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Origen de la noción “Cambiar al mundo sin tomar el Poder”

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Origen de la noción “Cambiar al mundo sin tomar el Poder” Empty Origen de la noción “Cambiar al mundo sin tomar el Poder”

Mensaje por lilian Dom Jul 22, 2012 9:52 am


Origen de la noción “Cambiar al mundo sin tomar el Poder” Zoom-32







"La gloria no es mandar sino ejercitar grandes virtudes"

Simón Bolivar


"Esta ocurriendo por todas partes: resulta que el poder no es tan poderoso como dice que es"

Eduardo Galeano

Origen de la noción “Cambiar al mundo sin tomar el Poder” Planeta-tierra-copia-e8aba
Origen de la noción “Cambiar al mundo sin tomar el Poder”


Para los tiempos en que vivimos, la consigna “Cambiar al mundo sin
tomar el Poder” suena a herejía. Vivimos en un mundo en el cual toda
lucha parece en definitiva siempre definirse en torno a una lucha por el
Poder. Irvin Kristol, Padre del movimiento ideológico neo-conservador
hoy al mando en Estados Unidos, singular mezcla de “ex-izquierda
liberal” con “derecha conservadora”, ha pretendido darle visos de verdad
universal a lo anterior con el siguiente aserto: "Todo movimiento en las artes en la religión o en la politica persigue la toma del poder..."


El tema en disputa, en su esencia, es la toma del poder. En el mundo
actual, en pos del Poder se compite en elecciones, se ponen o quitan
gobiernos, se busca el control de organizaciones, e incluso se recurre a
la violencia. Hasta gente independiente muy progresista trabajando en
favor de los excluídos o pobres ha adoptado el lenguaje del Poder
hablando ahora de que hay que “empoderar” (tomado del inglés to empower)
a los pobres-excluídos para sacarlos de su situación.


Sin embargo, la contestaria –y a primera vista desconcertante-
consigna de “Cambiar al mundo sin tomar el Poder” ha venido ganando
adeptos en forma creciente. Particularmente en una nueva generación de
movimientos sociales en la que confluyen actores tan diversos como los
neo-zapatistas de México (pioneros en el lanzamiento de la consigna),
los piqueteros argentinos, los Sin Tierra de Brasil, y el Foro Social
Mundial –nuevos actores de no poca monta que han impactado ya la forma
de hacer politica a nivel regional y global.


El “Poder” al cual se refiere principalmente la consigna es en
efecto el “poder politico”, como valor en si mismo, como fuente de
pautas o dirección, como panacea; y en particular, “el poder del
Estado”. Esto último una gran herejía en verdad para un mundo político
que ha centrado su razón de ser en la lucha por dicho poder. Herejía
para “la derecha”, formalmente interesada en minimizar el Estado pero no
en prescindir de los beneficos del control político del mismo para “la plena libertad económica”. Herejía aun mayor para “la izquierda” , interesada en destacar todas las bondades del control del Estado para “hacer la revolución frente al libertinaje insensible del capitalismo”.

Un libro de un catedrático irlandés de la Universidad de Puebla en
México, John Holloway, bajo el título “Cambiar al Mundo sin Tomar el
Poder: El siginificado de la Revolución Hoy”, ha hecho mucho por poner
el asunto en el debate ideológico internacional. La obra acaba de ser
publicada en Venezuela por Vadell Hermanos (luego de ediciones en México
y Argentina). La lectura del comentario de los editores deja claro el
caracter radical de su planteamiento: "Que se vayan todos y no quede
ni uno sólo”...! Qué bello sueño! Imagenémoslo: Un mundo sin políticos,
sin sus amigos capitalistas, sin Estado, sin capital, sin poder... la
gramática de los periódicos y de los medios, la gramática del análisis
político, sea de derecha o de izquierda, es una gramática de poder, y
sólo puede conducir a la sustitución de un poder por otro. El grito “Que
se vayan todos !” apunta mas allá del poder, y nos enseña otra
gramática, otra forma de pensar, otro concepto de la realidad."



Holloway, quien se ha centrado en el vanguardista aporte de los
zapatistas sobre el tema, ha reseñado el asunto en los siguientes
términos: "El llamado zapatista a construir un mundo nuevo sin tomar
el poder ha tenido una repercusión extraordinaria. Esta repercusión está
relacionada con el crecimiento en los ultimos años de un espacio
anti-poder...
Esta es una area en que las antiguas distinciones entre reforma,
revolución y anarquismo ya no parecen relevantes, simplemente porque la
pregunta de quien controla el Estado no ocupa el centro de la atención.
Existe una pérdida de la perspectiva revolucionaria no porque las
personas no anhelen un tipo de sociedad diferente sino porque la antigua
perspectiva probó ser un espejismo. El desafío propuesto por los
zapatistas es el de salvar a la revolución del colapso de la ilusión del
Estado y del colapso de la ilusión del poder. "



Holloway coloca al pecado-ilusión del Estado en la misma categoría
del pecado-ilusión del capital: el concepto de la acumulación como un
fin o valor en si mismo. En el caso del Estado se trataría de la
acumulación o centralización del poder político. La acumulación es algo
anti-natura nos dice Holloway pues se opone al movimiento que siempre
debe existir en todo lo concerniente a la Vida (esto último, en plena
coincidencia con los valores indígenas–añadiríamos nosotros).


Por tanto, se convierte en un fetiche, algo alienante, y deviene
inexorablemente en opresión. En las propias palabras de Holloway: "El
Estado por su existencia misma es una forma capitalista, una forma de
apropiar nuestro hacer, una forma de decirnos: ustedes no pueden hacer,
déjennos a nosotros que hagamos."



Quizás por hablar desde el propio marxismo, como adepto al mismo, el
planteamiento de Holloway ha causado las peores “ronchas” en algunos
sectores de la “clásica” izquierda. Éstas han sido algunas las
reacciones desde dicho ámbito –sin citar otras mas virulentas: “No plantearse la toma del poder es mostrar debilidad” (Jaime Petrás), “la de Holloway es una tesis virtual, para el ciberespacio” (Tariq Ali), “conduce a la derrota” (Raúl Dri), “alejar las masas del poder es hacerle el juego a las clases dominantes” (Partido Comunista Revolucionario de Argentina), “Holloway y los defensores de la no toma del poder estatal son reformistas pequeño-burgueses”
(Partido de los Trabajadores Socialistas de Argentina). Sin embargo, en
la “nueva izquierda” el libro de Holloway ha suscitado gran atención y
generado una interesante nueva discusión.


Razones más de fondo que explican la consigna


Pero hay algunas razones antecesoras de los recientes movimientos
sociales que han pavimentado el camino a la actual relevancia de la
“noción anti-poder”. Por un lado, la bancarrota ideológica y de
credibilidad en la actual clase política, a lo largo de todo su
espectro. Por otro lado, la necesidad de tomar posición ante la renovada
lucha y debate en los últimos tiempos en torno al papel del Estado, que
comprende actores tan diversos como sus tradicionales críticos o
manipuladores del lado del empresariado privado (que han cogido vuelo
con el nuevo “evangelio” del neoliberalismo globalizado); el desafío de
los movimientos de autodeterminación de culturas o grupos humanos
ancestrales que se han sentido sojuzgados por el Estado-Nación a partir
de la relativamente reciente irrupción de dicho ente en el mundo (hace
apenas unos 300 años -comparado con los muchos mas siglos, o incluso
milenios, de las culturas que dichos Estados compulsivamente
subsumieron-en su mayor parte como herencia a su vez de pasados
imperios que re-diseñaron el mapa del mundo a su antojo); y, finalmente,
la insurgencia de una cada vez mas militante sociedad civil o sector
ciudadano a nivel mundial, en respuesta a las omisones o desafueros
tanto del sector empresarial-económico como del sector político-estatal,
a su vez reflejo de la mayor complejidad o madurez social en el mundo.

Sin embargo, podría haber una razón antecesora aun mas fundamental que
todas las anteriores: Luego de un ciclo de demasiada alienación y
dirigismo externo, un resurgimiento de la vieja ansia humana por la
auto-referencia y la autorrealización (vs la imposición desde afuera),
un ansia por volver a vivir la libertad y el goce del auténtico Ser
(vs. las ataduras alienantes del “tener”como preocupación principal
-incluyendo el dinero y el poder), por volver a tener la dignidad de ser
protagonista de la vida propia, y por volver ser parte de auténticas
comunidades sociales auto-referidas, autorganizadas y autosostenidas.


La importancia de esta vuelta a un auténtico “Ser” ha sido expuesta
por una organización social venezolana de larga trayectoria y
cuestionadora también de la lógica del Poder: la Central de Cooperativas
del estado Lara (Cecosesola). Cecosesola ha señalado: "La
auto-organización se potencia al estar acompañada de un proceso
transformador de reencuentro con nuestra identidad, nuestro propósito en
la vida, en fin con nuestra esencia biológica que esta basada en el
amor y la cooperación, no en la agresividad y la violencia."



Se trata de una reflexión de 25 años de experiencia y logros que han
convertido a Cecosesola en una referencia nacional e internacional;
reflexión que, además de la sabiduría humana ancestral, ha tenido
también en cuenta investigaciones recientes sobre la más natural forma
de organización social tales como las del eminente biólogo Humberto
Maturana.


De lo que se trataría, pues, en definitiva, es del regreso a los
valores de épocas pretéritas de la historia humana en que sociedades
menos estructuradas desde afuera y mas autogobernadas y autogestionadas
desde adentro vivían una armonía mas natural, feliz y solidaria. Las
llamadas “edades de oro” que se mencionan en la historia de culturas tan
diversas como la hindú, la griega, y culturas aborígenes americanas
como la de los pemones en Venezuela y los Hopis en Estados Unidos.
“Edades de oro” en sintonía con la naturaleza mas primigenia y propia
del ser humano reivindicada en las enseñanzas de todas las principales
tradiciones espirituales o religiosas.


Ello explicaría la coincidencia del lider hinduista Mahatma Gandhi,
del maestro taoismo chino Lao-Tse, y el brillante anarquista
norteamericano David Thoreau, en el común aserto: "El mejor gobierno es aquel que menos gobierna porque los ciudadanos se gobiernan a si mismos." No muy lejos de lo que nos dejara el propio Bolívar en su cardinal sentencia: "Son ciudadanos virtuosos mas que leyes los que hacen las repúblicas."


Bolívar a su vez, como otros próceres de la independencia en Las
Américas, admiró mucho los valores de autogobierno en las ancestrales
culturas aborígenes del mundo americano, según nos indicara su siguiente
testimonio: El indio es de un carácter tan apacible que sólo desea
el reposo y la soledad; no espera acaudillar a su tribu, mucho menos a
dominar las extrañas... esta especie de hombres es la que menos reclama
preponderancia; aunque su número excede a la suma de los otros
habitantes... es una especie de barrera para contener a los otros
partidos, ella no pretende la autoridad, porque ni la ambiciona ni se
cree con aptitud para ejercerla, contentándose con su paz, su tierra y
su familia.
El indio es amigo de todos."



Aunque no se puede decir que todas las culturas indígenas del
continente americano se ciñeron a este tipo de valores (las hubo
imperialistas como los Aztecas) ni que ellos hayan perdurado incólumes
hasta hoy (el proceso de aculturacion y sojuzgamiento ha dejado
inexorables efectos de degeneración en las culturas indígenas), es justo
decir que la percepción de Bolívar sobre tal entonces interpretó a
nuestro modo de ver la realidad predominante.


Por ello no sorprende que su contemporáneo Thomas Jefferson en
Estados Unidos tuviera un similar reconocimiento en cuanto al modo de
vida de los indios en Norteamerica: "Los indígenas norteamericanos no
están sometidos a ningunas leyes, poderes coercitivos o sombras de
carácter gubernamental. Sus únicos controles son sus propias costumbres y
sentido moral de lo correcto e incorrecto. La violación de ello es
castigado con el desprecio o la exclusión de la vida social...
Imperfecto como este tipo de coerción pudiera parecer, los crímenes son
muy raros entre los indígenas."
(Lamentablemente tal
respeto-admiración por lo indígena no sería mantenido por los herederos
políticos de los próceres, como bien mostraría la posterior historia
sojuzgadora de las nuevas naciones-estado del continente).


Aún revolucionarios europeos predecesores o contemporáneos de los
próceres americanos, tales como Tomas Moro (autor de La Utopía), Locke y
Rousseau, fueron influenciados en la concepción de sus teorías contra
las tiranías, por las informaciones que les llegaron del “Nuevo Mundo”“
sobre el autogobierno indígena. Los propios padres del Marxismo, Marx y
Engels estudiaron con gran interés la formas de organización indígena
americanas, y en particular a través de la obra de investigación de
Lewis Henry Morgan, un antropólogo 100 años antes de ellos contemporáneo
de la Liga Iroquesa (la misma época de Jefferson y Bolívar) y estrecho
conocedor de dicha cultura indígena.


Engels incluso dejó dicho que lo descrito por Morgan sobre los iroqueses era importante porque “nos da la oportunidad de estudiar la organización de una sociedad que funciona sin un Estado”.
Aún mas en su obra El origen de la Familia, la Propiedad Privada y el
Estado, a la luz de las investigaciones de Lewis Morgan, Engels dejó el
siguiente admirado testimonio sobre la forma de organización iroquesa y
su contraste con la europea: "Todo se maneja bien sin soldados,
gendarmes, o policía, sin nobles, reyes, gobernadores, prefectos o
jueces; sin prisiones, sin procesos judiciales. Toda querella o disputa
es resuelta por todos los directamente interesados. La aldea es
administrada en forma comunitaria por un grupo de familias; la tierra es
propiedad de la tribu, sólo pequeños huertos son asignados a hogares
individuales. Todo ello sin requerir ni una pequeña porción de nuestra
extensa y complicada maquinaria y administración. No hay pobres ni
necesitados. La aldea y sus integrantes conocen su responsabilidad para
con los ancianos, los enfermos y los discapacitados de las guerras.
Todos son libres e iguales- incluso las mujeres."



Cómo estas iniciales enseñanzas de Marx y Engels sobre las bondades
del autogobierno indígenas devinieron luego en el infortunado aupamiento
de estados totalitarios y dirigistas por el posterior marxismo y
gobernantes-seguidores del mismo, es materia para la historia y la
discusión aleccionadora. A los efectos de nuestro análisis, citemos tan
sólo lo que alguien como Frei Betto, exponente de la –asociada a la
izquierda- teología de la liberación, ha tenido que decir al respecto: "Se cayó el ideario socialista, víctima de su pragmática identificación con el progreso material."


”No debemos querer conquistar al mundo si no hacer un mundo nuevo
proclaman los zapatistas.. Hoy la lucha no es de un clase contra otra
sino de toda una sociedad contra un modelo perverso que hace de la
acumulación de la riqueza la única razón para vivir... (...) Es inútil
ceñirse a la utopía del control del Estado como precondición para
transformar la sociedad. Antes es necesario transformar la sociedad...
La crisis de la izquierda no procede sólo de la caída del muro de
Berlín.
Es también una crisis teórica y práctica. Teórica: la de quien enfrenta
el reto de un socialismo sin estalinismo, sin dogmatismo, sin
sacralización de líderes y estructuras políticas. Práctica: la de la
quien sabe que no hay salida sin retomar el trabajo de base, reinventar
la estructura sindical, reactivar el movimiento estudiantil, e incluir
en la agenda las cuestiones indígenas, raciales, feministas y
ecológicas.”



En verdad, todo interesado hoy en cualquier reedición del “socialismo
para el siglo XXI” haría bien en estudiar primero las enseñanzas de las
sociedades ancestrales de nuestro propio medio, antes de abordar las de
los teóricos izquierdistas modernos de otras latitudes que las
desconocen.


De dicho serio estudio concluiría además que, mas allá de un cambio
del modelo político o económico, mas allá del capitalismo y el
socialismo, de lo que se trata en definitiva es de un cambio de
civilización. Un cambio hacia una civilización de carácter
universalmente solidario e inclusivo. En tal sentido, desde lo que aun
nos queda vivo del legado indígena comunitario solidario, hoy como ayer
América podría aportar mucho a si misma y al resto del mundo.


Por otro lado, no era que el orden indígena se autogobernaba de la
nada. La forma de autogobierno indígena que admiraron todos los
ideólogos revolucionarios señalados, descansaba, en verdad, sobre unas
“leyes” o preceptos básicos a los cuales los indígenas les rendían fiel
devoción. Pero no las usuales leyes gubernamentales-mundanas que hoy nos
rigen, sino las inmutables y superiores leyes del Orden Natural, leyes
que ellos consideraban también en coincidencia con las de Dios (“El Gran
Espíritu”).


Un código ético y espiritual, en verdad, normaba la vida indígena.
Pero, mas que leyes que necesitaban ser exigidas por un poder coercitivo
externo, eran leyes internalizadas a nivel de cada individuo, leyes
internalizadas y naturalmente compartidas a nivel de la comunidad;
“leyes” que en definitiva minimizaban la necesidad de gobiernos
dirigistas.


Como hemos señalado en anteriores artículos nuestros, entre dichas
leyes destacaban: la Ley de la Unicidad de la Vida o de la
Interdependencia (“todo es uno y todo está vivo”); la Ley de Causa y
Efecto (“se cosecha lo que se siembra”); la Ley de la Impermanencia (“lo
único constante es que nada es constante”); la Ley del Movimiento en
Ciclos Espiralados; la Ley de la Diversidad (que al complementar la
primera de las aquí enunciadas origina el precepto de la “unidad en la
diversidad”), y otras mas en las cuales se encuadraba el comportamiento y
organización indígena. Leyes que, como reza el famoso aserto del indio
Seattle: La tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la tierra,
tendían a enfatizar –contrariamente a lo hoy en boga- el tema del
cumplimiento de los deberes sobre los derechos y su corolario de que los
derechos fluyen del cumplimiento de los deberes y no al revés.


Por otro lado, no era tampoco que las mencionadas culturas
indígenas carecieran de la figura de “lideres”. Los tenían. Pero era
más el lider ejemplar que el líder acaparador de poder. El líder que
comandaba respeto más por sabiduría que por la fuerza; por ser él mismo
un ejemplo en el dar más que en el pedir. En suma, el líder que más que
un dirigente impuesto o electo era una “autoridad natural”, un
referencial para la comunidad. Como ejemplo emblemático esta el del
chamán, que concentraba por lo general el papel de guía espiritual y
sanador-curandero en una tribu: nadie se convertía en un chamán por
votación o designación formal de una comunidad pero todo mundo sabía
quien era el chamán.


Gandhi también se nutrió de la sabiduría ancestral para su magistral
síntesis práctica que subordinó lo político a lo ético-espiritual (por
lo cual fue llamado “un santo entre los políticos y un “político entre
los santos”). A los efectos de nuestro análisis, vale la pena recordar
algunas de sus enseñanzas: "...La verdadera liberación no vendrá de
la toma del poder por parte de algunos, sino del poder que todos tendrán
algún día de oponerse a los abusos de la autoridad."



En otras palabras, se deberá llegar a la liberación inculcándoles a
las masas la convicción de que tienen la posibilidad de controlar el
ejercicio de la autoridad y de hacerse respetar; advirtiendo sin embargo
el Mahatma que “la regla de la mayoría” tenía sus límites: La regla de
la mayoría tiene un campo limitado de acción...es obrar como un esclavo
someterse a la mayoría, sean cuales fueren sus decisiones...la ley de
la mayoría no tiene nada que decir donde le toca hablar a la conciencia.


Y advirtiendo asimismo en cuanto a la acción gubernamental que "Cada
ciudadano se hace a si mismo responsable de todo lo que hace su
gobierno: tiene que prestarle todo su apoyo mientras ese gobierno vaya
tomando decisiones aceptables. Pero el día en que el equipo que está en
el poder haga daño a la nación, cada uno de los ciudadanos tiene la
obligación de retirarle su apoyo... si la injusticia cometida es
intolerable, es un derecho y un deber de toda nación y de todo individuo
no someterse a ella."



La llamada “desobediencia civil” que él resumiera así: “La
desobediencia civil completa es una rebelíon pero sin ninguna violencia.
El que se compromete hasta el fondo en la resistencia civil no se
contenta simplemente con prescindir de la autoridad del Estado; se
convierte en un fuera de la ley, que se arroga el derecho de pasar por
encima de toda ley contraria a la moral”.



Concluyendo incluso Gandhi que: "Por consiguiente, el Estado ideal es aquél en que no hay ningún poder político, en virtud de la desaparición del Estado."
De hecho Gandhi favoreció más bien a la aldea o al pequeño poblado
como la unidad política principal, bajo el gobierno de concejos
democráticos-participativos llamados pachanyats, unidad política que
sería la base de la Nación –constituida de una federación de
aldeas-repúblicas.


En lo cual colidió con los planes de su pupilo Nerhu quien favoreció
al típico gran estado-nacional-desarrollista como forma de gobierno para
la nueva India. Aún más, Gandhi ni siquiera quiso formar parte del
nuevo gobierno sino que mas bien prefirió promover un movimiento social
“paralelo” para programas de autogestión comunitaria y para vigilar lo
que él intuía como inminentes desviaciones gubernamentales del proyecto y
espíritu independentista inicial.


El tema de evitar la sujeción alienante al poder y de buscar mas
bien la fuerza del autogobierno en un espacio antipoder ha sido materia
también de las enseñanzas del cristianismo en el Nuevo Testamento, y en
particular de San Pablo, que distinguen entre el “poder" y “fuerza”. De
ello se desprende según el teólogo José Luis Vázquez Borau que mientras
que: "El “poder” es una técnica de mando, la “fuerza” es la capacidad
creadora de un ideal. De ahí que la fuerza de la iglesia-pueblo de Dios
esté en razón inversa al poder. Si se deja deslumbrar por el poder,
pierde automáticamente parte de su fuerza"
(Lamentablemente no se
puede decir que la Iglesia históricamente ha honrado siempre dicho
precepto; con la consiguiente lesión a su credibilidad en cuanto a la
más fiel observancia de lo predicado en el evangelio cristiano).


Es interesante ver como una organización social como la antes citada
Cecosesola ha llegado a una similar conclusión en su contraposición al
Poder: "La fuerza no se exhibe. No es violenta pues no se trata de un
poder para imponerse sobre otro... Se esfuma cuando alguien intenta
colocarla en función de sus intereses personales o grupales, ya que se
trata de una energía colectiva que responde a otra lógica.
Se diluye si tratamos de encasillarla dentro de la lógica patriarcal de
acumulación del poder, ya que al intentar acumular la solidaridad, como
dinero guardado en el banco para ser utilizado oportunamente, destruimos
su esencia... (...)Al contrario, la solidaridad se multiplica
justamente cuando la practicamos generosamente, convirtiéndose en una
fuerza transformadora."



El Papa Juan Pablo II dejó entre sus últimas enseñanzas interesantes
reflexiones en cuanto a la desmistificación del poder político o
cualquier forma de gobierno, y aún de la democracia, si no están
encuadrados en el bien común y las normas éticas fundamentales.
Recordemos que Hitler fue electo por una democracia y que hasta una
monarquía de un rey y pueblo sabios pueden ser mejor que una democracia
de ciudadanos y dirigentes ruines. En definitiva, las virtudes en que se
sustenta la forma de gobierno es lo que cuenta más como remarcó
Bolívar.


A la luz de todo ésto, es de particular interés la siguiente reflexión del fallecido Papa: "La
democracia parece el sistema político más ideal, pero la Iglesia está
lejos de canonizarla. Monarquía, aristocracia y democracia han podido
servir al objetivo central del poder: el bien común. En todo caso, el
presupuesto indispensable es el respeto de las normas éticas
fundamentales... La ley establecida por el hombre, por los parlamentos o
cualquier otra entidad legislativa, no puede contradecir la ley
natural, es decir, en definitiva, la ley eterna de Dios."
Esto
último nos retrotrae a la similar identidad que destacáramos antes en la
tradición espiritual indígena, lamentablemente también desconocida y
reprimida en el pasado por la Iglesia (en crédito también de Juan Pablo
II, éste, en reivindicación genuinamente cristiana, pidió perdón al
mundo indígena americano por las atrocidades cometidas contra él en
nombre de Cristo).


El aporte del zapatismo


En base a todo lo antes expuesto, no sorprende que un movimiento de
extracción indígena-maya, como el de los rebeldes neo-zapatistas haya
sido el mas notable expositor de la tesis del anti-poder. Apenas a dos
años del levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN) en Chiapas, su hoy legendario subcomandante Marcos dejaría claro
ante el mundo (en el Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y
en contra del Neoliberalismo, acogido por los zapatistas en la selva
Lacandona en 1996) lo siguiente en cuanto a la posición del nuevo
movimiento insurgente: "Llegamos a la conclusión de que necesitábamos
reformular la cuestión del poder.
No repetiremos la formula de que para cambiar el mundo hay que tomar el
poder, y que una vez en el poder se procederá a organizarlo en una mejor
forma, o sea en una mejor forma para mi porque Yo soy el que estará en
el poder. Nosotros creemos mas bien que si nosotros argumentamos que no
estamos interesados en la toma del poder, esto traerá una nueva forma de
política, otro tipo de política, un nuevo tipo de politicos, otro tipo
de seres humanos que hagan una política muy distinta de la practicada
por los políticos de hoy y que hoy sufrimos a lo largo de todo el
espectro político."



Los zapatistas no sólo lanzaron una consigna impactante. Se han
dedicado a hacerla realidad en su propia praxis comunitaria cotidiana en
los años siguientes. Aún en los peores monentos del asedio hostil del
gobierno mexicano, los zapatistas se ha dedicado a promover la
autogestión y autoorganización en sus comunidades “liberadas” a fin de
atender sus mas ingentes necesidades; sin esperar al anhelado ”gran
cambio nacional”; evitando toda estructura piramidal, dirigista y
autoritaria; e incluso cediendo gran parte de las iniciales atribuciones
políticas y administrativas del EZLN a las bases y nuevas autoridades
civiles de las comunidades liberadas (aunque sin abandonar su capacidad
militar defensiva).


Sobre este último significativo proceso, en su reciente Sexta
Declaración de la Selva Lacandona, del pasado mes de junio del 2005, los
zapatistas han testimoniado, en el típico lenguaje llano que los ha
caracterizado, lo siguiente: “...aquí el problema fue que la parte
política-militar del EZLN no era democrática, porque es un ejército, y
vimos que no está bien eso de que esté arriba lo militar y abajo lo
democrático, porque no debe de ser que lo que es democrático se decida
militarmente, sino que debe ser al revés: o sea que arriba lo político
democrático mandando y abajo lo militar obedeciendo. O tal vez es mejor
que nada abajo sino que puro planito todo, sin militar, y por eso los
zapatistas son soldados para que no haya soldados... es nuestro modo que
lo que decimos pues lo hacemos, porque si no, pues entonces para qué
vamos andar diciendo si luego no hacemos"
(¡).


En el mismo comunicado los zapatistas han anunciado su decisión de
proyectar aun mas su lucha al plano nacional e internacional, a través
de diversas acciones para cerrar filas con otro movimientos sociales
políticos afines, y en particular del campo de la Izquierda, en el
entendido de que, a pesar de sus fallas, la izquierda sigue siendo la
mejor opción para el cambio requerido. En tal propósito, y aun a las
puertas de unas nuevas elecciones nacionales en México, los rebeldes
mantienen en el Comunicado la tesis anti-poder en diversos pasajes
claves como los siguientes (lo subrayado es nuestro a los efectos de
destacar expresiones particularmente reveladoras):


“(...)el EZLN establecerá una política de alianzas con
organizaciones y movimientos no electorales que se definan, en teoría y
práctica, como de izquierda, de acuerdo a las siguientes condiciones: No
a hacer acuerdos arriba para imponer abajo, sino a hacer acuerdos para
ir juntos a escuchar y a organizar la indignación; no a levantar
movimientos que sean después negociados a espaldas de quienes los hacen,
sino a tomar en cuenta siempre la opinión de quienes participan; no a
buscar regalitos, posiciones, ventajas, puestos públicos, del Poder o de
quien aspira a él, sino a ir más lejos de los calendarios electorales;
no a tratar de resolver desde arriba los problemas de nuestra Nación,
sino a construir DESDE ABAJO Y POR ABAJO una alternativa a la
destrucción neoliberal, una alternativa de izquierda para México. Sí al
respeto recíproco a la autonomía e independencia de organizaciones, a
sus formas de lucha, a su modo de organizarse, a sus procesos internos
de toma de decisiones, a sus representaciones legítimas, a sus
aspiraciones y demandas;....

O sea que, como quien dice, invitamos a las organizaciones
políticas y sociales de izquierda que no tengan registro, y a las
personas que se reivindiquen de izquierda que no pertenezcan a los
partidos políticos con registro, a reunimos en tiempo, lugar y modo que
les propondremos en su oportunidad, para organizar una campaña nacional,
visitando todos los rincones posibles de nuestra patria, para escuchar y
organizar la palabra de nuestro pueblo. Entonces es como una campaña,
pero muy otra porque no es electoral”.



Debe quedar claro, sin embargo, como se desprende de lo anterior, que
los zapatistas no están en contra de la política como tal sino que
abogan por otra forma de hacer política.


En su comunicado lo expresan de la siguiente manera:"Vamos a
tratar de construir o reconstruir otra forma de hacer política, una en
que otra vez prive el espíritu de servir a los demás, sin intereses
materiales, con sacrificio, con dedicación, con honestidad, que cumpla
la palabra, que la única paga sea la satisfacción del deber
cumplido,...Y debe quedar claro también que los zapatistas no carecen de
su propia clara postura política; la tienen. Como lo resume el
comunicado mencionado: ...un programa que sea claramente de izquierda o
sea anticapitalista o sea antineoliberal, o sea por la justicia, la
democracia y la libertad para el pueblo mexicano."



Pero, dentro de dicho básico pronunciamiento, los zapatistas se
manifiestan por la vía plural, no imposicionista, no violenta (tomando
distancia del zapatismo de hace 100 años y aun de su propia inicial
forma de insurgencia), de abajo hacia arriba, de la cotidianidad local a
los espacios mas grandes, con sentido de urgencia pero sin
precipitarse, entendiendo desde su propia básica cosmovisión de que “hay muchos mundos y todos tienen su lugar, su tiempo y su modo” –en un planteamiento muy propio de la visión indígena de la cual ellos proceden.


Y, finalmente, quedar claro que los zapatistas tampoco albergan una
posición nihilista del Estado; están dispuestos a convivir con un Estado
que sirva no que mande, un Estado plural no un Estado totalitario, un
Estado al servicio de lo social y no del capital, un Estado que entienda
que no puede sustituir la autodeterminación del pueblo o sociedad
civil.


Y por ello, en relación a esto último, se han planteado presionar
para que se reforme la actual constitución mexicana a fin de cambiar la
naturaleza y reglas de juego del actual Estado.


Como ha señalado Gustavo Esteva, otro analista mexicano, que ha estado muy vinculado a los zapatistas: Para
los zapatistas en definitiva la cuestión no es quien está en el poder, o
cómo cualquier persona, grupo o partido puede tomarlo...ellos se han
convencido de que los cambios requeridos sólo pueden venir de la
transformación de la sociedad por si misma, desde adentro, desde el
propio tejido social en las comunidades, barrios, municipalidades...
los zapatistas en definitiva están viviendo mas allá de la lógica del
mercado, el Estado y el capital."
Por todo lo que ha significado, Esteva ha llamado al zapatismo “la mas radical, y quizás mas importante, iniciativa política en el mundo”.


Resonancia en otros movimientos


Cúal ha sido el alcance de la repercusión o resonancia de la consigna
en del “anti-poder” en otros movimientos? Raul Zibechi, un agudo
estudioso del actual acontecer social contestatario en la América
Latina, ha hecho el siguiente recuento: Me parece evidente que los
principales hechos políticos en América Latina en los últimos quince
años los han protagonizado los movimientos sociales. Han derribado
presidentes, han hundido sistemas de partidos corruptos en varios
países, han contribuido a debilitar enormemente la legitimidad del
neoliberalismo y han contribuido directa o indirectamente a llevar al
gobierno a presidentes o partidos autoproclamados progresistas (otra
cosa es lo que hacen luego)....En las experiencias que hay en América
Latina destaco sin lugar a dudas la de los zapatistas, la de los sin
tierra, la de los aymaras, quechuas bolivianos y ecuatorianos e
indígenas colombianos, desocupados y piqueteros argentinos, y de otras
ciudades del continente, la de innumerables habitantes del sótano de las
ciudades y de los campos...

El mundo de estos movimientos es un mundo autocentrado porque
tiende a …establecerse de acuerdo a su propia agenda: su agenda no es un
espejo de la agenda del sistema y sus tiempos no son espejo de los
tiempos del sistema y esto tiene que ver con la capacidad de
autoafirmación de estos nuevos sujetos...Se les critica duramente por
eso, o se les dice que son antipolíticos o prepolíticos o escasamente
concientes por no participar en esa agenda..Creo que el día que este
mundo otro que está naciendo –que lo vemos nacer día a día- no sea
diferente del sistema –sino mero calco y copia como decía
Mariátegui-habrá perdido sentido o se habrá extraviado en, como le pasó
al socialismo real soviético, alguna forma de capitalismo o forma de
sociedad en la que volverán haber opresores y oprimidos."



A todos estos nuevos movimientos les importa mucho la forma de hacer
las cosas. Para ellos –contrariamente a la consigna “el fin justifica
los medios” base de todo tipo de maniqueismos y traiciones a altos
ideales- los medios no deben discrepar del fin, los medios son parte del
fin, los medios determinan el fin.


Ello explica la célebre expresión de Gandhi: "No hay un camino a la Paz; la Paz es el camino."
Esto tiene muchas consecuencias retadoras para los movimientos. Por
ejemplo, si se predica un carácter no violento -y muchos de los nuevos
movimientos sociales lo hacen- no se puede caer en medios violentos para
lograr lo que se desea. En tal sentido, cabe preguntarse sobre la
coherencia de la práctica del cierre de carreteras o calles como forma
de protesta de grupos piqueteros o indígenas bolivianos, para citar
algunos ejemplos (en vista del sufrimiento que tal forma de conflicto
causa a gente inocente –uno de los tabués más importantes de la no
violencia).


La organización argentina de desaparecidos por la dictadura HIJOS,
que Zibechi considera “la organización mas puramente zapatista del mundo
no indígena en America Latina” ha expresado la importancia de la forma
de hacer las cosas de la siguiente manera: "Todas las organizaciones
expresan en su forma de trabajar el norte al que quieren llegar. La
forma de hacer política es una muestra del mundo, la sociedad, en la que
queremos vivir."



A la luz de todo lo anterior el camino no ha sido fácil o enteramente
coherente para muchos de los mencionados movimientos (incluyendo
también, por cierto, a los propios zapatistas). Pero la gran mayoría de
ellos, fieles a verse como un “proceso propio de
crecimiento-concientización” mas que algo pre-determinado, han ventilado
sus yerros en forma transparente, resueltos a aprender de ellos y
rectificarlos oportunamente.


La inicialmente muy vigorosa coordinadora indígena ecuatoriana Conaie
cayó en la tentación de querer colaborar directamente con el encubierto
gobierno neoliberal de Lucio Gutiérrez y quedó engarzada en el “karma”
del mismo –que a la postre trajo su defenestramiento. Gallardarmente la
Conaei rectificó retirándose de dicho gobierno antes de que éste
cayera, pero todavía se recupera de las repercusiones de tal experiencia
sobre su propia credibilidad e integridad. Y ahora tiende a volver
sobre su inicial fundacional postura muy afín a la zapatista: Nuestra
meta no es la toma del poder o el gobierno sino la transformación de la
naturaleza del actual poder del Estado, y se ha propuesto –como los
zapatistas- la meta central de reformar la constitución ecuatoriana a
los fines anteriores.


A modo de acotación es interesante recordar que el subcomandante
Marcos en reciente declaración no ahorrado palabras fuertes para
advertir sobre la importancia de que las filas indígenas no sucumban a
la contaminación o manipulación política, a fin de mantener las miras
superiores: "Agradecemos al movimiento indígena nacional, al que no se vendió por puestos gubernamentales, por viáticos, por lisonjas."


El Movimiento de los Sin Tierra (MST) en Brasil , a pesar de la
tradicional cercanía de la mayoría de sus militantes al partido de Lula,
el PT, ha hecho grandes esfuerzos como movimiento por preservar su
coherencia y autonomía ante las “tentaciones” e incoherencias del lado
del gobierno de ese país. A raíz de la irrupción de la gran reciente
crisis de corrupción y desvío gubernamental de las iniciales altas
promesas, el MST se ha visto forzado a aclarar mas su deslinde del poder
oficial, en los siguientes categóricos términos: "Es el gobierno el
que debe resolver su embrollo. Nosotros continuaremos siendo autónomos y
llevando adelante nuestra línea política...La única certeza de que
pueda haber cambios en cualquier parte del mundo es si los trabajadores
se organizan en forma independiente, se movilizan y luchan por cambios.
Nunca ningún gobierno dio nada gratis."



Ante la crisis, el Presidente Interino del PT Tarso Genro, hablando
del imperativo de refundar el partido y tomando distancia de la cúpula
del PT defenestrada a raíz de dicha crisis, ha tenido que admitir: "Hubo
una cierta soberbia y una cierta equivocación sobre lo que es el Poder.
Y hubo una simbiosis profundamente equivocada entre el partido y el
gobierno."
Leonardo Boff, también activista de la Teología de la
Liberación, ha añadido a lo anterior lo siguiente, con una aguda
reflexión general que refuerza nuestro planteamiento: "Hay una
profunda decepción en grupos sociales importantes, sobre todo populares,
que depositaron su confianza en el PT con la certeza de que los desvíos
éticos no se repetirían jamás. Y se repitieron. Un grupo del PT cayó en
la tentación del poder y de la seducción del dinero, porque sucumbió a
su lógica intrínseca que es: no se puede garantizar poder y dinero si no
es buscando mas poder y dinero.”



En Venezuela, la causa de la autodeterminación social y el anti-poder
se encuentra actualmente ante un gobierno revolucionario en muchos
aspectos de gran vocación estatista clásica y sustentación militar. Un
gobierno que ha fomentado nuevos espacios de participación-militancia
social, sobre todo al nivel de los antes excluidos, una democratización o
desconcentración de los medios de comunicación, una más amplia
conciencia sobre la insustentabilidad del actual “orden mundial”, y un
nuevo interesante modelo de alianza cívico-militar (aunque todavía
privando lo militar).


Pero que también, con los formidables recursos petroleros a su
disposición, ha copado el espacio político-social en forma tal y ha
prometido tanto, que podría a la postre bien sucumbir por un exceso de
funciones y promesas inmanejables minado por la incapacidad, la
corrupción, el sectarismo, ó la propia rebeldía social que él ha mismo
ha estimulado; o bien inhibir, o colidir en forma frontal con, la
autodeterminación y auto sustentación social mas genuinas -sobre todo a
nivel del espacio local. Para no hablar de las amenazas externas que aun
se ciernen sobre el destino nacional autónomo y del hecho de que el
gobierno dependa todavía tanto de un sólo líder.


A nuestro modo de ver, en el fondo la mayor vulnerabilidad y lo que
mas sigue comprometiendo la causa de una verdadera liberación en
Venezuela es la persistencia de la petro-dependencia (a la cual se
pretende añadir ahora el desarrollo a gran escala del gas), y todas las
implicaciones y contradicciones que se derivan de tal modelo a los
efectos del mundo nuevo que reclama la humanidad y el planeta;
petro-dependencia a la cual se ha mantenido adicta hoy mas que nunca
toda la sociedad nacional. Si hay algo que ha resultado ser problemático
donde quiera que ha reinado es el “poder petrolero”.


Como hemos señalado antes en otros trabajos, la industria petrolera
donde quiera que ha regido, además de sus conocidos efectos de
dependencia-distorsión económica, corrupción social, e inherente gran
daño ambiental, ha sido también a la postre inherentemente
anti-democrática o ha minado los sistemas democráticos.


Esto último, por la sencilla razón de que, en términos económicos,
de infraestructura y operación –y esté en manos de transnacionales,
tecnócratas o gobiernos, dicha industria concentra invariablemente poder
político en sus detentadores en altísimo grado. A diferencia de la
propensión del paradigma de las alternas energías renovables (sol,
viento, biomasa, mini-hidro, hidrógeno, etc) -todavía tan
lamentablemente ausentes en la agenda de Venezuela y el mundo; las
cuales, por razones opuestas, tienden mas bien a descentralizar el
poder, y en cuyo desarrollo, por lo demás, yace la salvación de la
humanidad y el planeta.


Por otro lado, entre los movimientos sociales que se han anotado en
el campo del anti-poder se encuentra también uno que ha adquirido enorme
proyección mundial, hasta el punto de que ha sido calificado como la
iniciativa política internacional mas importante de los últimos años. Se
trata del Foro Social Mundial (FSM) –lanzado también por cierto desde
América Latina, y en particular desde Porto Alegre en Brasil.


Establecido inicialmente como antítesis del Foro Económico de Davos,
cenáculo del capitalismo neoliberal mundial, el FSM en poco tiempo se ha
convertido en la tribuna principal del movimiento anti-globalización y
de las múltiples alternativas actualmente pugnando desde los pueblos
para el logro del “otro mundo posible” que ha vislumbrado el FSM. Su
ultimo encuentro en Porto Alegre congregó 150.000 participantes de 135
países, 4.000 organizaciones, 2500 actividades, y 2800 voluntarios en su
organización (Caracas, por cierto, será sede del próximo FSM en enero
del 2006).


El Foro Social Mundial en sus estatutos se ha definido
fundamentalmente como en contra de la globalización neoliberal
totalitaria, la hegemonía del capital o cualquier forma de imperialismo
asi como de la corporaciones, gobiernos e instituciones al servicio de
lo anterior, declarándose en sus propósitos independiente de todo poder
económico o político, favoreciendo un pluralismo participativo y en
forma autoorganizada (en base a la forma de “Red”).


Chico Whitaker uno de los ideólogos mas representativos del FSM ha
resumido los valores del Foro en torno al tema del poder de la siguiente
manera: "No habrá un día en que el mundo nuevo comenzará a ser
construído despues que se tome “el poder”. Dicho mundo ya esta siendo
construido de adentro para afuera, de abajo para arriba, por una
infinidad de acciones que van ampliando el espacio conquistado al mundo
viejo. Ellas van creando condiciones –inclusive culturas- para un cierto
momento en que los cambios en curso puedan ser entonces consolidados,
duraderamente, desde la cima para abajo...Los grandes cambios verdaderos
llegan por la acumulación de cambios cualitativos y cuantitativos tanto
sobre las reglas de juego de la vida colectiva como sobre la
conciencia y comportamiento de las personas, con las rupturas que sean
posible a lo largo del camino"



Para Zibechi en definitiva tres rasgos básicos caracterizan a los nuevos movimientos contestatarios: "(...)la
lucha y resistencia en los márgenes, no para incluirse como
subordinados sino para luchar como nuevos sujetos, manteniendo sus
diferencias; la autonomía como clave de la resistencia pero también de
la construcción de otra sociedad: y la creación aquí y ahora de nuevas
relaciones sociales que son de hecho el corazón del mundo nuevo"



Conclusión


La noción “anti-poder” que se deriva de la consigna “Cambiar el mundo
sin tomar el Poder” no desconoce, en verdad, al poder político y al
poder del Estado –o a cualquier otro tipo de poder, incluyendo al
notorio poder económico- como realidades, e incluso como instrumentos
que pueden ser útiles para la búsqueda del bienestar humano. Es mas, en
cuanto al poder político podría pensarse en efecto que en estos tiempos
de tanta turbulencia, de tanto des-orden, hacen falta en el mundo
gobiernos y Estados más “fuertes” que permitan capear mejor el gran
temporal que asola a la humanidad, incluyendo a la actual desbocada
globalización (aunque como hemos implicado antes, tanto los gobiernos
como los Estados requieren hoy de una sustancial redefinición).


Pero la noción anti-poder se rehúsa a ver al Poder como un fin en si
mismo, como una panacea, y de hecho considera funesto centrarse en la
toma del Poder en base a valores o relaciones para el dominio o la
opresión de unos seres humanos por otros. Ello no sólo sería un engaño,
una desviación, sino también una traición a los altos fines del cambio
deseado. Como nos dejara dicho Bolívar: "El Poder sin la virtud es un abuso y no una facultad legítima."


La noción anti-poder nos enseña que el Poder debe ser un servidor,
no un amo. Y que el Poder por si sólo, el Poder sin dirección correcta,
termina, precisamente, convirtiéndose en un amo corruptor, incluso de
quien cree poseerlo. “Los poseedores terminando poseídos”; “los tomadores del Poder terminando tomados por éste”. El cumplimiento del viejo adagio: “El Poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”.


Aún más, para qué serviría la toma de una estructura de poder
viciada hasta el fondo –como muchas en el colapsante mundo de hoy? No
sería como la toma de un buque fatalmente agujereado que se está
hundiendo? En tal sentido tendría mas sentido pensar en un barco nuevo.
Y un nuevo barco no se construye desde el mar, se construye desde
tierra firme; no se construye desde sus mástiles o techo, se construye
desde el casco o la base. Ante esto cobra pleno sentido la proclama
zapatista: “no queremos tomar este mundo, queremos un mundo nuevo”; así como el clave aserto gandhiano: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”(la responsabilidad personal como cimiento de la responsabilidad colectiva).


Y todo lo anterior cobra particular vigencia en los -enormemente
retadores- tiempos en que vivimos. Pues, como bien ha dicho Jose María
Vigil: "Los paradigmas mas profundos que han vertebrado la sociedad
humana están a punto de caer. Concretamente el paradigma de la
dominación de los otros, de la conquista, de la depredación, del
endiosamiento nacional y del desprecio de los otros pueblos...es
insostenible a estas alturas de la historia, se esta cuarteando -a la
vista de quien quiera ver- y se debate en retirada, acorralado...La
batalla no es mediante las armas, ni el dinero, ni por el
enfrentamiento. No es por la “toma del poder”, sino por la toma de la
conciencia: por el poder de la Verdad, de la convicción, de la
persuasión, por la fuerza de la razón, contra la razón de la fuerza...Se
trata en suma de un cambio civilizacional."



Un cambio, en definitiva, que reivindique al “Ser” sobre el
“tener”-incluyendo al Poder, y nos reconecte con nuestra hechura
esencial de espíritu y entidad común con otros y la Creación toda,
recordando la máxima chamánica de que “Todo es uno y todo está vivo”. Un
cambio que reivindique la primacía de la autodeterminación y la
dignidad, por sobre el dominio y la sujeción. Un cambio, en definitiva,
superior a todo Poder, mas allá de todo Poder.


Fuentes


- Holloway, John, Cambiar el Mundo sin Tomar el Poder: El
Significado de la Revolución Hoy, Vadell Hermanos, Caracas, 2005.
(ediciones previas en español también se han impreso en Mexico y Buenos
Aires)


- Johansen Bruce, Forgotten Founders: Benjamin Franklin, The Iroquois
and the Rationale for the American Revolution, Gambit Incorporated
Publishers, USA, 1982.


- Beto Frei, “Desafíos a la Nueva Izquierda”, Agencia Latinoamericana de Información y Analisis, febrero del 2005.


- Juan pablo II, Memoria e Identidad, Editorial Planeta, Caracas, 2005.


- Vasquez Borau, Jose Luis, Las Iglesias Cristianas, San Pablo, Madrid, 2003.


- Cecosesola, Buscando una Convivencia Armonica, Escuela Cooperativa Rosario Arjona, Barquisimeto, Venezuela, 2003.


- Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, Sexta Declaración de la
Selva Lacandona, 30 de junio-5 de julio del 2005, sitio web del EZLN.


- Esteva, Gustavo, Celebration of Zapatismo, Multiversity, Penang, 2004.


-Zibechi, Raúl, siguientes artículos obtenibles a traves de internet en sitio de la Red Voltaire o el de la Revista Question:


-“La Lucha de los Movimientos Sociales en America Latina: Un Mundo Otro, Nuevo Y Diferente”, Marzo del 2005.


- “El Otro Mundo es de adentro de los Movimientos”, Septiembre del 2004.


- Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE),
Proyecto Político de la CONAIE: Construyendo el Estado Plurinacional,
CONAIE, Quito, 2002


- Whitaker, Francisco(Chico), O Desafio do Fórum Social Mundial,
Editora Fundacao Perseu Abramu / Edicoes Loyola, Sao Paulo, Brasil,
2005.


- Bracho Frank,
Petróleo y Globalización: Reflexiones a las Puertas de un Nuevo Milenio
para Una Nueva Civilización, Vadell Hermanos, Caracas, 1998.
“El petróleo como epicentro de la crisis venezolana: Lecciones de un
karma nacional”, Question, febrero, 2003.


- Vigil Jose María, “Desnudar el Imperio Para Derrotarlo
Historicamente”, Agenda Latinoamericana Mundial 2005, Santo Domingo,
Editora Amigo del Hogar, República Dominicana 2005.








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