CURA y formación de curadores

Cierta vez, una persona fue a buscar la ayuda de quien era conocida como Madre, colaboradora de Sri Aurobindo, sabio hindú de Pondicherry. Padecía de una enfermedad psicológica grave y de una posesión periódica de lo que se puede llamar “espíritu de la mentira”. Madre relata que durante la visita sintió una profunda compasión, una fuerza inmensa –concentrada- para liberar a la persona de aquella posesión. Un gran amor emergía de ella y su manera de comunicarse era
completamente afectuosa.

Luego de ese encuentro, Madre recibió una carta de esa persona en la que decía: “Ahora ya sé: usted me odia, quiere que yo continúe enferma y que muera porque no le agrado”. Madre pudo entonces observar cómo un sentimiento de auténtico amor puede llegar a ser adulterado al alcanzar la consciencia del otro. Después explicó que aquella mujer poseída reaccionó así porque el “espíritu de la mentira” se sintió molesto en su interior al recibir la irradiación de un sentimiento verdadero.
“Oh! –exclamó Madre- Esto es exactamente lo que ocurre en el mundo! Es exactamente lo que sucede en todo el mundo”.

Y según ella afirma, “las enfermedades son las mentiras del cuerpo, y todo médico que sea sincero, honesto y que de veras quiera curar –todo médico auténtico- es un soldado del inmenso ejército de los que luchan por la Verdad”.

Los que buscan la cura sólo con el fin de restablecerse para estilos de vida sensual y propósitos egoístas, pueden cometer más errores aún y, al final, quedar en peores condiciones.

EL ARTE DE CURAR necesita todas las contribuciones que pueda obtener, de todas las fuentes valiosas que pueda hallar. No puede realizar todas sus potencialidades a menos que acepte todas aquellas: al homeópata junto con el alópata, al naturópata junto con el quiropráctico, al psiquiatra junto con el servidor espiritual. No las necesita a todas juntas al mismo tiempo, por supuesto, sino sólo como partes de sus recursos totales. Una actitud filosófica se niega a atarse exclusivamente a una sola forma de cura, cualquiera que esta sea.

OTRA ACTITUD extremadamente fanática de la que debemos prevenirnos, es la creencia de que la curación mental desplaza a todos los demás sistemas y acciones para curar la enfermedad o mantener la salud; y que sus preceptos pueden desechar totalmente las ramas de la medicina y de la cirugía, de la higiene y del tratamiento físico. La salud y el equilibrio reclaman la aceptación, en su debido lugar, de cuanto la Naturaleza y el hombre puedan contribuir. Con estas advertencias preliminares nos aventuramos a predecir que cuando los principios y prácticas de curación mental mejoren –o sea, se extiendan más racionalmenteconseguirán un lugar firme en la terapéutica, el cual tendrá que ser concedido – aunque sea a regañadientes- por los médicos más materialistas y escépticos.

EN DISTINTAS etapas de su vida en el cuerpo, se ejercen diversas influencias sobre el ser humano. Todos sabemos cómo el ambiente y la música contribuirán a crear diferentes estados de ánimo; sin embargo, con frecuencia, un árbol que no se entiende o se descuida es la influencia del color. Éste se halla siempre en lo que nos rodea, en una habitación, un departamento o una casa, en nuestras ropas y en nuestros muebles. Puede contribuir a la salud o quitarla; puede volver alegres o deprimentes a las emociones; puede vigorizar o desvitalizar el cuerpo; puede dar placer a los ojos o irritarlos. Por ejemplo, el rojo –que es el color del planeta Marte, y que en astrología se asocia con la guerra y la ira- puede ser estimulante y vitalizador si se halla en su forma pura y diáfana. Pero en sus indeseables matices más bien oscuros, estimula simplemente los deseos más bajos, y las sensaciones animales. Sin embargo, es un color cálido, y para quienes ya son ancianos y de circulación sanguínea deficiente, la presencia de un rojo puro en la decoración y el mobiliario les ayudará a conservar más el calor. El anaranjado brindará los beneficios del rojo, restando el aspecto negativo de éste. El amarillo es el color de la razón, y ayuda al hombre a elevarse sobre sus deseos más bajos. En su fase puramente dorada, como el color del sol, es el del logro espiritual, del maestro que logró dominio sobre sus emociones, sobre su cuerpo y sobre sus pasiones. El verde –que es el color de la Naturaleza- entraña sosiego, calma, gozo y salud. El azul puro de los cielos de Italia se asocia, astrológicamente, con el planeta Venus, que es el astro del arte, de la belleza y de la solidaridad que casi linda con el amor.

En su forma purísima denota devoto amor e inspiración espiritual. Pero no basta conocer el significado de los colores; uno debe saber también otras dos cosas sobre ellos: la primera, cómo combinar distintos colores, y la segunda, cómo contrastarlos.

EN UNA AMPLIA DIVISIÓN GENERAL, la filosofía encuentra tres causas para la enfermedad: pensamiento incorrecto, modo de vida incorrecto y karma negativo. Sin embargo, debido al hecho de que el karma sólo nos trae de vuelta los resultados de los otros dos, podemos hasta limitar a éstas las causas de la enfermedad. Y aún más, como la conducta es en última instancia la expresión del pensamiento, finalmente podemos reducir las causas de una enfermedad a una
sola, que es el pensamiento incorrecto. No obstante, esto es tratar del tema de forma definitiva, abstracta y metafísica. Es mejor, al ocuparnos de la enfermedad de manera práctica, mantener el triple análisis de las causas posibles. Por lo tanto, el tema no debe simplificarse demasiado, como ciertas escuelas de cura no ortodoxas lo hicieron, porque el pensamiento que produjo la enfermedad puede pertenecer al pasado remoto, a alguna reencarnación anterior, y no necesariamente a la actual, o puede pertenecer a los primeros años de la encarnación actual.

En estos casos, existe el fruto de una siembra anterior desconocida, y no necesariamente el de una siembra actual y conocida. Por lo tanto, tal vez no baste alterar el modo de pensar actual para asegurarnos la inmediata eliminación de la enfermedad. Si disparamos una bala en la dirección equivocada, una vez que salió del arma, no podemos controlar su curso. Sin embargo, podemos cambiar la dirección de un segundo disparo si nos damos cuenta de nuestro error.

Mientras tanto, podemos continuar nuestros esfuerzos para cambiar nuestro primer pensamiento, a fin de librarnos de pensamientos y sentimientos negativos y nocivos, mejorando de este modo nuestro carácter. Pues, si lo hacemos, el tipo de karma físico que se manifieste como la enfermedad que ellos crean, por lo menos no nos alcanzará en el futuro, aunque en el presente no podamos evitar heredarlo de nuestras vidas anteriores. El estudio de este cuadro revelaría lo que realmente significa la enfermedad como un karma de pensamiento incorrecto, y porque muchas veces no puede ser curado sólo por un simple cambio del pensamiento actual. La prueba de esta afirmación está en el hecho de que algunas personas nacen con ciertas enfermedades o con predisposición para ciertas dolencias, o sino las adquieren siendo bebés o niños, aún antes de haber tenido la mínima oportunidad de pensar incorrectamente y cuando todavía están en un estado de inocencia y pureza de pensamiento. No son los pensamientos incorrectos de esta encarnación, por lo tanto, los que pueden haber ocasionado esa enfermedad, en el caso de aquellas. Tampoco sería correcto sugerir que se han heredado estas enfermedades, pues los padres pueden ser personas de pensamientos correctos y vidas elevadas. Cuando no creen que existan vidas sucesivas sobre la Tierra, los estudiosos de la cura no ortodoxa se privan de una explicación más satisfactoria del problema de la enfermedad que la que ellos tienen. Dicen que fue causada por el pensamiento incorrecto, pero no pueden explicar cómo es que un bebé o un niño hayan estado pensando incorrectamente como para haber nacido con una enfermedad de la cual no son responsables, ni tampoco sus padres, como tampoco pueden explicar el hecho de haberla adquirido en edad tan prematura.

CURA Y ENERGÍAS

(Reflexiones basadas en una reunión de estudios con Trigueirinho)

A lo largo de las encarnaciones el alma va recogiendo en su periferia elementos de los niveles más densos de la vida y, poco a poco, esos elementos se convierten en obstáculos para el paso de la luz interior. La disolución de este material grosero es la cura más necesaria para el ser. En general, una enfermedad es el medio de expurgación para que el nuevo equilibrio pueda instalarse.

Hoy, quien trabaja con cura no está tratando desarmonías superficiales, sino desequilibrios que requieren una purificación o la remoción de nódulos acumulados por muchas eras. La enfermedad misma indica cómo puede realizarse esa purificación.

Es necesario aprender a trabajar inteligentemente con la enfermedad. Percibiendo lo que ella viene a realizar, se puede colaborar con el proceso liberador que desencadena y así, eventualmente, evitar que ella perdure o se agrave. No se trata de luchar contra ella, sino de cooperar con ella, de buscar suplir lo que el yo interior del enfermo necesita.

La cura es la elevación de la consciencia. En los trabajos de cura no se debería estimular procesos de conflicto; no se debería provocar reacciones, sino pacificación, estados de calma.

Para actuar en la cura están disponibles energías sutiles, entre ellas la del alma, cuya expresión posibilita una elevación continua. Cuando llega la hora de dejarse transformar por esas energías, no se debe alimentar conflictos.

Se está produciendo un gran cambio en la forma de alejar las fuerzas involutivas en la cura. No es actual “pelear” contra ellas, como en otras épocas, en que se las enfrentaba y exorcizaba. Hoy lo más adecuado es la disolución sin conflictos, la transfiguración del ser.

Para colaborar en la transfiguración del propio ser, se debe poner la atención en la Eternidad y no envolverse con niñerías efímeras.

En la cura de casos psiquiátricos, no debe faltar el abordaje místico. Cuando se empleen métodos terapéuticos convencionales psiquiátricos y psicológicos debe hacerse de manera coherente con el trabajo espiritual.

Es bueno recordar que el alma no está controlada por técnicas y, al tratar casos psiquiátricos, no se debe confundir un “estado místico” con estados provocados por elementos subconscientes que afloran de manera desequilibrada.

En el trabajo de cura que incluye el enfoque místico no se trabaja con el subconsciente, sino con la aproximación de los cuerpos materiales al alma.

Provocar la aparición del cuadro psiquiátrico o permitir que se exprese libremente y se agote por la fatiga, no es el camino místico.

El camino místico es la identificación cada vez mayor con las leyes espirituales.

Quien tiene intenciones de transitarlo, es invitado a no pensar en el pasado ni temerle al futuro.

Para vencer el miedo, existen invocaciones, tales como ésta, dirigida a Dios:
“Padre, hágase Tu Voluntad y no la mía”.

En las enfermedades psiquiátricas, o el alma se está apartando de los cuerpos o no consigue afinarse con ellos. El curador debe comenzar el tratamiento reforzando la coligación con su propia alma; la irradiación de esta unión interna es esencial en su trabajo.

Los desequilibrios pueden ser transformados por irradiación benéfica, espiritual.

Esta cura incluye el desenvolvimiento místico, que siempre va al encuentro del Poder Creador.

Las enfermedades psiquiátricas pueden provenir de lesión cerebral, de malformación de órganos o de congestión de energía.

Cuando la psiquiatría y la psicología aún no estaban institucionalizadas, la mayoría de los casos psiquiátricos eran tratados en el campo religioso. Si el desequilibrio provenía de la obsesión, la cura requería el exorcismo.

Lo que determina un estado de posesión, o de obsesión, son la ambición, la vanidad, la estupidez y el orgullo combinados y acumulados durante vidas. Los procedimientos de cura son paliativos cuando la persona no se dispone a la transformación.

Cuando el enfermo se resiste o se rebela, la cura queda limitada. La resistencia y la rebelión atraen deliberadamente fuerzas adversas, y la cura depende de la receptividad, actitud fundamental para que cambie la vibración. Al contaminar el propio magnetismo con estos estados, se rompe la conexión con las fuentes internas de cura.

La cura no incluye adoctrinamiento. Adoctrinar es decirle a alguien cómo actuar. La cura se basa en una claridad impersonal, que expone directamente y con simplicidad la situación real y el camino para superarla.

En la cura lo que se busca es ver una centella de luz dentro del necesitado, del enfermo, del loco. Es ver en él aquello que anuncia un nuevo ciclo de vida. Todo curador se propone atender a los carentes de amor, de coraje y de decisión, para rescatarles su dignidad.

Ya hemos hablado del cuerpo energético en otros capítulos, por ejemplo, el primer cuerpo energético alrededor del hombre.

Fui a la Conferencia Francesa del Grupo de La Fuente, en septiembre de 1987, y Jacques Deriu explicó que había 12 líneas de energía y que mañana habría 16.

Representan los factores básicos de las líneas de energía que se juntan para formar el ser colectivo de la Humanidad y su hábitat: Gaia, nuestro planeta. También dijo que sería muy difícil que llegáramos a comprender más de seis durante nuestra vida.

De alguna forma, está hablando del huevo cósmico de Carlos Castaneda, en el cual vive el hombre, según explicó Jesús Morientes en la Conferencia del Grupo de La Fuente, celebrada en Brithton en el año 1985.

Es algo parecido a esto:

16 cuerpos

(Silueta humana rodeada de un campo magnético similar a los cinturones de Van Allen).

Yo puedo detectarlos todos, pero entenderlos es algo diferente. Que tenga que haber una relación entre el número de los cuerpos de energía del hombre y el factor predominante en las líneas de energía es algo perfectamente lógico.

La única experiencia concreta que puedo ofrecer acerca de los cuerpos adicionales de energía después del primero, es lo siguiente.

Un día, en octubre de 1987, recibí una llamada telefónica de la madre de Debbie.

Me explicó que Debbie había estado escuchando voces no muy agradables, que la empujaban a la violencia y al suicidio. Se la diagnosticó esquizofrenia.

Inmediatamente, les pedí a los padres que vinieran con fotos de ella. Yo había conocido a Debbie anteriormente en relación con un huésped de su casa que había encontrado una sortija en la calle, que había ocasionado problemas.

Aparentemente, esto se había solucionado. Como por entonces la costumbre de llamar a las personas hacia uno se había desarrollado, le pedí a Pat, su madre, que la visualizara por mí y de esta manera la tuve delante. Su primer cuerpo vital no existía prácticamente. Lo puse bien y llamé al segundo cuerpo energético. Descubrí que ella era una psíquica natural.

Justamente encima de su hombro derecho había una masa palpitante. Fue difícil identificar lo que era. Solamente lo puedo describir como “un amigo no deseado”, o quizá, lo que los cabalistas llaman “una larva”, un elemental. Dicho de otra manera: una forma de entidad que se pega a las personas débiles o sensibles de una forma vampírica; una forma de ser inferior que es como un gusano psíquico y el cual se asienta como un parásito en el nivel sutil de su huésped elegido, del cual toma energía.

Esto es simplemente una teoría, y aunque anteriormente ya se ha dicho bastante acerca de que las hipótesis son fruto de una observación empírica, y yo estoy despistado en este tema, tengo que defender siempre la observación.

Tomando esta masa palpitante en mis manos, la mandé amorosamente al lugar de que procedía para que se convirtiera en energía positiva. ¿Qué más podía hacer?

Magdalenta y yo fuimos a Hydra al día siguiente y, a nuestra vuelta, Pat nos telefoneó para decir que Debbie estaba mejor. Pregunté si podía ir a visitarla a la clínica y organizamos la visita. Sus energías seguían bajas, pero las puse en orden y estuvimos charlando. Allí no había evidencia del “incubus”. Todo siguió un proceso normal, se le dio el alta en la clínica y vino a verme de nuevo, cada vez más mejorada y conociéndose mejor a sí misma. Las voces negativas habían
desaparecido.

Hablé con ella acerca de su psiquismo y le pregunté si de momento prefería que le cortara su conexión con lo psíquico. Dijo que sí. “Cuando quieras recuperar la conexión, me lo dices y la abriré de nuevo”. Esto se refiere al chakra de la garganta y al punto de ensamblaje, principalmente. Desde entonces se empezó a poner mejor, ganó peso, quiso encontrar un trabajo y demostró todos los signos de “normalidad”.

Después, lo mismo que Rudolf Steiner, cuando quiera recuperar su psiquismo y percepción intuitiva-pero bajo el control de su mente racional-, creo que podré ayudarla de nuevo.

El éxito de esta operación llegó a oídos de otra mujer polaca que vivía en Brighton y la trataba el mismo doctor, y pidió que yo la viera.

Era una persona muy delicada y agradable y mirándola vi que era el mismo caso: estuvo en medicación por esquizofrenia varios años. Hice lo mismo que con la anterior y vi que, como Debbie, tenía un “visitante”. Dos semanas después me telefoneó para decirme que estaba curada y contenta.

De momento es todo lo que puedo decir respecto a los otros cuerpos energéticos.

Jacques dice que hoy por hoy los sanadores solamente pueden actuar con los seis primeros cuerpos energéticos. Por lo tanto, espero que todo esto que estoy explicando pueda ser utilizado como pautas para los Sanadores del futuro.

Puede que yo sepa más sobre todo esto dentro de diez años, pero es todo lo que puedo ofrecer, por el momento.

Por otro lado, desde la Convergencia Armónica, las cosas han cambiado en un sentido cuantitativo, y por lo tanto, quizá sabremos más cosas, incluso años antes de que este libro se publique.

Hay dieciséis cuerpos energéticos, seguro que puedes detectarlos perfectamente.

(Capítulo XX del libro de Colin Bloy “Bajo a la taberna a hacer unos milagros o método racional de sanación espiritual”, editado por AESE – Asociación Española de Sanadores Espirituales).

“Los trabajos de Carl Gustav Jung sobre la naturaleza y condición de la consciencia colectiva siempre me han interesado, en especial lo relacionado con la Sanación Comunitaria.
Su concepto de los arquetipos, ideas básicas que existen en la consciencia colectiva de generación en generación, y entre grupos que no se conocen entre sí, perpetuadas en ciertas actitudes y formas de comportamiento, como el del Síndrome del Centésimo Mono…”.

Ya te he respondido también a ello con este de ejercicio de "magnetización" del agua con las vibraciones de nuestros pensamientos, sentimientos e intenciones:

REDES DE SERVICIO

Jueves 31 marzo_PERSONAS DEL MUNDO:MENSAJE DE MASARU EMOTO MENSAJERO DEL AGUA‏

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Puede repetirse este ejercicio en cualquier momento & en cualquier lugar, el tiempo que cada cual considere suficiente (¿cuándo es realmente la entrega de tiempo suficiente? cuando se ven realmente los resultados manifestados).

No lo es todo, como no lo es todo desarrollar un solo músculo de nuestro organismo ignorando a todos los demás, pero antres de pasar a otros es un buen comienzo.