituye a Lugo. Foto: Misiones Online
Manifestantes frente al Congreso en Asunción. Foto: Misiones Online
Manifestantes frente al Congreso en Asunción. Foto: Misiones Online
(Con información de AFP y medios paraguayos)
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lilian- Moderador Global
Re: America Latina
Sábado, 23 de junio de 2012
Anonymous no aprueba la destitución de Fernando Lugo
22 Junio 2012
8 Comentarios
Foto: Russia Today
En represalia por la destitución del expresidente de Paraguay, Fernando Lugo, el colectivo de “hacktivistas” Anonymous dejó colgada la página del gobierno del país sudamericano.
En estos momentos, el sitio oficial del gobierno de Paraguay, presidencia.gov.py/v1/, está inaccesible.
Después de llevar a cabo este ataque y difundirlo en su cuenta de
Twitter @Anonopshispano, el colectivo de activistas cibernéticos
prometió colgar también la página del congreso de Paraguay, responsable
de la destitución de Lugo.
Con sólo 4 votos en contra el Senado paraguayo destituyó al
presidente Fernando Lugo “por mal desempeño de sus funciones”. Lugo
aceptó su separación de puesto y advirtió que “la historia y la
democracia paraguayas fueron heridas”.
(Tomado de RT en: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
lilian- Moderador Global
Re: America Latina
La actualidad de Cuba dentro y fuera de la Isla editada por Cubadebate.
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- Denuncian censura del nuevo gobierno: Policía interviene televisora (+ Video) (23-06-12)
- Regresó Raúl a Cuba (23-06-12)
- Como era de esperar: Grandes hacendados apoyan la destitución de Lugo (23-06-12)
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- Cuba condena enérgicamente Golpe de Estado parlamentario en Paraguay (23-06-12)
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lilian- Moderador Global
Re: America Latina
Sábado, 23 de junio de 2012
Dilma Rousseff sugiere expulsión de Paraguay de Mercosur y Unasur
22 Junio 2012
8 Comentarios
La presidenta del Brasil Dilma Rousseff sugirió expulsar a Paraguay del Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) a raíz de la destitución de Fernando Lugo, la cual calificó de antidemocrática.
Rousseff recordó que tanto Mercosur como Unasur disponen de cláusulas para preservar la democracia en sus países integrantes y que podría considerarse que Paraguay transgredió una de ellas con los últimos hechos acontecidos, informó la agencia de noticias Télam.
Dilma brindó estas declaraciones en una conferencia de prensa en la cumbre de Rio+20, según la mandataria brasileña, Paraguay está experimentando una situación a la que calificó de “complicada”.
La expulsión de Paraguay de estos organismos podría tener graves consecuencias económicas y dejaría al país prácticamente aislado en materia comercial.
Fernando Lugo fue destituido este viernes luego de un juicio político express llevado a cabo por el Congreso Nacional, donde legisladores votaron de forma mayoritaria por la destitución del ahora ex mandarario de la República del Paraguay.
(Tomado de Última Hora)
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lilian- Moderador Global
Re: America Latina
Sábado, 23 de junio de 2012
Países sudamericanos desconocen Gobierno paraguayo
22 Junio 2012
14 Comentarios
Correa, Cristina, Chávez y Evo.
Argentina, Bolivia, Venezuela y Ecuador dijeron el viernes que
desconocen al nuevo Gobierno paraguayo porque consideran ilegítimo el
proceso de juicio político en el Congreso que destituyó a Fernando Lugo.
En un proceso sumarísimo, Lugo fue hallado culpable de incumplir sus
funciones al dejar que creciera la conflictividad social en Paraguay.
Pocos minutos después de la destitución, juró en su reemplazo el
vicepresidente Federico Franco.
Los cuatro países se hicieron eco por separado de la posición de la
Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que antes de la decisión del
Congreso habían advertido que la democracia peligraba en Paraguay y que
podría aplicar sanciones.
“Convoco a los gobiernos de América, a los pueblos indígenas y a los
movimientos sociales de América Latina a hacer un solo frente y unirse
para defender la democracia en Paraguay y al presidente Lugo”, dijo Evo
Morales en una declaración publicada en la agencia oficial ABI.
Hugo Chávez, presidente de Venezuela, calificó en un acto público en
Caracas el cambio de Gobierno como “un golpe de la burguesía paraguaya”.
En una inesperada aparición ante periodistas en la Casa de Gobierno,
la presidenta argentina, Cristina Fernández, calificó la remoción de
Lugo como un “golpe de Estado” y afirmó que los Gobiernos que integran
el bloque aduanero del Mercosur tomarán una acción mancomunada sobre la
situación.
“Vamos a tomar un curso de acción que delinearán nuestras
cancillerías y actuaremos mancomunadamente tanto con Uruguay como con
Brasil”, dijo la mandataria argentina.
En ese sentido, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, dijo a un
canal de televisión local que la próxima semana podría haber una reunión
de Unasur para tratar la situación.
Tras conocer la noticia de la destitución de Lugo, el canciller
chileno, Alfredo Moreno, aseguro que el proceso llevado contra el ex
gobernante paraguayo “claramente no cumple con los estándares mínimos
que requiere la defensa de cualquier persona”.
Sin embargo, al ser consultado por el canal TVN sobre si Chile
reconocerá al nuevo jefe de Gobierno de Asunción, Moreno dijo que
“estamos a la espera” de revisar los antecedentes y aseguró que el país
esperará a los próximos días para pronunciarse.
(Con información de Reuters)
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lilian- Moderador Global
Re: America Latina
sábado, 23 de junio de 2012
Bolivia: si no es un golpe, se le parece mucho
Leo con preocupación las noticias que llegan desde Bolivia.
Ante la buena disposición del gobierno (que está sacando el Ejército a
las calles) a atender las demandas salariales de los policás amotinados,
ni un niño de teta puede creer que el motor del movimiento sea
puramente reivindicativo. A mi me parece bastante claro que sus jefes
buscan debilitar a Evo con un objetivo de mímima y otro de máxima. El de
mínima es rajar a su jefe, Maldonado, y el de máxima, rajar también a
su valedor, el ministro de Gobierno, Juan Ramón Quintana. Si alguién
cree que estoy equivocado, que lo diga.
Miren estas fotos, todas de ciudades distintas, por orden: Cochabamba, Oruro, Potosí, Santa Cruz, Tarija, Trinidad (Beni):
En el medio del amotinamiento unos
cadetes de la Academia de Policia se apoyaron en una baranda que cedió:
dos murieron y hay 44 heridos.
Bolivia: si no es un golpe, se le parece mucho
Leo con preocupación las noticias que llegan desde Bolivia.
Ante la buena disposición del gobierno (que está sacando el Ejército a
las calles) a atender las demandas salariales de los policás amotinados,
ni un niño de teta puede creer que el motor del movimiento sea
puramente reivindicativo. A mi me parece bastante claro que sus jefes
buscan debilitar a Evo con un objetivo de mímima y otro de máxima. El de
mínima es rajar a su jefe, Maldonado, y el de máxima, rajar también a
su valedor, el ministro de Gobierno, Juan Ramón Quintana. Si alguién
cree que estoy equivocado, que lo diga.
Miren estas fotos, todas de ciudades distintas, por orden: Cochabamba, Oruro, Potosí, Santa Cruz, Tarija, Trinidad (Beni):
En el medio del amotinamiento unos
cadetes de la Academia de Policia se apoyaron en una baranda que cedió:
dos murieron y hay 44 heridos.
lilian- Moderador Global
Re: America Latina
MINISTERIO
Comunicación
MINISTRA DÁVILA ALERTA SOBRE UN ESCENARIO DE GOLPE DE ESTADO
La Paz 23 de junio (MC).-
La ministra de Comunicación, Amanda Dávila, advirtió hoy sobre un
posible escenario de golpe de Estado que se estaría configurando en
contra del presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales,
incentivado por grupos políticos que aprovechan la reivindicación
salarial de los policías.
“Nos llama la atención que los policías
estén metiendo armas en unidades policiales donde no existían y que
estén presionando a otras unidades para que las armas sean entregadas y
que esto esté sucediendo en el país”, afirmó Dávila quien señaló que
informes de inteligencia y algunos reportes de los propios medios de
comunicación apuntan a pequeños grupos que tienen un afán político.
La autoridad cuestionó la participación
del ex mayor de la policía David Vargas, quien pretende comandar esta
movilización cuando hay otros líderes natos dentro de la fuerza del
orden. Recordó que Vargas fue procesado y retirado de la policía y que
ahora se hace nombrar coronel y comandante por un grupo de personas de
la policía haciendo creer que va a solucionar los problemas.
En imágenes de la toma de la UTOP de la
calle Junín exhibida por los medios de comunicación se divisa a un
candidato a un candidato a diputado por Unidad Nacional UN, Juan Carlos
Soraide, que actualmente ocupa el cargo de presidente de una asociación
de ex policías y es esta persona quien se ocupa de repartir armas a los
policías, afirmó.
La ministra también calificó como
factores de desestabilización y de incertidumbre algunos rumores que
están circulando en sentido de que se habría pensado en sacar a los
militares. “Sabemos con absoluta certeza que una decisión de este tipo
puede provocar un enfrentamiento que ese lo que ellos están buscando y
que actualmente se esconde detrás de un pasamontañas, detrás de las
mujeres de los policías y detrás de esas clases que están reclamando una
medida justa”.
Dávila reiteró la decisión del Gobierno
que ha expresado su firme decisión y su actitud que ha sido consecuente
con el diálogo. Sin embargo dijo que son los propios medios de
comunicación haciendo referencia a ERBOL que en uno de sus reportes hay
informado que algunos policías estarían ingresando armamento a
diferentes unidades policiales.
Si ellos vuelven al diálogo demostrarán
que todo este escenario que se éste montado es un escenario de golpe,
estaba equivocado. Exhortó a los efectivos policiales y a las esposas de
policías a retornar al diálogo sobre las demandas legítimas de este
sector y que el mismo no sea utilizado con fines políticos por parte de
grupos interesados.
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Comunicación
MINISTRA DÁVILA ALERTA SOBRE UN ESCENARIO DE GOLPE DE ESTADO
La ministra de Comunicación, Amanda Dávila, advirtió hoy sobre un
posible escenario de golpe de Estado que se estaría configurando en
contra del presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales,
incentivado por grupos políticos que aprovechan la reivindicación
salarial de los policías.
“Nos llama la atención que los policías
estén metiendo armas en unidades policiales donde no existían y que
estén presionando a otras unidades para que las armas sean entregadas y
que esto esté sucediendo en el país”, afirmó Dávila quien señaló que
informes de inteligencia y algunos reportes de los propios medios de
comunicación apuntan a pequeños grupos que tienen un afán político.
La autoridad cuestionó la participación
del ex mayor de la policía David Vargas, quien pretende comandar esta
movilización cuando hay otros líderes natos dentro de la fuerza del
orden. Recordó que Vargas fue procesado y retirado de la policía y que
ahora se hace nombrar coronel y comandante por un grupo de personas de
la policía haciendo creer que va a solucionar los problemas.
En imágenes de la toma de la UTOP de la
calle Junín exhibida por los medios de comunicación se divisa a un
candidato a un candidato a diputado por Unidad Nacional UN, Juan Carlos
Soraide, que actualmente ocupa el cargo de presidente de una asociación
de ex policías y es esta persona quien se ocupa de repartir armas a los
policías, afirmó.
La ministra también calificó como
factores de desestabilización y de incertidumbre algunos rumores que
están circulando en sentido de que se habría pensado en sacar a los
militares. “Sabemos con absoluta certeza que una decisión de este tipo
puede provocar un enfrentamiento que ese lo que ellos están buscando y
que actualmente se esconde detrás de un pasamontañas, detrás de las
mujeres de los policías y detrás de esas clases que están reclamando una
medida justa”.
Dávila reiteró la decisión del Gobierno
que ha expresado su firme decisión y su actitud que ha sido consecuente
con el diálogo. Sin embargo dijo que son los propios medios de
comunicación haciendo referencia a ERBOL que en uno de sus reportes hay
informado que algunos policías estarían ingresando armamento a
diferentes unidades policiales.
Si ellos vuelven al diálogo demostrarán
que todo este escenario que se éste montado es un escenario de golpe,
estaba equivocado. Exhortó a los efectivos policiales y a las esposas de
policías a retornar al diálogo sobre las demandas legítimas de este
sector y que el mismo no sea utilizado con fines políticos por parte de
grupos interesados.
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