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HERMES TRISMEGISTRO

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Mensaje por Invitado Dom Sep 04, 2011 12:54 am

HERMES TRISMEGISTRO.-

HERMES TRISMEGISTRO
"Hermes, tres veces grande"

HERMES TRISMEGISTRO Caduceo

HERMES TRISMEGISTRO Trismegistos


El dios egipcio Dyehuty, era el dios de la sabiduría, patrón de los magos. Posteriormente se le asoció al Hermes griego y al dios Mercurio romano, el mensajero de los dioses.

Platón, en Timeo y Critias comentó que en el templo de la diosa Neith en Sais, había salas que contenían Registros históricos secretos que se había mantenido 9000 años. Clemente de Alejandría estimaba que los egipcios poseían cuarenta y dos escritos sagrados de Hermes, que encerraban toda la información de los sacerdotes egipcios. Siegfried Morenz ha sugerido (Religión de Egipto) "La referencia a la autoría de Thoth ... se basa en la antigua tradición, y la cifra de cuarenta y dos probablemente se debe a el número de nomos de Egipto, y, por tanto, transmite el concepto de integridad". El escritor neo-platónico Clemente habló de "cuarenta y dos textos esenciales".

Hermes Trismegisto "Hermes, tres veces grande" (del griego: Ἑρμῆς ὁ Τρισμέγιστος, y en latín: Mercurius ter Maximus) sincretismo del dios egipcio Dyehuty (Thot en griego) y el Hermes heleno, siendo Trismegisto una palabra griega que significa “tres veces grande”.

La llamada Hermetica, o "literatura Hermética", es una categoría de papiros que contienen hechizos y procedimientos de inducción mágica. En el diálogo llamado Asclepio (el dios griego de la medicina), se describe el arte de atrapar a las almas de demonios o ángeles en estatuas con la ayuda de hierbas, piedras preciosas y aromas, de tal modo que la estatua pudiera hablar y profetizar. En otros papiros, existen varias recetas para la construcción de este tipo de imágenes, de su animación, y de como han de ser estas imágenes huecas para poder realizar una magia, introduciendo un nombre grabado en una hoja de oro.

HERMES TRISMEGISTRO 250px-Hermes_mercurius_trismegistus_siena_cathedral


Durante la Edad Media y el Renacimiento, los escritos atribuidos a Hermes Trismegisto, conocidos como Hermetica, gozaba de gran crédito y eran populares entre los alquimistas. La "tradición hermética", por lo tanto, se refiere a la alquimia, la magia, la astrología y otros temas relacionados. Los textos se distinguen dos categorías: de "filosofía" y "técnica" hermetica. La primera se ocupa principalmente de cuestiones de filosofía, y la segunda de magia, alquimia y pociones. Entre otros temas, hay hechizos para proteger los objetos por "arte de magia", de ahí el origen de la expresión "sellados herméticamente".

El erudito clásico Isaac Casaubon, en De rebus sacris et ecclesiaticis exercitiones XVI (1614) mostró, por el tipo de caracteres griegos, que los textos escritos tradicionalmente en la noche de los tiempos, eran más recientes: la mayor parte del "filosófico" Corpus Hermeticum puede ser de una fecha alrededor del año 300. Sin embargo, fueron descubiertos en el siglo XVII errores de la datación de Casaubon por el estudioso Ralph Cudworth, que argumentó que la denuncia de falsificación sólo puede aplicarse a tres de los diecisiete tratados contenidos en el Corpus Hermeticum. Además, Cudworth señaló la falta de reconocimiento de la codificación de estos tratados como una formulación tardía de una pre-existente tradición, posiblemente oral. Según Cudworth, el texto debe considerarse como un término ad quem, y no a quo.

La tradición cristiana medieval lo veneró como protector y guía de los hermetistas, que practicaban las ciencias de la alquimia, la magia y la astrología. Entre los libros atribuidos a Hermes se encuentran en el Corpus Hermeticum. Se le atribuye la redacción de la Tabla de Esmeralda. Entre sus obras más destacadas estarían: “El Poimandres”, “El Kibalión”, ciertos libros de poemas sueltos y “El Libro para salir al día”, también conocido como “Libro de los Muertos”, por haberse encontrado ejemplares de él dentro del sarcófago de algunos destacados egipcios.

HERMES TRISMEGISTRO Nadia-note-alchimisti


Antoine Faivre, en El Eterno Hermes (1995) ha señalado que Hermes Trismegisto tiene un lugar en la tradición islámica, aunque el nombre Hermes no aparece en el Corán. Hagiógrafos y cronistas de los primeros siglos de la Hégira islámica identificaron rápidamente a Hermes Trismegistus con Idris, el nabi de las suras 19, 57, 21, 85, a quien los árabes también identifican con Enoc (Génesis 5:18-30). A Idris-Hermes se le llama Hermes Trismegisto porque fue triple: el primero de los nombres, comparable a Thot, era un "héroe civilizador", un iniciador en los misterios de la ciencia divina y la sabiduría que anima el Mundo; y graba los principios de esta ciencia sagrada en jeroglíficos. El segundo Hermes, de Babilonia, fue el iniciador de Pitágoras. El tercer Hermes fue el primer maestro de la alquimia. "Un profeta sin rostro", escribe el islamista Pierre Lory, "Hermes no posee características concretas, o diferentes a este respecto de la mayoría de las grandes figuras de la Biblia y el Corán."

Los ocultistas modernos sugieren que algunos de estos textos pueden tener su origen en el Antiguo Egipto, y que "los cuarenta y dos textos esenciales", que contenían lo fundamental de sus creencias religiosas y su filosofía de la vida siguen escondiendo un conocimiento secreto.

LA TABLA ESMERALDA

Verdadero, sin falsedad, cierto y muy verdadero:
lo que está de abajo es como lo que está arriba,
y lo que está arriba es como lo que está abajo,
para realizar el milagro de la Cosa Unica.

Y así como todas las cosas provinieron del Uno, por mediación del Uno,
así todas las cosas nacieron de esta Unica Cosa, por adaptación.

Su padre es el Sol, su madre la Luna,
el Viento lo llevó en su vientre,
la Tierra fué su nodriza.

El Padre de toda la Perfección de todo el Mundo está aquí.
Su fuerza permanecerá íntegra aunque fuera vertida en la tierra.

Separarás la Tierra del Fuego,
lo sutil de lo grosero,
suavemente,
con mucho ingenio.

Asciende de la Tierra al Cielo,
y de nuevo desciende a la Tierra,
y recibe la fuerza de las cosas superiores y de las inferiores.

Así lograrás la gloria del Mundo entero.
Entonces toda oscuridad huirá de ti.

Aquí está la fuerza fuerte de toda fortaleza,
porque vencerá a todo lo sutil
y en todo lo sólido penetrará.

Así fue creado el Mundo.
Habrán aquí admirables adaptaciones,
cuyo modo es el que se ha dicho.

Por ésto fui llamado Hermes Tres veces Grandísimo,
poseedor de las tres partes de la filosofía de todo el Mundo.

Se completa así lo que tenía que decir de la obra del Sol.

Hermes Trimegisto
(Esbozo mitológico del Mensajero de los Dioses)



I.-INTRODUCCIÓN

Dice la leyenda que Egipto se convirtió en un santuario del mundo, al ofrecer un testimonio de sabiduría sacerdotal, el cual quedó esculpido en la colosal esfinge Giseh, monumento éste, que pasó a formar parte de la simbología esotérica de ese pueblo y motivo de curiosidad para el mundo occidental. De hecho, los misterios de la naturaleza en su dualidad son la evidencia de una génesis humana emergiendo de la naturaleza animal. "... Una cabeza de hombre sale de un cuerpo de toro con garras de león, y repliega sus alas de águila a los costados. Es la Isis Terrestre, la Naturaleza en la Unidad viviente de sus reinos". (Schure, 1983:143) Macrocosmo, Microcosmo, hombre, toro, león, águila, agua, tierra, aire y fuego se subsumen en Giseh, como bases de las profecías y las ciencias ocultas. En esta esfinge quedó plasmado uno de los misterios del espíritu y de la verdad, cuyas claves tendrán que ser descifradas por los sucesores de la raza negra.

II.- EL ORIGEN

HERMES TRISMEGISTRO Hermes

Como hijo legítimo de esta mezcla, emerge HERMES RAFAEL THOH TRIMEGISTO, de quien se dice fue formado e iniciado en los misterios de las doctrinas sagradas etíopes, griegas y egipcias.

Ahora bien, ¿Quién es Hermes? Se representa como un símbolo o figura mitológica, cuyo nombre al igual que el de Buda, Jhesus ( Jesús), Rama y otros avatares; se utilizó para designar a un representante de una casta divina "semejante" a Dios. Se dice, por otra parte, que Hermes fue un ser capaz de interpretar fehacientemente la palabra o el mensaje de los dioses y, así mismo, el encargado de mediar ante los dioses para ofrecer testimonio acerca de la existencia de la divinidad. Hermes en griego significa intérprete. "... la palabra "Hermes", indica ya un misterio". (S. Raynaud, 1966:191). A Hermes se le agregó el vocablo TRIMEGISTO ( tri: tres veces) y Mega: (grande) Así, su nombre quiere significar, tres veces sabio, tres veces grande. Otros autores le identifican como un Maestro de Maestros. Por ejemplo, para Schure "... El nombre de Hermes es un talismán que resume y un sonido mágico que evoca". (1966:145) a la región supraterrena de la iniciación celeste. Se dice, además, que Hermes especie de divinidad, gran iniciador de las clases sacerdotales en Egipto y por consiguiente, el depositario de las tradiciones iniciáticas y ocultas de esa civilización. A Hermes se lo compara con la divinidad suprema, es decir, con Dios. También, se le asemeja al planeta Mercurio que representa la sabiduría y el conocimiento de todo aquello que es secreto.

Hermes nace en Egipto, rodeado de los conocimientos místicos venidos de la India, Persia y Etiopía. Dentro de su pueblo se le considera como un rey y sacerdote, como un ser elegido de los dioses. En la época de Hermes, Egipto se convirtió en el gran centro de la sabiduría mística y se le considero la madre del ocultismo.

Algunos autores señalan que Hermes, fue contemporáneo de Abraham y llegó a ser el maestro que lo instruyó e inició en los misterios de la más alta Magia Sacerdotal. La obra de Hermes, cuyo legado obtuvo por inspiración divina, era materia de consulta obligada, para todo aspirante a adentrarse en los misterios espirituales. A su formación se le atribuye la evidencia de haber legado sus inventos musicales; los ejercicios preliminares para la práctica del Hata Yoga, principios de la Aritmética, tratados de medicina, a través del arte sagrado de la alquimia; el arte del manejo de los metales; la Lira de tres cuerdas; las ceremonias de culto a Dios; estudios de Astronomía; la escritura o grabado y muchas otras habilidades.

HERMES TRISMEGISTRO Hermes

III.- EL KYBALION

De acuerdo a El Kybalión, libro sagrado y de los misterios "... Hermes fue y es el Gran Sol Central del ocultismo". (1974,Cool Se le llama también el Dios de la Sabiduría. El nombre de Hermes ha sido utilizado por las ciencias ocultas para significar todo aquello que no es del dominio público, todo aquello que es sagrado, privado.

En este sentido, se puede decir, que las ciencias herméticas, como su nombre lo índica, esconden la tradición secreta y esotérica de la humanidad. Por ello, encontramos en forma constante que la palabra hermético, se utiliza para nombrar o identificar, todo aquello que está "... cerrado para todos los que no tienen la palabra, la fórmula para abrirlo". (S. Raynaud,1974:73)

HERMES TRISMEGISTRO Campanus_20


IV.- LEGADO HERMÉTICO

Entre las obras, cuya autoría, los egipcios le adjudican a Hermes, se cuentan 42 libros y la famosa Tabla Esmeralda o Esmeraldina. Esta última obra, ha sido considerada como la llave de la sabiduría y el ocultismo, ya que según los estudiosos del ocultismo, encierra los secretos de la "Piedra Filosofal" o secreto del "elixir de larga vida".

Por otra parte, se dice que Hermes dejó un precioso legado grabado en una piedra de esmeralda. Dicho mensaje se puede sintetizar en lo siguiente:

La unidad del ser y la unidad de la armonía de las cosas, según las escalas ascendente y descendentes; la evolución progresiva y proporcional de la Palabra; la ley inmutable del equilibrio y el progreso graduado de las analogías universales; la correspondencia entre la idea y su expresión, proporcionando una medida de semejanza entre el Creador y lo creado; la matemática esencial del infinito, demostrada por las dimensiones de un sólo ángulo en lo finito: todo esto esta expresado por una sola proposición: " lo que está arriba es como lo que existe abajo, y lo que existe abajo es como lo que existe arriba, para la realización de la cosa única. A esto se añade la revelación y descripción iluminadora del medio creador, el fuego pantomórfico, el gran medio de la fuerza oculta en una palabra, la Luz Astral. (Levi, 1978:50)



La Tabla Esmeralda expresa la trinidad que rige la Naturaleza entera. El ternario o los tres mundos. La tesis, la antítesis y la síntesis de la Filosofía.

1.- Es Verdad: Verdad sensible del mundo físico.

Ciencia contemporánea.

2.- Sin Mentiras: Verdad filosófica, oposición al mundo físico.

Mundo metafísico.

3.- Muy Verdadero: La Síntesis o unión, que representa a la verdad

Inteligible. Mundo divino.

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V.- LA TRILOGÍA (TRI)

1. NEGATIVO Y POSITIVO = ANÁLOGO PERO NO SEMEJANTE

La verdad debe ser contemplada: 1) En su triple aspecto, es decir. Que representa a lo Físico, Metafísico y Espiritual, 2) Es necesaria la analogía para conocer las leyes y 3) Se deben llevar las leyes a síntesis de la Unidad, para conocer la Causa Primera.

2. TODAS LAS COSAS CREADAS SE REFIEREN: AL CREADOR.

"... Y como todas las cosas han estado y proceden de UNO, así todas las cosas nacieron en esta única, por adaptación." ( Papus,s/f,68)

3. TODO PROVIENE DE LA LUZ O FUERZA UNIVERSAL

EL SOL: ( + ) Padre

LA LUNA: ( - ) Madre

EL VIENTO. ( receptor) Vientre

LA TIERRA: (materialización) Creadora

Este cuaternario es THELEME o TELESMA (voluntad) o principio universal que rige la creación del mundo. "... El Sol es su padre y la Luna su madre; el Viento le llevó en sus entrañas." (Levi, 1978,50)

Se dice que el Sol emanó la luz y a través de la Luna recibió movimiento y vibración, luego fue aprisionado por el viento que actuó como receptá*** o matriz y la Tierra hizo de nodriza. A este proceso se le llama el principio Universal o Telesma del mundo.

Para Hermes, esta Luz es una fuerza que puede ser aplicada como una palanca, como disolvente universal y como medio formativo y coagulativo. De modo, que la luz debe ser extraída de los cuerpos en los que está latente, a fin de imitar los artificios de la naturaleza, con el auxilio de sus diversas manifestaciones, tales como: fuego, movimiento, esplendor, gas radiante, agua hirviente y finalmente tierra ígnea.

Existen otras obras atribuidas a Hermes, entre ellas: El Divino Pimandro, Asclepio y Minerva del Mundo, tales legados han sido reproducidos por la Escuela de Alejandría y, se consideran una herencia cultural de las doctrinas herméticas. Las enseñanzas herméticas se encuentran en todas las culturas y en todas las religiones.

No obstante, la base fundamental de las doctrinas secretas de nuestros días, se apoyan en la obra atribuida a Hermes, parte da la cual ha sido transmitida de generación en generación y compilada bajo el nombre de: El Kybalión., Algunos estudiosos del tema señalan que gran parte de la información original se perdió y lo que queda ha sido rescatado por tradición oral, como lo conocemos hoy.

Ahora bien, la enseñanza de El Kybalión, asume los principios básicos de la alquimia hermética y su Filosofía Universal. De esta Filosofía, nos ha hablado Aldous Huxley, autor contemporáneo, que la designa con el nombre de Filosofía Perenne. Ahora bien, la construcción filosófica que hace El Kybalión, está basada en siete principios básicos, considerados éstos, como Principios Universales de la creación y son los siguientes:

1.- MENTALISMO

2.- CORRESPONDENCIA

3.- VIBRACIÓN

4.- POLARIDAD

5.- RITMO

6.- CAUSA Y EFECTO

7.- GENERACIÓN

El Kybalión, así mismo, orienta el quehacer humano hacía la búsqueda de la espiritualidad mediante el aprendizaje divino en lo terrenal, cuando señala que:

Donde quiera que estén las huellas del Maestro

allí los oídos del que está pronto para recibir

sus enseñanzas se abren de par en par.

Cuando el oído es capaz de oír, entonces

vienen los labios que han de llenarlos con

sabiduría. (El Kybalión,1974,17)

Tal aseveración guarda consonancia con el saber popular que dice que el maestro aparecerá cuando el discípulo esté preparado o receptivo a recibir las enseñanzas.

HERMES TRISMEGISTRO Hermes-trismegisto1
V.- ALGUNOS AXIOMAS HERMÉTICOS

Estos axiomas o proposiciones están estructurados de forma tal, para que el hombre aprenda a conocer su propia naturaleza y el comportamiento de la misma.

1. " Para cambiar vuestra característica o estado mental, cambiad vuestra vibración."( p.137 )

2. "Para destruir un grado de vibración no deseable, póngase en operación el principio de polaridad y concéntrese la atención en el polo opuesto al que desea suprimir. Lo no deseable se mata cambiando la polaridad." (p. 137)

3. " La mente, así como los metales y los elementos, pueden transmutarse de grado en grado, de condición a condición, de polo a polo, de vibración a vibración." (p. 138)

4. " El ritmo puede neutralizarse mediante el arte de la polarización." (139)

5. " Nada escapa al principio de causa y efecto, pero hay muchos planos de causación y uno puede emplear las leyes del plano superior para dominar a las del inferior." (140)

6. "El TODO es mente; el Universo

7. "Macrocosmos y Microcosmos, no tiene principio ni fin."

Al analizar cada una de estas proposiciones nos damos cuenta que las misma han servido de fundamento al desarrollo de las nuevas tendencias del pensamiento espiritual en acción. De hecho, las prácticas orientadas al desarrollo personal y espiritual, que se conceptualiza en lo que se ha denominado la nueva era, tienen su asidero en estas enseñanzas. Portal Net

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Mensaje por lilian Mar Feb 14, 2012 2:47 am


HERMES TRISMEGISTRO Pi
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Reportaje en inglés:








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La
Alquímia " (del árabe الكيمياء ) es una antigua práctica
protocientífica y una disciplina filosófica que combina elementos de la
química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la
semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte "


[color:38f1=#555]
Posted: 12 Feb 2012 01:30 AM PST



HERMES TRISMEGISTRO Pi
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En el Portal de las
Culturas - de donde extraemos este artículo - estan abiertos a todas las
posibilidades y por eso ofrecemos este artículo aunque pueda parecer a
veces que va en contra de los tiempos supuestamente “modernos”.





Solo ofrecemos
información, con la cual ni juzgamos ni a favor ni en contra, que cada
cual juzgue por si mismo. (Nota editorial)
La alquimia es la ciencia que consiste en purificar la naturaleza íntima
del hombre para llegar a ser un individuo no alienado.
Por: Ernest Scott

Fuente: Fundación Carl Gustav Jung



¿Qué es la alquimia? Hace medio siglo no había en Occidente ninguna duda
a este respecto: Era una superstición existente entre los ignorantes de
tiempos pasados que creían que con ciertas manipulaciones se podría
transformar metales viles en oro.





Después de que las ideas
de C.G.Jung empezaron a circular por Europa, apareció una conclusión
nueva, aclaratoria , de la alquimia: era, realmente, Psicología. Los
alquimistas se autoanalizaban; “sublimando” y “calcinando” su propio
inconsciente. Su meta verdadera no era la de fabricar oro, sino producir
un hombre no alienado.





En la Edad Media, las
maniobras de este género se deslizaban sobre un territorio que la
Iglesia consideraba suyo. Fue por esto que los alquimistas se vieron
forzados a disimular lo que hacían realmente detrás de una tentativa
aparentemente insensata de transformar el plomo en oro.

Aunque esta explicación no satisfizo del todo a la nueva psicología,
porque era sabido que aún en el siglo XX, en Fez, Cracovia, Damasco,
París y Londres, hombres de cierta inteligencia se dedicaban ,
“literalizando los simbolos”, a seguir intentando operaciones tendientes
a producir un oro amarillo perfectamente tangible. Habían abandonado el
carbón vegetal sustituyendolo por gas, pero hacían manifiestamente algo
con marmitas y cacerolas, no con el «yo» y el «ello».





Todas las ideas sobre lo
que es la alquimia, vista desde el exterior, pueden repartirse en varias
categorías, con interferencias entre ellas:

Primer punto de vista: Es posible transmutar un elemento en otro. Una de
estas transmutaciones es la del plomo o del hierro en oro (oro
material, no simbólico) . La manera de proceder para lograrlo, debe de
ser un prodigioso secreto venido desde el fondo del tiempo. Es el
secreto mejor guardado de toda la historia de la humanidad.

Sabiendo que la transmutación de algunos metales es posible, el
alquimista sabe cómo hacerlo y guarda el secreto más grande.





Si hay una cierta
relación del alma con el crisol , donde se verifica la operación, se
produciría una transmutación semejante también en su ser ordinario. En
el momento en que el plomo llega a ser oro en el crisol, el espíritu del
operador es transformado, como si fuera sometido a una irradiación
potente. Por otra parte, ciertos subproductos químicos que restan en el
crisol pueden ser conservados y servir, ya sea para hacer oro de nuevo, o
para transformar a otros hombres. De allí las leyendas relativas a «la
píldora del hombre astuto», o al elixir que el conde de Saint Germain
habría ofrecido a Casanova moribundo.

Segundo punto de vista: La alquimia es la ciencia que consiste en
purificar la naturaleza íntima del hombre para llegar a ser un individuo
no alienado. Comparado con el hombre ordinario, este individuo tendría
ciertas capacidades superiores. Por razones políticas, era necesario
enmascarar esta actividad bajo la de una acción quimica de refinado y
transformación de metales, que la Iglesia no tendría ninguna razón para
reprobar.





El alquimista es un
hombre que conoce un método inmensamente eficaz para limpiar los
establos de Augias de su propio inconsciente. Si es impulsado
suficientemente lejos, el proceso da nacimiento a un verdadero cuerpo
espiritual dotado de propiedades pertenecientes a un orden de realidad
diferente. Si ese cuerpo espiritual es proyectado de una cierta manera
sobre los metales viles, cumplirá una transmutación comparable a la suya
sobre la materia inorgánica.





Digamos a continuación
que fuera del pequeño círculo de los alquimistas, nadie sabe cuál de
estos dos puntos de vista, solo o combinado con el otro, se aproxima a
la realidad de la praxis alrededor de la alquimia. Podría ser que
hubiera algo que deducir de las primeras proposiciones de la Tabla de
Esmeralda de Hermes Trismegisto:

“Es verdad, sin mentira, y muy verdadero:

lo que está abajo es como lo que está arriba,

lo que está arriba es como lo que está abajo,

para hacer el milagro de una sola cosa.”

Que esto fuera un medio de hacer fortuna rápidamente, como método de
desarrollo psicológico o como ciencia sagrada de espiritualización, la
alquimia ha capturado la imaginación de Europa durante siglos y no ha
perdido nada de su aura en ciertos medios, aunque muchos piensan que,
desde el fin del siglo XVIII, pesa una prohibición sobre ella.





Todo indica, sin embargo,
que algo se trasluce de tiempo en tiempo.

El origen de la Alquimia

La palabra «alquimia» puede venir del árabe alkimia. Los supuestos
orígenes egipcios hacen pensar que la raíz chim pueda derivarse del
nombre en lengua egipcia, que significa «negro» y designa la tierra
negra contrastando sobre el tinte amarillento de las arenas del
desierto. Otro origen posible sería la palabra griega chyma, que
significa acción de fundir metales.

De todas modos, la alquimia es extremadamente antigua, ya sea que sus
primeras referencias historicas sean de China o de Egipto. Existen
textos chinos que datan de 144 a.C. y existen razones para hacer
remontar la alquimia china al menos al siglo IV a. C.





Los intercambios entre el
Extremo Oriente y el Oriente Medio eran numerosos y la alquimia del
Medio Oriente bien pudo venir de China. Por otra parte, la alquimia
china era principalmente esotérica y pretendía producir una medicina que
asegurara una larga vida o la inmortalidad, mientras que en el Oriente
Medio, antes del Islam, la alquimia tenía un carácter esencialmente
exotérico, y el alquimista se consagraba, por lo menos en apariencia, a
manipular aleaciones de metales.

Al suponer que la China haya trasmitido la idea de la alquimia, es
preciso observar que sólo podía tratarse de alquimia medicinal y no
metalúrgica. Sin embargo, si se adopta el punto de vista según el cual
la alquimia es la traducción en términos «materiales», de informaciones
obtenidas al acceder a un nivel superior de conciencia, la dificultad
histórica no se plantea. Tanto en China como en el Medio Oriente se
habría penetrado en los mismos dominios y traducido las mismas
intuiciones, en términos «materiales», correspondiendo a las psicologías
respectivas: medicinales en uno, metalúrgicas en el otro, y en algún
caso, una combinación de ambas.





La evolución de la
alquimia

Desde la fundación del Islam la alquimia pasó a ser una ciencia
musulmana, aunque no fuera más que en el plano lingüístico. El árabe era
la lengua culta en los imperios islámicos, y, por lo tanto, la lengua
de las artes y de las ciencias. Pero los textos utilizados podían ser
persas o griegos. El Islam se apropió en su totalidad de los
conocimientos griegos sobre la alquimia. Numerosas y muy antiguas obras
de alquimia fueron traducidas al árabe. Desde el siglo VIII, la
civilización árabe había producido una pléyade de eruditos capaces de
estudiar los textos griegos y así la trasmisión del saber del pasado
alcanzó un gran auge.





En cuanto a los
alquimistas de origen árabe, ellos aportaron a este arte hermético una
contribución extremadamente original.

Aparentemente practicaban una química ingenua, y en sus textos aparecían
«cuadrados mágicos» cifrados. Hablaban de sustancias hipótéticas, de
las cuales el azufre y el mercurio ordinario eran las formas más
aproximadas. Y es que los más importantes alquimistas árabes de esa
época eran sufíes, Ellos hablaban de cuatro elementos: la tierra, el
agua, el aire y el fuego y de cuatro cualidades o naturalezas: el calor,
el frío, la sequedad y la humedad. En presencia de estas cualidades, y
gracias al influjo de los planetas, los metales se formaban en las
entrañas de la tierra bajo la acción del azufre y del mercurio.





El azufre y el mercurio
perfectamente puros, combinados según ciertas proporciones daban origen
al oro. En el caso en que fueran impuros y en proporciones no adecuadas,
daban nacimiento a todos los otros metales.

Una figura destacada fue Avicena (980-1037). Considerado como la más
brillante inteligencia desde Aristóteles, se veía en él un genio y la
suprema autoridad en todos los planos posibles. Aunque Avicena compartía
las ideas en uso sobre la constitución de la materia, afirmaba que la
transmutación de los metales en oro no tenía una base real, dando varias
explicaciones posibles al fenómeno: La primera era que hombres de una
inteligencia fuera de lo común, trabajando de manera pragmática, eran
llevados a deducir ciertas conclusiones extraídas de su experiencia con
la materia. Se trataba de materialismo científico al pie de la letra.

La segunda era que ciertos seres excepcionales, ligados a auténticas
escuelas de desarrollo personal, habían enriquecido el saber práctico de
su tiempo por haber tenido acceso a un estado superior de conciencia,
el que les permitía conocer por inducción la manera de aplicar leyes
naturales a eventos concretos. La tercera era que los hombres de esta
última categoría habían preferido disimular la fuente de su saber
enmascarando deliberadamente el proceso.





La tradición sufí parece
ofrecer muchos ejemplos de esta manera de actuar. Está dicho que, a
veces, la mejor aproximación a la realidad, a nivel temporal, consiste
en el planteamiento de contrarios aparentemente irreconciables. Entre
los siglos XII al XIII, Al-Ghazzali (1058-1111) y Rumi (1207-1273)
fueron reconocidos como sufíes de estatura excepcional y ambos hablaban
de la experiencia mística como de una transformación alquímica.
«Elementos contrarios, aunque opuestos en nombre, pueden actuar juntos»,
decía Rumi.

La Alquimia en la Europa medieval

En esa época se tradujo por primera vez un texto alquímico árabe al
francés.





Uno de los primeros
alquimistas europeos fue San Alberto Magno (1206 -1280), prototipo de
algunos personajes de la Edad Media que unían un espíritu ávido de
conocimiento con un «algo más» que les valía ser admitidos en algunas de
las misteriosas sociedades secretas. Monje dominicano -a pesar de su
espíritu independiente- recorrió a pie Francia y Alemania enseñando
filosofía, hasta que se radicó en Colonia, dedicándose a estudiar , a
enseñar y a escribir.

Alberto el Grande afirmaba que la transmutación alquímica de los metales
era imposible y que lo más que podían hacer los alquimistas era cubrir
los metales con polvo dorado para darles la apariencia de oro. Por otra
parte, declaraba que un conocimiento íntimo del proceso alquímico le
había sido otorgado por la gracia de Dios.





El renombre de San Alberto
Magno era tal, que intelectuales de todas partes de Europa venían a
recibir sus enseñanzas. Uno de los más famosos entre sus alumnos fue
Tomás de Aquino (1226-1274).

Tomás parece haber creído inicialmente en la realidad de la
transmutación alquimica, pero su actitud representaba un elemento
interesante no sugerido antes en el medio europeo. “La Gran Obra
dependía -según él- de operaciones ocultas de naturaleza celestial que
la alquimia no siempre puede controlar. Así, el artista debe aspirar a
la creación de condiciones apropiadas en él mismo dirigidas a favorecer
la mediación de esta virtud celestial”. La hipótesis planteada es que el
proceso alquímico, ya sea que se dirija al desarrollo interior del
hombre o a la transmutación de metales, depende de factores de de origen
cósmico y espirirtual, influyendo en un lugar y en un momento
determinados.





Resulta interesante hacer
notar que la tradición iniciática, en la corriente sufí, afirma que
ciertas operaciones – aunque la manera de proceder sea correcta- no
llegarán al término deseado (o, como ellos dicen, a la evolución
buscada) si no concuerdan ciertas circunstancias: «el esfuerzo adecuado,
hecho por las personas adecuadas, en el lugar y momento adecuados». Si
estas condiciones no están reunidas, no hay resultado.

Cualquiera que sea la realidad que se disimule bajo esta fórmula, ella
explicaría por qué constantemente se hace mención en toda la literatura
alquímica a algo intangible que los alquimistas, en general, no han
podido definir y cuya “presencia” trasforma sus esfuerzos.





Uno de los más célebres
contemporáneos de San Alberto Magno y de Tomás de Aquino fue Roger Bacon
(1214-1292), el casi legendario «Doctor mirabilis», que enseñaba en
Oxford vestido de árabe, y del que se decía que podía transformar en
hombres a los demonios. Fue una de las más brillantes inteligencias de
Europa.

Bacon produjo tres obras monumentales: Opus maius, Opus minus, Opus
Tertium. Consideraba que la totalidad del conocimiento humano, pasado,
presente y futuro, se encontraba en la Biblia; pero -contrariamente a
sus contemporáneos- no creía que fuera un libro accesible a todos. Para
comprenderlo, pensaba que era necesario un determinado nivel interior
que exigía conocimientos alquímicos, astrológicos y mágicos.





Era este un terreno
evidentemente peligroso, sobre todo para un religioso -era franciscano- y
su manera de pensar le acarreó una condena de catorce años de carcel,
impuesta por su misma orden,

Bacon, tanto como Alberto el Grande, estaba evidentemente en contacto
con auténticas fuentes esotéricas; pero, a diferencia de él , Roger
Bacon sabía árabe. Parecía claro que, para los ambos, una fuente de
sabiduría profunda era el sufismo. Bacon tenía bien claro lo que
significaba «la enseñanza adecuada en el momento y lugar adecuados». No
ignoraba la necesidad primordial de una transmisión viviente en todos
los procesos de desarrollo personal. El mundo occidental de su tiempo no
podía comprender que una situación adecuada fuera forzosamente atender a
la astrología o la alquimia.





Se juzgaba entonces que
esta posición bordeaba la herejía.

Estos tres europeos citados pertenecían a un nivel superior de
inteligencia y causaron una profunda impresión en su tiempo. Sus aportes
han persistido durante siglos bajo apariencias muy diversas. Eran
realmente «conocedores». Habían aprendido técnicas que les dieron acceso
a un nivel de conciencia que les permitía percibir el contenido
psicológico de lo religioso. Atendiendo a que todas las verdaderas
religiones no forman sino un camino. Conocieron las leyes de la
naturaleza de los fenómenos.

Hemos sugerido la idea que esta fuente de desarrollo personal interior
podría identificarse con iniciados sufíes. Estos se preocupaban de
realizar ciertos progresos en la evolución de la humanidad y existe
constancia de ello entre el año 750 al siglo XIII, siéndoles indiferente
llevar a cabo sus actividades en el ámbito del islam ortodoxo o del
cristianismo ortodoxo. Aquellos alquimistas árabes que estaban al
servicio de esa fuente vivían en dos mundos.





Proclamar la verdad tal
como la conocían -esa realidad interior que los dogmas y las
instituciones habían sofocado- los habría hecho aparecer como apóstatas.
Les era necesario, también , trabajar en secreto, hacer lo que tenían
que hacer, pero dando a su acción una forma aceptable para la ortodoxia.

Sabían que hacía falta construir un puente, pero resultaba que la
construcción de puentes era ilegal. Debían entonces aparentar que
estaban haciendo otro trabajo: cavar hoyos en el camino, por ejemplo,
bien entendido, esos hoyos eran incomprensibles para sus contemporáneos,
y tal vez lo siguen siendo todavía para muchos.





En los siglos siguientes
al siglo XIII, la luz de la alquimia centellea en toda Europa. Aparecen
personajes extraños en las cortes de reyes y príncipes, en los
monasterios y en las plazas públicas. Se les llama, sabios, hombres
religiosos, charlatanes, filósofos. Sus escritos son supersticiosamente
copiados, preciosamente conservados, vendidos, o difamados, Entre los
alquimistas mismos existía un modo de transmisión en la que los textos
eran editados de manera que supusiera un reto de profundidad a sus
discípulos, para extraviar más completamente, a los que no
profundizaban, a los que no habían alcanzado el nivel para el cual el
texto había sido escrito.





Todo parecia ser
confusión y contradicción. ¿Se dedicaban los alquimistas a la
fabricación de oro? ¿0 hablaban de una metafísica que no tenía nada que
ver con el oro propiamente dicho?

La Alquimia de Paracelso

Como figura relevante de esa época, podemos citar a Paracelso
(1493-1541), médico, alquimista, astrólogo, mago. Se decía de él: «Los
que se imaginan que la medicina de Paracelso es un sistema de
superstición que nosotros hemos felizmente dejado atrás al evolucionar,
se sorprenderían si conocieran los principios en que está basada, y
constatarian que se fundamenta en un conocimiento de orden superior que
nosotros no hemos todavía alcanzado, pero al cual podremos aspirar
cuando progresemos».

Jung, dijo de él : «Vemos en Paracelso no solamente una medicina
química, sino además una psicoterapia empírica».








Nacido en Suiza, recorrió
toda Europa, suscitando admiración, escándalo y críticas. «La magia es
mejor profesor de medicina que los libros -decía Paracelso-, sólo que no
puede ser enseñada en las universidades porque viene directamente de
Dios. La magia es el verdadero maestro, enseñando el arte de curar las
enfermedades. Si nuestros médicos poseyeran esos poderes, se podrían
quemar todos sus libros y arrojar sus drogas al mar, y el mundo estaría
mejor».

No cabe duda que Paracelso fue un pionero en medicina. Fue un precursor
de la quimioterapia moderna (curaba la sífilis con mercurio) e inventó
(o descubrió) la homeopatía doscientos cincuenta años antes que
Hahnemann; utilizando , ya entonces, los principios de la vacunación.





Dos siglos antes que
Mesmer, se preocupó del magnetismo, estudiando sus efectos sobre las
enfermedades. No estuvo lejos de postular la equivalencia de la masa y
de la energía: «Debes saber entonces que dicha masa no es más que una
caja llena de fuerza y de poder».

Cuando dictaba sus clases, era tan carismático que se hacían evidentes
sus conocimientos de fuentes ocultas, atrayendo por ello a multitudes de
estudiantes. Se supone que esa fuente era la astrología, la alquimia, y
por supuesto el sufismo. En su obra Philosophia Occulta da versiones
casi literales de material didáctico sufí. Un erudito de su tiempo
resumió así su pensamiento: «Según Paracelso, la enfermedad y la salud
están regidas por las influencias astrales. Remedios secretos: los
“arcanos” permiten atrapar la primera y recuperar la segunda. El arcano
asegura el restablecimiento de la armonía celeste entre el “astro”
interior – es decir, el astro en uno – y un astro celeste.








El primero debe entonces
“alzarse hacia los cielos”, o sea que su naturaleza es volátil e
incorpórea. El remedio físico es material, por la fuerza de los hechos,
pero el arcano que él contiene es espiritual».

Durante setecientos años la trama alquímica parece correr oculta en el
tejido literario, médico, científico y artístico de Europa. Hasta que
entre 1920 y 1925 un misterioso personaje aparece en Francia y entrega a
un estudioso de la alquimia un manuscrito para su edición. Era “El
Misterio de las Catedrales” y su autor se identificaba como Fulcanelli.

Nunca más se supo de él, aunque corría el rumor que vivía en España en
un misterioso valle situado en una región montañosa, en una especie de
Shangri-la secreto.





El libro muy pronto se
hizo célebre y fue considerado – entre otras cosas – como la clave de la
arquitectura de las catedrales góticas que -según su autor- son
manuales de técnicas alquímicas en lenguaje cifrado. Algo semejante
insinúa Ouspensky en su libro “El Nuevo Modelo del Universo”.

Por ese tiempo también aparece en Europa uno de los personajes más
sorprendentes que se haya visto llegar al Occidente: George Ivanovitch
Gurdjieff. Hablar de él alargaría en exceso este texto. Sólo diremos que
toda su enseñanza estaba enfocada hacia la “alquimia interior”, o de
cómo el hombre podía cambiarse a sí mismo produciendo «hidrógenos».





En su libro “Fragmentos de
una Enseñanza Desconocida”, Ouspensky reproduce unas palabras de
Gurdjieff sobre los distintos caminos de la evolución humana:

«Es preciso hacer notar que, aparte de estos caminos justos y legítimos,
hay también otros artificiales que no dan más que resultados
temporarios, y caminos francamente perjudiciales que pueden dar
resultados permanentes, pero nefastos.





Sobre estos caminos, el
hombre igualmente busca la llave de la cuarta habitación y, a veces, la
encuentra. Puede suceder también que la puerta de la cuarta habitación
se abra artificialmente con una ganzúa, Y en estos dos últimos casos, la
habitación puede encontrarse vacía».





Les Gardiens Invisibles

Edit: Le Courrier du Livre

París 1990

Traduc: H.Oliveira





Llevaba algún tiempo retrasando un post sobre el Manuscrito Ripley, pero al ver hoy que hablaban de él en el magnífico blog BibliOdyssey no he podido resistirme más Por ahora me limito a traducir del inglés lo que explica Peacay en
su blog (encontraréis el texto al final de la laaaaaarga imagen), pues
difícilmente se podría hacer un resumen mejor. Sin duda alguna, una de
las más bellas obras de arte relacionadas con la alquimia.







Llevaba algún tiempo
retrasando un post sobre el Manuscrito Ripley, pero al ver hoy que
hablaban de él en el magnífico blog BibliOdyssey no he podido resistirme
más Por ahora me limito a traducir del inglés lo que explica Peacay en
su blog (encontraréis el texto al final de la laaaaaarga imagen), pues
difícilmente se podría hacer un resumen mejor. Sin duda alguna, una de
las más bellas obras de arte relacionadas con la alquimia.





HERMES TRISMEGISTRO 1ripley




La historia del Alquimista George Ripley




George Ripley (?1415-1490)
no permitió que su condición de monje agustino en Yorkshire le
impidiera mejorar su educación en alquimia viajando por toda Europa.
Tras pasar algún tiempo en Francia y Alemania, Ripley se estableció en
Roma durante unos 20 años con apoyo papal.

A su regreso a Inglaterra en 1477, supuestamente Ripley ya estaba en
posesión del secreto de la transmutación.





Algunos creen que las
considerables donaciones dadas por Ripley para ayudar a los Caballeros
de la Orden de Malta en su guerra contra los turcos procedían de su
producción de oro a base de metales. Esto sólo mejorado su reputación y
naciente fama.





Ripley fue uno de los
primeros en publicar trabajos del renombrado alquimista del siglo XIII,
Raymond Lull. En sus propios escritos, en doscientos o más manuscritos,
"Ripley adoptó una aproximación alegórica a la alquima, y sus escritos
más importantes son su Compound of Alchemy, en verso, que describe el
proceso alquímico como la experimentación de las doce etapas o
"Puertas", y su emblemático 'Ripley Scrowle' (Rollo o Manuscrito
Ripley)".





El destacado Manuscrito
Ripley es, en pocas palabras, un manuscrito alquímico que muestra la
producción de la Piedra Filosofal (el escurridizo ingrediente que
produce oro incorruptible mediante metales menores; y/o el Elixir de la
vida) en criptogramas pictóricos.





En realidad hay veintiún
"manuscritos Ripley", conservados en destacadas instituciones del Reino
Unido (en su mayoría) y los Estados Unidos. La mayoría de ellos
–incluyendo la versión de Yale que acompaña estas líneas– comparten
características gráficas similares y son consideradas como un único
tipo. Cuatro de estos rollos son tan diferentes al resto que son
agrupados juntos como un segundo tipo. Todos ellos fueron copiados de un
trabajo original anterior que podría datar de finales del siglo XV.





Aunque de tamaños
variables, la mayoría de estos rollos tienen una longitud de unos 25
pies [unos siete metros y medio] y aproximadamente un pie y medio
[cincuenta centímetros] de anchura.

El nombre de Ripley está asociado con los rollos porque su poesía
alegórica está incluida en muchas de las versiones tardías. (Se ha
sugerido que la pezuña de caballo que tiene el bastón sostenido por la
figura del final de la imagen constituye su 'firma').





Los veintiún rollos fueron
creados tras la muerte de Ripley, en los siglos XVI y XVII. La versión
que acompaña estas líneas data de una fecha cercana a 1570. Algunos de
los manuscritos están descoloridos o gravemente dañados, por lo que el
'rollo' conservado en Yale es definitivamente el de mejor calidad entre
los que se conservan.





Soy reacio a profundizar
mucho en el complejo simbolismo presente en el rollo, tanto porque los
más interesados encontrarán mejores fuentes de información como porque
se trata de un lenguaje esotérico y es generalmente resistente a una
reducción simplista. La interpretación requiere de la contemplación de
todos los componentes visuales y la forma en que interactuan unos con
otros en combinación con los elementos textuales.





Podría ser fácil, por
ejemplo, identificar la figura de la parte superior como un alquimista
(quizá Hermes Trismegisto) y un puñado de símbolos alquímicos en
círculos encadenados a un libro sagrado y una variación de la icónica
caída de Adán y Eva desde la escena de la gracia; el pájaro de Hermes
picoteándose su propia ala para amansarse, o cualquier número de
emblemas visuales que tienen posibles significados con referentes fuera
del rollo de Ripley.


vía/arssecreta.com


HERMES TRISMEGISTRO 3385948850421211368-7552380697383878139?l=sabiens.blogspot
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