Capitalismo en espiral
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Capitalismo en espiral
Miércoles, 23 de mayo de 2012
Capitalismo en espiral
22 Mayo 2012
3 Comentarios
Por: Andrea Gago Menor
La crisis que ha comenzado a afectar a amplísimas capas de la
población en Europa no es la primera del capitalismo. Si este sistema
continúa vivo, tampoco será la última: además de recurrentes e
inevitables, las crisis son su alimento más nutritivo y reconstituyente.
Los países centrales o poderosos (con respecto a los periféricos lo más
veraz sería hablar de “crisis permanente”) han vivido tres grandes
crisis, entre otras de menor importancia. Como explican Joan Junyent y
Miren Etxezarreta, “cada una de ellas marca el final de una gran etapa y
las medidas adoptadas para salir de cada una de estas crisis definen la
fase siguiente del capitalismo”.
Parte de un punto y va girando una y otra vez, dando vueltas alrededor
de un centro del que a cada paso se aleja más. La espiral está presente
en el diseño de la naturaleza, desde algunas moléculas a innumerables
galaxias, y es, también, una de las formas más representadas por el ser
humano desde sus orígenes. Cada vuelta de espiral se va construyendo
ampliando la anterior. Con la evolución del capitalismo, sus crisis
cíclicas y ciertas recetas “milagrosas” pasa algo semejante, y es tal
vez eso lo que explica que tantas personas nos encontremos viviendo un
déjà vu que nos deja con los pies helados y las tripas revueltas.
La crisis que ha comenzado a afectar a amplísimas capas de la
población en Europa no es la primera del capitalismo. Si este sistema
continúa vivo, tampoco será la última: además de recurrentes e
inevitables, las crisis son su alimento más nutritivo y reconstituyente.
Los países centrales o poderosos (con respecto a los periféricos lo más
veraz sería hablar de “crisis permanente”) han vivido tres grandes
crisis, entre otras de menor importancia. Como explican Joan Junyent y
Miren Etxezarreta [1], “cada una de ellas marca el final de una gran
etapa y las medidas adoptadas para salir de cada una de estas crisis
definen la fase siguiente del capitalismo”.
El final de la primera Gran Depresión (1873-1896) dio lugar a la
aparición de las grandes empresas y a la expansión del capitalismo desde
los mercados nacionales hacia el exterior; mientras que la violencia de
la siguiente crisis, la más grave por el momento, convenció incluso a
las clases dominantes de la necesidad de que el Estado interviniese en
la economía. Tras la II Gran Depresión (1929-1939) y la II Guerra
Mundial (1939-1945) triunfó el keynesianismo [2] y, gracias al
establecimiento de los programas sociales, se alcanzó el denominado
“Estado del Bienestar”. Para llegar al momento anterior a la crisis
actual, es decir, al capitalismo mundial o globalización, todavía
faltaba una: la que se prolongó desde 1966 a los años 80, según los
países.
Mismos actores, misma película
Como decíamos, cada una de estas crisis se ha ido superando con
medidas nuevas, lo que ha ido dando lugar a las diferentes fases del
capitalismo. Sin embargo, en la actualidad se están imponiendo recetas
muy conocidas a los países de la Unión Europea: las neoliberales, las
que ya se ensayaron a fondo en América Latina a partir del golpe de
Estado de Chile (1973) y, sobre todo, desde finales de los 80. Los
poderes decían que las reformas estaban diseñadas para solucionar los
problemas de subdesarrollo y deuda externa de los países. Los resultados
son conocidos: saqueo de recursos naturales, privatizaciones,
eliminación de sistemas de regulación de precios, represión
antisindical, incremento de las desigualdades, etc. La aplicación de
estas políticas tuvo un impacto similar en los países africanos. La
destrucción del Estado y las luchas por la supervivencia y el control de
los recursos provocaron, como explica Mbuyi Kabunda [3], una gran
inestabilidad política y la generalización de guerras civiles en las
décadas de los 90 y 2000.
Pero no salimos de la espiral: cada día, los medios de comunicación nos
escupen palabras y palabras sobre el paro, la bolsa, la necesidad de
ajustes, la importancia de los sacrificios, la luz al final del túnel…
El punto de vista que nos trasladan es el mismo: es la perspectiva de la
ideología neoliberal, la de quienes tienen interés en profundizar la
crisis para sacar mayores beneficios. Sólo hay que ver la cara de
satisfacción de la patronal española al hablar de la reforma laboral de
febrero de 2012 para constatar que algo de esto, al menos, hay [4]. El
número de grandes (inmensas) fortunas pasó de 14 a 16 en España durante
2011, según la revista Forbes. Es decir, que hay dos personas más aquí
cerquita que cuentan con una fortuna que supera los mil millones de
dólares.
Según la ideología neoliberal, la estabilidad monetaria debe
constituir el objetivo supremo de todos los gobiernos. Para lograrla se
hace imprescindible, según explica Perry Anderson [5], una disciplina
presupuestaria, una restricción de gastos sociales y un incremento del
paro: “la restauración de una llamada tasa natural de desempleo”, es
decir, “la creación de un ejército de reserva de asalariados (batallones
de desempleados) que permita debilitar a los sindicatos”. Los derechos
sociales pasan a ser servicios mercantiles, mientras que el Estado no es
más que un ente ineficaz que no tendría que hacer nada en la esfera
económica.
Con sus diferencias, la ideología de la derecha española que ahora
mismo está en el gobierno tiene mucho que ver con la del Tea Party
estadounidense. Autoridad, religión, patriotismo y libre mercado. Un
libre mercado que no sea tan libre como para no poder “enchufar” a
familiares y amigos en puestos bien remunerados, por supuesto, y tampoco
como para no engullir todo el dinero público que sea posible para
“sanearse”. Desde mayo de 2010 se ha ido desarrollando un ataque frontal
y progresivo a los derechos sociales y al gasto social pero, a la vez,
se han destinado sumas astronómicas al rescate del sector financiero y
del inmobiliario.
¿Y la democracia? Para Friedrich Hayek, uno de los padres del
neoliberalismo, la democracia no constituye un sistema político
infalible: es, simplemente, un medio. Como explica Julia Evelyn Martínez
[6], los programas de ajuste estructural (PAE) impuestos en
Centroamérica dos décadas atrás “no necesitaron de la existencia de
dictaduras militares y/o del autoritarismo político”, sino que fueron
impulsados por gobiernos civiles (sin entrar a ver en cuánto son o no
son democracias reales). Con todas sus diferencias, el Chile de Pinochet
(1973-1990), la Gran Bretaña de Margaret Tatcher (1979-1990), los
Estados Unidos de Ronald Reagan (1981-1989) y varios de los actuales
gobiernos europeos comparten el grueso de las medidas económicas puestas
en marcha.
Algunos de estos gobiernos, como el irlandés y el español, han sido
elegidos en las urnas. Otros, como el italiano y el griego, ya no. Para
Jesús González Pazos [7], “asistimos a auténticos golpes de Estado que,
definitivamente, prostituyen el llamado sistema democrático europeo e
imponen un fascismo social y financiero al servicio de las élites
económicas y sus intereses”. No son tecnócratas quienes gobiernan estas
repúblicas parlamentarias- que-ya-no-lo-son. Por poner sólo un ejemplo:
Mario Monti, actual primer ministro de Italia, fue director europeo de
la Comisión Trilateral y miembro de la directiva del Grupo Bilderberg,
así como asesor de The Coca-Cola Company y de Goldman Sachs.
Salir de la espiral - laberinto
¿Se podrá evitar que los poderes continúen imponiendo las mismas
medidas que han disparado las desigualdades y la pobreza en otros
momentos y lugares? La espiral de ataques a quienes tienen menos se va
haciendo cada vez más violenta. Habrá que rechazar los chantajes de la
deuda, el déficit, la productividad, la ineficacia de lo público, etc.
Ninguno de los recortes en educación, cultura o sanidad son necesarios,
ni la reforma laboral, ni la de las pensiones (que vendrá). Todas las
medidas y recortes son opciones políticas.
Habrá que “sentir” que de verdad hay alternativas, identificar bien a
quiénes les interesa esta crisis y este sistema. Los actores siguen
siendo los mismos que los que identificó Jack London en 1908 en la
novela “El talón de hierro” y muchas de las frases que London pone en
boca del obrero Ernest Everhard son idénticas a las que se continúan
escribiendo hoy. Al periodista, por ejemplo, Everhard le dice: “Me
parece que su tarea consiste en deformar la verdad de acuerdo con las
órdenes de sus patrones, los que, a su vez, obedecen la santísima
voluntad de las corporaciones”.
Las alternativas existen, a pesar de que, como dice Everhard a
quienes tienen el poder, “sabemos, y lo sabemos al precio de una amarga
experiencia, que ninguna apelación al derecho, a la justicia o a la
humanidad podría jamás conmoveros”. El pensamiento, la búsqueda de las
mejores alternativas, va desarrollándose también en espiral, más cerca
del pensamiento indígena que del lineal “racionalismo” de Occidente: las
teorías más clásicas continúan vivas (sólo hay que echar un ojo a las
reediciones y “remarxterizaciones” de las obras de Carl Marx) y las más
actuales, como el decrecimiento y la soberanía alimentaria, cuentan cada
día con una base más sólida. Perder miedo, recuperar ilusión,
reflexionar, actuar… ¿Por ahí? [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Andrea Gago Menor - mayo de 2012 - Nº 51 de Pueblos - Revista de Información y Debate- [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Notas:
[1] Junyent, Joan; y Etxezarreta, Miren (2009): “Elementos
fundamentales para entender cómo funciona el capitalismo y su evolución
histórica”, en Informes de Economía, nº6, Apuntes teóricos para entender
la crisis, Seminari d’Economia Crítica Taifa, Barcelona.
[2] John Maynard Keynes en 1936. Defiende que el mercado no tiende,
por sí solo, al pleno uso de los factores productivos o medios de
producción (incluyendo el capital y trabajo).
[3] Kabunda, Mbuyi (2012): “Las instituciones financieras
internacionales en África”, en Pueblos - Revista de Información y
Debate, número 51.
[4] El 16 de febrero de 2012, una cámara atrapaba las bromas entre el
presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales
(CEOE), Juan Rosell, y el de la Confederación Española de la Pequeña y
Mediana Empresa (Cepyme), Jesús
[5] Anderson, Perry: “Historia y lecciones del neoliberalismo”,
Universidad de California, Los Ángeles. Disponible en la Biblioteca
Virtual del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO):
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[6] Martínez, Julia Evelyn (2012): “Centroamérica: ajuste estructural
e impacto sobre la vida de las mujeres”, en Pueblos - Revista de
Información y Debate, número 51.
[7] González Pazos, Jesús (2012): “Fascismo social y financiero en Europa”, Rebelión, 25/02/2012.
(Tomado de EcoPortal)
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