¿QUÉ DICEN LAS PRINCIPALES RELIGIONES...

Desde el principio de la historia, la gente lleva pensando sobre el fin del mundo y haciendo predicciones sobre cómo y cuándo podría ocurrir.

Según un artículo de The New York Times de 2007: “Los gnósticos predijeron la llegada inminente del reino de Dios ya en el siglo I”. Por su parte, la secta protestante Shakers (“Agitados”) pensaba que el mundo se acabaría en 1792, mientras que los Testigos de Jehová establecieron varios años entre 1914 y 1994 como fecha límite. Más recientemente, algunos estudiosos del Día del Juicio Final se han centrado en el año 2012. Haciendo referencia al final de un largo ciclo en el antiguo calendario maya, algunos teóricos prevén que el final de la vida, tal y como la conocemos, llegará el 21 de diciembre de 2012. Estos teóricos creen que el 21 de diciembre de 2012 la Tierra experimentará catástrofes y cataclismos sin precedentes, que abarcarían desde terremotos y tsunamis generalizados hasta la fusión de reactores nucleares. Para prepararse para estos acontecimientos, algunos defensores de la profecía del 2012 ya han empezado a almacenar suministros para poder sobrevivir.

En cualquier caso, el arma por excelencia del Día del Juicio Final es la bomba termonuclear.

Cada una de las principales religiones del planeta tiene su propia creencia sobre el fin del mundo, el triunfo del Bien sobre el Mal y el Día del Juicio Final. En el Cristianismo, en el Libro de las Revelaciones, que es el último libro del Nuevo Testamento, se menciona Armagedón, la batalla final en la Tierra entre las fuerzas de Dios y Satán. Se cree que la palabra Armagedón procede del hebreo “Monte de Megiddo”. Situada en lo que hoy día es Israel, Megiddo es una antigua ciudad que gozaba de una posición estratégica y fue el escenario de varias batallas. Algunos cristianos interpretan el Libro de las Revelaciones como un mapa de carreteras que traza exactamente cómo tendrá lugar el final del mundo. Ellos mantienen que el Día del Juicio Final tendrá lugar en Armagedón y que Jesucristo salvará a los auténticos creyentes, mientras que los no creyentes serán abandonados y se enfrentarán a un terrible sufrimiento.

En el Islam, el final del mundo se conoce como la “Hora” y supone que Jesucristo regresará a Damasco para matar al Anticristo, que ha puesto al planeta en peligro. Una vez eliminada la figura del Anticristo, tendrá lugar un periodo de total armonía. Jesucristo morirá más tarde de muerte natural, lo que dará lugar a una época de destrucción que conducirá directamente a la “Hora”. En el Judaísmo, no se menciona Armagedón, pero hay referencias en la Biblia hebrea a acontecimientos que podrían compararse con Armagedón, incluido el Día del Señor (en el que Dios provoca la muerte y la destrucción de las personas que se merecen un castigo) y la Guerra de Gog y Magog (en la que Israel y su Dios luchan contra sus enemigos, en lugar de contra un Anticristo).

En el Hinduismo, aparece la historia del dios Visnú que regresa en el último ciclo del tiempo encarnando a una figura llamada Kulki, que sobre un caballo blanco y con una espada que parece un cometa destruye las fuerzas del mal. En algunas profecías budistas, el equivalente a Armagedón es Shambhala, en el que el Bien triunfa sobre el Mal. Sin embargo, el planeta es restaurado en vez de destruido, de modo que las personas pueden buscar la iluminación espiritual.

A pesar de todas las teorías y las interpretaciones religiosas, lo único que sabemos con seguridad sobre el fin del mundo es que nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que sucederá. Hasta ese día, si es que llega, no hay duda de que seguiremos especulando interminablemente sobre cuándo se acabará todo.

Me pregunto a qué llamamos "Dios", pq tenemos pruebas fehacientes de que, en tiempos sumerios ( o los dogones, o los egipcios con sus shemsu hor o cómo se diga) la humanidad llevamos MILENIOS arrodillándonos y creyendo dioses a seres extraterrestres que nos crearon (unos sí, otros no) y que nos aportaron conocimientos.

Alejandro Magno lo dejó claro: recte facienda neminem timeo.

Y yo, ahora, a quién rezo?