La Verdadera Historia Del Cristianismo ???

les propongo tener mente muy abierta y una visión amplia, para ver estos videos. Mi intención no es ofender creencias, si no tener nuevos parámetros culturales que nos de otra visión y nos ayude en el Camino de Regreso. El autor de los videos: Zeitgeist, nos habla sobre "La Verdadera Historia del Cristianismo" difundida por internet. Zeitgeist coteja la religión actual y la c......ompara con la egipcia, mesopotámica y greco-romana, con la finalidad de descubrir las semejanzas que existen entre ellas. Lo principal al presentarlos, consiste en la libertad de expresión de nuestro siglo XXI y ver a través de otro prisma y ángulo, para poder sacar nuestras propias conclusiones… ¡¡DESPIERTA TU CONSCIENCIA!!

seran verdad o mentira????









Zeitgeist es un documental escrito, dirigido y producido por [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] en el año [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Muchos historiadores y estudiosos nos dicen que el Cristianismo es una copia de otras religiones ¿Es cierto? La historia que les ha sido comunicada por el cristianismo es una mezcla de varias religiones, todas tienen versiones muy parecidas. El cristianismo adoptó parte de la creencia Romana, de Egipto, del Hinduismo, de Zoroastro, del Mitraismo etc. y crearon una nueva fe, así pudieron conservar y atraer muchos adeptos a su causa. Inventaron un mártir y de ahí partieron para fundar una de las religiones que hasta hoy en día prevalece.

Si ustedes indagan profundamente en la historia de las religiones, verán la similitud que algunas religiones tienen entre sí. Es necesario que despierten y comiencen a ver la realidad y verdad de todo lo que los rodea. Es necesario también que estudien la Historia, la Geografía, la Ciencia, la Tecnología, etc. se van a sorprender, porque mucho de lo que está escrito en los grandes libros no son más que historias que pueden ser verdaderas, como también inventadas por aquellos que los han mantenido ciegos e ignorantes. Después de estudiar y descubrir las verdades ocultas, entonces ustedes tendrán el libre albedrío para escoger y sacar sus propias conclusiones.

El Cristianismo y otras religiones son derivadas del Mitraísmo, religión que profesaban los romanos. Los fariseos adaptaron el Cristianismo, lo unieron al Mitraísmo, y con ello juntaron dos creencias y dos historias. Duplicaron sus adeptos haciendo una continuación de sus propias creencias, las cuales están comprendidas en el Viejo Testamento. El Nuevo Testamento, narra la vida de Joshua Emmanuel, que es muy parecida al nacimiento y vida de Mithras, quien nació un 25 de diciembre y paradójicamente los dos tienen la misma historia. Los romanos tenían la: “Fiesta de Saturnália” en honra del dios Saturno. Este festival era celebrado entre el 17 al 23 de Diciembre. En los dos últimos días las personas intercambiaban regalos. El 25 de Diciembre se celebraba el nacimiento del Sol Invencible (Natalis Solis Invicti). El espíritu del Interior del Sol, fue incorporado por el antiguo Egipto de AMON-RA O AMEN-RA. En el final de las oraciones cristianas, existe la palabra “Amen” que es nada menos que una referencia secreta al dios Sol del antiguo Egipto y al Logo Solar. El Nuevo Testamento fue escrito originalmente en hebreo, entre noventa a trescientos años después del nacimiento de Joshua Emmanuel.

Lo que ustedes obtendrán por propio trabajo y merecimiento es atraer del Universo, y de otros planetas, a las energías-pensamientos elevadas, las cuales reinarán en sus mentes no como una religión, sino como una Creencia Universal de Conocimiento, Entendimiento y Amor. Las escrituras y libros sagrados en la mayoría de las religiones, están escritos conforme la época y costumbres de cada pueblo. Ustedes tienen que interpretarlos, adaptarlos al tiempo moderno, compararlos a la Geografía e Historia y solo así los podrán asimilar con verdadero entendimiento… EL SER UNO III – Los Seramitas – El Camino de Regreso.

EL SER UNO III - Los Seramitas - El Camino de Regreso nos dice: "Deben dejar de correr tras aquellos que dicen tener la verdad, de aquellos que formaron instituciones, religiones, centros, doctrinas, escuelas, dogmas, cursos y métodos para transmitir la supuesta revelación de Dios y del Cosmos. Ustedes tienen que adquirir su propia responsabilidad de vida, deben crecer y ser adultos. Deben confrontarse primero con ustedes mismos, aprender de sus errores y rectificar las equivocaciones que tanto mal y sufrimiento les han causado"... Un abrazo de LUZ y AMOR.

Area Subliminal

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El asombroso mundo de Cosmas Indicopleustes


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Posted: 22 Mar 2012 04:55 PM PDT

Cosmas Indicopleustes: ¿Topógrafo Cristiano?


La Tierra plana y en cofre de Cosmas

Corría el año 850 d.C. cuando el erudito bizantino y futuro patriarca de Constantinopla, Focio (820-893 d.C.),
escribió unos comentarios sobre cierto manuscrito anónimo dedicado a un
tal Pánfilo, que por azares del destino había llegado a sus manos
expertas, y que llevaba por título general “El Libro del Cristiano”. Se
trataba de un trabajo anónimo compuesto por varios volúmenes que según
declaración del propio autor en su interior era una “Topografía
cristiana que comprende el universo entero”.

Focio no se anduvo con rodeos en su crítica demoledora:

“El autor es un inventor de fábulas que usa un lenguaje vulgar, ignora la sintaxis más elemental y relata cosas inverosímiles”.

El libro, que debió de ser escrito en la
ciudad de Alejandría a mediados del siglo VI, relata los viajes del
desconocido protagonista por las tierras ribereñas del mar Rojo. Pero
sobre todo contiene una visión del mundo ciertamente peculiar que aunque
trasnochada ya incluso para los estudiosos de su época, contaba sin
embargo con gran aceptación entre los profesantes de la herejía
cristiana de los nestorianos. Según esta descripción, la verdadera forma
del mundo ha sido revelada por Dios en las escrituras y, no es
esférica, ni cilíndrica, sino la de un cofre, como una ampliación a
escala del Tabernáculo bíblico de Moisés.


Cosmas Indicopleustes: ni Cosmas, ni Indicopleustes


Pasados unos doscientos años, alrededor de
1050 d.C., un monje que realizaba una nueva copia en su “scriptorium”
tuvo la idea de bautizar a nuestro misterioso autor como Cosmas (puesto
que su libro se dedica a describir el universo o cosmos) e
Indicopleustes (el que navegó hasta la India o hasta el Índico). Sin
embargo su nombre real es desconocido hasta hoy y la parte del libro que
relata sus supuestos viajes hasta la India parece ser un añadido
posterior de otro monje imaginativo, quizás para hacer la colección de
la “Topografía Cristiana” más completa en el sentido de la geografía
conocida o quizás para parchear alguna parte perdida o dañada. Por tanto
tenemos que empezar diciendo que Cosmas Indicopleustes no se llamaba Cosmas ni había viajado hasta la India.

Respecto al anonimato, se ha especulado
que es muy posible que fuera intencionado, puesto que se trata de un
texto que apoya la visión del mundo que regía en la rama siríaca
nestoriana del cristianismo, en una época en la que los ánimos anti
heréticos se habían desbocado en el Imperio Romano de Oriente, o como
decimos ahora en el Imperio Bizantino. Y es que en el año 543 d.C. el emperador Justiniano I (483-565 d.C.) publicó el edicto conocido como “Los tres capítulos” y dirigido especialmente contra la herejía nestoriana.

La edad de oro de las herejías


Los nestorianos eran otra más de las ramas heréticas del cristianismo que batallaron durante décadas entre los años 313 d.C. (Edicto de Milán)
y 543 d.C. (Edicto de los Tres Capítulos) en las despiadadas guerras
teológicas que crecieron al albur de las indefiniciones y ambigüedades
de las sagradas escrituras, entonces en la fase final de su periodo
constituyente.

Desde la muerte de Jesús, el cristianismo había comenzado su azarosa andadura como secta limitada al mundo judío con el pétreo sermón de Pentecostés, pero finalmente había logrado proyectarse al universo del Imperio Romano gracias a la infatigable y nunca bien valorada labor paulina.
Los primeros siglos de vida de la nueva secta no pudieron ser más
penosos en términos de persecuciones y humillaciones, pero contra todo
pronóstico los cristianos resistieron, la iglesia se organizó, la fe
ganó adeptos continuamente y llegó al año 313 d.C. con una estructura
sólida que entonces, tras el Edicto de Milán, también fue por fin legal.
Los obispos ya podían tocar poder desempeñando magistraturas y exponer
abiertamente sus puntos de vista y opiniones, con frecuencia radicales y
encontradas.

Efectivamente aquel cristianismo
primigenio no era un lago de aguas tranquilas, sino más bien un mar
revuelto por las discusiones cristológicas. Estas disputas saltaban con
facilidad y solían estar motivadas por la simple interpretación
particular que cada obispo hacía sobre la supuesta naturaleza
sobrenatural (perdónese el oxímoron) de Jesús. Las contiendas no se
limitaban al plano intelectual, sino que se trasladaban acaloradamente
al plano físico y era habitual que los partidarios de éste y aquél
obispo llegaran a las manos para dilucidar quién tenía el mejor arsenal
de razones.

Desde la perspectiva moderna cuesta a
veces comprender como la simple discusión teológica pudo generar un
ambiente tan enrarecido y unos odios tan enconados, ya que el Edicto de
Milán era, en el fondo y en la forma, no una despenalización del
cristianismo, sino una ley de tolerancia para todos los cultos que en su
sincretismo todavía de inspiración pagana buscaba descaradamente atraer
las buenas influencias de cualquiera de los dioses que poblaran el
panorama celestial sin incomodar al resto.


Extracto del Edicto de Milán
…que
a los cristianos y a todos los demás se conceda libre facultad de
seguir la religión que a bien tengan; a fin de que quienquiera que fuere
el numen divino y celestial pueda ser propicio a nosotros y a todos los
que viven bajo nuestro imperio…
Pero las disputas internas de los
cristianos primigenios, casi siempre, insistimos, ligadas a la postura
personal de un obispo respecto a algún artificio teológico, adquirieron
pronto tintes dramáticos.

Además, desde la muerte de Constantino (372-337 d.C.),
y salvo el breve intento de Juliano el apóstata, el cristianismo, en un
hábil movimiento de “sorpasso”, había desbancado al paganismo de los
resortes del poder y no sólo era ya la religión oficiosa del estado,
sino que mostraba una apremiante necesidad de tornarse oficial y
apropiarse extensivamente del espacio espiritual, una vocación total que
desembocó en la búsqueda de la exclusividad (purga del paganismo por
fuera) y en la búsqueda de la unidad (purga de las herejías por dentro) a
cualquier precio.

La situación de enfrentamiento inter
cristiano en 543 d.C., tras dos siglos de disputas y concilios no
presentaba visos de resolución amistosa o dialogada, lo que sacaba de
sus casillas al emperador Justiniano, un hombre de armas tomar. El
pandemónium religioso impedía la necesaria unidad “nacional” frente a
las abundantes tendencias disgregadoras (invasiones, guerras, crisis
económica, miseria), que maldita la gracia que tenían y que en 475 ya
habían acabado con el Imperio Romano de Occidente. Frente a este panorama amenazador el emperador decidió cortar por lo sano con el Edicto de Los Tres Capítulos.

Y Jesús…¿Que opina de la cristología?


Todavía hoy, desde el punto de vista de la
fe cristiana, la figura de Jesús es caleidoscópica y su esencia es
descrita de forma diferente por un católico, por un protestante, por un
ortodoxo, por un copto y por un testigo de Jehová, si es que a estos
últimos se les puede llamar cristianos. No obstante casi todos ellos
estarían de acuerdo en calificar a Jesús, a Cristo, como el hijo de Dios
(otra vez con la excepción de los testigos que más que como al hijo de
Dios parecen verlo como a un primo hermano del arcángel San Miguel).

A veces los árboles no dejan ver el
bosque. El cristianismo es, con diferencia, la religión mayoritaria del
planeta con unos 2000 millones de cristianos oficiales, divididos en más
de mil ramas o confesiones variadas (conservadoras, liberales,
progresistas, retrógradas…) pero en general coincidentes en la reflexión
y en la conclusión del párrafo anterior, o sea: Jesús es el hijo de
Dios. Sin embargo este dato tiene una lectura mucho más profunda a nivel
racional porque implica que aproximadamente otros 5000 millones de
habitantes del planeta no comparten esa visión. Y esta es una
estadística digna de tenerse en cuenta.

Desde esta óptica racional podemos pensar
que al igual que desde el cristianismo no cuesta desprenderse de la fe
para observar a Mahoma como un falso profeta, o a Buda como un simple
maestro espiritual, o a Khrisna como una fantasía hindú, desde la
perspectiva contraria se puede observar a Jesús de un modo que nos
permita profundizar en el personaje sin estar sometidos al sofocante
influjo de la fe, al menos durante el tiempo que dure la lectura de este
texto.

En estas circunstancias, lo único que podemos decir de Jesús es que en base a algún testimonio del historiador Flavio Josefo (37-101 d.C.):


Flavio Josefo sobre Jesús:

CAPITULO III
Poncio Pilatos introduce clandestinamente imágenes del emperador en Jerusalén. Los judíos
se sublevan. Tribulaciones de los judíos en Roma.

3. Por aquel tiempo existió un hombre sabio, llamado Jesús, si es lícito
llamarlo hombre, porque realizó grandes milagros y fué maestro de aquellos
hombres que aceptan con placer la verdad. Atrajo a muchos judíos y muchos
gentiles. Era el Cristo. Delatado por los principales de los judíos, Pilatos lo
condenó a la crucifixión. Aquellos que antes lo habían amado no dejaron de
hacerlo, porque se les apareció al tercer día resucitado; los profetas habían
anunciado éste y mil otros hechos maravillosos acerca de él. Desde entonces
hasta la actualidad existe la agrupación de los cristianos17.




y sobre todo a la aparatosa y abundante
tradición oral fijada en los evangelios (sin olvidar que estos tienen
finalidad proselitista), parece que durante los años del protoimperio
romano de Augusto (63 a.C.-14 d.C.) y Tiberio (42 a.C.-37 d.C.),
existió en Palestina un hombre llamado Yoshua, que había aprendido de
su familia el oficio de carpintero de la construcción (tekton) y que en
algún momento de su mediana edad sufrió una crisis personal y cambió de
vida(quién sabe si no fue la crisis de los 40, quien sabe si no fue por
causa de una crisis económica como la actual).

Es probable que este Yoshua dejara la construcción para seguir como discípulo a un predicador ambulante, un iluminado llamado Juan
(pariente del propio Jesús según el evangelio de Lucas) y apodado el
Bautista (porque aplicaba a sus seguidores la liturgia bautismal de la secta de los esenios).
Juan era un profeta apocalíptico que recorría la región anunciando la
llegada de un mesías y urgiendo al personal a prepararse para el fin de
los tiempos, que según él estaba a las puertas. Pasados algunos años, Herodes Antipas (20 a.C.-39 d.C.)
se hartó de los alborotos que causaba la prédica revolucionaria de
Juan, lo mandó arrestar y, quizás con la guinda añadida de alguna
crítica a la ajetreada vida sentimental del tetrarca, éste lo hizo
ejecutar.

De los evangelios se deduce que Yoshua
tenía una personalidad arrolladora, un carisma indiscutible, y un
discurso elocuente que además no estaba hueco. Sus palabras portaban un
mensaje de cambio, de reforma dentro de la fe judía que inspiraban a
muchos a seguirlo, normalmente entre las clases bajas. Primero con la
técnica del profeta apocalíptico (a imitación de Juan) y luego con una
mutación progresiva en mesías, Yoshua se lanzó a la arena de la reforma
religiosa en medio de un ambiente tormentoso en el que saduceos (conservadores), fariseos (progresistas), zelotes
(nacionalistas), esenios (¡? célibes radicales) y algunas corrientes
más pugnaban por hacerse con el timón de la ingobernable nave judía.
Formó su propia escuela, tomó sus propios discípulos, y ordenó su vida
como una huida hacia adelante, sembrando su prédica de mensajes
sorprendentes (buenos, malos y regulares) sobre un judaísmo renovado y
en general más abierto. Su pretensión de mesías y de metafórico “rey de
Israel” provocó la intervención de la brigada saducea de “asuntos
internos” del judaísmo y lo llevó finalmente a la muerte en Jerusalén
mientras el poder romano miraba para otro lado.

Seguramente el propio Yoshua se habría
sorprendido al ver que trescientos años más tarde la transmisión de su
mensaje en diferido, a los gentiles y por el método del teléfono roto
había dado lugar a una secta legal, fuera del judaísmo, en la que
numerosas ramas episcopales (epíscopus=obispo) especulaban a garrotazo
limpio, “manus ad ferrum”, no sobre si los mansos heredarían la tierra, o
sobre si hay que amar a tu enemigo, o sobre si hay que lanzar o no la
primera piedra, sino sobre su imaginada sobrenaturalidad en un conflicto
que, cualquiera que sea la definición de teología, fue siempre pura y
vana soberbia intelectual del individuo obispal, apoyada en pura
especulación gramática y semántica en el idioma griego de la época y en
el hebreo antiguo, y todo ello adornado con puro matonismo de los
seguidores inquebrantables que le surgían a cada obispo.

De esta guisa:

• Al obispo Arrio (256-336 d.C.)
  le pareció que Yoshua debió de ser una criatura creada antes que Adán, y
  aunque con ciertos superpoderes no divina en su esencia, casi como un
  guerrero místico en estado de animación suspendida al que Yahvé
  descongeló el cero de enero del año cero mil cerocientos cero para
  cumplir su misión y reinicializar el calendario post diluviano.
  
• Al obispo Atanasio (296-373 d.C.) le
  pareció una ofensa lo que decía Arrio y logró que sus tesis
  “divino-humanas” en perfecta mezcla se impusieran en el Imperio Romano
  de Oriente. Atanasio es ahora el “Doctor” San Atanasio para la iglesia
  católica, mientras que el pobre Arrio ha pasado a la historia como un
  hereje y un perdedor.
  
• Al obispo Prisciliano (340-385 d.C.),
  en tierras de Hispania, aparte de la genialidad de incluir el baile en
  el ritual de la misa (por cierto ¿Por qué no lo recupera la iglesia?¿En
  qué están pensando ahora que hace falta motivar al creyente?), se le
  ocurrió que aunque Yoshua tuviera naturaleza divina, su cuerpo era sólo
  aparente: quizás no un holograma, pero si un ente divino supra
  dimensional que simplemente se proyectaba en nuestro mundo 3D para
  ejecutar las tareas materiales de su misión mesiánica mientras su
  esencia permanecía guarda en el mundo de las supercuerdas.
  
• Al obispo Nestorio (386-451 d.C.),
  en cambio, se le ocurrió que en el ex carpintero de la construcción
  convivían las dos naturalezas: divina y humana, pero radicalmente
  separadas en dos personas distintas: un Yoshua ebanista poseído por el
  espíritu divino o un Jesús afectado de bipolaridad diferencial
  hombre-ángel, juntos, pero no revueltos, ambos, pero no a la vez; como
  Henry Jekyll y Edward Hyde en los primeros días de pócima.
  
• Más escorado que el nestorianismo, el monofisismo
  también propugnaba la existencia de las dos naturalezas divina y
  humana, pero postulaba que finalmente la humana quedaba diluida en
  presencia de la divina, mucho más poderosa; Edward Hyde apoderándose
  definitivamente de Henry Jekyll cuando la pócima ya no tiene efecto.
  

Cosmas Indicopleustes: ¿El último nestoriano?


Los nestorianos fueron, junto con los
paganos y los monofisitas, el último reducto del Imperio Romano de
Oriente que en aquellos años aún no comulgaba con la rueda de molino de
la versión religiosa preponderante. Y ellos debieron colmar el saco de
la paciencia del emperador Justiniano, que harto de tantos conflictos
debidos al artificio de una cristología vacua, decidió cortar de raíz
con su edicto de Los Tres Capítulos. Los nestorianos huyeron a Persia.
Los monofisitas, sin embargo, no cedieron y pasado el tiempo forzaron
astutamente el cisma en el conocido como “Latrocinio de Éfeso”, que terminó con la “legalización” ilegal (en términos de la iglesia católica) del cristianismo ortodoxo de la rama copta, todavía presente hoy en Egipto y Etiopía. Vaya un saludo cordial desde aquí a los coptos.

Nuestro amigo Cosmas era nestoriano y
había nacido alrededor del año 490 d.C. en Alejandría, ciudad que
demuestra conocer bien y en la que declara vivir. Fue indudablemente un
comerciante, un mercader que en realidad no navegó hasta la India, pero
si surcó el mar Rojo hasta Etiopía y la boca del Golfo Pérsico.

Parece que al igual que Yoshua quinientos
años antes, el buen Cosmas también sufrió un cambio personal en su
mediana edad (¡que peligrosa barrera para el hombre!) que le hizo dejar
de lado el comercio y volcarse en sus inquietudes religiosas. Cosmas
reconoce en su libro estar influido por la prédica de un tal Mar Aba (patriarca de Cetsifonte entre 540 y 552 d.C.),
sobrenombre de Patricio de Mopsuestia. Pero quizás por la diversidad
natural con la que los humanos enfocamos nuestros intereses, el
Indicopleustes no entra al trapo de la absurda cristología propia de la
inanidad del erudito engreído y se muestra más interesado en asuntos
terrenales, geográficos y físicos, por lo que se vuelca en las ideas
sobre el universo y la cosmología.

Su motivación, sin embargo, si está
profundamente empapada de animadversión confesional y lejos de adoptar
una postura racional o siquiera neutral, se emplea a fondo en demostrar
que sus enemigos en la fe, los sabios herederos de la tradición
helenística, que proponen una Tierra esférica en el centro del universo,
están equivocados. Los métodos de los supuestos sabios, tales como la
astronomía y la geometría son para Cosmas meros juegos de palabras en
boca de ilustres presuntuosos. Para él no existe más fuente de saber que
la Biblia y si el estudio llegaba a conclusiones que no encajaran con
ella, ese estudio debía estar equivocado, si la experiencia parecía
contradecir los presupuestos bíblicos, esa experiencia era pura ilusión.

Cosmas Indicopleustes había hecho así uno
de los primeros intentos de conciliación total entre ciencia y sagradas
escrituras; un intento radical e iletrado eso es cierto, pero que encaja
muy bien en su tiempo con la mente del hombre de fe que ha
interiorizado el mensaje de su libro sagrado y que sabe que no es
correcto elegir sólo las partes de la religión que son cómodas o
inocuas, sino que la religión se debe aceptar como un todo monolítico,
sin lógica borrosa de por medio; blanco o negro, cero o uno, pasa o no
pasa. Desde este punto de vista, el razonamiento de Cosmas es
intachable, y si se le disculpa su falta de formación, es digno de
tenerse en cuenta en este siglo XXI en el que todavía se oyen posturas
creacionistas radicales o matizadas con el término “diseño inteligente”.
Cosmas piensa que su fe es la correcta y su libro sagrado es la palabra
de Dios, por tanto es lógico que el mundo tenga lo que Dios, su
creador, parece sugerir a Moisés como forma ideal: el tabernáculo.
Además su maestro Mar Aba es un hombre santo que avala esta hipótesis.

Ciencia y fe caminando de la mano


La conciliación, es decir el intento de
encajar los descubrimientos de la ciencia con las sagradas escrituras,
fue un fenómeno que se solucionó en falso tras el “cordón sanitario”
justiniánico contra las herejías y que estuvo larvado durante todo el
medievo bajo la doctrina que tenía como lema “la ciencia es esclava de
la fe”. Pero el conflicto empezó a bullir otra vez de forma incontenible
con la aparición de las universidades y desembocó finalmente en una
ruptura brusca e irreversible con las teorías de Copérnico (en el Index Librorum Prohibitorum hasta
bien entrado el siglo XIX). Tras unos siglos de desconcierto y encaje
continuo de golpes, la iglesia (en general) reaccionó y en la actualidad
se ha logrado de nuevo la conciliación mediante la “hipótesis
metafórica retroactiva”, que asegura ahora que los postulados de las
sagradas escrituras no se deben, ni nunca se debieron tomar de forma
literal, sino figurada.

Pero esta retroactividad ya no se puede
aplicar a los autores y comentadores cristianos entre 1000 y 1300 d.C.,
que pese a estar empapados de escolástica
y por tanto muchísimo más formados que Cosmas, tuvieron que recurrir a
una inventiva no menor que la del Indicopleustes con su cofre, para
discriminar entre las esferas de Platón y las de Aristóteles, quedándose
ora con el ateniense para esto y aquello, ora con el estagirita para lo
de más allá. Alberto Magno (1206-1280), Tomás de Aquino (1225-1274), Siger de Brabante (1240-1285), Guillermo de Occam (1288-1349) o Nicolás de Oresme (1323-1382)
tuvieron que ir más lejos que Cosmas y renunciar también a su
coherencia intelectual para poder hacer las increíbles piruetas mentales
que malamente les permitieron armonizar sus ocurrencias sobre las
esferas celestes, la región sublunar, el éter y la quintaesencia con la
entonces siempre ominosa presencia de la Biblia y la mano pronta del
obispo excomulgante.

El universo de Cosmas: un mundo asombroso


El universo de Cosmas Indicopleustes
recoge aquella concepción de la escuela siríaca nestoriana de la
antigüedad, y de su santo patriarca Mar Aba, de que el mundo es un
reflejo a gran escala del tabernáculo bíblico, con el aspecto de un
cofre dividido en tres zonas principales:

• La zona superior con forma de bóveda en cañón es el Reino de los Cielos,
  
• La zona media o caja del cofre que constituye el mundo habitado
  tiene a su vez dos zonas diferenciadas, la superior o firmamento donde
  están los astros y los ángeles que controlan sus movimientos, y la
  inferior o mundo habitado propiamente dicho,
  
• La zona baja o base del cofre bajo la superficie de la Tierra, donde se guardan los cuerpos de los muertos.
  

La tierra habitada (ecúmene) está rodeada
completamente por un océano y éste a su vez cercado completamente por la
Tierra Ultraoceánica, donde los hombres habitaban antes del diluvio. En
la parte Este de esta Tierra Ultraoceánica se hallaría una zona de
acceso restringido que sería el Paraíso Terrenal, de donde fueron
expulsados Adán y Eva tras el famoso e imperdonable desliz de nuestra
primera madre.

Esta absurda y desbaratada idea de Cosmas,
que insistimos que ya debió parecer un disparate mayúsculo a los
estudiosos de su tiempo, plantea una serie de problemas de
compatibilidad evidentes con la realidad observada, pero nuestro amigo
se había venido a más y estaba convencido de tener la razón de la fe de
su lado, por lo que generaba fácilmente argumentos descabellados para
lograr esa compatibilidad.

¿Y como se explica el giro aparente del
Sol y la Luna? Los ángeles están encargados de su movimiento ¿Y la
noche? El sol se oculta tras una gigantesca montaña al Norte de Europa y
además todo el mundo entero, mares incluidos, tiene caída hacia el Sur
¿Y el río Nilo entonces va cuesta arriba? Claro. Por eso lleva menos
agua que otros como el Tigris y el Éufrates que van cuesta abajo.
Cualquier cosa era posible para un Cosmas crecido en su fe y cualquier
argumento le satisfacía si servía a la causa de castigar a las ideas de
los sabios vanidosos de corte helenístico y sus engaños sobre una Tierra
redonda en el centro del universo y los astros girando en torno a ella.

El renovado interés actual por la figura
de Cosmas no deriva de sus inexistentes aportaciones científicas, ni de
sus leves aportaciones geográficas, ni de sus hilarantes cartografías del mundo en estilo naif.
Muchos hacen burla de su simpleza, de su aparente fundamentalismo
optimista basado en una combinación letal de falta de educación y arrojo
iletrado, pero yo considero una suerte que el tiempo nos haya legado
los escritos de este entrañable mercader ignorante y ágrafo, que nos
muestran claramente que el hombre, incluso desde su incultura, sea cual
sea la causa de ésta, tiene un deseo innato por buscar explicaciones
coherentes sobre el mundo que le rodea. Y esa es una gran fuerza.

Cosmas escribió su colosal y desatinada “Topografía Cristiana”
entre 547 y 549 d.C. a sugerencia del mencionado Pánfilo (del que sólo
conocemos que era un conocido suyo que se mudó desde Jerusalén a
Alejandría), pero su pista se pierde ahí y tampoco sabemos cómo y dónde
terminó sus días. Nos cabe imaginar que un hombre como él, con su
declaradamente deteriorada salud, dejó definitivamente el comercio y fue
volcándose más y más en su pasión religiosa. Quizás tomó finalmente los
hábitos para hacerse monje en algún monasterio nestoriano de Persia,
pues en territorio romano ya no era posible. En cualquier caso Cosmas no
fue el último nestoriano. Se trata de una fe que todavía tiene adeptos
en la zona de la antigua Persia. Vaya un cordial saludo desde aquí a
todos los nestorianos. No sé si algunos aún profesan esa devoción
inquebrantable de sus ancestros en la fe a la visión del mundo como
cofre. Si es así, que se lo hagan mirar, por favor.

El último párrafo se lo dejamos a la
refutación que Cosmas hace de los epiciclos. Es antológica y equivoca la
impresión de ignorante que arrastra el pobre monje egipcio, para
ofrecernos la imagen de un hombre que se hace preguntas, de un
escéptico, y en este asunto en particular no le falta razón. Lean, lean…


Cosmas dixit:

Pero entonces ¿admiten (los sabios
presuntuosos) o no el movimiento retrógado de los planetas?, que por
otro lado salta a la vista. Claro, dirán que los planetas van montados
sobre los epiciclos, que son sus vehículos. Pero no hay quien justifique
esa invención, porque entonces ¿Para que necesitan ir en unos
vehículos?¿Es que los planetas no se pueden mover por si
mismos?¿Entonces cómo puedes aseverar que están animados?¿O es que si se
pueden mover? ¡Vaya idea más ridícula! Y entonces ¿Cómo es que la Luna y
el sol no tienen epiciclos?¿Es que son inferiores?¿O es que el creador
se quedó sin material para construirles vehículos (epiciclos)?

Pero claro, para rematar el párrafo, se pierde el escéptico y aparece el fundamentalista cuando advierte:

¡Que caiga sobre vuestras cabezas el peso de la penitencia por la blasfemia de albergar siquiera tales pensamientos!










NOTA 1: Este artículo es una salida por la tangente del artículo La Ciencia en la Edad Oscura, publicado en este mismo sito web y perteneciente a la serie Querido Planeta Tierra.
DEDICATORIA: Este artículo está dedicado especialmente a
Marcos, Rubén y Juanjo. Gracias por tres años de compañía amable,
profesionalidad exquisita y charlas inolvidables durante las comidas.