NOTICIA DE VENEZUELA
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Maduradas o... podridadas
¡LO ÚLTIMO! El Vaticano pide rezar por Venezuela: “Hay gran sufrimiento en la población”
Publicado: 14 agosto, 2016
Finalmente El Vaticano se refiere de manera directa y concreta a la crisis por la que atraviesa Venezuela, dando así una cachetada al gobierno “revolucionario”.
El Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, pidió este sábado rezar para que Venezuela encuentre soluciones pacíficas a la actual crisis, pues el país sudamericano “se debate y atraviesa por difíciles situaciones sociales, políticas y económicas, que están produciendo gran sufrimiento en la población”, reseña ACI Prensa.
Foto: AFP.
El Cardenal hizo este llamado durante la Misa en la localidad italiana del Aquila, en un evento en el participarán centenares de jóvenes provenientes de Italia, Venezuela y Colombia.
Según informó Radio Vaticana, en su homilía, el Cardenal Parolin transmitió la bendición y los saludos del Papa Francisco y recordó los años transcurridos en Venezuela como Nuncio Apostólico.
“Sabemos que Venezuela se debate y atraviesa por difíciles situaciones sociales, políticas y económicas, que están produciendo gran sufrimiento en la población”, señaló.
Por ello, el Secretario de Estado Vaticano invitó a orar por los venezolanos y para que “los protagonistas de la vida pública y los componentes de la sociedad sean sabios y valientes para encontrar soluciones pacíficas a la presente crisis y prevalga en todos el sentido del bien común, de la justicia, de la solidaridad y del amor”.
Por Eduardo Berdejo / AciPrensa
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Publicado: 14 agosto, 2016
Finalmente El Vaticano se refiere de manera directa y concreta a la crisis por la que atraviesa Venezuela, dando así una cachetada al gobierno “revolucionario”.
El Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, pidió este sábado rezar para que Venezuela encuentre soluciones pacíficas a la actual crisis, pues el país sudamericano “se debate y atraviesa por difíciles situaciones sociales, políticas y económicas, que están produciendo gran sufrimiento en la población”, reseña ACI Prensa.
Foto: AFP.
El Cardenal hizo este llamado durante la Misa en la localidad italiana del Aquila, en un evento en el participarán centenares de jóvenes provenientes de Italia, Venezuela y Colombia.
Según informó Radio Vaticana, en su homilía, el Cardenal Parolin transmitió la bendición y los saludos del Papa Francisco y recordó los años transcurridos en Venezuela como Nuncio Apostólico.
“Sabemos que Venezuela se debate y atraviesa por difíciles situaciones sociales, políticas y económicas, que están produciendo gran sufrimiento en la población”, señaló.
Por ello, el Secretario de Estado Vaticano invitó a orar por los venezolanos y para que “los protagonistas de la vida pública y los componentes de la sociedad sean sabios y valientes para encontrar soluciones pacíficas a la presente crisis y prevalga en todos el sentido del bien común, de la justicia, de la solidaridad y del amor”.
Por Eduardo Berdejo / AciPrensa
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marinawais- Reportero total
Maduradas o... podridadas
¡LOGRO REVOLUCIONARIO! El cartón de huevos se disparó tras anuncio de aumento salarial
Publicado: 14 agosto, 2016
Tras el reciente anuncio de aumento del salario mínimo que hiciera el presidente Nicolás Maduro, muchas han sido las reacciones de economistas que aseguran que lo que viene es una subida en los productos y servicios. Luis Vicente León, por ejemplo, indicó que el aumento compulsivo de salario “empeoraría el problema”, mientras que José Guerra, aseguró que el incremento “tendría un fuerte impacto en la inflación”.
Lo que advierten los expertos ya se empieza a palpar en la realidad venezolana y es que el cartón ahora no baja de Bs. 3.500. Algunos usuarios en la red social Twitter, indican que han pagado hasta Bs. 4.600 por un solo cartón.
carton-de-huevos-inflacion-precios-llorando
Pero hay quienes dicen que los precios van mucho más arriba. Un usuaria identificada como @nedaaa111, aseguró que en Güiria, en el estado Sucre, el cartón de huevos se consigue hasta en Bs. 6.000.
Cabe recordar que en octubre de 2015 nos soprendíamos porque el cartón de huevos superaba los 1.000 bolívares.
El diputado Julio Borges, difundió una imagen a través de la red social Twitter, donde compara el costo actual de un cartón de huevos con el costo de los años 2010 y 2014.
En la imagen se lee que con el sueldo actual, se podrían comprar 130 huevos mientras que en 2010 era posible comprar 1.800 huevos con el sueldo de la época.
“La inflación es el peor de los males que pagan los que menos tienen, por el mal manejo de un pésimo gobierno”, es el mensaje de Borges que acompaña la imagen.
Lea también:
¡PARA LLORAR! Un apartamento en 1998 costaba lo que hoy pagamos por un cartón de huevos
Julio Borges @JulioBorges
La inflación es el peor de los males que pagan los que menos tienen, por el mal manejo de un pésimo gobierno!
23:26 - 13 ago 2016
Luis #Resistencia @Casi_Tuittero
#YoSoyMasVenezolanoQue un cartón de huevo a 4200 Bs
04:09 - 12 ago 2016
Victor Rentroya @vicrentroya
Sinceramente no entiendo como estamos haciendo para comer un carton de huevo y una lechoza acabo de pagar 5200 Bs
02:17 - 9 ago 2016
FUERZA LABORAL FLEC @FUERZALABORALFL
3.800 Bs semanal es el salario de hambre de un trabajador petrolero, el costo de un carton de huevo q' desgracia. Socialismo de la miseria.
03:33 - 2 ago 2016
FUERZA LABORAL FLEC @FUERZALABORALFL
En enero de este año dijeron que el carton de huevo costaria 650 Bs y hoy 6 meses despues cuesta 3.800 Bs. #SOS.
00:31 - 31 jul 2016
Lisandro @lisandroCICPC
Detenido menor (17) dedicado al delito de HURTO de residencias en el sector Guaraguarita de la población de Guiria pic.twitter.com/VqFxjlbegK
NEDA... @nedaaa111
@lisandroCICPC Ustedes savian que el calton de HUEVO en #Guiria es el más caro de toda Venezuela 6.000 Bolívares, esto es una estafa. RT
01:32 - 11 ago 2016
Redacción Maduradas.
¿A cuánto estará el cartón de huevos en diciembre? Se abren las apuestas. No olvide dejar sus comentarios.
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Publicado: 14 agosto, 2016
Tras el reciente anuncio de aumento del salario mínimo que hiciera el presidente Nicolás Maduro, muchas han sido las reacciones de economistas que aseguran que lo que viene es una subida en los productos y servicios. Luis Vicente León, por ejemplo, indicó que el aumento compulsivo de salario “empeoraría el problema”, mientras que José Guerra, aseguró que el incremento “tendría un fuerte impacto en la inflación”.
Lo que advierten los expertos ya se empieza a palpar en la realidad venezolana y es que el cartón ahora no baja de Bs. 3.500. Algunos usuarios en la red social Twitter, indican que han pagado hasta Bs. 4.600 por un solo cartón.
carton-de-huevos-inflacion-precios-llorando
Pero hay quienes dicen que los precios van mucho más arriba. Un usuaria identificada como @nedaaa111, aseguró que en Güiria, en el estado Sucre, el cartón de huevos se consigue hasta en Bs. 6.000.
Cabe recordar que en octubre de 2015 nos soprendíamos porque el cartón de huevos superaba los 1.000 bolívares.
El diputado Julio Borges, difundió una imagen a través de la red social Twitter, donde compara el costo actual de un cartón de huevos con el costo de los años 2010 y 2014.
En la imagen se lee que con el sueldo actual, se podrían comprar 130 huevos mientras que en 2010 era posible comprar 1.800 huevos con el sueldo de la época.
“La inflación es el peor de los males que pagan los que menos tienen, por el mal manejo de un pésimo gobierno”, es el mensaje de Borges que acompaña la imagen.
Lea también:
¡PARA LLORAR! Un apartamento en 1998 costaba lo que hoy pagamos por un cartón de huevos
Julio Borges @JulioBorges
La inflación es el peor de los males que pagan los que menos tienen, por el mal manejo de un pésimo gobierno!
23:26 - 13 ago 2016
Luis #Resistencia @Casi_Tuittero
#YoSoyMasVenezolanoQue un cartón de huevo a 4200 Bs
04:09 - 12 ago 2016
Victor Rentroya @vicrentroya
Sinceramente no entiendo como estamos haciendo para comer un carton de huevo y una lechoza acabo de pagar 5200 Bs
02:17 - 9 ago 2016
FUERZA LABORAL FLEC @FUERZALABORALFL
3.800 Bs semanal es el salario de hambre de un trabajador petrolero, el costo de un carton de huevo q' desgracia. Socialismo de la miseria.
03:33 - 2 ago 2016
FUERZA LABORAL FLEC @FUERZALABORALFL
En enero de este año dijeron que el carton de huevo costaria 650 Bs y hoy 6 meses despues cuesta 3.800 Bs. #SOS.
00:31 - 31 jul 2016
Lisandro @lisandroCICPC
Detenido menor (17) dedicado al delito de HURTO de residencias en el sector Guaraguarita de la población de Guiria pic.twitter.com/VqFxjlbegK
NEDA... @nedaaa111
@lisandroCICPC Ustedes savian que el calton de HUEVO en #Guiria es el más caro de toda Venezuela 6.000 Bolívares, esto es una estafa. RT
01:32 - 11 ago 2016
Redacción Maduradas.
¿A cuánto estará el cartón de huevos en diciembre? Se abren las apuestas. No olvide dejar sus comentarios.
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marinawais- Reportero total
Maduradas o... podridadas
Aunque usted no lo crea, lean, vean como se burlan del pueblo mas humilde, por Dios esto tiene que parar, eso para mi no tiene perdón, y punto.
El hambre del venezolano no es un juego, pero parece que el gobierno está negado a tomarse con la seriedad del caso el tema de la crisis alimentaria. Así lo sugieren las más recientes declaraciones del presidente Nicolás Maduro, quien presentó en un acto público su peculiar solución al desabastecimiento de leche y al alto costo de productos alimenticios, como los huevos. Soluciones nada cónsonas con el siglo XXI y que se parecen mucho más a la economía rural que predominaba en Venezuela en el siglo XVIII.
En un acto de entrega de las Tarjetas de Misiones Socialistas, Maduro le dijo a los miembros de una comunidad del estado Vargas, que les mandaría todos los animales necesarios para que los pudieran criar y sacar provecho alimenticio de ellos.
Foto: Nexo Local / Archivo.
“Gallinas ponedoras, para que puedan tener sus propios huevos aquí, y ustedes les vendan huevos allá abajo, a todo el que necesite huevos”.
Al tiempo que su discurso tomaba calor, se le fue ocurriendo también que la mejor forma de que los ciudadanos se procuren un producto que se ha convertido en un verdadero lujo -como la leche- es que cada ciudadano tenga su vaquita o unos carneros y los ordeñen. Así como usted lo está leyendo.
La propuesta de Maduro no es nada novedosa, es parte de la “herencia” en materia de producción nacional que le dejó su “padre político”, el fallecido presidente Hugo Chávez, quien fue el promotor de la idea de los gallineros verticales y los cultivos organopónicos. Idea que en febrero de 2016, Maduro retomó como una opción para atender la escasez de productos y sazonó con una contrapropuesta: la de criar peces dentro de los apartamentos.
La pregunta obligada en este caso sería, ¿cuántos millones de carneros y gallinas se necesitarían para atender de esta forma tan rudimentaria la amplísima demanda de litros de leche y de unidades de huevo, en un país con más de 30 millones de habitantes? ¿Habrá sacado Maduro la cuenta antes de hacer la propuesta pública?
Con la inflación desmedida, sin duda que cada venezolano necesita una gallinita ponedora, sí. Pero de huevos de oro.
También te interesará leer:
Maduro dice que tiene 50 gallinas ponedoras y que sembró tomate con Cilia
Maduro propone criar peces en apartamentos
¡Hecho en revolución! El cartón de huevos se dispara tras anuncio de aumento salarial
Redacción Maduradas.
¿Cuántas gallinas y vacas necesitarías para alimentar a tu familia? No olvides dejar tu comentario
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¡JUEGOS DEL HAMBRE! Maduro recomienda a venezolanos tener una gallina ponedora y una vaca
Publicado: 16 agosto, 2016El hambre del venezolano no es un juego, pero parece que el gobierno está negado a tomarse con la seriedad del caso el tema de la crisis alimentaria. Así lo sugieren las más recientes declaraciones del presidente Nicolás Maduro, quien presentó en un acto público su peculiar solución al desabastecimiento de leche y al alto costo de productos alimenticios, como los huevos. Soluciones nada cónsonas con el siglo XXI y que se parecen mucho más a la economía rural que predominaba en Venezuela en el siglo XVIII.
En un acto de entrega de las Tarjetas de Misiones Socialistas, Maduro le dijo a los miembros de una comunidad del estado Vargas, que les mandaría todos los animales necesarios para que los pudieran criar y sacar provecho alimenticio de ellos.
Foto: Nexo Local / Archivo.
“Gallinas ponedoras, para que puedan tener sus propios huevos aquí, y ustedes les vendan huevos allá abajo, a todo el que necesite huevos”.
Al tiempo que su discurso tomaba calor, se le fue ocurriendo también que la mejor forma de que los ciudadanos se procuren un producto que se ha convertido en un verdadero lujo -como la leche- es que cada ciudadano tenga su vaquita o unos carneros y los ordeñen. Así como usted lo está leyendo.
La propuesta de Maduro no es nada novedosa, es parte de la “herencia” en materia de producción nacional que le dejó su “padre político”, el fallecido presidente Hugo Chávez, quien fue el promotor de la idea de los gallineros verticales y los cultivos organopónicos. Idea que en febrero de 2016, Maduro retomó como una opción para atender la escasez de productos y sazonó con una contrapropuesta: la de criar peces dentro de los apartamentos.
La pregunta obligada en este caso sería, ¿cuántos millones de carneros y gallinas se necesitarían para atender de esta forma tan rudimentaria la amplísima demanda de litros de leche y de unidades de huevo, en un país con más de 30 millones de habitantes? ¿Habrá sacado Maduro la cuenta antes de hacer la propuesta pública?
Con la inflación desmedida, sin duda que cada venezolano necesita una gallinita ponedora, sí. Pero de huevos de oro.
También te interesará leer:
Maduro dice que tiene 50 gallinas ponedoras y que sembró tomate con Cilia
Maduro propone criar peces en apartamentos
¡Hecho en revolución! El cartón de huevos se dispara tras anuncio de aumento salarial
Redacción Maduradas.
¿Cuántas gallinas y vacas necesitarías para alimentar a tu familia? No olvides dejar tu comentario
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EL PITAZO.com
Esto lo que da es dolor.
Con 84 años, cruzó la frontera para comprar “lo que sea que pueda”
agosto 14, 2016 6:38 pm El Pitazo
Ana Suárez, sus dos hijas y su nieto cruzaron la frontera hasta Colombia para comprar alimentos
Con 84 años caminó 10 cuadras para llegar al puente bajo sol para llegar a Cúcuta por alimentos. |Foto Lorena Bornacelly
Por: Lorena Bornacelly | El Pitazo-Táchira
San Antonio.- A Ana no le importó que tuviese que caminar las diez cuadras de la avenida Venezuela para llegar hasta el puente Simón Bolívar; no le importó el sol que suele hacer en San Antonio y se colocó un suéter para evitar quemaduras. Tampoco le importó que por tener 84 años sus piernas le dolerían al llegar a casa: lo único que tenía en mente era lograr llegar a Cúcuta.
Sus dos hijas se habían propuesto cruzar la frontera a comprar harina, arroz, pasta y papel higiénico, porque ninguna de las dos tiene tiempo para hacer largas colas en supermercados ni tampoco el dinero suficiente para comprar esos productos revendidos.
Cuando se lo hicieron saber a su mamá, ella sin dudarlo dijo “yo también voy”. Ambas hijas dudaron si llevarla o no —porque irían en autobús— hasta que el nieto de 17 años dijo: “Hay que llevar a la nona; necesita distraerse, necesita salir de aquí, necesita ver normalidad”, y así fue: los cuatro emprendieron camino a San Antonio.
Lea también: Un kilómetro deben caminar en el Zulia para cruzar la frontera
“Ella tenía en su cuenta del banco 20 mil bolívares y me pidió que se los sacara, pero fue difícil, porque el cajero solo da seis mil bolívares, así que solo le pude retirar 18 mil. Yo le regalé dos mil para completarle y eso fue lo que ella se llevó para sus compras” relató el nieto de Ana.
20 mil bolívares actualmente equivalen a 48 mil pesos colombianos. Con ellos logró comprar una bolsa de arroz de cuatro kilos por 18 mil pesos, un kilo de pasta en 10 mil pesos, un paquete de papel higiénico de ocho rollos que estaba en oferta en 10 mil pesos, medio kilo de caraotas, medio kilo de frijoles, medio kilo de arvejas y medio kilo de lentejas por 10 mil pesos. Allí, en dos bolsas, estaban sus ahorros y la comida de los próximos días.
Lea también: CRÓNICA | Tiene semanas ahorrando dinero para comprar alimentos cuando abran la frontera
“Mijo, yo estoy vieja, pero no quiero ser una carga para su mamá; yo quiero colaborar así sea con poco, porque su mamá y su tía nos mantienen y hay que ayudarlas. Prefiero bregar con el sol y el cansancio que quedarme en la casa” le dijo a su nieto.
Sus hijas también compraron otros productos y alimentos, que, aunque no fueron los que esperaban por la cantidad de dinero que llevaban, al menos pudieron adquirirlos sin colas. Conmovidas con el acto de su mamá, invirtieron 10 mil pesos para comprar un helado familiar y compartirlo entre todos en una plaza ubicada en el centro de Cúcuta.
“La verdad es que el helado fue algo caro, pero muy bonito, porque mi nona allá —en Táchira— lo único que hace es ver noticias y estar preocupada. Aquí —en Cúcuta— nos reímos mucho agarrando la buseta, caminando en los negocios, escuchando a la nona los cuentos de cuando ella era joven y cocinaba para los militares y había de todo. Esto nunca lo hacemos en San Cristóbal, nunca podemos compartir los cuatro, porque mi mamá y mi tía están trabajando o no tienen dinero o cuando se puede prefieren comprar algo para compartir y comerlo en la casa, por la inseguridad” relató el joven.
Lea también: VIDEO | ¿Qué es la tarjeta migratoria de tránsito que se está pidiendo en la frontera?
Al llegar a casa, la abuela de 84 años debió tomarse una pastilla para la inflamación y dolor en las piernas, pero, según su nieto, estaba alegre porque pudo colocar papel higiénico en el baño y quitar el improvisado toallín cortado que cumplía esa función.
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Con 84 años, cruzó la frontera para comprar “lo que sea que pueda”
agosto 14, 2016 6:38 pm El Pitazo
Ana Suárez, sus dos hijas y su nieto cruzaron la frontera hasta Colombia para comprar alimentos
Con 84 años caminó 10 cuadras para llegar al puente bajo sol para llegar a Cúcuta por alimentos. |Foto Lorena Bornacelly
Por: Lorena Bornacelly | El Pitazo-Táchira
San Antonio.- A Ana no le importó que tuviese que caminar las diez cuadras de la avenida Venezuela para llegar hasta el puente Simón Bolívar; no le importó el sol que suele hacer en San Antonio y se colocó un suéter para evitar quemaduras. Tampoco le importó que por tener 84 años sus piernas le dolerían al llegar a casa: lo único que tenía en mente era lograr llegar a Cúcuta.
Sus dos hijas se habían propuesto cruzar la frontera a comprar harina, arroz, pasta y papel higiénico, porque ninguna de las dos tiene tiempo para hacer largas colas en supermercados ni tampoco el dinero suficiente para comprar esos productos revendidos.
Cuando se lo hicieron saber a su mamá, ella sin dudarlo dijo “yo también voy”. Ambas hijas dudaron si llevarla o no —porque irían en autobús— hasta que el nieto de 17 años dijo: “Hay que llevar a la nona; necesita distraerse, necesita salir de aquí, necesita ver normalidad”, y así fue: los cuatro emprendieron camino a San Antonio.
Lea también: Un kilómetro deben caminar en el Zulia para cruzar la frontera
“Ella tenía en su cuenta del banco 20 mil bolívares y me pidió que se los sacara, pero fue difícil, porque el cajero solo da seis mil bolívares, así que solo le pude retirar 18 mil. Yo le regalé dos mil para completarle y eso fue lo que ella se llevó para sus compras” relató el nieto de Ana.
20 mil bolívares actualmente equivalen a 48 mil pesos colombianos. Con ellos logró comprar una bolsa de arroz de cuatro kilos por 18 mil pesos, un kilo de pasta en 10 mil pesos, un paquete de papel higiénico de ocho rollos que estaba en oferta en 10 mil pesos, medio kilo de caraotas, medio kilo de frijoles, medio kilo de arvejas y medio kilo de lentejas por 10 mil pesos. Allí, en dos bolsas, estaban sus ahorros y la comida de los próximos días.
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“Mijo, yo estoy vieja, pero no quiero ser una carga para su mamá; yo quiero colaborar así sea con poco, porque su mamá y su tía nos mantienen y hay que ayudarlas. Prefiero bregar con el sol y el cansancio que quedarme en la casa” le dijo a su nieto.
Sus hijas también compraron otros productos y alimentos, que, aunque no fueron los que esperaban por la cantidad de dinero que llevaban, al menos pudieron adquirirlos sin colas. Conmovidas con el acto de su mamá, invirtieron 10 mil pesos para comprar un helado familiar y compartirlo entre todos en una plaza ubicada en el centro de Cúcuta.
“La verdad es que el helado fue algo caro, pero muy bonito, porque mi nona allá —en Táchira— lo único que hace es ver noticias y estar preocupada. Aquí —en Cúcuta— nos reímos mucho agarrando la buseta, caminando en los negocios, escuchando a la nona los cuentos de cuando ella era joven y cocinaba para los militares y había de todo. Esto nunca lo hacemos en San Cristóbal, nunca podemos compartir los cuatro, porque mi mamá y mi tía están trabajando o no tienen dinero o cuando se puede prefieren comprar algo para compartir y comerlo en la casa, por la inseguridad” relató el joven.
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Al llegar a casa, la abuela de 84 años debió tomarse una pastilla para la inflamación y dolor en las piernas, pero, según su nieto, estaba alegre porque pudo colocar papel higiénico en el baño y quitar el improvisado toallín cortado que cumplía esa función.
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marinawais- Reportero total
EL PITAZO.com
Gracias muchas gracias Colombia, y si, somos hermanos, que Dios los bendiga.
“Nos hemos sumado a apoyar a los venezolanos porque somos hermanos”
julio 17, 2016 8:09 pm El Pitazo
Kevin Vergara formó parte de la cuadrilla de soldados que le daban la despedida a los ciudadanos venezolanos, que comenzaban a cruzar el Puente Internacional Simón Bolívar para volver a su país
Kevin Vergara es soldado de la Policía Militar de Colombia |Foto: Mariana Duque
Mariana Duque | El Pitazo – Táchira
San Antonio- “Nosotros nos hemos sumado porque a los venezolanos hay que apoyarlos. Tenemos que ayudar al pueblo venezolano y al colombiano como una sola familia que somos, brindándole el mayor apoyo ya sea con unos buenos días, deseándoles feliz tarde o feliz retorno”, así se expresó Kevin Vergara, soldado de la Policía Militar (PM) de Colombia al ser consultado sobre el paso de venezolanos hacia su país.
Leer también: Empresarios piden apertura urgente de la frontera con Colombia
Afirmó que su mayor alegría es escuchar a los ciudadanos de este país darle las gracias y con lágrimas en los ojos decirle que se sienten felices por el recibimiento ofrecdio durante los pasos peatonales. “Al parecer en Venezuela a veces no les dan apoyo y se sienten sorprendidos cuando los ayudamos a llevar sus mercados”, acotó.
Los venezolanos saludan a los oficiales colombianos y esperan la reapertura definitiva de la frontera| Foto: Mariana Duque
Relató que el momento más conmovedor de esta jornada fue cuando un habitante de San Cristóbal lo abrazó y llorando le manifestó su gratitud, porque a pesar de las diferencias que han tenido ambas naciones, el venezolano es recibido con cordialidad y respeto.
A juicio de Vergara, la frontera entre Venezuela y Colombia debe volver a abrirse, para que no se trate de una línea divisoria sino de países hermanos. “Queremos que el trato entre venezolanos y colombianos sea el conocido por la historia”, finalizó diciendo.
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“Nos hemos sumado a apoyar a los venezolanos porque somos hermanos”
julio 17, 2016 8:09 pm El Pitazo
Kevin Vergara formó parte de la cuadrilla de soldados que le daban la despedida a los ciudadanos venezolanos, que comenzaban a cruzar el Puente Internacional Simón Bolívar para volver a su país
Kevin Vergara es soldado de la Policía Militar de Colombia |Foto: Mariana Duque
Mariana Duque | El Pitazo – Táchira
San Antonio- “Nosotros nos hemos sumado porque a los venezolanos hay que apoyarlos. Tenemos que ayudar al pueblo venezolano y al colombiano como una sola familia que somos, brindándole el mayor apoyo ya sea con unos buenos días, deseándoles feliz tarde o feliz retorno”, así se expresó Kevin Vergara, soldado de la Policía Militar (PM) de Colombia al ser consultado sobre el paso de venezolanos hacia su país.
Leer también: Empresarios piden apertura urgente de la frontera con Colombia
Afirmó que su mayor alegría es escuchar a los ciudadanos de este país darle las gracias y con lágrimas en los ojos decirle que se sienten felices por el recibimiento ofrecdio durante los pasos peatonales. “Al parecer en Venezuela a veces no les dan apoyo y se sienten sorprendidos cuando los ayudamos a llevar sus mercados”, acotó.
Los venezolanos saludan a los oficiales colombianos y esperan la reapertura definitiva de la frontera| Foto: Mariana Duque
Relató que el momento más conmovedor de esta jornada fue cuando un habitante de San Cristóbal lo abrazó y llorando le manifestó su gratitud, porque a pesar de las diferencias que han tenido ambas naciones, el venezolano es recibido con cordialidad y respeto.
A juicio de Vergara, la frontera entre Venezuela y Colombia debe volver a abrirse, para que no se trate de una línea divisoria sino de países hermanos. “Queremos que el trato entre venezolanos y colombianos sea el conocido por la historia”, finalizó diciendo.
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marinawais- Reportero total
Unidad Venezuela
Toma de Caracas, una movilización inédita en la Historia de Venezuela.
Toma de Caracas, una movilización inédita en la Historia de Venezuela
La Toma de Caracas convocada por la Unidad Democrática para el próximo 1 de septiembre constituye un hecho inédito en la historia de Venezuela, aseguró el historiador y hombre de letras Elías Pino Iturrieta, Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, una de las voces más autorizadas en la materia.
“Eso no ha existido en la historia de Venezuela. Esto es historia nueva, flamante, que estamos protagonizando los venezolanos de la actualidad. Es trascendente porque cada época tiene sus orientaciones, cada etapa tiene sus métodos y nosotros en esta época estamos proponiendo nuevos métodos, estamos buscando nuevas salidas”, indicó el diplomado.
“Desde las elecciones parlamentarias del año pasado es imposible establecer parangones o analogías, toda vez que se trata de situaciones inéditas: no hubo marchas pacíficas contra Marcos Pérez Jiménez, no hubo marchas pacíficas contra Juan Vicente Gómez, no hubo manifestaciones espontáneas de la sociedad”, indicó el experto.
“Esta es la sociedad que fue a votar el 6 de diciembre porque quiso votar y que ahora va a la Toma de Caracas porque quiere marchar por el referendo revocatorio. No la manda un partido político, no la manda un líder, sino que es una expresión autónoma de la sociedad civil”, dijo.
Descartando por completo las conjeturas de aquellos que aluden al denominado ‘Carmonazo’ – “una aventura militar que traicionó una manifestación multitudinaria de la sociedad caraqueña” – sostuvo que “lo que está pasando ahora es completamente nuevo: estamos explorando un territorio desconocido por fortuna para quienes estamos tratando de explorarlo, por fortuna para la MUD, que tiene que estar a la vanguardia porque la sociedad civil lo quiere y lo impone. Eso es todo lo distinto y lo prometedor de esta situación histórica”, acotó.
Que se sepa y que sea vea
El también docente identifica que ante el llamado de las fuerzas opositoras a lo que se aguarda sea una masiva pauta para presionar la fase de captación del 20 % de manifestaciones de voluntad, el régimen sigue negado a efectuar la consulta al soberano o, por lo menos, según diferencia, “los sectores más recalcitrantes del proceso”.
“De allí la trascendencia de esa toma de la capital: debería ser una manifestación multitudinaria, debería ser una demostración sin reticencias en relación con las necesidades y con las urgencias de la sociedad. Esa es su importancia y hace muy bien la Unidad Democrática en convocar una manifestación de esta naturaleza, y haremos todos muy bien en acudir, porque es necesario y porque es lícito”.
“La sociedad venezolana tiene que mostrar, vigorosamente, su presencia en la calle, en general, no solo ante el gobierno sino de cara a la comunidad internacional: se trata de una movilización perentoria, por lo cual es bien importante que se ratifique cómo la mayoría de los ciudadanos quiere el revocatorio, que se sepa y que se vea, sin lugar a dudas, cómo todos los venezolanos estamos dispuestos a participar en un cambio democrático y constitucional en el país”, añadió.
Se busca lo que se quiere
El intelectual y editor adjunto del diario El Nacional estima que si bien se debe motivar a la ciudadanía para que intervenga, sería suficiente solo con “ambientarla”, pues, en su criterio, “los venezolanos saben qué hacer”.
“La gente padece enfermedad, padece hambre, padece de ausencia de libertad, resortes suficientes para que salgan a la calle sin mucha complicación y sin mucha invitación. Hay que animar, hay que, sobre todo, transmitir confianza, pero no se debe temer. Somos más importantes que la represión, la podemos superar en caso de que aparezca. Repito, el ciudadano tiene la conciencia perfectamente clara, lo demostró en diciembre y lo ha seguido demostrando hasta el día de hoy”, apuntó.
Restó notoriedad a la eventual influencia de quienes opinan que no se obtienen resultados con marchas. “Algunos piensan ‘yo no marcho pero voto, yo no salgo a la calle pero hago mi cola frente a las urnas para depositar mi voto por la tendencia que prefiero’; eso es lo que ha pasado. Pero, en todo caso, no son mecanismos excluyentes: el voto – o la firma – necesita del calor de la calle, más ahora cuando hay tanta resistencia frente al referendo revocatorio. En fin, hablamos de situaciones complementarias: para que ocurra “A” tiene que ocurrir “B”.
“Para que ocurra el revocatorio hay que demostrar la voluntad masiva para que ocurra ese revocatorio; en ese sentido hay que salir a la calle, a la Toma de Caracas, porque lo primero no va sin lo segundo. Firmamos para afirmar el voto, lo que se está buscando es el voto, hay que llenar el trámite y el trámite que puede ser engorroso, que puede ser fastidioso, que puede estar truqueado, requiere de una manifestación masiva de voluntad”, enfatizó, comentando que la Toma de Caracas será complementaria y fundamental.
“Lo que urge es el revocatorio. Este es un paso magnífico, yo creo que lo han convocado a tiempo, que se están haciendo las invitaciones correctamente, aunque, corroboro, la gente sabe lo que tiene que hacer, y se supone que la gente, por consiguiente, va a estar presente. Ya veremos si la Historia nos desmiente, lo que va a pasar, el futuro inmediato, más bien”.
“Esperemos entonces, una manifestación masiva. Estaremos todos presentes, por supuesto, por necesidad, por urgencia, porque se nos va a acabar la República”, finalizó con un adusto dictamen que contempla, al mismo tiempo, la firme esperanza por los tiempos mejores que se sienten venir.
16/8/2016 8:49am
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Toma de Caracas, una movilización inédita en la Historia de Venezuela
La Toma de Caracas convocada por la Unidad Democrática para el próximo 1 de septiembre constituye un hecho inédito en la historia de Venezuela, aseguró el historiador y hombre de letras Elías Pino Iturrieta, Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, una de las voces más autorizadas en la materia.
“Eso no ha existido en la historia de Venezuela. Esto es historia nueva, flamante, que estamos protagonizando los venezolanos de la actualidad. Es trascendente porque cada época tiene sus orientaciones, cada etapa tiene sus métodos y nosotros en esta época estamos proponiendo nuevos métodos, estamos buscando nuevas salidas”, indicó el diplomado.
“Desde las elecciones parlamentarias del año pasado es imposible establecer parangones o analogías, toda vez que se trata de situaciones inéditas: no hubo marchas pacíficas contra Marcos Pérez Jiménez, no hubo marchas pacíficas contra Juan Vicente Gómez, no hubo manifestaciones espontáneas de la sociedad”, indicó el experto.
“Esta es la sociedad que fue a votar el 6 de diciembre porque quiso votar y que ahora va a la Toma de Caracas porque quiere marchar por el referendo revocatorio. No la manda un partido político, no la manda un líder, sino que es una expresión autónoma de la sociedad civil”, dijo.
Descartando por completo las conjeturas de aquellos que aluden al denominado ‘Carmonazo’ – “una aventura militar que traicionó una manifestación multitudinaria de la sociedad caraqueña” – sostuvo que “lo que está pasando ahora es completamente nuevo: estamos explorando un territorio desconocido por fortuna para quienes estamos tratando de explorarlo, por fortuna para la MUD, que tiene que estar a la vanguardia porque la sociedad civil lo quiere y lo impone. Eso es todo lo distinto y lo prometedor de esta situación histórica”, acotó.
Que se sepa y que sea vea
El también docente identifica que ante el llamado de las fuerzas opositoras a lo que se aguarda sea una masiva pauta para presionar la fase de captación del 20 % de manifestaciones de voluntad, el régimen sigue negado a efectuar la consulta al soberano o, por lo menos, según diferencia, “los sectores más recalcitrantes del proceso”.
“De allí la trascendencia de esa toma de la capital: debería ser una manifestación multitudinaria, debería ser una demostración sin reticencias en relación con las necesidades y con las urgencias de la sociedad. Esa es su importancia y hace muy bien la Unidad Democrática en convocar una manifestación de esta naturaleza, y haremos todos muy bien en acudir, porque es necesario y porque es lícito”.
“La sociedad venezolana tiene que mostrar, vigorosamente, su presencia en la calle, en general, no solo ante el gobierno sino de cara a la comunidad internacional: se trata de una movilización perentoria, por lo cual es bien importante que se ratifique cómo la mayoría de los ciudadanos quiere el revocatorio, que se sepa y que se vea, sin lugar a dudas, cómo todos los venezolanos estamos dispuestos a participar en un cambio democrático y constitucional en el país”, añadió.
Se busca lo que se quiere
El intelectual y editor adjunto del diario El Nacional estima que si bien se debe motivar a la ciudadanía para que intervenga, sería suficiente solo con “ambientarla”, pues, en su criterio, “los venezolanos saben qué hacer”.
“La gente padece enfermedad, padece hambre, padece de ausencia de libertad, resortes suficientes para que salgan a la calle sin mucha complicación y sin mucha invitación. Hay que animar, hay que, sobre todo, transmitir confianza, pero no se debe temer. Somos más importantes que la represión, la podemos superar en caso de que aparezca. Repito, el ciudadano tiene la conciencia perfectamente clara, lo demostró en diciembre y lo ha seguido demostrando hasta el día de hoy”, apuntó.
Restó notoriedad a la eventual influencia de quienes opinan que no se obtienen resultados con marchas. “Algunos piensan ‘yo no marcho pero voto, yo no salgo a la calle pero hago mi cola frente a las urnas para depositar mi voto por la tendencia que prefiero’; eso es lo que ha pasado. Pero, en todo caso, no son mecanismos excluyentes: el voto – o la firma – necesita del calor de la calle, más ahora cuando hay tanta resistencia frente al referendo revocatorio. En fin, hablamos de situaciones complementarias: para que ocurra “A” tiene que ocurrir “B”.
“Para que ocurra el revocatorio hay que demostrar la voluntad masiva para que ocurra ese revocatorio; en ese sentido hay que salir a la calle, a la Toma de Caracas, porque lo primero no va sin lo segundo. Firmamos para afirmar el voto, lo que se está buscando es el voto, hay que llenar el trámite y el trámite que puede ser engorroso, que puede ser fastidioso, que puede estar truqueado, requiere de una manifestación masiva de voluntad”, enfatizó, comentando que la Toma de Caracas será complementaria y fundamental.
“Lo que urge es el revocatorio. Este es un paso magnífico, yo creo que lo han convocado a tiempo, que se están haciendo las invitaciones correctamente, aunque, corroboro, la gente sabe lo que tiene que hacer, y se supone que la gente, por consiguiente, va a estar presente. Ya veremos si la Historia nos desmiente, lo que va a pasar, el futuro inmediato, más bien”.
“Esperemos entonces, una manifestación masiva. Estaremos todos presentes, por supuesto, por necesidad, por urgencia, porque se nos va a acabar la República”, finalizó con un adusto dictamen que contempla, al mismo tiempo, la firme esperanza por los tiempos mejores que se sienten venir.
16/8/2016 8:49am
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Unidad Venezuela
Pólizas de carros y de salud: las primeras no ruedan y las segundas enferman
Pólizas de carros y de salud: las primeras no ruedan y las segundas enferman
No hay área en el devenir de los venezolanos que no haya sido afectada por la crisis que atraviesa el país: amén de los consabidos altos costos de alimentación y fármacos, junto con el sector entretenimiento, desde los partos hasta los servicios funerarios. Una de tales prioridades corresponde a los seguros – caso notorio, el de vehículos -, mercado deprimido como todos los del sector de bienes y servicios.
Como un cuero seco, que al pisarlo por un lado se levanta por el otro, los exiguos ingresos del contratante de la póliza lo obligan a optar por el rubro de salud, sacrificando el de automóviles, por ejemplo; y eso sin contar con el de vida; hospitalización, cirugía y maternidad (HCM); de vivienda o de inmuebles, por citar los más representativos.
“Hoy en día es prohibitivo contratar un seguro porque si tu consigues dinero ahora es para comer”, manifestó Manuel González, al ser consultado este martes, por Prensa Unidad Venezuela, en predios del municipio Chacao.
“El seguro es un mal necesario. Me atrevo a apostar que la mayoría de los venezolanos no está asegurando el carro, y si lo tienen asegurado es por responsabilidad civil vehicular, pues lo exige la ley”, dijo a nuestro equipo periodístico mientras transitaba por la avenida Francisco de Miranda.
En la misma jurisdicción mirandina, Jorge Cordero, comerciante de profesión, convalidó tal opinión. “Con lo que estamos viviendo los seguros son muy altos: por un carro nuevo piden demasiado por la póliza. Yo lo aseguro pero solo en lo que respecta a RCV. Los transportistas sufren un riesgo grave porque lo único que cubre ese instrumento es daños a terceros, debiendo pagar ellos el resto”, manifestó.
“Al mal tiempo buena cara”, agregó, como para darse ánimo en medio del tiempo crítico que nos envuelve.
Por su parte, la señora Elba Messinger, funcionaria abordada en la parroquia Candelaria, en Libertador, sugirió que el sector público debe estar al día con los pagos oportunos a las empresas aseguradoras, para evitar inconvenientes a la hora de solicitar los reintegros de medicinas o gastos médicos.
“Muchos ancianos usamos la póliza mayormente para las medicinas y uno se ve obligado a buscar el dinero para cancelarla. Es culpa de este gobierno que no quiere darse cuenta de lo mal que estamos: lo primero que hay que hacer es que las autoridades se sienten con las aseguradoras y hablen qué es lo que pasa realmente, que les den las divisas, no que mientan, pues ellos firman pero no dan la plata para cubrir el costo de la prima”, reclamó la dama.
Ni con “seguro” se cuenta a plenitud
Víctor Gómez, corredor de seguros, informó que este año ha sido bastante complicado porque las pólizas han tenido un notable incremento, repercutiendo en su renovación. Sostiene que los clientes que tenían seguro de carros y de salud han tenido que dejar de renovar el de vehículos por dicho motivo.
“En este particular, de las tres flotas de vehículos que tenía la compañía en la cual trabajo, dos renovaron los contratos bajo la figura de responsabilidad sobre terceros, exigida, como se sabe, por ley; y la otra cesó la contratación”.
“Las pólizas de vehículo han aumentado muchísimo: no es ni siquiera el doble ni el triple, sino que se incrementaron cuatro, cinco, seis veces, dependiendo del vehículo. Además, hay tomar en cuenta que no se compensa la suma asegurada”, apuntó.
Jorge Cordero
Manuel González
Víctor Gómez
Elba Messinger
Seguro vehículos
Seguro vehículos
Citó una verbigracia reciente: “un señor tuvo un accidente hace como seis meses, y tenía asegurada la unidad desde hacía unos dos meses. Me dijo ‘no puedo pagar’; me pidió cotizaciones, ‘no puedo pagar ninguna’. En fin, a los tres meses tuvo un accidente y el carro se halla hoy en el estacionamiento del edificio. Es decir, parado, porque la reparación ya se la están calculando en tres millones. ¿Y de dónde saco yo tres millones?, se pregunta él”, explicó el conocedor.
“Se trata de repuestos, de pintura; por lo menos, ese es un caso, y estoy seguro que eso es lo que le pasa a muchísima gente ahorita. ¿Quién paga en este momento tres o cuatro millones de bolívares en un taller?”, formuló la interrogante.
Finalmente, en relación con los seguros de salud, se refirió a una fémina – de 32 años, con un hijo – que el año pasado pagó 50 mil bolívares, pero que en este 2016 la cuota anual se le incrementó a alrededor de 150 mil. “Es decir, se triplicó la prima. Es una mujer de clase media, tiene una venta de pastelitos, quien, por mucho, no le da para poder mantener la póliza y simplemente la anula, quedando desprotegida en la parte de salud”, detalló, en una circunstancia que pese a ser particular refleja el vía crucis de innumerables venezolanos.
16/8/2016 3:33pm
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Pólizas de carros y de salud: las primeras no ruedan y las segundas enferman
No hay área en el devenir de los venezolanos que no haya sido afectada por la crisis que atraviesa el país: amén de los consabidos altos costos de alimentación y fármacos, junto con el sector entretenimiento, desde los partos hasta los servicios funerarios. Una de tales prioridades corresponde a los seguros – caso notorio, el de vehículos -, mercado deprimido como todos los del sector de bienes y servicios.
Como un cuero seco, que al pisarlo por un lado se levanta por el otro, los exiguos ingresos del contratante de la póliza lo obligan a optar por el rubro de salud, sacrificando el de automóviles, por ejemplo; y eso sin contar con el de vida; hospitalización, cirugía y maternidad (HCM); de vivienda o de inmuebles, por citar los más representativos.
“Hoy en día es prohibitivo contratar un seguro porque si tu consigues dinero ahora es para comer”, manifestó Manuel González, al ser consultado este martes, por Prensa Unidad Venezuela, en predios del municipio Chacao.
“El seguro es un mal necesario. Me atrevo a apostar que la mayoría de los venezolanos no está asegurando el carro, y si lo tienen asegurado es por responsabilidad civil vehicular, pues lo exige la ley”, dijo a nuestro equipo periodístico mientras transitaba por la avenida Francisco de Miranda.
En la misma jurisdicción mirandina, Jorge Cordero, comerciante de profesión, convalidó tal opinión. “Con lo que estamos viviendo los seguros son muy altos: por un carro nuevo piden demasiado por la póliza. Yo lo aseguro pero solo en lo que respecta a RCV. Los transportistas sufren un riesgo grave porque lo único que cubre ese instrumento es daños a terceros, debiendo pagar ellos el resto”, manifestó.
“Al mal tiempo buena cara”, agregó, como para darse ánimo en medio del tiempo crítico que nos envuelve.
Por su parte, la señora Elba Messinger, funcionaria abordada en la parroquia Candelaria, en Libertador, sugirió que el sector público debe estar al día con los pagos oportunos a las empresas aseguradoras, para evitar inconvenientes a la hora de solicitar los reintegros de medicinas o gastos médicos.
“Muchos ancianos usamos la póliza mayormente para las medicinas y uno se ve obligado a buscar el dinero para cancelarla. Es culpa de este gobierno que no quiere darse cuenta de lo mal que estamos: lo primero que hay que hacer es que las autoridades se sienten con las aseguradoras y hablen qué es lo que pasa realmente, que les den las divisas, no que mientan, pues ellos firman pero no dan la plata para cubrir el costo de la prima”, reclamó la dama.
Ni con “seguro” se cuenta a plenitud
Víctor Gómez, corredor de seguros, informó que este año ha sido bastante complicado porque las pólizas han tenido un notable incremento, repercutiendo en su renovación. Sostiene que los clientes que tenían seguro de carros y de salud han tenido que dejar de renovar el de vehículos por dicho motivo.
“En este particular, de las tres flotas de vehículos que tenía la compañía en la cual trabajo, dos renovaron los contratos bajo la figura de responsabilidad sobre terceros, exigida, como se sabe, por ley; y la otra cesó la contratación”.
“Las pólizas de vehículo han aumentado muchísimo: no es ni siquiera el doble ni el triple, sino que se incrementaron cuatro, cinco, seis veces, dependiendo del vehículo. Además, hay tomar en cuenta que no se compensa la suma asegurada”, apuntó.
Jorge Cordero
Manuel González
Víctor Gómez
Elba Messinger
Seguro vehículos
Seguro vehículos
Citó una verbigracia reciente: “un señor tuvo un accidente hace como seis meses, y tenía asegurada la unidad desde hacía unos dos meses. Me dijo ‘no puedo pagar’; me pidió cotizaciones, ‘no puedo pagar ninguna’. En fin, a los tres meses tuvo un accidente y el carro se halla hoy en el estacionamiento del edificio. Es decir, parado, porque la reparación ya se la están calculando en tres millones. ¿Y de dónde saco yo tres millones?, se pregunta él”, explicó el conocedor.
“Se trata de repuestos, de pintura; por lo menos, ese es un caso, y estoy seguro que eso es lo que le pasa a muchísima gente ahorita. ¿Quién paga en este momento tres o cuatro millones de bolívares en un taller?”, formuló la interrogante.
Finalmente, en relación con los seguros de salud, se refirió a una fémina – de 32 años, con un hijo – que el año pasado pagó 50 mil bolívares, pero que en este 2016 la cuota anual se le incrementó a alrededor de 150 mil. “Es decir, se triplicó la prima. Es una mujer de clase media, tiene una venta de pastelitos, quien, por mucho, no le da para poder mantener la póliza y simplemente la anula, quedando desprotegida en la parte de salud”, detalló, en una circunstancia que pese a ser particular refleja el vía crucis de innumerables venezolanos.
16/8/2016 3:33pm
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Unidad Venezuela
A “cuentagotas” están comprando los padres listas y uniformes escolares
A “cuentagotas” están comprando los padres listas y uniformes escolares
A cuentagotas están comprando los padres y representantes las listas y uniformes escolares para sortear los distintos niveles de dificultades con los cuales tropiezan: o no consiguen lo que buscan, o cuando lo encuentran están a precios inaccesibles, a veces hasta un mil por ciento más caro con respecto al año pasado.
Así lo constató el equipo de Prensa Unidad Venezuela al hacer este martes un recorrido por librerías y ferias escolares ubicadas entre Sabana Grande y Chacaíto, a fin de conocer de primera mano las contrariedades que están sufriendo quienes aún tienen hijos en edad escolar para poder equiparlos para el próximo período de clases.
“Ya he gastado más de 500 mil bolívares y aún no he cubierto la tercera parte de la lista escolar”, dijo la señora Carolina Alves, madre soltera de un varón que va a comenzar el quinto grado.
“Todavía no he comprado el material didáctico, sino solo cuadernos, colores, pinturas, ese tipo de cosas. Hay que caminar mucho y evaluar. Tengo acá una libreta para ir anotando los precios y los lugares para que no se me olviden. Así he ido, a cuentagotas: compro algo aquí, otra cosa allá”, indicó.
La señora Alves dijo que había tenido que acudir a las ferias escolares porque, con su presupuesto, ya no puede comprar en los sitios donde solía hacerlo. Reconoce que ha encontrado mucha variedad pero que la calidad, al menos la de los uniformes, ha decaído mucho. Aun así considera que las ferias valen la pena.
Aleydimar Durán
Sra Ana
Sra Sabrina
16.08.2016 listas escolares
“Yo soy madre soltera y me ha sido bastante complicado poder llegar, con mi presupuesto, a lo que me están pidiendo en el colegio, y eso que ellos han sido muy flexibles y nos han apoyado. Pero el material de los uniformes es terrible, y los que son de mejor calidad han subido más de 300 por ciento con respecto al año pasado”, comentó.
En otros rubros, el alza ha sido de hasta el mil por ciento, según la percepción de la señora Ana Andrade, madre de dos niñas. “Iba a comprar una pega, que el año pasado me costó 200 bolívares, y ahora está en mil. Un aumento del ciento por ciento indica que las cosas costarían el doble, pero no es así, cuestan muchísimo más del doble, yo diría que el alza ha sido del mil por ciento”, estimó.
Contó que desde que terminó el anterior año escolar, comenzó a ahorrar dinero para poder comprar los útiles del año que está por comenzar. “Pero está difícil la cosa por la situación económica. He ido comprando poco a poco (…) Este año no les pidieron libros en el colegio, pero lo demás está costosísimo. Todavía me faltan los suéteres de los uniformes. Solo les compre las chemises y los monos porque ya no les quedaban. Los pantalones y los zapatos todavía les sirven”, añadió.
La cadena de lamentos sigue…
El otro dolor de cabeza de los padres y representantes son los incrementos que han sufrido las matrículas y mensualidades en los colegios. Aleydimar Durán informó que en el colegio donde estudia su hijo, la inscripción pasó de cinco mil a 30 mil bolívares, mientras que las mensualidades subieron a 12 mil. “Estamos buscando ayuda entre los miembros de la familia para poder comprar las cosas. El año pasado para esta fecha ya había comprado casi todo lo de la lista y los uniformes y había pagado la inscripción”, se quejó.
La situación no es fácil tampoco para los expendedores. Incluso cadenas de librerías tan famosas como Las Novedades, que en otros tiempos fueron referencia en materia de textos escolares, hoy padecen las consecuencias de la crisis que afecta al país en general.
“Actualmente no tenemos libros escolares. Han venido muchos clientes buscando los libros de Santillana, de Saber, de El Nacional, de Excelencia, que son las editoriales que más buscan, y aún no los tenemos debido a los problemas con los distribuidores, quienes, a su vez, nos dicen que esto obedece a la `situación país´”, señaló la señora Sabrina, encargada de la sucursal de Sabana Grande.
La situación se ha convertido en una suerte de “cadena” de lamentos porque, al no haber artículos para vender “nosotros (los vendedores) dejamos de ganar también, porque son menos las comisiones que obtenemos por ventas”, agregó.
Contó que les ha tocado recibir clientes desesperados por no adquirir los artículos escolares. “Una lista puede estar entre 50 mil y 100 mil bolívares, dependiendo del grado que cursen los estudiantes. Hay libros que cuestan de 4 mil a 5 mil bolívares. Una familia con dos o tres niños estudiando ¿cómo hace? El incremento ha sido como de entre 50 y 60 por ciento con respecto al año pasado”, calculó.
“La disponibilidad es muy poca y no solo en la parte de los libros escolares, sino también en los uniformes. Una amiga gastó casi 100 mil bolívares solo en uniforme, entre mono de gimnasia, camisa, pantalón y zapatos”, refirió.
Comentó que entre los artículos más buscados figuran los famosos creyones Prismacolor, los lápices Mongol y los bolígrafos Papermate. En el caso del papel Contact para forrar los libros precisó que hace dos años que no llega a esta cadena de librerías.
Pero en algunos rubros aún tienen precios competitivos. “Los bolígrafos Papermate los tenemos en 1.900 bolívares la caja de 12 unidades, los lápices Mongol en 490 la caja, artículos que en otras librerías están en cinco mil y mil bolívares, respectivamente. Los morrales oscilan entre 17 mil y 30 mil, y aún quedan algunos a precios viejos a Bs. 6 mil, al igual que el papel bond, que lo mantenemos en Bs. 82”, comentó.
El señor Luis Sánchez, encargado de una feria escolar en Chacaíto, aseguró que aunque sus precios son bastante económicos – el calzado 13.500, morrales entre 6 mil y 9 mil, camisetas en dos mil, pantalón en seis mil y chemises en cinco mil – hay personas a quienes se les dificulta pagarlos. “Han llegado padres desesperados, pero siempre uno tiene conciencia y le hace algún descuento, uno les ayuda”, comentó.
16/8/2016 2:44pm
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A “cuentagotas” están comprando los padres listas y uniformes escolares
A cuentagotas están comprando los padres y representantes las listas y uniformes escolares para sortear los distintos niveles de dificultades con los cuales tropiezan: o no consiguen lo que buscan, o cuando lo encuentran están a precios inaccesibles, a veces hasta un mil por ciento más caro con respecto al año pasado.
Así lo constató el equipo de Prensa Unidad Venezuela al hacer este martes un recorrido por librerías y ferias escolares ubicadas entre Sabana Grande y Chacaíto, a fin de conocer de primera mano las contrariedades que están sufriendo quienes aún tienen hijos en edad escolar para poder equiparlos para el próximo período de clases.
“Ya he gastado más de 500 mil bolívares y aún no he cubierto la tercera parte de la lista escolar”, dijo la señora Carolina Alves, madre soltera de un varón que va a comenzar el quinto grado.
“Todavía no he comprado el material didáctico, sino solo cuadernos, colores, pinturas, ese tipo de cosas. Hay que caminar mucho y evaluar. Tengo acá una libreta para ir anotando los precios y los lugares para que no se me olviden. Así he ido, a cuentagotas: compro algo aquí, otra cosa allá”, indicó.
La señora Alves dijo que había tenido que acudir a las ferias escolares porque, con su presupuesto, ya no puede comprar en los sitios donde solía hacerlo. Reconoce que ha encontrado mucha variedad pero que la calidad, al menos la de los uniformes, ha decaído mucho. Aun así considera que las ferias valen la pena.
Aleydimar Durán
Sra Ana
Sra Sabrina
16.08.2016 listas escolares
“Yo soy madre soltera y me ha sido bastante complicado poder llegar, con mi presupuesto, a lo que me están pidiendo en el colegio, y eso que ellos han sido muy flexibles y nos han apoyado. Pero el material de los uniformes es terrible, y los que son de mejor calidad han subido más de 300 por ciento con respecto al año pasado”, comentó.
En otros rubros, el alza ha sido de hasta el mil por ciento, según la percepción de la señora Ana Andrade, madre de dos niñas. “Iba a comprar una pega, que el año pasado me costó 200 bolívares, y ahora está en mil. Un aumento del ciento por ciento indica que las cosas costarían el doble, pero no es así, cuestan muchísimo más del doble, yo diría que el alza ha sido del mil por ciento”, estimó.
Contó que desde que terminó el anterior año escolar, comenzó a ahorrar dinero para poder comprar los útiles del año que está por comenzar. “Pero está difícil la cosa por la situación económica. He ido comprando poco a poco (…) Este año no les pidieron libros en el colegio, pero lo demás está costosísimo. Todavía me faltan los suéteres de los uniformes. Solo les compre las chemises y los monos porque ya no les quedaban. Los pantalones y los zapatos todavía les sirven”, añadió.
La cadena de lamentos sigue…
El otro dolor de cabeza de los padres y representantes son los incrementos que han sufrido las matrículas y mensualidades en los colegios. Aleydimar Durán informó que en el colegio donde estudia su hijo, la inscripción pasó de cinco mil a 30 mil bolívares, mientras que las mensualidades subieron a 12 mil. “Estamos buscando ayuda entre los miembros de la familia para poder comprar las cosas. El año pasado para esta fecha ya había comprado casi todo lo de la lista y los uniformes y había pagado la inscripción”, se quejó.
La situación no es fácil tampoco para los expendedores. Incluso cadenas de librerías tan famosas como Las Novedades, que en otros tiempos fueron referencia en materia de textos escolares, hoy padecen las consecuencias de la crisis que afecta al país en general.
“Actualmente no tenemos libros escolares. Han venido muchos clientes buscando los libros de Santillana, de Saber, de El Nacional, de Excelencia, que son las editoriales que más buscan, y aún no los tenemos debido a los problemas con los distribuidores, quienes, a su vez, nos dicen que esto obedece a la `situación país´”, señaló la señora Sabrina, encargada de la sucursal de Sabana Grande.
La situación se ha convertido en una suerte de “cadena” de lamentos porque, al no haber artículos para vender “nosotros (los vendedores) dejamos de ganar también, porque son menos las comisiones que obtenemos por ventas”, agregó.
Contó que les ha tocado recibir clientes desesperados por no adquirir los artículos escolares. “Una lista puede estar entre 50 mil y 100 mil bolívares, dependiendo del grado que cursen los estudiantes. Hay libros que cuestan de 4 mil a 5 mil bolívares. Una familia con dos o tres niños estudiando ¿cómo hace? El incremento ha sido como de entre 50 y 60 por ciento con respecto al año pasado”, calculó.
“La disponibilidad es muy poca y no solo en la parte de los libros escolares, sino también en los uniformes. Una amiga gastó casi 100 mil bolívares solo en uniforme, entre mono de gimnasia, camisa, pantalón y zapatos”, refirió.
Comentó que entre los artículos más buscados figuran los famosos creyones Prismacolor, los lápices Mongol y los bolígrafos Papermate. En el caso del papel Contact para forrar los libros precisó que hace dos años que no llega a esta cadena de librerías.
Pero en algunos rubros aún tienen precios competitivos. “Los bolígrafos Papermate los tenemos en 1.900 bolívares la caja de 12 unidades, los lápices Mongol en 490 la caja, artículos que en otras librerías están en cinco mil y mil bolívares, respectivamente. Los morrales oscilan entre 17 mil y 30 mil, y aún quedan algunos a precios viejos a Bs. 6 mil, al igual que el papel bond, que lo mantenemos en Bs. 82”, comentó.
El señor Luis Sánchez, encargado de una feria escolar en Chacaíto, aseguró que aunque sus precios son bastante económicos – el calzado 13.500, morrales entre 6 mil y 9 mil, camisetas en dos mil, pantalón en seis mil y chemises en cinco mil – hay personas a quienes se les dificulta pagarlos. “Han llegado padres desesperados, pero siempre uno tiene conciencia y le hace algún descuento, uno les ayuda”, comentó.
16/8/2016 2:44pm
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Unidad Venezuela
Instalan Comisión Delegada de la AN para sesionar durante vacaciones
Instalan Comisión Delegada de la AN para sesionar durante vacaciones
Este martes, el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Henry Ramos Allup, instaló la Comisión Delegada encargada de sesionar durante el período vacacional agosto-septiembre.
La delagación, según se informó, estará conformada por la directiva del Poder Legislativo y los presidentes de las diferentes comisiones permanentes.
Un total de 18 diputados de la Unidad continuará en el Parlamento durante las vacaciones: Delsa Solórzano, Luis Florido, Freddy Guevara, Alfonso Marquina, Luis Aquiles Moreno, Edgar Zambrano, Miguel Pizarro, Freddy Paz, Julio César Reyes, Gladys Guaipo, Tomás Guanipa, Dinorah Figuera, Richard Blanco, Williams Gil y Stalin González.
Está previsto que la AN aborde la designación del Comité de Postulaciones Electorales, debido a que el oficialismo debía postular a tres parlamentarios y se abstuvieron de hacerlo.
La próxima convocatoria extraordinaria quedó establecida para mañana miércoles, a las 11:00 am.
16/8/2016 12:54pm
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Instalan Comisión Delegada de la AN para sesionar durante vacaciones
Este martes, el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Henry Ramos Allup, instaló la Comisión Delegada encargada de sesionar durante el período vacacional agosto-septiembre.
La delagación, según se informó, estará conformada por la directiva del Poder Legislativo y los presidentes de las diferentes comisiones permanentes.
Un total de 18 diputados de la Unidad continuará en el Parlamento durante las vacaciones: Delsa Solórzano, Luis Florido, Freddy Guevara, Alfonso Marquina, Luis Aquiles Moreno, Edgar Zambrano, Miguel Pizarro, Freddy Paz, Julio César Reyes, Gladys Guaipo, Tomás Guanipa, Dinorah Figuera, Richard Blanco, Williams Gil y Stalin González.
Está previsto que la AN aborde la designación del Comité de Postulaciones Electorales, debido a que el oficialismo debía postular a tres parlamentarios y se abstuvieron de hacerlo.
La próxima convocatoria extraordinaria quedó establecida para mañana miércoles, a las 11:00 am.
16/8/2016 12:54pm
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Unidad Venezuela
Delsa Solórzano: La Defensoría del Pueblo es degradada por ignorar violación de D.H en el país
Delsa Solórzano: La Defensoría del Pueblo es degradada por ignorar violación de D.H en el país
La Defensoría del Pueblo no se ha expresado ni una vez, en cuanto a las reiteradas violaciones de Derechos Humanos perpetradas en contra de los detenidos por razones políticas, pese a haber recibido numerosas denuncias al respecto, es por esta razón que está institución es degradada por organismos internacionales.
Así lo afirmó la presidenta de la Comisión Permanente de Política Interior de la Asamblea Nacional, diputada Delsa Solórzano, al referirse a la decisión del subcomité de acreditación de la Alianza Global de las Instituciones Nacionales para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos de la ONU al degradar la Defensoría del Pueblo venezolana a “clase b”.
Indicó la diputada Solórzano que no le sorprende la decisión del sub comité de la ONU a este respeto, puesto que la situación de indiferencia de la Defensoría del Pueblo ha sido una constante dentro de sus políticas.
“Lo vimos en primer término, con los torturados y presos a consecuencia de las manifestaciones pacíficas que hubo en el año 2014 en Venezuela, donde incluso hubo varios casos certificados por la Organización de Naciones Unidas como violación de Derechos Humanos. La Defensoría, a pesar de haber recibido denuncias de estos casos, nunca las tramitó”.
Asimismo destacó que la cifra de presos políticos actualmente es de 129 personas, número que cambia diariamente aseguró, porque todos los días se producen nuevas detenciones alrededor del país, sin justificación alguna, simplemente por disentir de este gobierno y su proyecto político fracasado.
En este sentido Solórzano recordó que la Organización de Naciones Unidas viene estudiando el comportamiento del citado organismo venezolano desde la gestión de Gabriela del Mar Ramírez, concluida hace 2 años.
“Este tipo de organismo debe tener como prioridad la protección de los Derechos Humanos. Es por esto que desde hace 2 años ha habido movimiento por parte de las distintas ONG’s denunciando la inactividad de la Defensoría sobre este tema”.
Al ser consultada sobre las consecuencias para Venezuela de completarse la degradación del organismo, la presidenta de la Comisión de Política Interior de la AN sostuvo que “no hay directas consecuencias para los venezolanos. Las consecuencias son para la Defensoría del Pueblo porque perderemos el voto en el Consejo de Derechos Humanos”.
“Además, de producirse la degradación, cuando se tenga una Defensoría del Pueblo real y sensata, costará muchísimo recuperar el voto que este gobierno se encargó de perder”, concluyó.
Nota de prensa UNT
16/8/2016 7:02am
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Delsa Solórzano: La Defensoría del Pueblo es degradada por ignorar violación de D.H en el país
La Defensoría del Pueblo no se ha expresado ni una vez, en cuanto a las reiteradas violaciones de Derechos Humanos perpetradas en contra de los detenidos por razones políticas, pese a haber recibido numerosas denuncias al respecto, es por esta razón que está institución es degradada por organismos internacionales.
Así lo afirmó la presidenta de la Comisión Permanente de Política Interior de la Asamblea Nacional, diputada Delsa Solórzano, al referirse a la decisión del subcomité de acreditación de la Alianza Global de las Instituciones Nacionales para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos de la ONU al degradar la Defensoría del Pueblo venezolana a “clase b”.
Indicó la diputada Solórzano que no le sorprende la decisión del sub comité de la ONU a este respeto, puesto que la situación de indiferencia de la Defensoría del Pueblo ha sido una constante dentro de sus políticas.
“Lo vimos en primer término, con los torturados y presos a consecuencia de las manifestaciones pacíficas que hubo en el año 2014 en Venezuela, donde incluso hubo varios casos certificados por la Organización de Naciones Unidas como violación de Derechos Humanos. La Defensoría, a pesar de haber recibido denuncias de estos casos, nunca las tramitó”.
Asimismo destacó que la cifra de presos políticos actualmente es de 129 personas, número que cambia diariamente aseguró, porque todos los días se producen nuevas detenciones alrededor del país, sin justificación alguna, simplemente por disentir de este gobierno y su proyecto político fracasado.
En este sentido Solórzano recordó que la Organización de Naciones Unidas viene estudiando el comportamiento del citado organismo venezolano desde la gestión de Gabriela del Mar Ramírez, concluida hace 2 años.
“Este tipo de organismo debe tener como prioridad la protección de los Derechos Humanos. Es por esto que desde hace 2 años ha habido movimiento por parte de las distintas ONG’s denunciando la inactividad de la Defensoría sobre este tema”.
Al ser consultada sobre las consecuencias para Venezuela de completarse la degradación del organismo, la presidenta de la Comisión de Política Interior de la AN sostuvo que “no hay directas consecuencias para los venezolanos. Las consecuencias son para la Defensoría del Pueblo porque perderemos el voto en el Consejo de Derechos Humanos”.
“Además, de producirse la degradación, cuando se tenga una Defensoría del Pueblo real y sensata, costará muchísimo recuperar el voto que este gobierno se encargó de perder”, concluyó.
Nota de prensa UNT
16/8/2016 7:02am
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marinawais- Reportero total
Unidad Venezuela
Conductores de Caracas exigen renovación del parque automotor
Alto costo de matrículas y falta de útiles escolares afectan a estudiantes y fami.liares
¡Lamentable! Mientras Caracas se hunde en huecos su alcalde sólo se preocupa por sabotear el #RR2016
marinawais- Reportero total
Agárrate.
Con respecto a lo que se habla de que en Venezuela se esta cometiendo delitos por hambre, casualmente estaba hablando hace unos minutos con alguien de Velencia estado Carabobo donde me comento que a un amigo le acaban de robar la panadería y lo unico que se llevaron fue la comida, la caja registradora no la tocaron, solo se llevaron comida y mas nada.
Es de esto que se habla en el primer video, los videos que siguen son tambien fantásticos, no dejen de verlos valen la pena, sobre todo la entrevistas de la profesora Gloria Cuencas.
1/4 LA POPULARIDAD DE MADURO ESTÁ POR EL PISO
2/4 “ESTE RÉGIMEN TIENE QUE ENTENDER QUE EL MARXISMO FRACASÓ”
3/4 “NO PODEMOS PERMITIR QUE EL RENCOR Y EL RESENTIMIENTO SEA NUESTRA INSIGNIA”
4/4 LA ESCRITORA VENEZOLANA ELISA ARRÁIZ NOS EXPLICA CÓMO CONTAR UNA HISTORIA
Es de esto que se habla en el primer video, los videos que siguen son tambien fantásticos, no dejen de verlos valen la pena, sobre todo la entrevistas de la profesora Gloria Cuencas.
1/4 LA POPULARIDAD DE MADURO ESTÁ POR EL PISO
2/4 “ESTE RÉGIMEN TIENE QUE ENTENDER QUE EL MARXISMO FRACASÓ”
3/4 “NO PODEMOS PERMITIR QUE EL RENCOR Y EL RESENTIMIENTO SEA NUESTRA INSIGNIA”
4/4 LA ESCRITORA VENEZOLANA ELISA ARRÁIZ NOS EXPLICA CÓMO CONTAR UNA HISTORIA
marinawais- Reportero total
The New York Times
Esta "gente" han acabado con todo y solo por no aceptar que el socialismo de quien sabe que siglo, osea el comunismo no fue, es, ni sera la vía, es muy triste y doloroso ver todo lo que esta pasando en Venezuela, pero una cosa si es cierta, despues de esto el comunismo se acaba definitivamente y para siempre de la faz de la tierra, bonita tarea que nos pusimos, pero bueno, asi tenia que ser, fue nuestra decision.
Carlos Raphael, a la derecha, junto a un equipo que se dedica a la minería de oro en Cuatro Muertos, una mina ilegal cerca de Las Claritas, Venezuela, en julio crédito Meridith Kohut para The New York Times
La búsqueda desesperada de oportunidades sacó la malaria de las remotas minas de la selva donde sobrevivía en silencio, y volvió a diseminarla por el país a niveles que no se veían desde hacía 75 años.
Por NICHOLAS CASEY 16 de agosto de 2016
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MINA ALBINO, Venezuela — Cuando Reinaldo Balocha volvió a enfermarse de malaria por duodécima vez, no descansó para nada. Aún con la fiebre sacudiendo su cuerpo, se echó el pico al hombro y regresó a trabajar en la mina ilegal de oro donde pica piedras.
Balocha, un técnico en computación, no encajaba en el trabajo de las minas; sus manos suaves solían golpear el teclado, no la tierra. Sin embargo, la economía de Venezuela colapsó a tal grado que la inflación anuló su salario, y con él sus esperanzas de conservar una vida de clase media.
Es por eso que Balocha —al igual que decenas de miles de personas de todo el país— viajó hasta estas pantanosas minas a cielo abierto en busca de un futuro.
Aquí se encuentran meseros, oficinistas, taxistas, profesores universitarios y hasta funcionarios públicos que están de vacaciones y salen a cribar oro para el mercado negro, bajo la supervisión de un grupo armado que les impone tarifas y los amenaza con amarrarlos a los postes si desobedecen.
Esta es una sociedad en crisis, un lugar donde la gente educada abandona los cómodos trabajos que tienen en la ciudad por duros y peligrosos trabajos en canteras lodosas, desesperados por lograr que el dinero les alcance. El costo es elevado: la malaria, durante mucho tiempo contenida en la periferia del país, ha regresado para vengarse.
Venezuela fue el primer país del mundo en acabar con esta enfermedad en sus zonas más pobladas; lo hizo en 1961, mucho antes que Estados Unidos y otros países desarrollados, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Fue un gran logro para una pequeña nación, una acción que allanó el camino para el desarrollo de Venezuela como potencia petrolera y alimentó las esperanzas de que fuese un modelo que ayudaría a erradicar la malaria en todo el mundo.
Desde entonces, el mundo ha dedicado enormes cantidades de dinero y de tiempo para erradicar esta enfermedad. En los últimos años, se ha logrado reducir un 60 por ciento las muertes en los lugares donde la población sufre de malaria, según la OMS.
Pero en Venezuela, el reloj marcha hacia atrás.
El colapso económico del país ha traído de regreso esta enfermedad; la sacó de las remotas minas de la selva donde sobrevivía en silencio, y volvió a diseminarla por todo el país a niveles que no se veían desde hacía 75 años, según los expertos.
Todo comienza en las minas. Por la crisis económica, al menos 70.000 personas de todos los estratos sociales han visitado esta región minera desde el año pasado, asegura Jorge Moreno, un médico venezolano experto en mosquitos que actualmente trabaja cerca de las minas. Miles de personas se están infectando a medida que aumenta la explotación de oro en pozos llenos de agua, que son el caldo de cultivo perfecto para los mosquitos que transmiten malaria.
Luego, cuando ya tienen el parásito en la sangre, las personas regresan a sus casas en distintas ciudades de Venezuela. Por la crisis económica a menudo no hay medicinas y la fumigación es escasa, entonces la malaria enferma a decenas de miles de personas y causa la desesperación en ciudades enteras.
“El oro hizo que este lugar se volviera atractivo; provocó una gran migración y, en consecuencia, la diseminación de la malaria”, explicó Moreno. “Con la crisis llega esta enfermedad que se agudiza con las malas condiciones”.
Una vez que sale de las minas, la malaria se propaga rápidamente. A cinco horas de distancia, en Ciudad Guayana, un antiguo enclave industrial donde hay muchos desempleados que se han dedicado al trabajo en las minas, un grupo de 300 personas llenaba la sala de espera de una clínica en mayo. Todos tenían los síntomas de la malaria: fiebre, escalofríos y temblores incontrolables.
No había luz porque el gobierno había racionado la energía para ahorrar electricidad. No había medicinas porque el Ministerio de Salud no las había entregado. Los médicos hacían pruebas de sangre con las manos desprotegidas porque ya no tenían guantes.
Maribel Supero abrazaba a su hijo de 23 años que temblaba sin poder hablar. José Castro sostenía a su hija de 18 años que gritaba. La doctora Griselda Bello movía sus manos con un gesto de impotencia y le decía a otro paciente que esperara un poco más. Las pastillas se habían acabado y no había nada que pudiera hacer.
“Regrese mañana a las 10 de la mañana”, le sugirió al enfermo.
“Ay, Dios”, respondió el paciente. “Uno se podría morir de aquí para allá”.
“Sí, efectivamente”, confirmó la especialista.
En la población vecina de Pozo Verde, los habitantes dijeron que la malaria había llegado después de que los mineros comenzaran a regresar enfermos a sus casas, y los fumigadores del gobierno desaparecieron hace dos años. Hoy, el colegio secundario público se ha convertido en una incubadora: desde noviembre de 2015, la cuarta parte de sus 400 estudiantes se contagiaron de malaria.
“Se podría pensar que íbamos a hacer algo: acordonar la escuela o declarar la cuarentena”, dijo Arebalo Enríquez, el director de la escuela, quien contrajo malaria junto con su esposa, su madre y siete miembros más de su familia.
Oficialmente, la propagación de la malaria en Venezuela se ha convertido en un secreto de Estado. El gobierno no ha publicado informes epidemiológicos sobre la enfermedad durante el último año y afirma que no hay crisis.
Sin embargo, el informe más reciente que The New York Times obtuvo de médicos venezolanos confirma que se está produciendo un repunte de la enfermedad. Según ese documento, el año pasado los enfermos de malaria se incrementaron en un 56 por ciento, alcanzando una cifra de 136.000 casos.
Centenares de personas con síntomas de malaria llenan las salas de espera de una clínica en Ciudad Guayana, en mayo. Credit Meridith Kohut para The New York Times
La enfermedad se ha expandido rápidamente por todo el país; ahora hay casos en más de la mitad de los 23 estados. Entre las cepas presentes se encuentra la Plasmodium falciparum, la forma más letal y grave de la malaria.
“Es una situación de vergüenza nacional”, dijo José Oletta, exministro de Salud de Venezuela que vive en Caracas, donde los casos de malaria también están apareciendo ahora. “Yo veía este tipo de casos cuando era un estudiante de medicina, hace medio siglo. Esto me duele. Esa enfermedad había desaparecido”.
En El Dique, una población rural donde la malaria no se conocía hasta hace dos años, Juana García, de 66 años, estaba sentada afuera de su casa. Había enviudado recientemente, porque su esposo contrajo la enfermedad y murió. Prácticamente no hablaba ni se movía de la silla.
“Ella va a seguir luchando”, aseguró Ana María Padrón, su hija.
En la casa de Padrón, sus dos hijos también combatían la malaria. La fiebre comenzó en la mañana: a las 8 en el caso de Omar, de 8 años; y a las 11 empezó con fiebre Arístides, de 7 años. La familia no había encontrado ninguna medicina. Los niños solo habían recibido analgésicos.
“Estamos rezando”, dijo la madre.
La tentación del oro
Las minas ilegales están desperdigadas a lo largo de decenas de kilómetros; van dejando un tramo marcado de viruelas en la tierra, donde la selva se abre para dar paso a innumerables cráteres y cicatrices.
Algunas operaciones mineras tienen el tamaño de pequeñas piscinas donde dos hombres tamizan el barro con cacerolas, como si fuese una escena sacada de las explotaciones de yacimientos auríferos que se realizaban en California hace más de un siglo. Otros drenan anchos pantanos con enmarañadas redes de tubos y bombas. En otro lugar, cientos de buscadores de oro hurgan la tierra roja y blanca en una excavación que tiene 15 pisos de profundidad y la longitud de un campo de fútbol americano. La llaman Cuatro Muertos.
Esto no debería suceder. En el pasado las reservas de oro fueron controladas por una empresa canadiense antes de que el presidente Hugo Chávez la expropiara y se comprometiera a utilizar sus recursos para financiar su revolución socialista.
Pero esa operación siguió el mismo patrón de mala gestión y abandono que muchas otras expropiaciones durante la era de Chávez. Eventualmente el Estado abandonó el territorio alrededor de la mina, y sus beneficios potencialmente lucrativos. Los explotadores de oro se apoderaron de la zona, y también llegaron los grupos armados que se hacen llamar la ley.
Pero al menos hay comida.
Un médico pincha la oreja de Soraya Rodríguez durante una prueba de sangre para detectar la malaria en una clínica de Tumeremo. Credit Meridith Kohut para The New York Times
Mientras el país se convulsiona por la escasez de comida y los disturbios, mientras las multitudes hambrientas saquean las tiendas, los restaurantes y las panaderías, el pueblo minero de Las Claritas, a corta distancia de la mina Albino, vive en relativa abundancia.
Los restaurantes ofrecen menús completos. Los mercados callejeros están llenos de frutas y llegan camionetas cargadas de calabazas. En un país donde escasea el jabón, se venden una docena de marcas distintas en una tienda cuyos propietarios son chinos, también ofrecen siete modelos de televisores con pantalla plana. Los mineros desembolsan gordos fajos de billetes, producto de sus ganancias por el oro, y los pasan por una máquina contadora.
La promesa de una Venezuela diferente, un país donde haya suficiente comida y trabajos bien pagados, llevaron a Yudani González a abandonar sus estudios en Ciudad Bolívar, la capital del estado Bolívar, donde ha aumentado el desempleo. Se marchó para dirigir un desvencijado campamento en la selva donde cocina para los mineros con una mano y cuida a dos niños pequeños con la otra.
“Aquí puedes salir adelante”, dijo González mientras bañaba a su hija de dos años en un balde de plástico al mismo tiempo que cocinaba.
Danneris Flores, una empleada del gobierno que tiene un segundo trabajo como cocinera de un campamento minero, se sentó cerca. Flores es asistente administrativa en una clínica estatal de salud, pero la moneda venezolana ha caído tanto que su salario es apenas de un dólar al día, según el valor actual de la divisa en la calle.
Así que pidió vacaciones y las usó para trabajar un par de semanas en las minas.
Su cuñado trabaja para PDVSA, la petrolera estatal, y hace lo mismo. Flores cuenta que al trabajar por un corto periodo en las minas gana dos veces su salario mensual. Contaba los días que le faltaban para regresar a casa y ver a sus tres hijos.
“Nunca imaginé que trabajaría en una mina”, le comentó a González, mientras servían la comida. “Antes las personas pensaban en ir a la escuela”.
Un minero entró a saludar a las mujeres y dijo que recientemente había visto a alguien morir de malaria. González comentó que había sufrido la enfermedad en cuatro ocasiones. Su hijo, de cuatro años, ha contraído malaria en tres oportunidades.
“Te cobran dos gramos de oro por la medicina”, explicó. “Tú pagas lo que te pidan”.
No todos pueden encontrar la medicación, a pesar de las ganancias del oro.
Hace unos días, José Yoel Castillo se tambaleaba en la entrada de la clínica de malaria en Las Claritas; cargaba en sus hombros a dos familiares mientras convulsionaba y no podía hablar.
Muestras de sangre de pacientes con síntomas de malaria en una clínica de Ciudad Guayana Credit Meridith Kohut para The New York Times
Castillo se ganaba la vida en la población de Caicara del Orinoco llevando pasajeros en la parte de atrás de su motocicleta. Pero un grupo armado le quitó la moto y Castillo no pudo comprar una nueva.
Así que se vino a las minas. Rápidamente consiguió trabajo y dinero, incluso para comprar la medicina contra la malaria la primera vez que se enfermó. Sin embargo, cuando los síntomas aparecieron por segunda vez, no pudo encontrar el tratamiento en ninguna parte.
“Algunas personas pueden seguir trabajando y superarlo”, dijo su cuñado, Alejandro López. “Pero otros no”.
Incluso con dinero en los bolsillos, los mineros conocen los peligros de regresar a casa.
Josué Guevara, de 20 años, abandonó sus estudios en ingeniería industrial para venirse a las minas. Alguna vez se imaginó como director de Alcasa, la compañía estatal de aluminio. Sin embargo, dijo, sus familiares que trabajan allí apenas podían comprar comida.
“Ahora tengo otras metas”, aseguró, parado sobre el borde del cráter de la mina Cuatro Muertos, donde ahora vive y trabaja.
Usando gasolina y otros químicos para extraer el oro, Guevara gana 500.000 bolívares (cerca de 500 dólares en el mercado negro) durante una buena racha de dos semanas, lo que equivale a 75 veces el salario mínimo. Sin embargo, cuando este verano contrajo la malaria, hizo lo mismo que otros mineros: regresó a casa para recuperarse y llevó la enfermedad consigo.
“Todo tiene sus riesgos”, dijo.
Del otro lado de la mina, Pedro Pérez, de 38 años, se sienta en una estructura hecha con tres postes y un toldo donde duerme con otros diez mineros. En marzo dio positivo de malaria dos veces. La tercera vez ni se molestó en que le hicieran la prueba.
“Estaba recostado y sentía los mismos síntomas”, relató.
Él también regresó a su casa en Ciudad Bolívar, donde su madre se contagió de malaria. “Nosotros llevamos la enfermedad”, dijo Pérez. A veces recuerda su vida antes de llegar a las minas durante el otoño pasado: era supervisor en una refinería estatal de metal.
Maribel Supero sostiene a su hijo, un minero ilegal que llevaba 21 días enfermo de malaria. Credit Meridith Kohut para The New York Times
También era dueño de una casa con cuatro habitaciones y dos baños, así como de un Ford Focus 2005. Junto con su esposa, que es abogada, solía viajar a Margarita, una isla tropical en la costa norte de Venezuela.
Sin embargo, antes de que perdiera su trabajo el año pasado, la caída de la moneda venezolana había reducido el valor de su salario a unos 26 dólares mensuales. Finalmente dejó su casa para ir a la mina.
“No me acostumbro a bañarme en un río de agua sucia”, dijo. “Creo que antes tenía una buena vida”.
Hace unas semanas, su esposa vino a Las Claritas para comprar provisiones como comida y jabón que no encontraba en Ciudad Bolívar. La pareja pasó tres noches en un hostal de los mineros. Después de que su esposa se fue, Pérez sintió las tensiones en su matrimonio.
“’Sé que es difícil para ti’, le dije, ‘pero tenemos que aceptar esta nueva realidad’”, contó Pérez.
En Las Claritas, sentada en la mesa de un oscuro burdel que olía a alcohol, estaba Angélica, una joven de pelo negro cuyos padres no saben que es prostituta. Hace tres meses dejó la ciudad de Maturín, cuando comenzaron a estallar los disturbios por la escasez de comida.
“Antes tenías que hacer fila durante horas, pero algo conseguías”, relató Angélica, que no quiso dar su apellido. “Pero ahora ya no queda nada allá”.
Hoy gana el equivalente a 40 dólares cuando un minero quiere pasar la noche con ella. Lo más común es que el dinero llegue en cuotas de a ocho dólares, que es lo que gana cuando un cliente quiere tener sexo e irse enseguida.
A veces, cuenta, puede llegar un cliente que tiembla de fiebre y no puede hacer nada porque tiene malaria. Otras veces es el dueño de una de las tiendas chinas. Los hombres vienen de todos los rincones del país.
“La parte más difícil de esta vida es estar con alguien a quien no amas”, dice.
El regreso de la malaria
Venezuela solo vivió su auge después del declive de la malaria.
Era la década de 1920 cuando se descubrieron los yacimientos masivos de petróleo que desencadenaron una bonanza económica.
Por ese entonces dos tercios de Venezuela estaban muy afectadas por la malaria, una situación que se interponía entre el país y su riqueza. Más tarde esas tristes escenas fueron inmortalizadas en Casas muertas, una novela de 1955 escrita por Miguel Otero Silva en la que se cuenta la historia de las muertes provocadas por la malaria entre los trabajadores petroleros que luchaban por sobrevivir.
Liberar a la nación de la malaria se convirtió en un tema central para el desarrollo de Venezuela, aseguró Oletta, el exministro de Salud.
“Solo después de que la malaria se fuera podían llegar los caminos y la industria”, afirmó. “Era un país enfermo y, cuando se recuperó, las cosas cambiaron”.
Esta tarea transformadora fue liderada por Arnoldo Gabaldón, el exministro de Salud que inició uno de los primeros esfuerzos a gran escala para erradicar la malaria y se convirtió en héroe nacional.
Varios equipos construyeron canales de irrigación en las zonas rurales de Venezuela para drenar las pozas de agua estancada y construyeron casas de hormigón para que los mosquitos tuvieran menos sitios donde reproducirse. Gabaldón fundó un centro de investigación en la ciudad de Maracay para ampliar la misión y capacitar a funcionarios de América Latina y África, entre otras regiones.
Sin embargo, fue el uso de insecticidas —inicialmente DDT y otras sustancias— lo que comenzó a revertir la situación. Las paredes de casi todas las casas rurales fueron rociadas, una técnica que mataba a los mosquitos cuando estos se posaban a descansar. Los fumigadores dejaban un sobre con la fecha en que volverían. Para 1949, las muertes por malaria habían descendido drásticamente: de 300 por cada 100.000 personas a solo nueve.
Carlos Freydel dice que le ha dado malaria en 60 ocasiones durante los nueve años que lleva trabajando en las minas ilegales de oro. Credit Meridith Kohut para The New York Times
Cuando Hugo Chávez asumió la presidencia, 50 años después, y comenzó a hacer realidad su visión del socialismo para Venezuela, el sistema creado por Gabaldón se había desvanecido hacía mucho tiempo, aunque parecía que la malaria seguía confinada a algunas zonas rurales. Sin embargo, la reestructuración de la economía durante el gobierno de Chávez y sus seguidores, junto con la creciente dependencia de las ganancias petroleras y la instauración de un sistema de control sobre las divisas que restringía los dólares, cambiaron esa situación.
En 2014 y 2015, cuando los precios del petróleo colapsaron y el gobierno batalló para conseguir dinero y pagar alimentos, servicios e importaciones, hubo gran escasez de cloroquina y primaquina, dos medicamentos para combatir la Plasmodium vivax, una cepa que produce malaria crónica.
En 2016, los médicos aseguran que hay escasez de casi todos los fármacos para combatir la malaria, sobre todo de un coctel de medicamentos para contrarrestar la Plasmodium falciparum, una cepa mortífera cuyo remedio apenas cuesta un dólar por dosis.
Leopoldo Villegas, un experto internacional en malaria que se encuentra en Bangkok, aseguró que el gobierno también dependía de métodos poco actualizados, como el rocío de insecticidas al aire libre, lo que tiene poco efecto en los mosquitos de malaria. Aseguró que no sabe por qué usan este procedimiento. Y como no hay informes epidemiológicos de nuevos casos de malaria, no se sabe cuánta medicina se necesita.
Gustavo Bretas, un experto brasileño en malaria, afirma que en el pasado Venezuela capacitó a los expertos de toda la región en la prevención de la malaria. Sin embargo, su incapacidad para contener este brote implica que ahora está desempeñando el papel contrario: es una amenaza para los países que lo rodean, particularmente Brasil, donde también hay minas de oro ilegales.
“Está comenzando a diseminarse por los países vecinos”, dijo, y añadió que la falta de estadísticas oficiales hace que sea difícil medir la dimensión del problema.
El Ministerio de Salud de Venezuela no respondió a las peticiones de entrevista, entre ellas una carta que se entregó en sus oficinas.
Oscar Noya ahora trabaja en el viejo laboratorio de Gabaldón en Caracas debajo de una fotografía de su mentor luciendo traje y corbata. En los últimos días los pacientes con malaria volvieron a sentarse en esos escalones; muchos han venido desde las minas. Una mañana hace poco llegaron 15: 12 de ellos dieron resultados positivos en las pruebas de malaria.
Los pozos llenos de agua de las minas son el caldo de cultivo perfecto para los mosquitos que transmiten la malaria a los mineros. Credit Meridith Kohut para The New York Times
Noya intenta arreglárselas sin medicinas esenciales como el artesunate, que está incluido en la lista de “medicamentos esenciales” de la OMS para el tratamiento de casos graves de malaria Plasmodium falciparum. Solo le quedaban tres dosis y necesita seis para tratar a un solo paciente que presente un cuadro grave.
Una noche reciente un grupo entró en uno de sus laboratorios de malaria y se robó las computadoras. Es uno de los 20 ataques que este año se perpetraron contra el Instituto de Medicina Tropical, dijo Noya. El médico se pregunta si serán personas alineadas con el gobierno.
“Creemos que esto no es más que intimidación porque no nos quedamos callados y no vamos a guardar silencio”, dijo, en referencia a las declaraciones públicas que ha hecho sobre la malaria y la propagación de otras enfermedades.
Noya hizo a un lado las dosis de artesunate, mientras los pacientes seguían llegando. Los miraba con un aire de desesperación. “Gabaldón habría muerto de un paro cardiaco si hubiera visto lo que está pasando”, expresó.
Un orden fuera de la ley
A pesar de la constante rotación de trabajadores que llegan de toda Venezuela, hay un claro orden en las minas. Lo impone un grupo armado conocido como “el Sindicato”.
Uno de los jefes del Sindicato vino a las minas hace unos años a ejercer su profesión original como dentista. Sigue haciéndolo. Sin embargo, los escuadrones de vigilantes que controlan este lugar en sus motocicletas son la verdadera fuente de su riqueza y poder. Lleva cadenas de oro, dos dientes de oro y prendas doradas que le cubren los nudillos.
Después de que el gobierno abandonara la zona, las minas crecieron de nuevo. Esta vez desplegaron un ritmo ingobernable mientras arrasaban el bosque, generando charcos de agua estancada y una población que es presa fácil de los mosquitos, con lo que allanaron el camino para la explosión de la malaria.
El jefe, quien prefiere mantener su anonimato porque podría ser arrestado por las autoridades, dice sentirse orgulloso de la capacidad del Sindicato para llenar el vacío que dejó el Estado. Reconoce que los castigos que aplica su grupo pueden ser espantosos, como dispararle en la mano a un hombre por robar, o amarrar a los postes ubicados a la entrada de la población a quienes delinquen, junto a un letrero que detalla la fechoría cometida.
Sin embargo, argumentó que la disciplina mantenía bajas las tasas de crimen en los campamentos y permitía que los mineros hicieran su trabajo en paz, otro aspecto que se ha erosionado mucho en las peligrosas ciudades de Venezuela.
El líder del "Sindicato", un grupo armado de la región, luce una prenda de oro. Credit Meridith Kohut para The New York Times
“Esperar justicia de la policía es un chiste”, afirmó. “Tienes que imponer tu propia justicia”.
Eduardo Medina está de acuerdo. Es un exfarmacéutico que hace un año dejó de trabajar en el estado Zulia para dedicarse a la minería porque vio que la crisis económica se agudizaba.
“Puedes salir a cualquier hora y alguien te puede poner una pistola en la cabeza para que le des tu teléfono… o amenazar a tu madre con un cuchillo”, afirmó Medina en su carpa. “Aquí el crimen está controlado. Nos cobran pero también resuelvan los problemas”.
No obstante, la aparente calma es un engaño. Los conflictos se levantan en otros lugares donde los rivales se disputan el control de las minas. En marzo, al menos 17 mineros fueron masacrados en lo que las autoridades creen fue una de estas disputas.
Durante un descanso, Eduardo Medina miraba hacia la mina donde sus compañeros trabajaban.
“En cualquier momento te pueden matar en Zulia”, dijo. “Pero también te pueden matar aquí”.
Según el jefe, en comparación con todos los problemas que hay que enfrentar para mantener el orden, la malaria es el más difícil. “Con la malaria estamos jodidos”, dijo.
La tarea de monitorear la enfermedad parece haberle sido delegada a Miguel Martínez, un funcionario estatal de Salud que trabaja en una solitaria oficina ubicada a corta distancia del burdel de la mina. Allí examina las muestras de sangre de los mineros: bajo su microscopio, una tintura pinta el parásito de malaria de color morado oscuro. El registro que tenía a su lado mostraba que la mitad de los pacientes que lo habían visitado ese día habían dado positivo.
Como muchos trabajadores venezolanos de la salud, Martínez estaba frustrado. “Así como no hay arroz ni frijoles, en este país tampoco hay medicinas”, dijo.
En la mina caía la noche, ese momento en que el mosquito Anopheles comienza a alimentarse. En la oscuridad se oía a los feligreses de una iglesia pentecostés que hablaban como poseídos, y más allá una ruidosa carpa roja y azul que prometía alcohol y cuerpos desnudos.
Cinco hombres martillaban una veta de cuarzo bajo un toldo, la pulverizaban y filtraban para separarla del oro. Otros caminaban con el agua hasta los hombros en pozos llenos de metales pesados, como mercurio; metían tubos para bombear el lodo. Pájaros tropicales volaban a la distancia.
La mina Cuatro Muertos. Cuando los mineros vuelven a sus hogares para recuperarse de la malaria, a menudo no consiguen las medicinas necesarias. Credit Meridith Kohut para The New York Times
“¿De verdad la malaria viene de los mineros?”, preguntó Aníbal Flores, un minero de 28 años que dormía en una hamaca colgada entre dos columnas, al lado de la mina. “Pero ¿a qué otro lugar podemos ir a buscar dinero? ¿A la ciudad? Allá no hay comida”.
Los venezolanos han tomado el asunto en sus propias manos. A cinco horas de distancia, en El Dique, los residentes recolectaron 100 bolívares casa por casa para contratar a un fumigador que fuera a rociar las calles.
En la mina, donde muchas veces las pruebas de malaria no están disponibles, los mineros dicen que han desarrollado su propio examen: beber dos botellas de cerveza. Según esta prueba, si sienten un dolor agudo en el riñón, donde se alojan los parásitos, el paciente tiene malaria. Las autoridades sanitarias dicen que eso no sirve.
Sin embargo, Balocha, el técnico de computación que trabaja en la mina Albino, está vivo gracias a esa prueba. Los mineros la llaman “la prueba artesanal”. Hace poco había enfermado de nuevo y ahora esperaba los medicamentos en una clínica.
Balocha recordaba las palabras de su tío, quien hace un año lo llamó justo cuando su salario como técnico en computación no valía nada en la ciudad de Valencia. “Aquí hay plata”, le dijo su tío, que estaba trabajando como minero. “Tienes que saber cómo encontrarla”.
Balocha comenzó como “palero”, el trabajo de menor rango, en el que se dedicaba a romper piedras. Ya desde entonces, explica, ganaba más de lo que era su salario en la ciudad después de que la inflación lo disminuyera.
También recordaba la primera vez que tuvo malaria: “Los escalofríos por todo el cuerpo como si estuvieras entre dos bloques de hielo”.
“La primera vez que contraje malaria fue la peor”, dijo Balocha, parado frente al centro de salud donde las personas esperaban su tratamiento. “No puedes controlar los temblores. Sientes que te vas a morir. Te sientes como zombi”.
Sin embargo, dice bromeando, aquí se hará millonario. Cree que algún día se irá a Europa, lejos de las minas, la malaria y el Sindicato.
Balocha miró al cielo y suspiró. “En la mina, la felicidad solo es temporal”.
Patricia Torres y Clavel Rangel colaboraron en este reportaje.
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Carlos Raphael, a la derecha, junto a un equipo que se dedica a la minería de oro en Cuatro Muertos, una mina ilegal cerca de Las Claritas, Venezuela, en julio crédito Meridith Kohut para The New York Times
La malaria se esparce por Venezuela en medio del colapso económico
La búsqueda desesperada de oportunidades sacó la malaria de las remotas minas de la selva donde sobrevivía en silencio, y volvió a diseminarla por el país a niveles que no se veían desde hacía 75 años.
Por NICHOLAS CASEY 16 de agosto de 2016
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MINA ALBINO, Venezuela — Cuando Reinaldo Balocha volvió a enfermarse de malaria por duodécima vez, no descansó para nada. Aún con la fiebre sacudiendo su cuerpo, se echó el pico al hombro y regresó a trabajar en la mina ilegal de oro donde pica piedras.
Balocha, un técnico en computación, no encajaba en el trabajo de las minas; sus manos suaves solían golpear el teclado, no la tierra. Sin embargo, la economía de Venezuela colapsó a tal grado que la inflación anuló su salario, y con él sus esperanzas de conservar una vida de clase media.
Es por eso que Balocha —al igual que decenas de miles de personas de todo el país— viajó hasta estas pantanosas minas a cielo abierto en busca de un futuro.
Aquí se encuentran meseros, oficinistas, taxistas, profesores universitarios y hasta funcionarios públicos que están de vacaciones y salen a cribar oro para el mercado negro, bajo la supervisión de un grupo armado que les impone tarifas y los amenaza con amarrarlos a los postes si desobedecen.
Esta es una sociedad en crisis, un lugar donde la gente educada abandona los cómodos trabajos que tienen en la ciudad por duros y peligrosos trabajos en canteras lodosas, desesperados por lograr que el dinero les alcance. El costo es elevado: la malaria, durante mucho tiempo contenida en la periferia del país, ha regresado para vengarse.
Venezuela fue el primer país del mundo en acabar con esta enfermedad en sus zonas más pobladas; lo hizo en 1961, mucho antes que Estados Unidos y otros países desarrollados, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Fue un gran logro para una pequeña nación, una acción que allanó el camino para el desarrollo de Venezuela como potencia petrolera y alimentó las esperanzas de que fuese un modelo que ayudaría a erradicar la malaria en todo el mundo.
Desde entonces, el mundo ha dedicado enormes cantidades de dinero y de tiempo para erradicar esta enfermedad. En los últimos años, se ha logrado reducir un 60 por ciento las muertes en los lugares donde la población sufre de malaria, según la OMS.
Pero en Venezuela, el reloj marcha hacia atrás.
El colapso económico del país ha traído de regreso esta enfermedad; la sacó de las remotas minas de la selva donde sobrevivía en silencio, y volvió a diseminarla por todo el país a niveles que no se veían desde hacía 75 años, según los expertos.
Todo comienza en las minas. Por la crisis económica, al menos 70.000 personas de todos los estratos sociales han visitado esta región minera desde el año pasado, asegura Jorge Moreno, un médico venezolano experto en mosquitos que actualmente trabaja cerca de las minas. Miles de personas se están infectando a medida que aumenta la explotación de oro en pozos llenos de agua, que son el caldo de cultivo perfecto para los mosquitos que transmiten malaria.
Luego, cuando ya tienen el parásito en la sangre, las personas regresan a sus casas en distintas ciudades de Venezuela. Por la crisis económica a menudo no hay medicinas y la fumigación es escasa, entonces la malaria enferma a decenas de miles de personas y causa la desesperación en ciudades enteras.
“El oro hizo que este lugar se volviera atractivo; provocó una gran migración y, en consecuencia, la diseminación de la malaria”, explicó Moreno. “Con la crisis llega esta enfermedad que se agudiza con las malas condiciones”.
Una vez que sale de las minas, la malaria se propaga rápidamente. A cinco horas de distancia, en Ciudad Guayana, un antiguo enclave industrial donde hay muchos desempleados que se han dedicado al trabajo en las minas, un grupo de 300 personas llenaba la sala de espera de una clínica en mayo. Todos tenían los síntomas de la malaria: fiebre, escalofríos y temblores incontrolables.
No había luz porque el gobierno había racionado la energía para ahorrar electricidad. No había medicinas porque el Ministerio de Salud no las había entregado. Los médicos hacían pruebas de sangre con las manos desprotegidas porque ya no tenían guantes.
Maribel Supero abrazaba a su hijo de 23 años que temblaba sin poder hablar. José Castro sostenía a su hija de 18 años que gritaba. La doctora Griselda Bello movía sus manos con un gesto de impotencia y le decía a otro paciente que esperara un poco más. Las pastillas se habían acabado y no había nada que pudiera hacer.
“Regrese mañana a las 10 de la mañana”, le sugirió al enfermo.
“Ay, Dios”, respondió el paciente. “Uno se podría morir de aquí para allá”.
“Sí, efectivamente”, confirmó la especialista.
En la población vecina de Pozo Verde, los habitantes dijeron que la malaria había llegado después de que los mineros comenzaran a regresar enfermos a sus casas, y los fumigadores del gobierno desaparecieron hace dos años. Hoy, el colegio secundario público se ha convertido en una incubadora: desde noviembre de 2015, la cuarta parte de sus 400 estudiantes se contagiaron de malaria.
“Se podría pensar que íbamos a hacer algo: acordonar la escuela o declarar la cuarentena”, dijo Arebalo Enríquez, el director de la escuela, quien contrajo malaria junto con su esposa, su madre y siete miembros más de su familia.
Oficialmente, la propagación de la malaria en Venezuela se ha convertido en un secreto de Estado. El gobierno no ha publicado informes epidemiológicos sobre la enfermedad durante el último año y afirma que no hay crisis.
Sin embargo, el informe más reciente que The New York Times obtuvo de médicos venezolanos confirma que se está produciendo un repunte de la enfermedad. Según ese documento, el año pasado los enfermos de malaria se incrementaron en un 56 por ciento, alcanzando una cifra de 136.000 casos.
Centenares de personas con síntomas de malaria llenan las salas de espera de una clínica en Ciudad Guayana, en mayo. Credit Meridith Kohut para The New York Times
La enfermedad se ha expandido rápidamente por todo el país; ahora hay casos en más de la mitad de los 23 estados. Entre las cepas presentes se encuentra la Plasmodium falciparum, la forma más letal y grave de la malaria.
“Es una situación de vergüenza nacional”, dijo José Oletta, exministro de Salud de Venezuela que vive en Caracas, donde los casos de malaria también están apareciendo ahora. “Yo veía este tipo de casos cuando era un estudiante de medicina, hace medio siglo. Esto me duele. Esa enfermedad había desaparecido”.
En El Dique, una población rural donde la malaria no se conocía hasta hace dos años, Juana García, de 66 años, estaba sentada afuera de su casa. Había enviudado recientemente, porque su esposo contrajo la enfermedad y murió. Prácticamente no hablaba ni se movía de la silla.
“Ella va a seguir luchando”, aseguró Ana María Padrón, su hija.
En la casa de Padrón, sus dos hijos también combatían la malaria. La fiebre comenzó en la mañana: a las 8 en el caso de Omar, de 8 años; y a las 11 empezó con fiebre Arístides, de 7 años. La familia no había encontrado ninguna medicina. Los niños solo habían recibido analgésicos.
“Estamos rezando”, dijo la madre.
La tentación del oro
Las minas ilegales están desperdigadas a lo largo de decenas de kilómetros; van dejando un tramo marcado de viruelas en la tierra, donde la selva se abre para dar paso a innumerables cráteres y cicatrices.
Algunas operaciones mineras tienen el tamaño de pequeñas piscinas donde dos hombres tamizan el barro con cacerolas, como si fuese una escena sacada de las explotaciones de yacimientos auríferos que se realizaban en California hace más de un siglo. Otros drenan anchos pantanos con enmarañadas redes de tubos y bombas. En otro lugar, cientos de buscadores de oro hurgan la tierra roja y blanca en una excavación que tiene 15 pisos de profundidad y la longitud de un campo de fútbol americano. La llaman Cuatro Muertos.
Esto no debería suceder. En el pasado las reservas de oro fueron controladas por una empresa canadiense antes de que el presidente Hugo Chávez la expropiara y se comprometiera a utilizar sus recursos para financiar su revolución socialista.
Pero esa operación siguió el mismo patrón de mala gestión y abandono que muchas otras expropiaciones durante la era de Chávez. Eventualmente el Estado abandonó el territorio alrededor de la mina, y sus beneficios potencialmente lucrativos. Los explotadores de oro se apoderaron de la zona, y también llegaron los grupos armados que se hacen llamar la ley.
Pero al menos hay comida.
Un médico pincha la oreja de Soraya Rodríguez durante una prueba de sangre para detectar la malaria en una clínica de Tumeremo. Credit Meridith Kohut para The New York Times
Mientras el país se convulsiona por la escasez de comida y los disturbios, mientras las multitudes hambrientas saquean las tiendas, los restaurantes y las panaderías, el pueblo minero de Las Claritas, a corta distancia de la mina Albino, vive en relativa abundancia.
Los restaurantes ofrecen menús completos. Los mercados callejeros están llenos de frutas y llegan camionetas cargadas de calabazas. En un país donde escasea el jabón, se venden una docena de marcas distintas en una tienda cuyos propietarios son chinos, también ofrecen siete modelos de televisores con pantalla plana. Los mineros desembolsan gordos fajos de billetes, producto de sus ganancias por el oro, y los pasan por una máquina contadora.
La promesa de una Venezuela diferente, un país donde haya suficiente comida y trabajos bien pagados, llevaron a Yudani González a abandonar sus estudios en Ciudad Bolívar, la capital del estado Bolívar, donde ha aumentado el desempleo. Se marchó para dirigir un desvencijado campamento en la selva donde cocina para los mineros con una mano y cuida a dos niños pequeños con la otra.
“Aquí puedes salir adelante”, dijo González mientras bañaba a su hija de dos años en un balde de plástico al mismo tiempo que cocinaba.
Danneris Flores, una empleada del gobierno que tiene un segundo trabajo como cocinera de un campamento minero, se sentó cerca. Flores es asistente administrativa en una clínica estatal de salud, pero la moneda venezolana ha caído tanto que su salario es apenas de un dólar al día, según el valor actual de la divisa en la calle.
Así que pidió vacaciones y las usó para trabajar un par de semanas en las minas.
Su cuñado trabaja para PDVSA, la petrolera estatal, y hace lo mismo. Flores cuenta que al trabajar por un corto periodo en las minas gana dos veces su salario mensual. Contaba los días que le faltaban para regresar a casa y ver a sus tres hijos.
“Nunca imaginé que trabajaría en una mina”, le comentó a González, mientras servían la comida. “Antes las personas pensaban en ir a la escuela”.
Un minero entró a saludar a las mujeres y dijo que recientemente había visto a alguien morir de malaria. González comentó que había sufrido la enfermedad en cuatro ocasiones. Su hijo, de cuatro años, ha contraído malaria en tres oportunidades.
“Te cobran dos gramos de oro por la medicina”, explicó. “Tú pagas lo que te pidan”.
No todos pueden encontrar la medicación, a pesar de las ganancias del oro.
Hace unos días, José Yoel Castillo se tambaleaba en la entrada de la clínica de malaria en Las Claritas; cargaba en sus hombros a dos familiares mientras convulsionaba y no podía hablar.
Muestras de sangre de pacientes con síntomas de malaria en una clínica de Ciudad Guayana Credit Meridith Kohut para The New York Times
Castillo se ganaba la vida en la población de Caicara del Orinoco llevando pasajeros en la parte de atrás de su motocicleta. Pero un grupo armado le quitó la moto y Castillo no pudo comprar una nueva.
Así que se vino a las minas. Rápidamente consiguió trabajo y dinero, incluso para comprar la medicina contra la malaria la primera vez que se enfermó. Sin embargo, cuando los síntomas aparecieron por segunda vez, no pudo encontrar el tratamiento en ninguna parte.
“Algunas personas pueden seguir trabajando y superarlo”, dijo su cuñado, Alejandro López. “Pero otros no”.
Incluso con dinero en los bolsillos, los mineros conocen los peligros de regresar a casa.
Josué Guevara, de 20 años, abandonó sus estudios en ingeniería industrial para venirse a las minas. Alguna vez se imaginó como director de Alcasa, la compañía estatal de aluminio. Sin embargo, dijo, sus familiares que trabajan allí apenas podían comprar comida.
“Ahora tengo otras metas”, aseguró, parado sobre el borde del cráter de la mina Cuatro Muertos, donde ahora vive y trabaja.
Usando gasolina y otros químicos para extraer el oro, Guevara gana 500.000 bolívares (cerca de 500 dólares en el mercado negro) durante una buena racha de dos semanas, lo que equivale a 75 veces el salario mínimo. Sin embargo, cuando este verano contrajo la malaria, hizo lo mismo que otros mineros: regresó a casa para recuperarse y llevó la enfermedad consigo.
“Todo tiene sus riesgos”, dijo.
Del otro lado de la mina, Pedro Pérez, de 38 años, se sienta en una estructura hecha con tres postes y un toldo donde duerme con otros diez mineros. En marzo dio positivo de malaria dos veces. La tercera vez ni se molestó en que le hicieran la prueba.
“Estaba recostado y sentía los mismos síntomas”, relató.
Él también regresó a su casa en Ciudad Bolívar, donde su madre se contagió de malaria. “Nosotros llevamos la enfermedad”, dijo Pérez. A veces recuerda su vida antes de llegar a las minas durante el otoño pasado: era supervisor en una refinería estatal de metal.
Maribel Supero sostiene a su hijo, un minero ilegal que llevaba 21 días enfermo de malaria. Credit Meridith Kohut para The New York Times
También era dueño de una casa con cuatro habitaciones y dos baños, así como de un Ford Focus 2005. Junto con su esposa, que es abogada, solía viajar a Margarita, una isla tropical en la costa norte de Venezuela.
Sin embargo, antes de que perdiera su trabajo el año pasado, la caída de la moneda venezolana había reducido el valor de su salario a unos 26 dólares mensuales. Finalmente dejó su casa para ir a la mina.
“No me acostumbro a bañarme en un río de agua sucia”, dijo. “Creo que antes tenía una buena vida”.
Hace unas semanas, su esposa vino a Las Claritas para comprar provisiones como comida y jabón que no encontraba en Ciudad Bolívar. La pareja pasó tres noches en un hostal de los mineros. Después de que su esposa se fue, Pérez sintió las tensiones en su matrimonio.
“’Sé que es difícil para ti’, le dije, ‘pero tenemos que aceptar esta nueva realidad’”, contó Pérez.
En Las Claritas, sentada en la mesa de un oscuro burdel que olía a alcohol, estaba Angélica, una joven de pelo negro cuyos padres no saben que es prostituta. Hace tres meses dejó la ciudad de Maturín, cuando comenzaron a estallar los disturbios por la escasez de comida.
“Antes tenías que hacer fila durante horas, pero algo conseguías”, relató Angélica, que no quiso dar su apellido. “Pero ahora ya no queda nada allá”.
Hoy gana el equivalente a 40 dólares cuando un minero quiere pasar la noche con ella. Lo más común es que el dinero llegue en cuotas de a ocho dólares, que es lo que gana cuando un cliente quiere tener sexo e irse enseguida.
A veces, cuenta, puede llegar un cliente que tiembla de fiebre y no puede hacer nada porque tiene malaria. Otras veces es el dueño de una de las tiendas chinas. Los hombres vienen de todos los rincones del país.
“La parte más difícil de esta vida es estar con alguien a quien no amas”, dice.
El regreso de la malaria
Venezuela solo vivió su auge después del declive de la malaria.
Era la década de 1920 cuando se descubrieron los yacimientos masivos de petróleo que desencadenaron una bonanza económica.
Por ese entonces dos tercios de Venezuela estaban muy afectadas por la malaria, una situación que se interponía entre el país y su riqueza. Más tarde esas tristes escenas fueron inmortalizadas en Casas muertas, una novela de 1955 escrita por Miguel Otero Silva en la que se cuenta la historia de las muertes provocadas por la malaria entre los trabajadores petroleros que luchaban por sobrevivir.
Liberar a la nación de la malaria se convirtió en un tema central para el desarrollo de Venezuela, aseguró Oletta, el exministro de Salud.
“Solo después de que la malaria se fuera podían llegar los caminos y la industria”, afirmó. “Era un país enfermo y, cuando se recuperó, las cosas cambiaron”.
Esta tarea transformadora fue liderada por Arnoldo Gabaldón, el exministro de Salud que inició uno de los primeros esfuerzos a gran escala para erradicar la malaria y se convirtió en héroe nacional.
Varios equipos construyeron canales de irrigación en las zonas rurales de Venezuela para drenar las pozas de agua estancada y construyeron casas de hormigón para que los mosquitos tuvieran menos sitios donde reproducirse. Gabaldón fundó un centro de investigación en la ciudad de Maracay para ampliar la misión y capacitar a funcionarios de América Latina y África, entre otras regiones.
Sin embargo, fue el uso de insecticidas —inicialmente DDT y otras sustancias— lo que comenzó a revertir la situación. Las paredes de casi todas las casas rurales fueron rociadas, una técnica que mataba a los mosquitos cuando estos se posaban a descansar. Los fumigadores dejaban un sobre con la fecha en que volverían. Para 1949, las muertes por malaria habían descendido drásticamente: de 300 por cada 100.000 personas a solo nueve.
Carlos Freydel dice que le ha dado malaria en 60 ocasiones durante los nueve años que lleva trabajando en las minas ilegales de oro. Credit Meridith Kohut para The New York Times
Cuando Hugo Chávez asumió la presidencia, 50 años después, y comenzó a hacer realidad su visión del socialismo para Venezuela, el sistema creado por Gabaldón se había desvanecido hacía mucho tiempo, aunque parecía que la malaria seguía confinada a algunas zonas rurales. Sin embargo, la reestructuración de la economía durante el gobierno de Chávez y sus seguidores, junto con la creciente dependencia de las ganancias petroleras y la instauración de un sistema de control sobre las divisas que restringía los dólares, cambiaron esa situación.
En 2014 y 2015, cuando los precios del petróleo colapsaron y el gobierno batalló para conseguir dinero y pagar alimentos, servicios e importaciones, hubo gran escasez de cloroquina y primaquina, dos medicamentos para combatir la Plasmodium vivax, una cepa que produce malaria crónica.
En 2016, los médicos aseguran que hay escasez de casi todos los fármacos para combatir la malaria, sobre todo de un coctel de medicamentos para contrarrestar la Plasmodium falciparum, una cepa mortífera cuyo remedio apenas cuesta un dólar por dosis.
Leopoldo Villegas, un experto internacional en malaria que se encuentra en Bangkok, aseguró que el gobierno también dependía de métodos poco actualizados, como el rocío de insecticidas al aire libre, lo que tiene poco efecto en los mosquitos de malaria. Aseguró que no sabe por qué usan este procedimiento. Y como no hay informes epidemiológicos de nuevos casos de malaria, no se sabe cuánta medicina se necesita.
Gustavo Bretas, un experto brasileño en malaria, afirma que en el pasado Venezuela capacitó a los expertos de toda la región en la prevención de la malaria. Sin embargo, su incapacidad para contener este brote implica que ahora está desempeñando el papel contrario: es una amenaza para los países que lo rodean, particularmente Brasil, donde también hay minas de oro ilegales.
“Está comenzando a diseminarse por los países vecinos”, dijo, y añadió que la falta de estadísticas oficiales hace que sea difícil medir la dimensión del problema.
El Ministerio de Salud de Venezuela no respondió a las peticiones de entrevista, entre ellas una carta que se entregó en sus oficinas.
Oscar Noya ahora trabaja en el viejo laboratorio de Gabaldón en Caracas debajo de una fotografía de su mentor luciendo traje y corbata. En los últimos días los pacientes con malaria volvieron a sentarse en esos escalones; muchos han venido desde las minas. Una mañana hace poco llegaron 15: 12 de ellos dieron resultados positivos en las pruebas de malaria.
Los pozos llenos de agua de las minas son el caldo de cultivo perfecto para los mosquitos que transmiten la malaria a los mineros. Credit Meridith Kohut para The New York Times
Noya intenta arreglárselas sin medicinas esenciales como el artesunate, que está incluido en la lista de “medicamentos esenciales” de la OMS para el tratamiento de casos graves de malaria Plasmodium falciparum. Solo le quedaban tres dosis y necesita seis para tratar a un solo paciente que presente un cuadro grave.
Una noche reciente un grupo entró en uno de sus laboratorios de malaria y se robó las computadoras. Es uno de los 20 ataques que este año se perpetraron contra el Instituto de Medicina Tropical, dijo Noya. El médico se pregunta si serán personas alineadas con el gobierno.
“Creemos que esto no es más que intimidación porque no nos quedamos callados y no vamos a guardar silencio”, dijo, en referencia a las declaraciones públicas que ha hecho sobre la malaria y la propagación de otras enfermedades.
Noya hizo a un lado las dosis de artesunate, mientras los pacientes seguían llegando. Los miraba con un aire de desesperación. “Gabaldón habría muerto de un paro cardiaco si hubiera visto lo que está pasando”, expresó.
Un orden fuera de la ley
A pesar de la constante rotación de trabajadores que llegan de toda Venezuela, hay un claro orden en las minas. Lo impone un grupo armado conocido como “el Sindicato”.
Uno de los jefes del Sindicato vino a las minas hace unos años a ejercer su profesión original como dentista. Sigue haciéndolo. Sin embargo, los escuadrones de vigilantes que controlan este lugar en sus motocicletas son la verdadera fuente de su riqueza y poder. Lleva cadenas de oro, dos dientes de oro y prendas doradas que le cubren los nudillos.
Después de que el gobierno abandonara la zona, las minas crecieron de nuevo. Esta vez desplegaron un ritmo ingobernable mientras arrasaban el bosque, generando charcos de agua estancada y una población que es presa fácil de los mosquitos, con lo que allanaron el camino para la explosión de la malaria.
El jefe, quien prefiere mantener su anonimato porque podría ser arrestado por las autoridades, dice sentirse orgulloso de la capacidad del Sindicato para llenar el vacío que dejó el Estado. Reconoce que los castigos que aplica su grupo pueden ser espantosos, como dispararle en la mano a un hombre por robar, o amarrar a los postes ubicados a la entrada de la población a quienes delinquen, junto a un letrero que detalla la fechoría cometida.
Sin embargo, argumentó que la disciplina mantenía bajas las tasas de crimen en los campamentos y permitía que los mineros hicieran su trabajo en paz, otro aspecto que se ha erosionado mucho en las peligrosas ciudades de Venezuela.
El líder del "Sindicato", un grupo armado de la región, luce una prenda de oro. Credit Meridith Kohut para The New York Times
“Esperar justicia de la policía es un chiste”, afirmó. “Tienes que imponer tu propia justicia”.
Eduardo Medina está de acuerdo. Es un exfarmacéutico que hace un año dejó de trabajar en el estado Zulia para dedicarse a la minería porque vio que la crisis económica se agudizaba.
“Puedes salir a cualquier hora y alguien te puede poner una pistola en la cabeza para que le des tu teléfono… o amenazar a tu madre con un cuchillo”, afirmó Medina en su carpa. “Aquí el crimen está controlado. Nos cobran pero también resuelvan los problemas”.
No obstante, la aparente calma es un engaño. Los conflictos se levantan en otros lugares donde los rivales se disputan el control de las minas. En marzo, al menos 17 mineros fueron masacrados en lo que las autoridades creen fue una de estas disputas.
Durante un descanso, Eduardo Medina miraba hacia la mina donde sus compañeros trabajaban.
“En cualquier momento te pueden matar en Zulia”, dijo. “Pero también te pueden matar aquí”.
Según el jefe, en comparación con todos los problemas que hay que enfrentar para mantener el orden, la malaria es el más difícil. “Con la malaria estamos jodidos”, dijo.
La tarea de monitorear la enfermedad parece haberle sido delegada a Miguel Martínez, un funcionario estatal de Salud que trabaja en una solitaria oficina ubicada a corta distancia del burdel de la mina. Allí examina las muestras de sangre de los mineros: bajo su microscopio, una tintura pinta el parásito de malaria de color morado oscuro. El registro que tenía a su lado mostraba que la mitad de los pacientes que lo habían visitado ese día habían dado positivo.
Como muchos trabajadores venezolanos de la salud, Martínez estaba frustrado. “Así como no hay arroz ni frijoles, en este país tampoco hay medicinas”, dijo.
En la mina caía la noche, ese momento en que el mosquito Anopheles comienza a alimentarse. En la oscuridad se oía a los feligreses de una iglesia pentecostés que hablaban como poseídos, y más allá una ruidosa carpa roja y azul que prometía alcohol y cuerpos desnudos.
Cinco hombres martillaban una veta de cuarzo bajo un toldo, la pulverizaban y filtraban para separarla del oro. Otros caminaban con el agua hasta los hombros en pozos llenos de metales pesados, como mercurio; metían tubos para bombear el lodo. Pájaros tropicales volaban a la distancia.
La mina Cuatro Muertos. Cuando los mineros vuelven a sus hogares para recuperarse de la malaria, a menudo no consiguen las medicinas necesarias. Credit Meridith Kohut para The New York Times
“¿De verdad la malaria viene de los mineros?”, preguntó Aníbal Flores, un minero de 28 años que dormía en una hamaca colgada entre dos columnas, al lado de la mina. “Pero ¿a qué otro lugar podemos ir a buscar dinero? ¿A la ciudad? Allá no hay comida”.
Los venezolanos han tomado el asunto en sus propias manos. A cinco horas de distancia, en El Dique, los residentes recolectaron 100 bolívares casa por casa para contratar a un fumigador que fuera a rociar las calles.
En la mina, donde muchas veces las pruebas de malaria no están disponibles, los mineros dicen que han desarrollado su propio examen: beber dos botellas de cerveza. Según esta prueba, si sienten un dolor agudo en el riñón, donde se alojan los parásitos, el paciente tiene malaria. Las autoridades sanitarias dicen que eso no sirve.
Sin embargo, Balocha, el técnico de computación que trabaja en la mina Albino, está vivo gracias a esa prueba. Los mineros la llaman “la prueba artesanal”. Hace poco había enfermado de nuevo y ahora esperaba los medicamentos en una clínica.
Balocha recordaba las palabras de su tío, quien hace un año lo llamó justo cuando su salario como técnico en computación no valía nada en la ciudad de Valencia. “Aquí hay plata”, le dijo su tío, que estaba trabajando como minero. “Tienes que saber cómo encontrarla”.
Balocha comenzó como “palero”, el trabajo de menor rango, en el que se dedicaba a romper piedras. Ya desde entonces, explica, ganaba más de lo que era su salario en la ciudad después de que la inflación lo disminuyera.
También recordaba la primera vez que tuvo malaria: “Los escalofríos por todo el cuerpo como si estuvieras entre dos bloques de hielo”.
“La primera vez que contraje malaria fue la peor”, dijo Balocha, parado frente al centro de salud donde las personas esperaban su tratamiento. “No puedes controlar los temblores. Sientes que te vas a morir. Te sientes como zombi”.
Sin embargo, dice bromeando, aquí se hará millonario. Cree que algún día se irá a Europa, lejos de las minas, la malaria y el Sindicato.
Balocha miró al cielo y suspiró. “En la mina, la felicidad solo es temporal”.
Patricia Torres y Clavel Rangel colaboraron en este reportaje.
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marinawais- Reportero total
La Patilla.
85,3% de los venezolanos considera que Maduro debe irse del Gobierno
Ago 16, 2016
La furna Meganálisis, realizó una encuesta donde se refleja que un 85,3 por ciento respondió “sí” ante la pregunta “¿usted considera que Nicolás Maduro debe irse ya del gobierno?”, mientras que un 78,2 por ciento contestó positivamente al cuestionamiento “usted considera que Nicolás Maduro debe renunciar y evitar daños y pérdida de vidas en las calles de Venezuela, si llegara a ocurrir un estallido social causado por el hambre?”.
El estudio de opinión de Meganálisis fue realizado del 24 al 28 de junio de este año, vía telefónica, con una sola persona encuestada de cada hogar, sobre la base de 1.150 cuestionarios aleatorios, con participación de todas las clases sociales) hechos en los 16 estados más importantes en cuanto a la cantidad de su población. El nivel de confianza de la encuesta es de 97 por ciento.
Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea Nacional, es el dirigente nacional que cuenta con el mayor apoyo para convertirse en Presidente de la República a través del voto, según los resultados de la encuesta del mes de julio de 2016 de Meganálisis.
El 29, 7 por ciento de los encuestados manifestó su intención de votar por el Secretario General Nacional de Acción Democrática, casi diez puntos porcentuales por encima de la intención de voto lograda por el dirigente de Voluntad Popular, Leopoldo López, quien alcanzó un 19, 4 por ciento. Luego se ubican en estricto orden el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, Aristóbulo Istúriz, Henri Falcón, María Corina Machado, Diosdado Cabello y Claudio Fermín.
Este resultado va acompañado del urgente deseo hallado en la población venezolana de lograr la salida de la presidencia de Maduro.
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Ago 16, 2016
La furna Meganálisis, realizó una encuesta donde se refleja que un 85,3 por ciento respondió “sí” ante la pregunta “¿usted considera que Nicolás Maduro debe irse ya del gobierno?”, mientras que un 78,2 por ciento contestó positivamente al cuestionamiento “usted considera que Nicolás Maduro debe renunciar y evitar daños y pérdida de vidas en las calles de Venezuela, si llegara a ocurrir un estallido social causado por el hambre?”.
El estudio de opinión de Meganálisis fue realizado del 24 al 28 de junio de este año, vía telefónica, con una sola persona encuestada de cada hogar, sobre la base de 1.150 cuestionarios aleatorios, con participación de todas las clases sociales) hechos en los 16 estados más importantes en cuanto a la cantidad de su población. El nivel de confianza de la encuesta es de 97 por ciento.
Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea Nacional, es el dirigente nacional que cuenta con el mayor apoyo para convertirse en Presidente de la República a través del voto, según los resultados de la encuesta del mes de julio de 2016 de Meganálisis.
El 29, 7 por ciento de los encuestados manifestó su intención de votar por el Secretario General Nacional de Acción Democrática, casi diez puntos porcentuales por encima de la intención de voto lograda por el dirigente de Voluntad Popular, Leopoldo López, quien alcanzó un 19, 4 por ciento. Luego se ubican en estricto orden el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, Aristóbulo Istúriz, Henri Falcón, María Corina Machado, Diosdado Cabello y Claudio Fermín.
Este resultado va acompañado del urgente deseo hallado en la población venezolana de lograr la salida de la presidencia de Maduro.
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Unidad Venezuela
Sector del comercio y los servicios se dirige al colapso
Sector del comercio y los servicios se dirige al colapso
“¿Dónde están las 40 empresas del sector pesquero; donde están los centrales azucareros que tiene el gobierno; por qué no tenemos azúcar si el Ejecutivo tiene la mayoría de los centrales azucareros?”.
Estas preguntas se las formula Cipriana Ramos, presidenta del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), al exponer interrogantes que, obviamente, se plantean, también los consumidores y clientes, estupefactos ante la adopción de medidas públicas que han menguado la productividad del país en lugar de potenciarla.
“¿Si el gobierno tiene las torrefactoras de café, por qué no tenemos café; si maneja Pequiven, por qué no tenemos plásticos; si el gobierno tiene Sidor, por qué no tenemos hierro?”, continúa la abogada enumerando un rosario de irregularidades.
“¿Por qué no tenemos urnas? Porque las láminas con las que se hacen las urnas, no las está fabricando Sidor. Esa es la realidad del país”, espetó la dirigente, concretando un asunto tan específico como sensible a cualquier venezolano.
En fin, para esta experta en el área aduanera, “las expropiaciones mataron al sector primario”, indicando con ello los negocios y fincas, por ejemplo, que han sido expropiadas. “Hay una gaceta oficial que publica una resolución creando el conglomerado de alimentos, en los cuales se disponen 295 empresas entre las expropiadas por el gobierno nacional y las creadas.. ¡Y ninguna está funcionando!, señaló con el tono de asombro propio de tan drástica situación.
Entrevistada por el equipo de Prensa Unidad Venezuela, la titular de Consecomercio afirmó, en torno al reciente anuncio de incremento salarial, que la medida conducirá al cierre del sector comercio y servicios.
“Ese aumento llevará al colapso porque la mayoría de nuestros productos están regulados. Una farmacia, por ejemplo, que vende artículos a precios regulados, ¿cómo hace para pagarle a una regente, pues, por ley, está obligada a tener una regente allí? Si tengo tres turnos debo tener a una regente en los tres turnos. ¿Cómo con productos regulados voy a pagar un incremento salarial?”, alertó.
Cifras que pesan
La declarante informó que, pese a no manejar cifras, de acuerdo con estimaciones emanadas de la Cámara de Comercio del Zulia, unas 10 empresas dejan de operar a diario en todo el país. Esto puede complementarse con guarismos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que sostienen que entre enero y abril pasado desaparecieron 1.648 empleadores.
“El gobierno destruyó con las expropiaciones al sector primario; luego, con los controles de cambio y los controles de precio, acabó casi totalmente al sector secundario. El sector terciario, que somos nosotros, sobrevivimos porque había productos importados”, destacó, enfatizando que, a tenor de declaraciones ofrecidas recientemente por el presidente de Conindustria (Juan Pablo Olalquiaga), estamos en un poco más del 30 por ciento en líneas de producción y las importaciones han disminuido 93 %”, acotó, señalando que con tal aserto podría indicarse que el área apenas “sobrevive”, aunque con la esperanza puesta en el cambio de sistema
“Si no tienes qué vender, porque – repitió – tenemos 93 % menos de importaciones y solo 30 % de producción nacional, entonces, ¿qué vas a vender?”, criticó, comentando que como se incrementa el precio de los productos a diario, la moneda cada vez vale menos. “Lo que pagabas con 100 bolívares ayer, no lo vas a poder pagar hoy”, dedujo.
Además, la ejecutiva alude a la estabilidad jurídica como una de las aristas fundamentales para alcanzar la atmósfera de confianza requerida. “En Venezuela hay mucha gente que está dispuesta a invertir, pero la incertidumbre ante el gobierno que tenemos, ante un Plan de la Patria – que es bien claro cuando dice que tiene que terminar de morir el capitalismo salvaje para que pueda nacer el socialismo del siglo XXI -, donde el sector privado no está inmerso, ¿cómo inviertes tú en ese país?, prosiguió.
“¿Cómo inviertes en un repuesto si el gobierno te va a decir en cuánto lo puedes vender independientemente de cuál haya sido tu inversión?”, emitió como corolario en esa búsqueda que se plantea para abandonar el laberinto.
Asimismo, al abordar la informalidad que predomina actualmente – “la gente vendiendo en la calle cualquier cosa que se les ocurra” -, alertó a “no comprar productos que no se conozca su procedencia, porque se pone en riesgo la salud propia y la de la familia”.
Subrayó, igualmente, cual advertencia al sector comercio, “que cuando hay estas crisis y tu proveedor de confianza ya no te está suministrando el producto, pierdes a ese proveedor; y surgen proveedores nuevos. Pero, es necesario estar muy pendientes con los productos que se adquieren”, aconsejó.
Finalmente, reiteró que los agremiados avalan la eliminación de controles como salida al atolladero. “Nosotros, en Consecomercio, hemos sido muy claros en nuestras propuestas: la libertad económica es la que nos va a ayudar a salir de la crisis, ese ha sido nuestro mensaje siempre. Hemos venido manifestándole a los venezolanos que nosotros sin libertad no vamos a salir de la crisis. Venezuela quiere cambiar, Venezuela no se va a dejar morir”, clamó, visualizando un anhelo común.
17/8/2016 4:41pm
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