Posible huella de eternidad en nuestro mundo físico temporal

Evidencias de actividad física antes del Big Bang. Un replanteamiento de la cosmología moderna.

Desde una perspectiva metafísica, el modelo de Penrose y su ilimitada serie de universos nos sitúan ante una necesaria reflexión acerca de la eternidad del ser y el origen de su evolución temporal. De confirmarse las consecuencias del análisis de los datos de la “Radiación de Fondo de Microondas”, [size=16]habríamos encontrado una huella de eternidad en nuestro mundo físico temporal. Semejante revolución cosmológica nos obligaría a retomar una abandona metafísica y alentar un enriquecedor debate científico-filosófico desde la mismísima frontera del conocimiento.


Exposición de Manuel Béjar, licenciado en Ciencia Físicas por la UAM, Doctor en Filosofía por la Universidad Comillas y miembro de la Cátedra CTR.

Halladas señales cósmicas de violentas colisiones entre agujeros negros en un universo pasado.El físico y matemático Roger Penrose ha planteado un nuevo paradigma cosmológico que posterga el origen del universo más allá del Big Bang. Su modelo CCC (Cosmológico Cíclico Conforme) abre nuevos horizontes a nuestra percepción del cosmos. Ha encontrado indicios de colosales encuentros gravitatorios entre agujeros negros previos al Big Bang.

El cosmos está inundado de una “Radiación de Fondo de Microondas” procedente de las etapas primigenias del universo. Diferentes equipos científicos han rastreado esta señal en los últimos años. Los resultados recogidos por la sonda WMAP permiten tener una imagen de la temperatura de nuestro universo a gran escala.

El último descubrimiento acerca de la “Radiación de Fondo de Microondas” es la presencia de una familia de anillos concéntricos donde las variaciones de temperatura son en promedio anormalmente bajas. El análisis de los datos de la sonda revela que esta geometría puede deberse a las consecuencias físicas de violentos encuentros gravitatorios entre agujeros negros previos nuestro big bang.

De acuerdo con el modelo, nuestro universo, que se supone comenzó en el Big Bang y finalizará en una tras una etapa de expansión acelerada, no es sino una más de una probablemente ilimitada sucesión de respectivos big bang.

Penrose argumenta una posible comprobación experimental de su modelo basada en el análisis de la “Radiación de Fondo de Microondas”. Penrose nos muestra la dirección para mirar por la ventana del tiempo hacia estadios previos al Big Bang.

Se trata de observar en las “Radiaciónes de Fondo de Microondas” las huellas de interacciones gravitatorias entre agujeros negros supermasivos de los centros galácticos, que tuvieron lugar antes del Big Bang. Como consecuencia de estos violentos bailes cósmicos debió liberarse enormes cantidades de energía en forma de ondas gravitatorias.

Desde nuestro lado del Big Bang, esta descomunal energía no se presenta en forma de ondas gravitatorias, sino como intensas explosiones de energía que impregnaron sus huellas en la materia oscura inicial del universo en todas direcciones.

El efecto de semejante explosión energética serviría para agitar con fuerza la materia inicial del Big Bang. El impulso externo procedente del eon previo queda registrado en la “Radiación de Fondo de Microondas” de manera casi uniforme, aunque compatible con las pequeñas desviaciones observadas. Son las huellas del anterior Big Bang en la materia de nuestro universo. Algo parecido a modelar una nebulosa cósmica con la energía de una supernova.

El modelo que presento Penrose, nos obliga a replantear la orientación de las modernas investigaciones cosmológicas, muy centradas en la denominada teoría inflacionaria. Los anillos de Penrose no pueden ser explicados en el marco de un modelo inflacionario.


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Saludos.

Fascinante el tema....que de paso va más allá de nuestra comprensión y entendimiento!