lagrimas de plomo

Lágrimas de plomo

Autor Hafiz Luqman Nieto Jiménez
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El cielo llora lágrimas de plomo
sobre la tierra herida,
por las mentes psicóticas de hombres
que no pueden aceptar al Creador.

El orgullo, la avaricia desmedida,
la ansiedad y la prisa,
les impiden pararse a contemplar
la belleza de la creación.

Pretenden perfeccionar lo perfecto
y en su afán descuidan la esencia.
No ven más allá de sus narices…
eso sí, grandes como sus egos.

Han hecho de la libertad su lema,
para esclavizar a las masas
que en un sueño profundo les siguen,
hacia el borde del abismo.

Han clamado igualdad en todas las lenguas,
destruyendo así todas las diferencias,
olvidando que los opuestos se atraen
y equilibran la existencia.

Han impuesto la fraternidad como norma,
matando a todo aquel que se oponga.
Quién osa alzar la voz en su contra
es un proscrito, desecho de la sociedad.

Sociedad libre, igualitaria y hermanada,
de hombres perfectamente perfectos,
perfectamente programados
para no usar sus intelectos.

Dicen ser la sociedad más avanzada, y lo son.
Han hecho inmensos avances en los campos
de la violencia, el analfabetismo y la pobreza,
olvidando que es la educación.

Han perfeccionado al extremo la técnica:
para aniquilara con el dedo a una población,
mantener a la gente en la más completa ignorancia,
y la inmensa mayoría en la miseria.

Tal es su afán por avanzar
que han puesto en peligro su propia existencia,
agotando y destrozando los recursos naturales
de una tierra cansada de aguantarles.

Que ha visto diezmados sus bosques,
contaminadas sus aguas,
aniquiladas sus especies,
y envenenadas sus tierras.

¿No es justo pues que clame venganza?
¿Que alce su ira contra quién la ataca?
¿Que descargue su furia y se defienda
de todo aquel que intente corromperla?

Pero qué se puede esperar
de quien tiene el corazón negro,
de la tinta impresa sobre los papeles,
por los que han vendido su alma al diablo.

Han empezado una guerra,
de la que jamás saldrán victoriosos.
Aunque su propia ilusión los engañe
haciéndoles creer que llevan ventaja.

Tarde o temprano se darán cuenta,
que no son ellos los que mandan,
y entonces no les servirán de nada
sus estratagemas, planes y amenazas.

Déjalos que piensen, planeen y amenacen.
Déjalos que roben, maten y engañen.
Que cuando les llegue el momento
no tendrán Dios al que agarrarse.

Y quiera Dios, que ese momento no tarde. [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]