EL DEVENIR EN EL AHORA

EL DEVENIR EN EL AHORA

Claves para comprender el final de los tiempos y el comienzo de la nueva era.

Autor:
EL ESCRIBA DEL TAO.


Para los que están alerta, despertando del sueño de la mente.

Algunas personas reconocen el amor a primera vistas. Las hay también que reconocen la verdad.

Si comprendes la verdad, eres un buen alumno. Si puedes darla a comprender, eres un maestro.

Comunica a tus hermanos las certezas que alcance tu corazón, tal vez esté su corazón necesitado de tus certezas.

Si lo llenas, dándole tu comprensión, tu vacío se llenará con una mayor comprensión.


Obra escrita para todos aquellos que buscan la verdad que les inspire y les fortalezca liberándoles de la confusión que reina en sus corazones.


EL CAMBIO

La mayoría de los seres humanos todavía están dormidos, soñando con el placer, la seguridad y el poder. Mientras a su alrededor crece el dolor, la injusticia y la muerte hasta en el último rincón del planeta.

Se está agotando nuestro tiempo para probar lo mejor de nosotros mismos.

Si el ser humano no despierta del sueño egoísta, ahora, rectificando, ya, no tendrá defensas ante la verdad, que muy pronto será una sola.

Lo que no demos ahora de nosotros mismos lo perderemos irremediablemente.

Porque el tiempo de la libre siembra se está terminando y nuestra propia cosecha ya nos está amenazando.

El cambio que se avecina sólo es comparable, al que se produjo hace cincuenta millones de años, cuando la inteligencia no se había despertado aún.

Por entonces, los dinosaurios, que eran los más fuertes, eran los señores de la Tierra.

Su voracidad insaciable llevó a uno de sus extremos el equilibrio de la naturaleza; y la consecuente reacción del planeta alteró las condiciones climáticas, al punto justo y preciso de hacer imposible la vida de los seres más fuertes.

“Capaces de acabar con toda la vida”.

Sin embargo, en medio de estas duras condiciones y grandes cambios que se produjeron nació la inteligencia, capaz de adaptarse y mejorarse ante la dificultad.

Los más fuertes perecieron y los más inteligentes se adaptaron y sobrevivieron.

Sin más competencia, el más inteligente, el ser humano, comenzó entonces el desarrollo de la inteligencia, que como todo, tiene dos extremos, la inteligencia creativa y la inteligencia destructiva.

Y después de todo este tiempo, para descubrir su potencial creador…

El hombre, dueño y señor del planeta, ha desarrollado su inteligencia con una voracidad insaciable, más propia de un dinosaurio que de un ser razonable.

Ahora, no es la voracidad del dinosaurio quien está extremando las condiciones vitales planetarias, sino la ambición del hombre, “su inteligencia destructiva”.

La reacción natural del planeta, que afectará al clima y a todas las seguridades a las que estamos acostumbrados, ya ha comenzado. Sus efectos se irán intensificando, al punto de ponernos las cosas tan difíciles que la inteligencia ciega que hemos desarrollado tanto, no podrá sobrevivir (no nos podrá ayudar).

Se extinguirá, como se extinguió la fuerza ciega de los dinosaurios hace cincuenta millones de años.

Pero no os preocupéis, nada de lo que es verdadero se perderá.

Para sobrevivir al cambio que se avecina, será imprescindible la fuerza del espíritu, que despertará en estas duras condiciones, y su amor y su saber serán la única esperanza.

Si la inteligencia demostró ser superior ante la fuerza de los dinosaurios, sobreviviendo.

Ahora, será el amor y la sabiduría quien, sobrevivirá al poder de la inteligencia ante los cambios que nos trae el devenir.

Mientras nuestro pequeño sistema solar se aleja más y más del centro del universo, nos estamos acercando al final de nuestro viaje.

El comienzo de la nueva era está al final de este viaje por el tiempo, cuando…
nuestros pies mortales pisen la eternidad.

La nueva era es un cambio de realidad, tan grande que afectará nuestra conciencia, el planeta en que vivimos, el resto de nuestro universo y lo que hay…
fuera de nuestro universo.

Mientras la mayoría cree que somos mortales sin remedio y estamos solos en el universo, la verdad es que hay infinidad de universos más viejos que el nuestro y muy pronto, con el fin del tiempo, el fin del viaje, naceremos a la inmortalidad.


LA VERDAD Y EL SENTIDO COMÚN

La realidad actual consiste en soñar despiertos el sueño de la vida placentera y segura, mientras huimos del dolor y de la muerte.

Pero siempre termina por despertarnos el dolor o la misma muerte, de modo que esta vida, más que sueño, parece pesadilla.

Sólo al romper con los sueños propios de la mente, puede el hombre liberarse de tamaña esclavitud, para encontrarse ante la omnipresente, omnipotente y omnisciente verdad única.

Pero no puede comunicar a sus hermanos algo tan grande que no cabe en sus pequeños sueños.

También la humanidad sueña que puede perpetuarse sobre la destrucción de la madre naturaleza sin causar su propia destrucción; pero será la misma naturaleza quien despertará a la humanidad de este tremendo error, para con la naturaleza y para con la propia humanidad.

Ya casi no queda tiempo, un cambio semejante al que hace cincuenta millones de años puso a la fuerza bajo el gobierno de la inteligencia; ahora…
pondrá a la inteligencia bajo el gobierno del espíritu.

Las condiciones que hacen posible el sueño del hombre actual están terminando, pero no quiere darse cuenta todavía y muchos serán los despertados en mitad de su sueño, sin saber ni dónde están ni qué están haciendo.

Esto sería un gran fracaso para ellos, cuando han tenido todo el tiempo para descubrir…
quién son ellos mismos.

Es de vital importancia que cada uno esté donde debe estar (“donde uno es más útil para los demás, obrando por el bien y la armonía”). Porque el milagro más grande y el despertar de la nueva conciencia se suceden al unísono y hay que estar junto al corazón, so pena de despertar en otro tiempo y en otro lugar.

Todos somos hijos de Dios y en cada uno de nosotros hay riquezas inagotables, como las hay en cualquier semilla.

Igual que la semilla antes de germinar, el hombre permanece inconsciente de su destino, tan sólo puede soñar, intentando ser lo que quiere, en lucha con el sueño que quieren los demás.

Cuando la semilla está madura rompe su cáscara de seguridad, entregándose a su propio desarrollo; sólo entonces deja de soñar, encontrando su verdad que está dimensionada o codificada en su propio interior.

El desarrollo del ser humano es análogo al de cualquier semilla. Cuando está harto de su sueño de búsqueda de placer y seguridad, que irremediablemente le conduce al dolor y a la muerte, se rebela contra su propia ilusión y rompe su propio sueño para encontrar su verdad, como cualquier semilla rompe su cáscara para encontrar la suya.

La realidad de cada uno de nosotros, que es nuestro destino verdadero, no podemos buscarla fuera de nosotros mismos, ni mucho menos encontrarla imitando a otros, porque cada ser humano es una semilla divina y cada una encierra una fuerza y un poder únicos.

Como un piñón encierra en su interior un pino y piñones sin límite, cada ser humano encierra en su propio interior amor y sabiduría sin límites.

Pero no hay más que sueños de piñón, hasta que la semilla rompe su cáscara de “seguridad” y se enfrenta a la verdad que está dimensionada en su interior.

De igual modo, no hay más que sueños de “hombre”, hasta que su madurez le hace romper con los sueños de su mente (rendida al placer y a la seguridad) para entregarse a la realidad de lo que él es en verdad.

Igual que la semilla se desarrolla desde su propio interior y se descubre en la misma medida en que se va entregando; así, el hombre se descubre a sí mismo.


LA CONCIENCIA Y EL BIEN COMÚN

La mente es esclava del placer y del dolor, de la seguridad y la muerte. Y siempre que estamos pensando, somos esclavos de nuestra mente.

La mente de todos los seres humanos funciona con el mismo programa: sobrevivir, buscar el placer, almacenar seguridad y huir del dolor y de la muerte. Un programa imposible de llevar a buen fin, porque la otra cara del placer es el dolor y la muerte es el fin de la mente.

Aunque la verdad es una sola, los sueños de la mente son infinitos, mientras la conciencia permanece dormida.

La conciencia, que es el verdadero guía, nos ata o nos libera en la medida de nuestra entrega al bien común.

La conciencia del ser humano, la conciencia de todos los seres humanos, es la misma, como un holograma que contiene al todo en cada una de sus partes.

Sólo cuando la mente deja de proyectarse a sí misma y se mantiene en silencio y alerta, la conciencia se revela tan clara como la verdad.

El parentesco entre los hombres es el mismo que existe entre las células que componen nuestro organismo.

Es la mente quien nos aísla en la persecución de su propio interés del que no puede librarse. Siempre está proyectando sueños que, cuando terminan, son frustraciones.
Pero el tiempo de desarrollo de la mente está llegando a su fin. La humanidad no puede seguir desarrollando la inteligencia bajo el gobierno de la mente sin precipitar su propio suicidio.
El tiempo se acaba, y con el final del tiempo terminará la tiranía de la mente, que perderá su fuerza al no poder explicar los extraordinarios acontecimientos que vamos a presenciar, y callará perpleja ante los acontecimientos que ha de enfrentar.

Y será así cuando la conciencia espiritual del ser humano despertará; manifestando su poder y su fuerza en este planeta por vez primera.

La conciencia humana, libre ya del poder de la mente se reconocerá a sí misma, y también, se reconocerá a sí misma en el prójimo. La conciencia de todos los hombres se unificará, y cada uno será consciente de su realidad individual y de su realidad divina. Y la humanidad comenzará unida el desarrollo del plan divino.

Cada uno contribuirá a la armonía del sistema con todo su amor y con todo su saber, de igual modo que contribuyen las células que componen nuestro cuerpo formando parte de un sistema único.

Si una sola de nuestras células no está en su lugar propio disfrutando con su propia tarea, sufriremos. No podremos disfrutar la felicidad de la armonía perfecta. Y todo el sistema, en mayor o menor medida, sufrirá desarmonía alejándose de la perfección.

Así de estrecho es el parentesco entre todos los hombres.

Así de inseparable es nuestra unión.

Así de entrelazado nuestro destino.

Así de imposible permanecer aislado.

Pero hasta entonces no fiéis en mente alguna. Sólo el corazón os puede llevar a la verdad que la mente no puede alcanzar.

La voz, de vuestro propio espíritu, os despertará.
¡¡¡Estad alerta!!!


EL MILAGRO MÁS GRANDE

Hasta que el niño no ha terminado su expansión dentro de su mundo protegido en el vientre materno no es perfecto.

La perfección siempre está codificada o dimensionada en el interior de cualquier “semilla”, ya sea de planta, de animal, de hombre o de universo… La ley única que rige el desarrollo de la perfección es la misma en todos los planos de la existencia, visibles o invisibles, microscópicos o macroscópicos. La descodificación de lo codificado en el interior de cada semilla, es su tiempo de gestación.

Sólo cuando concluye el tiempo de gestación puede verse la perfección. La perfección no puede verse hasta que el tiempo se acaba.
Con el fin del tiempo, la perfección ya es.

Mientras dura el tiempo, la perfección codificada en la “semilla” va desarrollándose y ocupando el espacio según su propio programa interno y cuando el nuevo organismo ha alcanzado su propia perfección, la nueva conciencia ¡despierta!

Si no conocemos todavía la perfección, es tan sólo porque la expansión del universo no ha terminado, “no ha terminado su tiempo de gestación”, y hasta entonces no puede despertar en nosotros la nueva dimensión de nuestra conciencia, capaz de reconocer la perfección.

Pero como queda muy poco tiempo para su expansión total, debemos prepararnos para el fin del tiempo, que es el fin de la expansión universal, el nacimiento del universo a una nueva dimensión y el despertar de la conciencia humana individual a la conciencia universal. Del mismo modo que el niño-microcosmos está protegido y seguro dentro del vientre materno mientras dura su tiempo de gestación, y sólo, cuando ha alcanzado la perfección, se ve empujado a nacer a este mundo, donde se enfrenta a una realidad totalmente nueva.

El universo se está expandiendo dentro de su propia protección temporal, está alcanzando su expansión cualitativa, o su total desarrollo, o su perfección. Y cuando su tiempo de desarrollo haya concluido, hasta el mismo cielo se abrirá y nos encontraremos ante una realidad nueva, con una nueva luz, y una nueva conciencia: la luz de la verdad eterna y la conciencia crística.

El universo-macrocosmos desde el principio de su tiempo de desarrollo se está expandiendo, como se expande el niño-microcosmos dentro del seno materno.

Y el milagro más grande, el hombre, todavía no ha podido percibirlo porque el universo no ha terminado su tiempo de expansión. Pero a punto está de “comenzar el parto”; y el hombre quedará extasiado ante la visión de la perfección que se ha desarrollado paso a paso y al unísono con su propia conciencia.

Si la semilla de un pino podemos verla en la palma de nuestra mano y la semilla de un hombre no podemos verla sin un microscopio, la semilla de un universo es tan pequeña que no podemos verla ni con el microscopio más potente.

¡¡¡Este es el mayor milagro!!!

Lo más grande está encerrado en lo más pequeño.
Lo más grande es un universo perfecto.
Lo más pequeño es la semilla que lo contiene.
Lo más grande está encerrado en lo más pequeño.
Lo más grande es un universo perfecto.
Lo más pequeño es la semilla que lo contiene.
El obrador de tal milagro es nuestro padre.
El obrador de todo milagro también es él.
Y sin embargo, él, no actúa.
Él es como siempre ha sido.
Él es como siempre será.
Él es todo en nosotros.
Nosotros somos en él, por él y para él.
Por ser hijos suyos somos eternos en él.
Estamos condenados a una existencia eterna disfrutando de todo el amor y toda la sabiduría que él ha encerrado en nuestro interior.
De él, por él y para él. Fuera de él no hay nadie, no hay nada, no hay.

Se ve que el que lleva la Web (Alfredo López Cruzado) no se encarga personalmente de ella, ya informé de otros errores a la gente del Escriba del Tao & me dijeron que se corregirá, informaré a continuación de esto también.

Hay 2 opciones:

Puedo enviártelo a ti & a quien lo quiera por elemento adjunto en e-mail (tao2012@hotmail.com).

Puedes ir cogiéndolo poco a poco desde aquí e irlo pasando a Word, luego si quieres justificas textos y/o lo transformas a PDF y/o lo imprimes.

Aprovecho para ofrecer los pocos ejemplares que me quedan de LA CUARTA DIMENSIÓN en formato original en papel impreso a quien lo desee, sólo tiene que escribirme solicitándolo & se lo envío gratis (o si lo valora más pagando pues se lo cobro, ea!). El único requisito es que me escriba antes para verificar la veracidad de la dirección postal.

También hice 3 Power Points de "LA 4ªD", que por falta de capacidad en el archivero de mi Blog sólo hay 2, pero puedes descargarlos junto con otras cosillas aquí:

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

...o pinchando los primeros enlaces en Google de: resonanciacosmolgica


Y si pones en Google: la cuarta dimension el escriba del tao.
..& te vas a "imágenes", encontrarás 9 págs que corresponden a la parte final de EL DEVENIR EN EL AHORA, denominadas "CLAVES".
Por si también las quieres guardar tal cual están, mira...

- La cosecha del interés personal está en flor.

- El sueño de placer y seguridad de la mente, se marchita.

- La cosecha de los frutos podridos y el destierro del libre albedrío.

- Auge del espíritu y la verdad en la dificultad.

- Despertar de la conciencia planetaria.

- La inteligencia y la fuerza al servicio del espíritu.

- El juicio final, el trigo y la cizaña.

- Fin del tiempo.

- Fin de la expansión del universo.

- Tras la noche más larga, el sol de la justicia.

- La cuarta dimensión.

- Despertar de la conciencia humana a la realidad espacio-tiempo.

- El encuentro con la verdad suprema.

- El plan divino, la unidad y la perfección.

- El poder real y la fuerza real. La nueva era.

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Tantos intereses personales hemos sembrado, en nuestra ignorancia de la Ley Única, que ya están invadiendo nuestro espacio propio y comienzan a ahogarnos a nosotros mismos.

Podíamos haber sembrado el bien único y desarrollado nuestra inteligencia creativa, descubriendo así la verdad que, estando en nosotros mismos, nos hace libres en ella. Y ahora seríamos ricos en sabiduría y tendríamos la protección del amor para enfrentar las gravísimas carencias que vamos a sufrir.

Pero, en general, hemos sembrado intereses personales contrarios a la armonía, hemos perfeccionado nuestra inteligencia destructiva y nos hemos alejado lo más posible de nuestro propio corazón, corriendo tras los sueños de placer y seguridad de nuestra mente, convirtiéndonos en esclavos de su sueño.

Este planeta, el jardín de las especies del universo, está presto a dar un vuelco, causado por el despertar propio de su conciencia planetaria y su correspondiente reajuste vibratorio.

Deberíamos aclarar ya nuestras posiciones, porque sólo habrá protección allí donde reine el corazón.

El hombre que encuentra su mayor recompensa en el ejercicio y la perfección de su propia tarea, es un libertador, anda por el duro camino de la verdad que conduce a la libertad verdadera.

El hombre que se entrega a la recompensa de una tarea que no le es propia, es un esclavo, que ignorando quién es, se está negando a sí mismo mientras camina hacia la nada.

Hasta ahora… los pensamientos de cada uno eran la verdad de cada uno. Y uno podía cambiar de verdad, como podía cambiar de pensamiento.

Con la suficiente fuerza y la suficiente inteligencia, uno podía imponer sus pensamientos y su verdad a los demás.

Así hemos vivido muchas verdades que no eran más que pensamientos propios o ajenos, sueños hechos realidad por algún tiempo.

Pero la verdad indiscutible, la única verdad, la verdad inmutable o la verdad eterna, tan sólo necesita el poco tiempo que nos queda para hacerse… evidente… fuera de nosotros y dentro de nosotros.

Fuera de nosotros, la verdad es el universo.
Dentro de nosotros, la verdad es la conciencia de ser. Yo soy.

El desarrollo de nuestra conciencia de ser, desde que no éramos conscientes de nada hasta que sabemos quién somos y somos conscientes de todo, es parejo al desarrollo del universo, desde que estaba dimensionado en su semilla hasta que termina su total desdimensionamiento, que es la perfección.

El universo y la conciencia necesitan, para su total desarrollo y su total perfección, todo el espacio y todo el tiempo.

El universo seguirá creciendo hasta ocupar todo el espacio que le es propio y terminar su tiempo “de gestación”, que es el orden que ha seguido el desarrollo universal hasta su perfección final.

Como el niño, en gestación, el universo crece expandiéndose en todas direcciones, dentro de un espacio que se va dilatando en la medida que el universo se va expansionando.

Cuando el universo termina su total desarrollo, la perfección que estaba dimensionada en la semilla (desde antes del Big-Bang) se hace evidente.

Cuando el universo ya es perfecto. Ya no crece más. Y el espacio que lo contiene termina su dilatación.

¡Y ya no hay más espacio!

Como el universo empezó a crecer a partir de un punto ínfimo, su espacio tiene un principio y un final. Y su desarrollo ha seguido un orden en el tiempo.

La fuente de energía que ha alimentado el desarrollo del universo se corta, como se corta el cordón umbilical del niño al final de su tiempo de gestación.

Y como una obra terminada, el universo se queda fijo en su espacio y en su tiempo.

- Su espacio es la perfección.
- Su tiempo es el orden de la perfección.

Todo el tiempo que el universo tarda en ordenar su perfección, es el tiempo que necesita la conciencia humana para recibir toda la sabiduría que encierra la perfección universal y tomar conciencia en sí misma y por sí misma de la eterna verdad. Porque es el destino del ser humano recrear la perfección universal.

Cuando la conciencia ha recibido toda la sabiduría que encierra la perfección y ya la contiene en sí misma, el tiempo de inspiración de la conciencia y el tiempo de ordenamiento universal terminan.

¡Y ya no hay más tiempo!

El tiempo del universo comenzó en el instante de su desarrollo, como el tiempo de un feto comienza con la eclosión de la semilla fecundada, y una vez terminado el orden de la perfección universal también termina su tiempo de gestación.

Vivimos pues, en un universo gestante.

Sin más energía para la expansión del espacio universal ni más tiempo para que nuestra conciencia se perfeccione en esta tercera dimensión, todo el universo, como un solo ser, nacerá a una realidad mayor, una realidad eterna.

¡La cuarta dimensión!

En esta hora, todo el universo ha de ser perfecto, como el niño al llegar la hora de su nacimiento ha de ser perfecto a la luz de la nueva realidad en que nace.

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¿Qué fuerza y qué poder han alimentado y ordenado el desarrollo de la perfección universal?

La fuerza que ha alimentado el desarrollo del universo es la energía universal.

¡El amor!

El poder que ha ordenado la perfección universal es el poder del universo.

¡La sabiduría!

La perfección es obra del amor y la sabiduría.
La perfección es obra de nuestro Padre.
Somos hijos de Su amor y Su saber.
Todo cuanto somos y todo cuanto tenemos es Él.

Antes del nacimiento, el niño lo recibe todo en el seno materno hasta que ha alcanzado su total expansión cualitativa, ha ocupado todo su espacio y ha concluido todo su tiempo de gestación para hacerse perfecto; entonces, se corta su fuente de vida, que es el cordón umbilical, y se ve obligado a abandonar su protección temporal, encontrándose en una realidad totalmente nueva, prácticamente desvalido.

Tiene que aprender a llenarse y vaciarse de vida por su cuenta, esto es, tiene que aprender a respirar por sí mismo para vivir y conseguir lo que disfrutaba en el seno de su madre, un espacio y un tiempo propios. Un espacio que es su cuerpo y un tiempo que es su conciencia en ese cuerpo.

Todo el espacio está ocupado por una energía, que es amor.

El amor es la madre de todas las fuerzas que ocupan el espacio universal.

El tiempo es el desarrollo gradual de la perfección, conocer el orden de este desarrollo es sabiduría. La sabiduría es el poder creador en el universo.

Cuando el espacio y el tiempo finalizan su propio desarrollo ya no recibimos más espacio, que es energía, que es amor, ni más tiempo, que es orden, que es sabiduría. Entonces, el universo nace a una realidad totalmente nueva, pero sin límites, ni de espacio ni de tiempo...

Allí tendremos que aprender a tomar espacio y tiempo por nosotros mismos, llenándonos y vaciándonos de energía y poder creador, que es amor y sabiduría.

Y esto es, como respirar, irrenunciable.

Dando, nos quedamos vacíos, y sólo quedándonos vacíos nos podemos volver a llenar del fondo inagotable universal, fuente eterna de energía-tiempo, fuente de amor y sabiduría infinita.

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El amor es la energía que ocupa el espacio y la sabiduría es el poder que ordena el tiempo.

Cuando el niño nace, todos los órganos y todas las células ocupan su lugar y hacen su función propia dentro del sistema perfecto que es el cuerpo humano.

La conciencia de cada célula obra en función de la conciencia superior que alienta la vida del niño, que es la conciencia humana.

De manera análoga, cuando el universo nace, la conciencia dispersa de la humanidad se unifica, y cada ser humano toma conciencia de “quién es él”, cuando el niño nace, todos los órganos y todas las células ocupan su lugar y hacen su función propia dentro del sistema perfecto que es el cuerpo humano.

La conciencia de cada célula obra en función de la conciencia superior que alienta la vida del niño, que es la conciencia humana.

De manera análoga, cuando el universo nace, la conciencia dispersa de la humanidad se unifica, y cada ser humano toma conciencia de “quién es él”, y cuál es su propio espacio y su propia función dentro de la perfección, que es el universo una vez terminado. Despiertos ya a la nueva conciencia universal.

Pero volvamos al ahora, para comprender que todavía no hemos nacido en verdad. Todavía no sabemos quién somos, de dónde venimos, ni a dónde vamos. El universo no ha terminado su expansión, y nuestra conciencia no puede percibir la cuarta dimensión, donde el pasado y el futuro están a la vista.

Ahora, todavía estamos encerrados en nuestro propio espacio y nuestro propio tiempo. “Encerrados en nuestra propia realidad temporal”.

Como unos inconscientes estamos empobreciendo el espacio y derrochando el tiempo cuando están a punto de terminarse.

Con nuestra desmedida ambición, estamos precipitando la rotura de nuestro cordón umbilical con Madre-tierra, estamos debilitando nuestra fuente de vida y tendremos que vivir con lo poco que nos quede hasta que estemos “al otro lado”.

Sin amor propio y sin saber propio, no tendremos fuerza ni poder suficiente para llegar a ver la luz verdadera.

No busquéis la verdad fuera de vosotros mismos porque habéis de encontraros a vosotros mismos, en ella.

El tiempo se acaba, su llegada se ultima, vale más que te sorprenda desnudo, dando de ti mismo, que ricamente vestido, tomando de lo que otros dan.

Como se reconoce la identidad del árbol por sus frutos, también por sus frutos se reconoce la identidad del ser humano.

¿Qué puede esperar una semilla que se presenta ante la verdad envuelta en riquezas materiales, adornada con corona de oro, collares de perlas y anillos de diamantes, como si fueran frutos propios?

Una semilla tan protegida no puede germinar, ni desarrollarse, ni conocer sus frutos, ni puede saber quién es.

Igual que el ser humano, cada semilla guarda su propia riqueza en su interior y su futuro no está en protegerse y encerrarse, sino en entregarse y liberarse..

Si ignora quién es ella misma, de nada le sirve a la semilla presentarse ante la verdad cargada de títulos y honores por conocer muchos frutos ajenos, mientras que no ha obrado en su propio desarrollo y no conoce sus propios frutos.

Nuestros frutos son nuestras obras y nuestras obras son nuestros actos, nuestras palabras y nuestras ideas.

- Serán nuestras obras quienes hablarán por nosotros.

- De su bondad, su verdad y su utilidad será nuestra identidad.

- De nuestra intención será el Juicio.

A la luz de la verdad sólo se puede ser lo que uno es en verdad. Debemos saber quién somos antes de la última hora.

Si todavía no somos verdaderos, ya nos queda poco tiempo para dejar de ser quien no somos en verdad.

Debemos probar ¡quién somos! ¡antes que termine el tiempo!

Cada uno debe probar quién es, para presentarse en la verdad eterna que está al otro lado de la barrera de espacio y tiempo.

Porque no podremos ser allí, para siempre, lo que no hayamos probado aquí. Ni podremos disfrutar allí, lo que no hayamos dado de nosotros mismos aquí ni una sola vez.

Debemos desprendernos de todo lo que no es nuestro y devolverlo en estricta justicia, antes que concluya el tiempo, para quedarnos sólo en nosotros con lo que es nuestro en verdad.

¡No guardéis nada que no sea vuestro! ¡Ni pretendáis ser lo que no sepáis!

Mirad que no habrá medianerías, como no las hay entre el trigo y la cizaña.

En nuestro interior está nuestra propia riqueza. Toda una fuente inagotable de riqueza para dar, sin fin. Hay dos clases de riqueza:

La riqueza que, se recibe por el interés, debemos defenderla del óxido y los ladrones para conservarla.

La riqueza que damos, desinteresadamente, por amor, nos inspira y nos fortalece y es nuestra defensa ante la verdad que nos lo da todo.

Sólo estando desnudos de lo que no es nuestro, podemos dar de nosotros mismos.

Y es así, dando de nosotros mismos, que vamos descubriendo nuestra riqueza interior y comprendiendo quién somos.

Cuanto más damos, más podemos dar. Igual que el músculo, que se desarrolla dando de sí mismo y disfruta de mayor potencia, o se debilita y atrofia si no se le da ejercicio a su función.

Dar y enseñar de uno mismo es la clave para el desarrollo y la comprensión de uno mismo. No hay otra forma. Pero hay que dar bien, y dar es tanto como sembrar, un arte real, que hay que dominar so peligro de no cosechar lo esperado.

La riqueza verdadera no se mide por lo que se recibe de los demás, sino por lo que se da de uno mismo.

¡Lo que se da con propiedad! Porque lo que no das de ti, no lo das tú.

El poder verdadero no se mide por lo que se aprende de los demás, sino por lo que se enseña de uno mismo.

¡Lo que se enseña con conocimiento! Porque lo que no enseñas de ti, no lo enseñas tú.

La riqueza verdadera es el efecto de un esfuerzo, una entrega voluntaria de energía que es amor.

Dar, sin interés, es amar.

Antes de recibir hay que aprender a dar, como antes de cosechar hay que aprender a sembrar.

No se puede tener sin dar.
Lo que no doy, no tengo.
Tengo lo que doy.

Recibiremos en la medida que demos y seremos en la medida que sepamos, ¡de nosotros mismos!

Todo poder es el efecto de un saber.
¡No se puede ser sin saber!
Lo que no sé, no soy.
Soy lo que sé.

Cuanto más y mejor enseñemos, mayor será nuestra capacidad de comprender acerca de nosotros mismos.

Cuanto más y mejor demos, mayor será nuestra capacidad de recibir del fondo inagotable universal...

Nuestra fuerza verdadera y nuestro poder verdadero se nos irá dando y se nos irá descubriendo en la medida que demos y enseñemos de nosotros mismos.

Pero nada podemos recibir si estamos atascados por los intereses propios de la mente, porque son contrarios a los intereses propios del alma.

Mientras la mente crece guardándose el alma crece entregándose.

Para poder llenarse, primero hay que vaciarse.

Para llenarse de verdad hay que vaciarse de verdad.

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Lo que no es bueno para todos
no debe ser para ninguno,
Lo que es bueno para todos
debe ser para todos
porque todos somos uno; esta es la verdad.

Muy pronto estaremos ante la verdad, y terminarán todos los equívocos.

Inexcusablemente, el balance de todas nuestras acciones y todas nuestras omisiones, de lo que hemos tomado y lo que hemos dado, será ajustado.

¡Ay de aquel! que habiendo recibido todo, no haya dado nada de sí mismo, porque lo perderá todo.

¡Ay de aquel! que haya actuado en contra de la verdad, porque se quedará sin fuerzas.

¡Ay de aquel! que haya ocultado con mentiras la verdad, porque se quedará sin voz.

Todavía queda el tiempo de sembrar lo mejor de nosotros mismos. Hasta el último momento, uno puede vaciarse de sí mismo. Hasta el último momento, uno puede descubrirse a sí mismo.

Pero... ¿cuándo será este momento? Nadie puede decirlo.

El planeta, que al igual que nosotros y el resto del universo, no ha terminado aún su propia perfección, “debido a su propio reajuste vibratorio” va a terminar por un tiempo con todas nuestras seguridades, despertándonos del sueño de la mente y enfrentándonos a la realidad que hemos contribuido todos a crear, ya por acción, ya por omisión, en nuestro libre ejercicio de vida.

Por suprema voluntad, el hombre es libre y tiene poder creador. Tiene un tiempo para sembrar libremente, pero se verá obligado a cosechar antes de su encuentro con la verdad suprema.

"Para que comprenda la gran responsabilidad de su libertad y el verdadero alcance de su poder".

Los actos, las palabras y las intenciones de cada ser humano son sus propias semillas. Semillas divinas que libremente sembramos y más tarde cosechamos, en estricto cumplimiento del principio de causa y efecto que rige la ley única.

Somos los sembradores de nuestro propio dolor y nuestro propio sufrimiento, por el mal uso que hacemos de nuestro poder de sembrar, pensando mal, hablando mal y actuando mal.

No podemos sembrar el dolor y la muerte en nuestros cuerpos y esperar, con la cosecha, felicidad y vida eterna.

Ni sembrar nuestro propio interés y cosechar el amor verdadero, ni sembrar con egoísmo y cosechar con abundancia.

Sencillamente, como no podemos sembrar melones y cosechar girasoles.

La violencia, hija de la intolerancia y nieta de la ignorancia, produce frutos indignos para alimentar a nuestros propios hijos.

Tendremos que cosechar el fruto de las semillas que hemos creado con nuestra mente, sembrado con nuestra voz y alimentado con nuestra interesada ignorancia.

Los frutos de la envidia, la injusticia y la violencia son muy amargos, difíciles de digerir, y mortales en muchos casos.

Causarlos es sembrarlos.

Quien los haya sembrado en el prójimo los cosechará en sí mismo.

La naturaleza, que es el maestro perfecto del hombre en el arte de dar vida, que nos ha enseñado a cada uno algo nuevo, cada día, desde siempre, va a darnos la cosecha, que en estricta justicia nos corresponde por nuestra siembra, en el ejercicio de nuestro libre albedrío.

Ahora que está despertando de su propio sueño… hasta el sol, y la tierra y el fuego y el agua y el aire nos pedirán justicia.

Todo lo robado ha de ser devuelto.

Así será que comprenderemos y aprenderemos a gobernarnos, vigilándonos atentamente, para crear, sembrar y alentar sólo lo que es verdadero, útil y bueno para todos sin excepción.

Se desmoronarán como castillos en el aire las obras que no tengan por base la verdad y la justicia.

Verdad es sabiduría y justicia es amor.

Del sueño de poder y seguridad y placer de la mente no quedará piedra sobre piedra, ni fuerza para removerlas.

Sólo el amor y la sabiduría, que son la fuerza y el poder verdaderos, serán reconocidos en las horas que se acercan y serán ensalzados en la hora final.

El sueño de la mente ya casi ha terminado.

La inteligencia y el libre albedrío han tenido su tiempo.

Ahora toca enfrentarnos a la verdad que hemos creado, antes de que lleguemos a la verdad que siempre es.

Buscando en Google: "Constante cosmológica de einstein y la expansion universal", encontramos que el 2º enlace Web nos viene a confirmar lo que El Escriba nos razona en forma coherente & sencilla, en forma que hasta un niño entiende que:

- el universo se expande en todas direcciones

- si tuvo un principio en el tiempo, tendrá un final, como toda semilla