Los terremotos también son una amenaza para España

Los terremotos también son una amenaza para España
10 Abril 10 - Madrid - Rosa Serrano

Se cumple un año del terremoto que asoló la región italiana de L’Aquila. Ningún país está exento de riesgo.

Más de 800 muertos y un millar de heridos. Un movimiento sísmico destructivo y sentido en casi todo el país. Es el balance de una catástrofe natural, parecido al que se produjo en febrero en Chile. Con una diferencia. El balance corresponde a un terremoto en nuestro país. Sacudió Andalucía en 1884, con epicentro en Arenas del Rey, el último gran seísmo que ha vivido España. Percibido por la población con una intensidad de 10, no se puede saber qué magnitud tuvo, pues en aquella época no había instrumentos de medición, pero los sismólogos le calculan alrededor de 7 grados en la escala de Richter. Algo más de un siglo antes, en el año 1755, el sur de la Península vivió otro gran terremoto, el que destruyó Lisboa, con epicentro en el Cabo de San Vicente. El movimiento sísmico no sólo afectó a Portugal, sino que originó un tsunami que golpeó a Huelva y a Cádiz y que, con un millar de muertos sólo en la localidad onubense de Ayamonte, se convirtió en «la mayor catástrofe natural vivida en España». El que lo relata es Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional. Junto a sus colaboradores (que trabajan en turnos de 24 horas), es el encargado de vigilar los terremotos y hacer todo lo posible por que un hipotético seísmo no se convierta en una catástrofe natural.

Guardias y alertas
«Siempre hay, al menos, dos personas de guardia. Cuando se produce un terremoto, a partir de magnitud 3, se envía automáticamente un fax a Protección Civil. Puede parecer un método anticuado, pero es el que reclaman todas las autoridades, para más seguridad», explica. Una vez enviada, la notificación pasa a una red de organismos, desde La Moncloa hasta el Consejo de Seguridad Nuclear, el 112, delegaciones y subdelegaciones del Gobierno y redes eléctricas. En dos minutos España debería estar lista para responder ante el terremoto. Porque predecir un seísmo sigue siendo una utopía. «La fecha de un terremoto no se puede adivinar», explica Carreño. «Lo de Haití se sabía, sabíamos que habría un gran terremoto en la zona, pero no se puede decir cuándo».
La Península Ibérica tiene una importante similitud con la zona donde se produjo la tragedia en la isla caribeña. Zonas donde los seísmos suelen ser muy leves, pero que, por lo mismo, acumulan energía durante décadas o siglos, lo que da lugar a un violento movimiento de tierra.
Por ello, es importante que un país esté preparado. ¿Lo está España? A medias. El Gobierno aprobó en el Consejo de Ministros del pasado 26 de marzo el Plan Estatal de Protección Civil ante el Riesgo Sísmico, un proyecto elaborado por iniciativa del PSOE pero que se ha retrasado cuatro años por falta de coordinación de las comunidades autónomas. En el texto aprobado, el Ejecutivo admite que «si bien el riesgo de seísmo en España es moderado, el potencial destructor de un terremoto es muy elevado».

Construcciones
Por otro lado, la normativa de construcción sismorresistente data de 1962 y la última actualización es de 2002, de acuerdo con el Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid. Edificios anteriores a la primera norma –entre ellos, iglesias u otros monumentos– podrían sufrir graves desperfectos, pero es previsible que la mayoría siguiera en pie.
José Luis Rodríguez-Pomatta, ingeniero industrial experto en edificación, explica que la norma divide el país en zonas sísmicas «en base a cálculos probabilísticos de que en ellas se dé una catástrofe sísmica». La zona de Granada, Almería y Murcia, el Pirineo Central y, en menor medida, el Valle del Ebro y Galicia central son las de mayor actividad sísmica en España. Sólo en estas zonas se adoptan medidas antisísmicas especiales. Rodríguez-Pomatta explica que «no se trata de que el edificio no sufra desperfectos, se trata de que no se caiga ni produzca daños a sus habitantes».
Con estas precauciones, es probable que, en caso de terremoto, no hubiera miles de muertos. Sin embargo, la seguridad en la construcción no debe llamar a engaño. «Los daños materiales serían mucho más cuantiosos que hace 100 años; ahora hay electricidad, equipos informáticos, habría escapes de gas...» Sin ir a la hipótesis de un gran seísmo, los pequeños terremotos que se producen en España también causan daños. «En Murcia, un terremoto tiró toda la producción de mermelada de una fábrica al suelo, los daños materiales fueron cuantiosísimos», cuenta Carreño.
Los expertos avisan: en España es difícil una catástrofe de las dimensiones de la de Haití, pero si se produce un gran terremoto, también en nuestro país se cobraría vidas.

Falta de preparación
La asignatura pendiente de nuestro país es la falta de preparación de la población ante este tipo de siniestros. En los últimos años, el interés por los terremotos ha sido creciente. El sismólogo Emilio Carreño cuenta que «cuando en 2007 se produjo un terremoto de magnitud 5,1 en Pedro Muñoz (Ciudad Real), tuvimos 700.000 entradas en nuestra web en sólo 20 minutos». A pesar de ello, la mayoría de la población adulta no tiene experiencia alguna en seísmos. «No saben que, en caso de terremoto, hay que acudir a los marcos de las puertas, que son lo más resistente. No salir hasta que no acabe, evitar el ascensor y alejarse de las fachadas», precisa.

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